ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1: ʟᴀ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇ ᴄᴀғᴇ́.
El sol de la mañana reflejaba en sus verdosos y rizados cabellos con olor a menta fresca.
Con una amable sonrisa poso una taza de café sobre la mesa, seguida de pastelillos calentitos de miel.
El olor a cerezos cosquillaba en su nariz, aquel clima la ponía de buen humor y le daba al lugar cierto toque acogedor.
—Waooo!, ¡Izuki! ¡Te luciste!
— exclamó el pelirrojo de puntiagudos cabellos mientras se atragantaba con el dulce. La mesera de ojos esmeralda sonrió e hizo una leve reverencia hacia sus cliente.
—cálmate!, Te ahogaras!—secundó el rubio eléctrico dándole una buena bofetada en la espalda a su compañero, quien, efectivamente estaba rojo y sin aire — ¿Ves?, Te lo dije, si te mueres, no cuidare a tu gato.
La chica río ante el comentario.
Viéndolos bien, son el uno para el otro, esta vez no te equivocaste!, Cupido. - Pensó la fémina.
Sonrió internamente y se retiró, saludando al peculiar par.
Pov Izuki.
Al parecer esos serán los únicos clientes de la mañana...suspira.
Ellos dos...dos chicos, ¿eh?. No lo veo muy seguido.
Espero que hagan caso a su corazón y vean que están destinados a estar juntos...Sus hilos están unidos, aún así, el verdadero obstáculo a veces es la ignorancia y orgullo que posee cada uno.
—¿oye vas a atenderme?! — bufó.
—Oh!, si. Bienvenido!—grité exaltada, estaba sumida en mis pensamientos y no note que un cliente esperaba en una de las mesas de afuera. —Iré enseguida!
Pasé mis manos sobre el traje alisándolo un poco y salí inmediatamente.
—¿Qué es lo que dese...a... ordenar....? — Me detuve sorprendido y atónita al ver aquel chico. Además de su tosca y apuesta apariencia de lo que se podría decir "Chico malo", su meñique tenía algo particular. —¿Su hilo...está cortado?...—dije por lo bajo. inherentememte.
—¿De que mierda hablas?, Tómame el pedido de una puta vez— exclamó con una áspera y ronca voz.
Se le veía impaciente.
—Ah!, lo siento!, C-Claro!—dije sacando mi anotador del bolsillo. — ¿Qué desea ordenar?.
—Un expresso doble. — sus penetrantes ojos rubís me miraban fijamente. —Y un Chesse Cake.
— S-si!, Enseguida! —Estaba dispuesta marcharme, cuando el desconocido me tomo de la falda repentinamente para frenarme.
Pude notar como la sangre comezaba a subir a mis mejillas provocando un sonrojo nada disimulado.
—Corre por cuenta de la casa. —Una sonrisa de lado apareció en su cara. Lo miré nuevamente y note una placa en su pecho "Policía de Japón".
—¿Qué?...—fue lo único que salió de mi boca.
—Claro, si no quieres que reclamé este lugar como "Inapropiado" en el centro de Salud de Japón, será mejor que lo traigas ahora. Señorita...—entrecerró sus ojos para ver mejor el pequeño cartel que estaba colgado en el tirante de mi delantal.— Izuki...va...es muy largo, Deku. Si ese te queda a la talla...inútil — sonrió de lado con arrogancia.
—¿Deku?!, ¿¡Quien carajos se cree?! — No pude evitar alzar mi voz, sin querer atraje la atención de los pocos transeúntes que pasaban por allí. Sus cejas rubia ceniza —claramente ellas y su cabello eran teñidas —se alzaron y formaron una expresión intolerable. — No haré eso!
—Está bien...—respondió tranquilo. Sacando su teléfono del bolsillo.—Tu lo pediste.—Sus dedos comenzaron a teclear los números de la pantalla.
Maldición!, Lo mataré!, Le daré el café pero con 2 Litros de veneno para ratas!, Después de beberlo quemare su cuerpo y lo tiraré al río!, lo juro.
—Está bien, señor. Disculpe el mal comportamiento.—Hice una reverencia y di media vuelta.
5 minutos después...
Pov Katsuki.
— Aquí tiene...—departió la verdosa mientras sacaba la taza blanca de café de su bandeja. —Que la disfrute.
—Gracias.—dije con cara satisfecha, obviamente gané.
Estaba tentada!, Tenía el veneno tan cerca! —Pensó la joven dama, pronto convicta por homicidio.
Bebí un sorbo del café, que, espero no haya escupido ella, mientras veía a la mesera. Iba de aquí para allá torpemente murmurando. Sus pecosas mejillas se sonrojaron cuando un heterocrómatico chico entro al local.
—Torpe...—susurre. He de admitir que la "Deku" tenia cierto encanto.—Es jodidamente adorable...— Ademas de eso, tiene buenos atributos.
—Izuki-Chan. Buenos días. —saludó aludó el mitad albino con una cara inexpresiva. —Lo mismo de siempre, por favor.
—enseguida. —torpemente la peliverde preparaba el menú del cliente. No podía evitar sentir nervios. —Aquí tienes—dijo dejando sobre el mostrador un expresso doble con media tarta de chesse cake. — Lo mismo que el rubio... Tienen gustos similares, claro que Todoroki no es igual a ese imbécil.—murmuró.
—¿Rubio?... — miro a la camarera, sus mofletes se tornaron de un color carmín ante la mirada de su amigo.
—a-ah! No es nada, Sho-Kun. Solo murmuraba como siempre. ¿Como ha ido la agencia?, ser abogado ha de ser muy complicado, ¿he?
—No tanto. Momo-San dijo que nos juntásemos aquí para hablar de un caso. Llegue temprano, quería charlar contigo, Izuki-Chan. De alguna manera eso me relaja—sonrió dulcemente. La chica se había volteado fingiendo que molía unos granos de café. Estaba roja como tomate y quería ocultarlo.
Tu...y yo...no pasará. Por más que lo desee, por más que quiera cortar el otro extremo de tu fino hilo y atarlo al mio no puedo...no mereces eso...el amor no es algo con que jugar. Tu otra mitad ciertamente es...
— Todoroki-San, llegaste temprano. — exclamó Yaoyorozu cruzando la puerta del local.
Sus labios finos se estiraron para formar una sonrisa. Sus ojos de jade se llenaron de lágrimas nublando la vista de la joven. Calleron silenciosamente mojando los puntitos de sus rosadas mejillas.
—Es...Momo..san... —susurró limpiando sus lágrimas con el dorso de su mano.
—¿dijiste algo Midoriya-Chan? — acomodó su cabello azabache dirigiendo una mirada interrogativa a la camarera.
—Mmm....nada. -voltea.—¿Que es lo que deseas ordenar?...—ahogo sus ultimas lagrimas en una cálida sonrisa.
Pov Katsuki.
—¿¡eh ?!...que mierda. — exclame al probar mi pastel. —Esto...no esta lo suficientemente agrío, cabeza de arbusto! —volteó hacia mi ante el llamado y su sonrisa se transformó en una cara de disgusto adorable. Cruzó la entrada y se mostró delante mio claramente irritada.
— El pastel. Prúebalo. — alzó una ceja y tomó la cuchara para luego cortar un trozo del dulce y comerlo.—Le falta algo.
—No me joda. A usted le faltan neuronas...—secundó inmediatamente dejando la cuchara sobre la mesa toscamente.
—vaya...vaya... —me levante sonriendo, al parecer eso le molesta aun mas. —Quería comer algo agrío, pero parece que me dio antojo de un dulce. —recitaba mientas la tomaba por la cintura.
...
Ohayo!, hacía bastante tiempo que quería escribir una historia de este estilo U.A de BNHA. Intentare ser frecuente!, espero que les haya gustado!.
Autora-Chan se despide!
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