•Catorce•
Estaba enfrente de la puerta del supuesto apartamento de Christopher. Y decía supuesto porque me había perdido un par de veces y no sabía si había llegado bien. Siempre tuve mala orientación y perderme era algo muy común en mí.
Toqué el timbre y oí unos pasos. Después escuché como quitaban el seguro a la puerta, y apareció Christopher.
Me puse muy feliz al verle y al saber que no me había equivocado. Le abracé con ganas y él me invitó a pasar.
Me quedé muy sorprendido al ver el tamaño de su apartamento. Era pequeño, como para que solo dos personas pudiesen vivir en él, pero al Christopher vivir solo no le veía ningún problema.
La diferencia de mi hogar con el suyo era demasiado brusca. Y en vez de sentirme por esto un chico con suerte, me sentía mal.
—Sé que no es un apartamento grande, pero...
—A mí no me importa eso, Jaebum. —le interrumpí. —Me gustan mucho los apartamentos acogedores. Mi hogar es todo lo contrario a algo acogedor.
Christopher sintió con una sonrisa y me hizo un breve tour por el apartamento. La habitación que más me gustó fue la suya y elogié lo bien que la había decorado.
—A veces mis amigos se quedan a dormir en esta habitación. —abrió la última puerta, mostrándome un cuarto un poco más espacioso que el suyo, el cual tenía un armario, cama litera y una estantería con figuritas y fotos.
—Algún día me podría quedar yo. —comenté por lo bajo, pero él se enteró.
—Sí, lo he pensado. —asintió de acuerdo. —Pero tú no dormirías aquí. —cerró la puerta y nos dirigimos al salón.
—¿Y dónde dormiría entonces? —fruncí el ceño. —No me digas que me pondrías a dormir en el sofá. —le miré indignado.
Christopher al ver mi expresión y luego negó varias veces.
—Dormirías conmigo en mi cama. —guiñó un ojo.
Alcé una ceja ante su respuesta y le miré de arriba hacia abajo.
—¿En serio crees que aceptaría?
—Por supuesto. —sonrió. —¿O ya se te ha olvidado que hemos dormido juntos en tu cama?
Era verdad, ya habíamos dormido juntos.
¿Cómo se me había olvidado?
Chasqueé la lengua y me di la vuelta para sentarme en el sofá. El rio en respuesta y se sentó a mi lado.
—¿Quieres algo de comer? —me ofreció.
—No, gracias. —negué. —Mejor más tarde.
—Como quieras. —se acomodó en el sofá.
Quería preguntarle sobre lo que hablamos la última vez por teléfono. Sabía que él estaba cansado y desanimado, no estaba pasando por un buen momento en su vida. Así que quería ayudarle o al menos hacerle sentir un poco mejor.
—Christopher, ¿cómo estás? —posé mi mano en su hombro y le miré con preocupación. —Me comentaste por teléfono que no estabas bien,
¿recuerdas?
—Sí, me acuerdo... —agachó la cabeza y después agarró mi mano, la que tenía puesta en su hombro, y la entrelazó con la suya.
—¿Quieres hablar de ello? —me acerqué un poco más a él.
Su semblante lo único que expresaba en estos momentos era tristeza. Se le notaba apagado, algo había en su vida que le quitaba todas las energías.
—Mis padres no me quieren, Felix.
Vale, me esperaba cualquier cosa menos esa.
Creía que iba a saltar con el trabajo, algún problema de salud o algo por el estilo, pero...
¿Sus padres?
—¿Por qué dices eso?
Christopher se tapó la cara con su mano libre y comenzó a llorar. Rápidamente pasé mi otro brazo por su cintura y le apegué más a mí.
-Si no estás listo para contármelo, no hace falta.
No quería presionarle ni hacerle sentir peor de lo que ya estaba. Lo único que quería era que pudiese desahogarse y encontrar alguna solución juntos.
—Mis padres no me quieren desde hace mucho.
Tuve que independizarme nada más terminar la universidad porque no querían que estuviese viviendo con ellos. —sorbió por la nariz. —Es por eso que tuve que encontrar trabajo rápido y escogí el de la línea erótica porque fue el primero que salió. Pero ya llevo mucho tiempo cansado de trabajar ahí. No me gusta tener que fingir y hacer lo que me piden completos extraños. Tampoco me gusta tener que escucharlos, porque me asquea. No es un trabajo que me agrade y me haga sentir bien. —confesó entre lágrimas.
—Lo que tú necesitas es diseñar. Sacar un buen trabajo de lo que has estudiado. Deberías empezar a buscar un trabajo de ello, Christopher. —aconsejé.
—Lo he hecho, Lix. He estado buscando trabajo, pero no encuentro nada cercano. Tendría que mudarme a otro apartamento para no gastar en tanto transporte cada día, pero es que ni siquiera tengo dinero para mudarme. —agarró un pañuelo.
Verle así me estaba destrozando. Estaba solo en esto. No tenía la ayuda de sus padres, no trabajaba en lo que le gustaba, no tenía el suficiente dinero...
Y de repente, una idea apareció.
—iTe voy a conseguir un trabajo! —di una palmada, decidido.
—¿Qué? —me miró desconcertado.
—Lo que has oído. —sonreí. —Tanto mis padres como yo, tenemos muchos contactos de todo tipo. Les puedo contar sobre tu situación y podemos conseguir números y lugares para que puedas encontrar trabajo.
—Pero, ¿y si es lejos? —hizo una mueca.
—Te puedes quedar en mi casa hasta que tengas el suficiente dinero para mudarte. —acaricié sus dedos con cariño, todavía no nos habíamos soltado las manos. —Ya sabes, es enorme y hay habitaciones para dar y regalar. Podría una ser tuya hasta que decidas marcharte.
—Pero, ¿no sería eso un problema para tus padres? —frunció el ceño, sin estar convencido del todo.
—Ellos trabajan y viajan mucho. Además, tenemos servicio de limpieza e incluso de comida, tampoco es que ellos hagan el trabajo de la casa o algo por el estilo. Y eres un chico adulto que sabe cuidarse solo, así que no habrá problema.
Los ojos de mi hyung volvieron a llenarse de lágrimas. Me alarmé de nuevo al verle así,
¿había dicho algo mal? ¿No le convencía la ayuda que le estaba ofreciendo?
Pero, estaba equivocado. Él se abalanzó a mi cuerpo de una manera tan inesperada que caí de espaldas en el sofá. Tenía ahora a Christopher encima de mí abrazándome con fuerza mientras me daba besos en las mejillas.
—Gracias, gracias, gracias. —decía una y otra ver.
Intenté apartarle un poco, ya que se estaba pasando de cariñoso, pero no me dejaba hacer nada.
—Te quiero tanto, Felix. No sé cómo agradecerte todo esto.
Sonreí con ternura al verle tan feliz y esperanzado por la ayuda que le estaba brindando. Me hacía sentir muy bien el saber que sus lágrimas ya no eran de tristeza.
Para mí, Christopher significaba muchísimo. El había entrado de lleno a mi corazón y dudaba mucho que algún día pudiese salir. Ya era parte de mi vida, y una parte demasiado importante.
Sin él mis días serían más grises, porque le daba color a todo con solo tener una pequeña conversación con él por teléfono. Así que le necesitaba para no sentirme tan solo y abandonado en esta vida. Estaba muy seguro de que él era la llave que abría la puerta de la felicidad. Y parecía muy exagerado, pero era lo que sentía al escucharle o tenerle cerca. Ni siquiera JiSung o MinHo habían logrado hacerme sentir tan lleno.
Y podía notar en su mirada, su forma de hablarme y de tratarme, que yo también era una persona muy importante y necesaria para él.
—Yo también te quiero, pero para de darme besos en las mejillas. iMe las vas a desgastar! —me quejé mientras me reía, me había dado unos cuarenta besos.
Me hizo caso y separó un poco su cuerpo del mío para poder mirarme a la cara. Ambos nos estábamos sonriendo con todo el amor y cariño refleiado en nuestros ojos. Nuestras respiraciones estaban aceleradas por culpa de la emoción, los besos que él me había dado y lo que me había reído por ello.
—Lo siento, Lix. Sé que te dije que intentaría no llevar mis sentimientos más allá, pero es tan imposible... —volvió a acercarse a mi rostro, pero esta vez con lentitud.
No dije nada, estaba muy nervioso.
—Quiero ser todo en tu vida, Felix. —apartó con suavidad algunos mechones que estaban por mi frente.
Su nariz tocó la mía, nuestras respiraciones se mezclaron y vi como cerraba sus ojos. Y yo, en vez de apartarle o decir algo, también cerré los míos. Y esperé unos segundos hasta que pasó.
Christopher juntó sus labios con los míos.
SE BESARON AAAAAAAAAAA
AL FIN
☺
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