ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 29: ᴅᴇsᴀᴘᴀʀᴇᴄɪᴅᴏ.
Horas antes. Con Todoroki.
-¿has podido contactarte con Izuki, tío?-preguntó el menor con la nariz aún rojiza por el frío, algo que daba a Izumi un toque extremo de ternura.
El bicolor negó suspirando.
-no hay señal en la montaña. Debe ser por la tormenta. -embozó una sonrisa al observar la mueca de preocupacion que se había formado en el adorable rostro de Izumi. -Kota, ellos estarán bien. No te preocupes. Izuki es fuerte y Bakugo... Bakugo es un inútil pero ella está a su lado para cuidarlo, ¿verdad? -revolvió los cabellos del niño.
-lo sé. Se perfectamente que Izuki es fuerte. -bajo su mirada un levemente. -Se puede ver en sus ojos... -susurro el pequeño, atrayendo la atención del mayor.
Dió un pequeño sorbo al té de manzanilla que bebía y alzó una ceja. -¿en sus ojos?, ¿a qué te refieres?
-Ella, mi hermana. Tiene un brillo muy peculiar y hermoso en sus jades, no un brillo cualquiera, uno especial, que por alguna razón los hacen más adictivos, más dominantes, que hace que su mirada grite que está lista para vencer cualquier cosa que la derribe. Mi madre, siempre me dijo que los ojos hablan más que cualquier cosa. -Izumi miraba hipnotizado la ventana. Como el viento azotaba con fiereza la frágil ventana con aquel pestillo oxidado, como la nieve se acumulaba en la madera de la misma y en los pinos verdosos, una horrible noche que lo atormentaba al no poder pasarla con la pecosa.-¿no es así, tío? Tu más que nadie lo ha notado. La tranquilidad que transmiten, como te calman...
Meditó un momento aquellas palabras, tan bien dichas. Algo en él lo sorprendió, siempre vio a Kota como un simple niño, pero él hecho de que él menor pudiera decir tales cosas, le indicaban que no estaba más que remotamente equivocado.
-Si. Izuki, es la clase de persona, que llega a tu vida gris solo para darle color. Es increíble. -Sonrió de lado disimuladamente, poniéndose se pie. -Iré a buscarlos. Quedate aquí, Kota. No salgas. Recuerda, no le abrás a extraños, si no regreso hasta mañana, ve con Ochako y comunicale esta situación, confío en tu madurez. -se coloco su abrigo y se retiro.
-que irresponsable, dejar a un menor solo... -susurro el niño bebiendo su té. -espero que estés bien, Izuki.
Actualmente.
-¡Deku! -grito dando un portazo al abrir la puerta de la cabaña con tanta brutalidad, la perilla se soltó del trozo de madera por el golpe.
Su cuerpo tenía algunas rasguños y su cabello poseía una gran variedad de pequeñas ramas y unas cuantas hojas, todo debido al descuidado que tuvo corriendo hacia allí. Su respiración agitada era lo único que se escuchaba en la casa.
-Kacchan...-se oyó débilmente el susurro.
Bakugo miraba en todas direcciones, acercándose a la parte posterior de la cabaña, lugar de donde provenía aquel hilillo de voz, por alguna razón, el miedo se transformó en una furia que estaba apuntó de estallar, pero contra sí mismo. Él solo era el único imbécil que dejaría a alguien tan inocente como Izuki con un desconocido que tenía cara de yakuza.
-¿Uh?...¡Deku!-se aproximó a la pequeña que yacía tirada junto a la pared debajo de la ventana. Su cuerpo estaba repleto de moretones y unos cuantos rasguños. -¿que puta mierda te ha pasado?
-Kacchan...
-Deku... -se puso a su altura, poniéndose de cuclillas, de cerca, pudo verla mejor. Su cara era la parte que más presentaba moretones y rastro de sangre descendía desde el naciento de su pequeña nariz hasta su mentón. Sus hermosos estaba hinchados y rojizos. -¿Por cuánto tiempo Estuviste llorando?... -quito unas cuantas hebras de su melena de su cara.
La pecosa presionó su pecho, casi clavando sus uñas. Las lágrimas no dejaban de salir de sus esmeraldas, aquel chico en el que confío la había lastimado hasta el punto de no poder caminar.
El cenizo chasqueo la lengua, los rubíes se transformaron automáticamente, ahora daban más miedo que nunca, estaba enfadado, aquel maldito bastardo lo pagaría.
-mataré a ese maldito.
-No, Kacchan.
-¡¿qué no?!, ¡Mira cómo mierda te ha dejado!, confiaste en él, y te apuñaló por la espalda. Ese Chisaki, no vivirá para contarla.
-No...-susurro nuevamente, hasta hablar le torturaba.
-¡¿eres estúpida?! -gritó. -me da igual lo que digas. No puedo soportar verte así. -se le vago, dio la vuelta con toda la voluntad de irse.
Izuki, apenas pudiendo moverse, tomó su chaqueta deteniéndolo, soltó un bufido de dolor por la fuerza ejercida.
-No fue Chisaki Kai. Fue Shindo.
-¿qué mierda? -Bakugo estaba sorprendido. -ese infeliz, después de todo lo que has hecho por él. ¿Como puede?... ¿Como puede hacerte eso, Deku?- La colera invadía al cenizo, sabía que eso sucedería tarde o temprano, lo oyó de Shindo, y él no hizo nada.
-Él, resultó igual que Monoma, está loco, quiso...quiso abusar de mi, me negué totalmente, y él, se puso furioso, comenzó a golpearme sin detenerse. Kacchan...¿Por qué todo el mundo piensa que soy un juguete?, tengo sentimientos, me dolían sus golpes y aun así continúaba con su macabra sonrisa. -hundió su cara en sus piernas, ya no toleraba que el cenizo la viese llorar.
Se odiaba en ese momento, sabía que pudo haber hecho algo para evitar aquella sitúacion, y sin embargo, dejó que pasará, que la persona de la que estaba enamorado fuese lastimada, al igual que a Nana, toda la puta mierda volvía a repetirse una y otra vez.
-Lo lamento, Izuki...-susurro. -yo pude haber prevenido esto y no lo hice.
-no digas eso, Kacchan.
-lo supe desde el principio. -susurro apretando sus nudillos hasta ponerlos blancos.
-¿Uh?...
-siempre supe cuales eran sus intenciones, y no hice nada, todo por mi maldito orgullo, nunca pensé que lo haría, perdoname. Izuki. No me di cuenta que jugaba con tu vida.
-¿uhg?... ¿Siempre lo supiste?, ¿¡y aun así no me dijiste nada!? -frunció el ceño, intentando ponerse de pie, ayudándose con la pared.
-Deku, yo, puta mierda, lo siento. No te sobre esfuerces. -intento ayudarla, pero Izuki quito su mano bruscamente.
-¡No!, Kacchan, ya basta. Quiero descansar.
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