Capítulo 23: "Pérdida".
La nieve azotaba sus cuerpos con fuerza, sin perdonar a nadie a su paso, negaba que los ojos humanos pudieran ver el blanco y confuso paisaje.
La muchacha intentó llamar a Ochako con su celular, pero al estar a tal altura, no había ni rastros de señal. Estaban en un gran problema, y sería muy dificultoso escapar de él.
Las manos de Midoriya, eran prácticamente hielo, su cuerpo estaba helado y eso lo complicaba todo, la volvía lenta y torpe.
-S-si sigo así, moriré de hipotermia. -la agitación en su voz, y el frío en su columna señalaba que estaba al borde del colapso. -¡Kacchan!, vamos. Perdóname! -llamo al mencionado. -Si a Kacchan le pasa algo no me lo perdonaría!-grita ahogándose con su propia saliva. -Kacchan....
Habían pasado 30 minutos desde que el cenizo la había dejado sola. No podía ver dónde estaba y mucho menos a dónde se dirigía, pero aún así continuaba buscándolo.
La cruel escarcha tapaba las huellas del chico, así que sólo caminaba aleatoriamente hacia donde creía correcto.
-¡Katsuki! -grito una vez más con desespero. -¿¡Donde estás?!.
Recordaba las palabra de Bakugo, resonando en su cabeza, todo es tu culpa, esas, fueron como una daga atravesando su pecho, una tortura entrando por sus oídos destrozando su mente como bolas de demolición en su cerebro.
¿Por qué Kacchan se comporta así?, ¿p-por qué Kacchan siempre me hiere?, Kacchan me odia, me culpa...
No quería seguir llorando, el dolor del hilo cortado se haría presente si seguía así, y jura que ya no podría soportar más golpes. Las palabras de Katsuki fueron suficientes para hacerle sentirse una Mierda, tal así como él la describió. Tal así como se sintió toda su maldita vida: un defecto nacido para cuidar algo que jamás podría tener. Vaya tortura le prepararon esos malditos y estoicos dioses.
Frenó de momento, sus piernas estaban congeladas al punto en el que ya no podía seguir moviéndose.
-A-ayúdenme. -sollozo, pinchazos de sintieron en su cavidad torácica, uno más insoportable que el otro. -¡Ayuda maldita sea! -grito con todo lo que podía dar su garganta. -¿por qué nadie me salva?, ¿p-por qué tuve que... Por qué tuve que nacer?, ¿cargar con esta maldita responsabilidad, esta maldita tortura?!
Sintió el suelo moverse con rapidez, eco rebotando en las montañas. Miró hacia atrás, la nieve estaba colapsando. Un derrumbe la estaba atrapando.
Como pudo se puso de pie, comenzando a correr. No pudo avanzar mucho, sus movimientos eran lentos y perezosos por el cansancio y el congelamiento.
Callo al suelo de rodillas, los pinchazos eran insufribles, apretó la zona de su corazón intentando calmarlo. Un grito de dolor se coló por su boca, parecía estar desgarrandose.
Levantó levemente vista de jade inundada y lo vio.
Era Kacchan. Él estaba ahí, luchando contra sus propios demonios, llorando como ella. Sufriendo por qué quien sabe que. Se veía tan débil.
-Kacchan..._susurro para si con alivio.
Hasta las personas más frías tienen verdaderos sentimientos. Y cruelmente aquellos seres son los que más sufren, por qué guardan todo su dolor en el fondo de su corazón.
-¡K-Kacchan! -grito atrayendo la atención del nombrado.
Los rubíes cristalizados chocaron con las esmeraldas.
La mirada se Katsuki se transformó por el miedo, miedo a perderla.
-¡no, no, no, sal de ahí!-se intentó levantar pero sus extremidades heladas ni respondían. -¿¡Eh?-estaba demasiado perdido en sus recuerdos que ni vio cuando su propio cuerpo se estaba congelando.
Con toda la fuerza que tenía se puso de pie. Corrió, corrió incluso más rápido que antes, con todas sus fuerzas.
-¡Mierda, Deku!-vocifero a todo pulmón intentando correr más rápido.
Intentó alcanzarte.
Llegó hasta ella, la nieve también los alcanzó.
Pero por más que lo intente.
Dos cuerpos enterrados a cinco metros bajo la nieve era lo único que quedó.
No puedo.
Pov Izuki.
Aún lo recuerdo... Aquella vez...
-¿Cómo crees que será mi otro extremo, mamá?, ¿crees que será un príncipe azul, o será un gruñón histérico? -los rizos color aceituna se movían por los saltitos de la pecosa emocionada.
-Uh,no lo sé Izuki. Seguramente alguien tan increíble cómo tú, de eso estoy segura. Alguien, que te proteja cuando estés en peligro, que te llene de mimos, y te haga sentir como si fueses especial, la cosa más frágil que él pueda tener.-acarició su cabeza. -lo que importa es que el amor sea mutuo y sano.
-¡Que emoción!, quiero conocerlo!
La mayor rio con sorna.
-Pronto. -mintió.
Mintió sabiendo que yo aún no desarrollaba la capacidad de ver los hilos, sabiendo que yo no poseía un extremo.
En aquel tiempo no lo entendía, pero mi madre también sufría ante mi condición. Su hija, nació con una curiosidad y potencial perfecto para ser guardiana de los destinos amorosos, y nací sin el amor de mi vida.
-perdoname, Izuki.... -acarició a la pequeño con su mejilla.
Pero yo solo lloraba.
-¿nací mal, mamá?, yo... ¿Soy defectuosa?... -
Si, nací defectuosa.
Sintió dos cosas tan diferentes a la vez. El calor de Katsuki, abrazándola, y la frío nieve colándose por su ropa.
Abrió con bastante dificultad sus esmeraldas. Su cuerpo le dolia como nunca.
Miró hacia arriba.
-¡A-ah... -sintió algo aprisionando su cuerpo. Era Katsuki. -Kacchan... -cerró sus ojos soltando sus lágrimas.
Bakugo la había protegido. Asustada puso los dedos índice y medios en el cuello del cenizo, los latidos del rubio no se sentían.
Kacchan esta...
Negó incontables veces.
No, Kacchan es alguien fuerte, esto no lo mataría...
Soltó un sollozo desgarrador. Las lágrimas no cesaban.
Miró a su alredor como pudo vista borrosa no ayudaba.
-Estamos atrapados... -sentenció. -Kacchan me salvaste. -Izuki estaba demasiado atemorizada. Pero no sé rendiría no ahora. Si moría, lo que Katsuki habia hecho era en vano.
Se deshizo del abrazo del mayor, y comenzó a cavar hacia arriba. No sabía a cuántos metros estaba, pero era seguro que habían tenido una gran suerte al seguir viva y casi ilesa.
La nieve era demasiado pesada para sus débiles brazos, más aún tocando lo helada que estaba, pero eso no la detuvo.
Pasados unos minutos logró sacar una mano a la superficie, luego otra, luego su cuerpo.
Llegó arriba agitada, sacó a su amigo. Abrazándolo al instante.
-Gracias, Kacchan.-sonrió sorbiendo sus mocos. -Lo siento, perdoname. -se puso de rodillas en el suelo con su frente en el piso. -esta mierda es mi culpa.
-ahg...Deku. -susurro con sus ojos cristalizados abriéndolos con una sonrisa irónica propias del mismísimo Bakugo Katsuki.
La pecosa se separó de él sorprendida.
-Kacchan...
-Mira bien donde tomas el pulso la próxima vez, tonta... -la chica asintió sonriendo. Miró hacia otro lado.-oi, Perdoname...
Ella solo enterró su cara en el cabello rubio apretandolo aún más con su abrazo, sintió que su alma le volvió al cuerpo al escuchar su voz.
-Me asustaste, imbécil.
Ahi tienen su reconciliación >:v.
Perdón la tardanza, literal estuve borrando palabras como loca, lo que escribia no me convencía y no se skfjejjsw.
Espero les haya gustado.
Nos vemos uwu.
Maraton 1/3
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