•Capitulo: 06•

En la mañana, en el bufete de abogados Min, el mar humor y la tensión eran tan palpables que fácilmente cualquier empleado del edificio podía señalar que se debía a una pelea entre los recién casados. No era sólo sus rostros serios o si gustados lo que probaban dicha hipótesis, también lo era su actitud tajando el uno con el otro, las palabras cortantes y con poco cariño. A nadie le gustaba, ni a la pareja, menos a los empleados pues eran ellos quienes tenían la desdicha de pagar los platos rotos.

El joven humano tomó un respiro antes de salir de su oficina, ubicada a la derecha de la de NamJoon, para ir a donde esté tocó la puerta con nerviosismo, pero él estaba seguro que NamJoon ya sabía de su arribo dado que su acelerado corazón se podía oír a Kilómetros. Entró.

—Necesito tu ayuda en un caso— su orgullo hizo que decir eso le costará tanto como aprenderse todo el código penal para su examen final de la universidad.

Siendo pasante, el asistente de Min, nunca tuvo problemas mayores a la pena al momento de solicitar la ayuda de su jefe, simplemente era amable y le explicaba lo que no entendía o el cómo se realizaba un proceso. No obstante, ahora todo el escenario era diferente. Cuando se casó con NamJoon ya había culminado la Universidad y empezó su especialización, el vampiro le hizo accionista del bufete y por ende uno de los abogados que ahi trabajaba; SeokJin fue muy renuente a aceptar aquello, más finalmente el vampiro tuvo sus métodos para convencerlo.

—Siéntate— pidió suavizando su voz y su expresión al verlo.

—Sólo necesito que me ayudes a esclarecer cuál es la ley aplicable en este caso.

NamJoon revisó el caso en silencio, uno muy incómodo que le recordó cuando el humano comenzó a trabajar para él, y cuando terminó le explicó la solución y le dio algunos consejos. Cuando SeokJin estuvo por ponerse de pie para marcharse a toda prisa, el vampiro lo detuvo.

—Jin, no te vayas, necesitamos hablar.

El humano bufo delatando aún más su evidente nervio tomando su asiento de nueva cuenta.

—No podemos seguir peleados, ya ha pasado una semana.

—Concuerdo contigo, Min, pero no sé cómo esperas que solucionemos esto cuando nunca te disculpaste— soltó algo mordaz para guiado por el dolor que albergaba su corazón.

—... Sabes que estamos peleando por algo muy tonto, un problema que verdaderamente no nos concierne.

Aquello era algo que el humano detestaba con locura, que agitara las disculpas, que las huyera cuál si fuera el propio demonio. Pocas ocasiones, contadas, el Min del medio le hubo pedido disculpas, recuerda también que para que eso sucediera significaba muchas peleas y tormentos.

—No sé tu. Pero a mi si me preocupa la situación de TaeHyung.

—Me preocupa también, pero a quien golpeaste-

—Si, ya se que golpeé a tu hermano, así como también se que nunca admitirás que tenía razón al hacerlo.

—Sólo trataba de cuidarte.

—¿Y de quién? Esa noche el único que me lastimó fuiste tú, porque con tu fuerza bruta me heriste más de lo que crees.

—Quería evitar que JungKook te atacara, ya estaba bastante molesto con HoSeok.

—¿Sabes NamJoon? Cuando me casé contigo me juraste algo que siempre creí que cumplirías, y es cuidar de mí, protegerme. ¿Fueron palabras vacías o realmente lo sentiste?— soltó SeokJin bastante molesto en tanto que se se ponía de pie listo para irse—. En ese momento sólo necesitaba que alguien me protegiera de ti, y me dolió más que no hayas sido capaz de pedir una disculpa.

—Jin...

—Ya ha pasado una semana, tienes razón, dime, ¿cuántas veces te has disculpado en esa semana?

—Lo siento, mi amor.

—... ¿Te mató decirlo?

NamJoon caminó a donde su esposo para tomarle en brazos y estrujarlo contra sí con fuerza, acarició su cuerpo con ternura como si recordara cada curva. SeokJin se dejó hacer sintiendo un gran alivio por dar como fin al asunto.

—No vuelvas a hacerme daño, por favor.

—Si lo hago, por favor mátame, mi ángel.

Dos semanas después de su ingreso al burdel, TaeHyung se encontraba un tanto menos temeroso de presentarse ante el público. Durante esas semanas sólo lo hubo hecho en compañía de otras bailarines de bajo rango, pero tal parecía que al público le gustaba tanto su apariencia cuanto su sensualidad al bailar, y por eso mismo ese día estaba en el despacho del jefe.

—Les gustaste al público— le dijo con un tono poco amistoso que le hizo preocupar.

¿Como se responde aún comentario así?

Hemos recibido muchas solicitudes para privados contigo.

—No quiero prostituirme.

—Un privado no es prostitución. En un privado bailas para un cliente en una habitación separada y ese es el fin del asunto.

Ante el mutismo del otro vampiro presente, JungKook prosiguió.

—La pregunta es si estás dispuesto a aceptarlos.

—... No lo sé.

"Yo tampoco sé si quiero que lo hagas"

TaeHyung no estaba dispuesto a decirle que tenía miedo de hacerlo, de que por alguna razón un cliente se propasase con él y lo lastime, no, eso sería demasiado íntimo como para compartirlo con un desconocido. ¿Desconocido? No, se conocían bien hablando de la forma más literal de la palabra.

—Necesito tu respuesta ahora porque si aceptas esta misma noche empezarías con ello.

—E-está bien, supongo que puedo hacerlo.

"¿Te costaba mucho decir que no?"

Pero JungKook se daba cuenta de que le estaba dando demasiada importancia al joven, lo estaba pensando demasiado, se estaba preocupando demasiado por un vampiro que desde un inicio significó problemas y dolores de cabeza. Era involuntario todo aquello. Por alguna razón el joven hacía vibrar la fibra sensible de su corazón, lo hacía sentirse vivo.

"¿Por qué me preocupo por él?"

Retírate.

Raro le pareció al muchacho el cambio de actitud del mayor, siempre era serio y aveces se le encontraba enojado, más esa vez su cuerpo tenso no sólo delató molestia si no un deje curioso de frustración y resentimiento. TaeHyung pensó que quizás JungKook no esperó tener una respuesta positiva ante la propuesta, pero a pesar de eso seguía siendo incoherente. Se retiró del despacho con premura, casi a tropezones pues mayor era el deseo de alejarse del vampiro que tanto lo intimidaba.

Se dirigió al salón de ensayo para preparar la coreografía de esa noche junto con JiMin y otros bailarines.

—Hoy bailarás solo— le dijo casi de golpe cosa que casi causa un ataque al corazón del otro bailarín.

—¿Por qué?

—Has tenido gran éxito con los clientes, y en el grupo, los demás es como si fueran extras, en quien más se fijan los hombres es en ti.

De alguna forma aquella noticia no le alegró tanto como quisiera. Iba a ganar más dinero siendo un bailarín solista, sí; iba a ganar aún más dinero dando bailes privados, sí; y aún así sentía molestia en su corazón. ¿A qué se debía? Quizás tenía miedo de hacerlo solo, de salir a un escenario sin compañía, o tenía miedo de estar a solas en una habitación con un hombre.

—No te preocupes, lo harás bien.

Eso no era un franco consuelo, ni un poco le ayudo a bajar sus nervios pero no tenía de otra sino hacerlo. Con ayuda de JiMin crearon una nueva coreografía que usaría en esa noche de debut como Solista. Los movimientos eran firmes pero sensuales sin llegar a ser vulgares, con un ritmo más fuerte que le daría la oportunidad de contonearse y ser más atrevido.

—Tengo el atuendo Perfecto para esta noche— le comentó JiMin con gran entusiasmo trayendo consigo una mini falda blanca con tablones que TaeHyung aseguraba no ocultaba más que lo necesario para adivinar qué ropa interior llevaba. A la falta se le sumó unas medias de red blancas y unas botas del mismo color.

—Lucirás lindo, Minie— elogió TaeHyung algo incómodo de ver tan revelador atuendo.

—No seas tanto, el atuendo es para ti.

El joven sintió que la sangre se le drenaba del cuerpo de forma abrupta. Si bien en las presentaciones hubo vestido shorts ridículamente cortos y pantalones muy ajustados, nunca creyó vestir ropa de mujer, le cohibía mucho el pensarlo mucha más al hacerlo.

—Pe-pero yo no puedo usar esto.

—Oh, pero lo harás— le dijo casi con divertida malicia.

—Se me verá el bóxer— trató de justificarse.

—Cariño, no llevarás más que bragas.

Esto era el colmo de la locura. Ningún hombre en su sano juicio usaría eso porque simple y sencillamente no se vería lindo, o eso se decía TaeHyung mientras sentía su molestia incrementar.

—¿A quién se le ocurrió tan descabellada idea?— espetó.

—A JungKook— dijo JiMin con simpleza pero con un toque de diversión en la voz—. Me parece que después de su íntimo encuentro, él desea recordar tu cuerpo con una vívida imagen.

"Quiero asesinarlo"

"Voy a asesinarlo"

Espero les guste el capituló, ¡besos! <3

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