Izuki se hallaba arropando a Kota, tranquilamente. Acariciaba el cabello del pequeño con sorna, verderamente aquel pequeño había llenado de alegría su vida y de todos la que la rodeaban.

Eso le rocordo lo de hacia unas semanas, aquella situación del parque, y realmente Kacchan la había ayudado a recapacitar. Aquel rubio subió sus ánimos, claro, a su tosca manera, pero es era lo que menos importaba, Katsuki le había sacado una sonrisa.

Era cierto, lo que había hecho estaba mal, pero era una situación crítica y había hecho aquel arrebato por impulso de autodefensa. No podía vivir culpando se para siempre.

Los pinchazos día a día se hacían presente, aunque cada vez con menos intensidad, sintió la necesidad de anotar eso en el libro de su familia.

Jamás alguien, a escepcion de su abuelo, Yagi Midoriya, conocido como el hilo negro de la rama familiar, habían cometido tal acto. No había mucha información acerca de ello. Así que aportaba un granito de arena al conocimiento de ese extraño don que portaba.

Sus palabras, anotados con extrema concentración, fueron:

Al cortar un hilo accidentalmente, la culpa influye en el dolor que sientes, también hay factores estímulantes como la tristeza; esto destaca que como en todo lo que pasa en nosotros, lo sentimientos tiene un gran papel.

Simplemente se podría decir, que los buenos ánimos son un calmante, y los malos, lo opuesto. Lo más difícil de conseguir es el sentirse plenamente feliz con esa situación devastante, sin embargo nada es imposible.

De antemano aclaro que el dolor no cesa, solo disminuye. Se podría decir que esto es mi castigo por el vil pecado que cometí, debes aprender a vivir con él. Todos pagan, este cruel don fue hecho para el bien de los seres humanos y la protección de aquello que llamamos nuestra mitad.

Aún tengo dudas, ¿habrá forma de expiar mi error?, las descubrire así sea lo último que haga, incluyendo la falta de mi otro extremo. Lo aseguro.

Esta será mi bitácora.

  —Décima octava generación, Izuki Midoriya.

Su teléfono vibró al armando la, lo sacó rápidamente del bolsillo de su chaqueta casi tirándolo en el acto. No quería despertar a Izumi, aquel niño era difícil de adormilar.

Kota se removió en su cama, sin abrir ni un parpado. Izuki solto un suspiro de alivio.

—hola, habla Izuki. — contestó cerrando la puerta del cuarto de Kota.

—¡Izuki!, tengo buenas noticias! —

—Uraraka. Dime. —sonrió.

—Verás, me anote en un concurso de comida, y gane!, el premio son 7 pasajes a unas montañas!—

¿Era broma?, estaba oblignadola a hacer dieta, ¿¡Y ELLA SE HABÍA ANOTADO EN UN CONCURSO DE COMIDA!?, Ochako era cruel.

—Es... Genial. — la chica estaba tratando de contener todos los insultos que soltaria con ímpetu.

—invite a Tsuyu y su novia. Además de Todoroki y Bakugo, tu y Kota vendrán!, no acepto un NO por respuesta. Nos vemos mañana al mediodía ya le avise a Yo que se encargue del café. Adiós! — corto.

—....

—Izuki... — el azabache estaba en la puerta de su habitación frotando su ojo.

La pecosa no dormiría en unas horas más.

Se cuenta que de acuerdo a los escritos antiguos los dioses oyeron aquella leyenda que rondaba por las. Culturas humanas y decidieron probarla, puesto que, los conocimientos, mitos, leyenda y todo lo que salía de la mente humana, parecía estar hecho para ellos.

Ahora eligen tu destino. Desde que naces te atan con un hilo rojo a la persona que vas a conocer. No obstante, no está hablando de cualquier persona, es una en particular que vendrá a ponerte a prueba, y va a hacer que tus emociones tengan un sentido. Es un amor del cual sabrás que es lo que tu alma necesita en esta vida.

Aún así, Yagi Midoriya, nacío sin su extremo. Sintió que aquellos dioses lo habían olvidado.

Había sido corrompido por la duda y el desespero de morir sólo. Por qué si, nadie quiere morir sólo, nadie quiere no conocer el amor, sus actos fueron dignos del castigo que recibió: la vida eterna. Una vida que jamás acabará, vivirás por siempre sin alguien a tu lado.

Aquel filantropo rubio descubrió la manera de conocer el otro extremo de tu hilo cuando naces sin él, así que, fue sanciónado por las fuerzas del destino, acompañada del conocimiento de tu otra mitad. En pocas palabras conoces al amor de tu vida, pero jamás podrás ser digno de su amor.

Debido a esto, callo en un pozo profundo de depresión, sus familiares al conocer esta verdad, lo nombraron un traidor de la familia, y lo llamaron hilo negro. Nombre que llevaría marcado toda su vida.

Yagi cambio su apellido, nadie lo conoce, pero lo tomaron como un rechazo a su familia, siendo aún más indigno del don.

Ahora todos desconocen su paradero, y nadie sabe el secreto y manera en la que descubrió su alma gemela.

—¿¡me toca con ella todo el maldito camino!? —señaló a la de ojos esmeraldas. —ni de coña!, me hará un PUTO monólogo sobre su amor al chocolate!

—eso no es verdad, Kacchan. —se giro ofendida.

—Bakugo. Hicimos sorteo. Tu saliste. — la castaña ya estaba cansada del susodicho. —no empecemos.

—¿por qué no va el bastador con ella?!

—tío Todoroki irá conmigo! —dijo Kota tomando su mano.

—Tsuyu y Any son otra pareja. Y a mi me toca sola. —exclamo la ojicafe sonriente.

El rubio solo chasqueo la lengua.

—cómo sea. — bufo. —abres la boca o mencionas esa maldita palabra con C, y no vivirás para contarla.

—aguafiestas. — susurro por lo bajo. Digo, ¿quién no ama el chocolate?.

Estuvieron esperando hasta que llego el autobus.

Por un momento el cenizo quiso escapar corriendo, pero eso no paso. También intentó atragantarse con la conmigo en el momento en que Izuki comenzó a hablar sobre el dulce, pero eso no pasó.

—esto es un maldito castigo, debo haber sido Hitler en mi maldita vida pasada.

—Any!, ¿te gusta el alpinismo?— Pregunto la pecosa sobre su asiento.

—Si. Pero prefiero la natación. No me gustan los climas fríos. —respondió la ojinaranja con entusiasmo.

—¿y a ti Kacchan?

—Si. Me gusta. — departió sin mucho interés.

—¿me enseñaras a esquiar?... — puso ojos de cachorros.

—cuando los brócolis hablen.