•Cinco•

Después de diez minutos más, Christopher tuvo que colgar porque tenía una llamada en espera para responder, así que ahora me encontraba aburrido de nuevo.

JiSung y MinHo llegarían en un rato, así que decidí levantarme y preparar una buena merienda para cuando llegasen. Me gustaba cocinar, sobre todo cosas dulces. Me encantaba decorar tartas, hacer galletas, bizcochos, cupcakes, brownies... Me parecía divertido.

Al cabo de un poco más de una hora, el timbre sonó y rápidamente me dirigí hacia la puerta para abrir. Mis padres no se encontraban en casa, ambos tenían un par de semanas de vacaciones y decidieron irse de viaje. Me pidieron que fuese con ellos, pero se merecían pasar tiempo juntos y disfrutar de su matrimonio a solas, ya que en Seúl no tenían tanto tiempo como les gustaría, así que aunque sabía que no era un estorbo, prefería quedarme en casa y así yo también poder disfrutar de la soledad.

Abrí la puerta y me encontré a mis amigos y sus bonitas sonrisas decorando su rostro. Nos abrazamos con cariño y después de eso les pedí que pasaran mientras me movía hacia un lado para que ambos entrasen y se quitasen sus zapatos.

—¿Tienen hambre?— pregunté de repente.

—Ahora que lo mencionas, pues sí— contestó MinHo mientras se tocaba la Barriga.

—Yo igual— añadió JiSung.

—Vamos a merendar entonces, he preparado todo hace poco.

A mis amigos se les iluminaron los ojos al escuchar mis palabras y con toda la rapidez del mundo fueron corriendo hasta el comedor para encontrarse con la mesa llena de distintos postres. Ellos amaban siempre las comidas y postres que hacía.

—¡Esto es el paraíso!— chilló JiSung emocionado mientras se sentaba en una de las sillas y MinHo le seguía y se sentaba al lado de él.

—Muchas gracias, Lix— dijo el mayor de nosotros con una enorme sonrisa.

—No es nada, pero no se vayan a comer todo y déjenme a mi también probar lo que he preparado— contesté con gracia al verlos tan ansiosos.

Después de terminar de merendar y de tener nuestros estómagos completamente llenos y sentirnos satisfechos, nos quedamos sentados mientras hablábamos de distintos temas.

De un momento a otro el nombre de Christopher se hizo presente en la conversación, llevándose mi mejor amigo de esa manera toda mi atención.

—Sabes, lo que te tenía que decir es que he conocido a un amigo de Christopher.

—¿En serio?— lo miré sorprendido—. ¿Quién?

—No lo conoces— negó—. Se junta con un grupo de personas que tú no conoces.

—Ah, claro. ¿Cómo se llama?

—¿Para qué quieres saberlo?— alzó una ceja.

—No sé, me interesa— me encogí de hombros.

—Su nombre es Seo ChangBin, es un chico estadounidense, pero vive aquí— aclaró.

Abrí mis ojos junto con mi boca y repetí el nombre de ese chico en mi mente varías veces. Juraría que le conocía y que en algún momento había entablado una pequeña conversación con él o eso creía. Tal vez sólo le conocía por su nombre, lo escuché en alguna ocasión.

—Creo que sé quien es— salí de mis pensamientos.

—¿En serio?— habló MinHo.

—Sí— asentí—. ¿Tienen su número?

—Claro que sí, ¿lo quieres?

—Por favor— junté mis manos e hice un puchero con mis labios.

—No sé cuáles son tus intenciones, pero te voy a dar su número porque confío en ti— sacó JiSung su teléfono y empezó a buscar el contacto de ChangBin.

—No tengo ningún tipo de intención mala, ya sabes cómo soy. No debes de preocuparte por ello.

—Lo sé— sonrió—. Ya te he pasado su número por mensaje.

—¡Gracias!

Era el día siguiente y mis amigos se acababan de marchar de mi casa, ya que se habían quedado a dormir.

Observé la hora en mi teléfono, las dice y veinte de la mañana. Ahora que volvía a estar solo, ¿sería buena idea mandarle un mensaje a ChangBin? Me sentía muy nervioso con tan solo pensarlo, y más aún por lo que le iba a pedir al chico.

Tal vez pensaría que soy un acosador loco y me bloquearía, pero al menos lo habría intentado.

Si darle demasiadas vueltas, abrí el chat y le escribí.

Hola.

Al cabo de varios minutos me respondió.

Seo ChangBin:
Hola, ¿quién eres?

Un chico que va a la misma universidad que tú.

Seo ChangBin:
Me refería a tu nombre.

No podía decirle mi nombre real, sino se lo contaría a Christopher y todo se iría a la mierda. A no ser que pudiese hacer un trato con el chico.

No creo que sea buena idea decirte mi nombre.

Seo ChangBin:
¿Por qué?

Porque te hablo para pedirte una cosa y tal vez vas a pensar mal de mí.

Debía ser sincero y dejarme de rodeos, pediría lo que quería y fin. Si él me hacía el favor perfecto, sino pues ya buscaría otra manera.

Seo ChangBin:
Dime lo que necesitas.

Eres amigo de Christopher Bang, ¿verdad?

Seo ChangBin:
Sí, ¿por?

Necesito que me pases una foto de él.

Seo ChangBin:
Ni siquiera sé quien eres, ¿cómo te voy a pasar una foto así sin más?

No soy ningún acosador ni nada, soy un simple universitario.

Seo ChangBin:
Pero podrías estar mintiéndome, no puedo confiar en ti.

¿Y cómo puedo conseguir que me creas?

Seo ChangBin:
Al menos dime tu nombre.

Pero si te lo digo se lo vas a decir a Christopher.

Seo ChangBin:
No lo haré.

¿Lo prometes?

Seo ChangBin:
Lo prometo.

No sabía si realmente el chico estaba prometiéndomelo de verdad o sólo era para descubrir quien soy y contárselo. Aunque dudaba mucho ese acordase de mí.

Soy Lee Félix.

Seo ChangBin:
¡¿En serio?!

Sí.
¿Recuerdas quién soy?

Seo ChangBin:
Eres amigo de JiSung y MinHo.
Y también eres compañero de Kim SeungMin en algunas clases.

Sí, ese soy.
Como verás no te miento, simplemente sólo soy un estudiante.

Seo ChangBin:
Te creo, pero... ¿Para qué necesitas una foto de mi amigo?

Le conté toda la historia de como nos habíamos conocido Christopher y yo por teléfono. También le dije que ninguno de los dos habíamos visto el rostro del otro, porque como todavía no teníamos la máxima confianza aún no se había dado la ocasión de hablarnos por mensajes y mostrar nuestras caras. Pero yo desde el segundo día tenía curiosidad por saber cómo es su cara y poder conocer un poco más de él.

Seo ChangBin:
Te paso una foto de Christopher si tú me das el número de SeungMin.

¿Para qué lo quieres?

Seo ChangBin:
Siempre he querido ser cercano a él, pero me da vergüenza hablarle en persona.
Por favor, necesito su número :(

Está bien, te lo paso.
Pero no le vayas a decir que te lo he dado yo, eh.

Seo ChangBin:
Tranquilo, este trato será un secreto.
Tanto por mi parte como por la tuya.

Perfecto.

Le pasé el número de SeungMin, ya sólo faltaba que él me pasase una foto de Christopher para que el trato estuviese completo.

Seo ChangBin:
Ahora mismo te paso la foto de Christopher.

Me sentía nervioso y ansioso por poder conocer el rostro de aquel chico al que ahora llamaba todos los días para conversar un rato con él. Estaba impaciente por confirmar si las expectativas que tenía en mente eran mejores o peores a lo que imaginaba.

Seo ChangBin:
Es él.

Al descargar la foto me quedé asombrado. Mis expectativas eran más bajas de lo que pensé, este chico era hermoso para lo que yo creía que iba a ser. Estaba muy sorprendido al ver su precioso rostro con esos ojos grandes y expresivos, su pelo rizado, sus labios de corazón... Todo, él entero era precioso.

—Félix, ¿estás ahí?— preguntó extrañado.

—¡Sí, sí— desperté de mi ensoñación—. Perdona, estaba pensando.

Habían pasado varios días más y de nuevo me encontraba hablando con Christopher. Pero desde que sabía cómo era su rostro todo me parecía más extraño e incómodo. Me ponía mucho más nervioso y no me concentraba en algunas ocasiones, causando así varios silencios en medio de las conversaciones.

—Estos días te escucho un poco más desorientado, ¿pasa algo?— su voz sonó preocupada.

—No, está todo bien. Es solo que me pongo a pensar en mis cosas y me desvío del tema— expliqué con vergüenza—. Lo siento, no es mi intención.

—Bueno, no te preocupes. Mientras estés bien entonces no hay problema— dijo comprensivo.

—Oye, Christopher...

—Dime.

—En estas semanas que llevamos hablando, ¿nunca te ha dado curiosidad el saber cómo soy?— me atreví a preguntar.

—Sinceramente, sí— admitió—. Pero tampoco llevamos demasiado tiempo hablando como para mostremos nuestras caras, ¿no?

—¿Por qué no?— fruncí el ceño.

—No sé, por mi parte no quiero decepcionarte— bajó un poco su tono de voz.

—¿Decepcionarme?— no le entendía.

—Sí, no quiero que me imagines de una forma y luego sea de otra totalmente distinta. No quiero decepcionarte con mi rostro o físico en general, porque no soy para tanto— se sinceró.

¿Que no era para tanto? Esto debía de ser una broma. ¡Christopher es guapísimo y él dice que no es para tanto! ¿Qué clase de vista tiene este hombre? Me encantaría gritarle que es toda una belleza y que no debe de preocuparse por su físico, pero debía de mantenerlo en secreto.

—¿Lix?

—No me importa cómo seas físicamente— respondí—. Da igual si eres delgado o gordo, alto o bajo, feo o guapo... No tiene importancia. Me gusta hablar contigo y estoy comenzando a verte como un amigo por la persona que eres o que al menos me transmites que eres. Me pareces un buen chico lleno de cualidades y eso es lo más importante. Y estoy seguro de que eres guapísimo.

La línea se quedó en silencio por unos largos segundos. Me extrañé un poco y miré la pantalla de mi teléfono por si la llamada se había cortado sin querer, pero no, seguía ahí. Iba a hablar, pero al final él se dignó a responder.

—Vaya... Muchas gracias, Félix. Eres un amor de persona y como tú dices, lo más importante es la personalidad y no el físico. No debería de preocuparme por cómo me ves, al igual que tú tampoco deberías de preocuparte por cómo te vería yo. Aunque también estoy seguro de que eres muy guapo.

Me avergoncé por sus últimas palabras y sonreí.

—Algún día me verás.

—¿Qué te parece si te paso mi número cuando llevemos dos meses hablando?— propuso.

—Me parece bien, aunque tú tienes el mío desde el primer día.

—Sí, y tengo que confesarte que después de que llevásemos una semana hablando, te agendé en mi lista de contactos— dijo un poco tímido.

—¿En serio?— estaba sorprendido.

—Sí.

—¡Qué tierno!— medio grité.

—¡No lo soy!— se quejó.

—¡Por supuesto que sí!

Ahora que lo pensaba, él tenía la ventaja de tener mi número de teléfono y yo de tener una foto de él. Por lo que ambos teníamos algo que el otro no.

AAAAAAAA Félix es muy astuto.
Pero bueno, así nos encanta éste bello australiano.

♡︎.

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