Capítulo 17: "¡Shinsō!"

Los colores parecieron haberle vuelto a la amiga de grandes mofletes, y al bicolor al haber oído sobre el estado de su pecosa.

—Ja!, ¿De veras son tan patéticos que no pudieron atrapar a alguien como Deku?!, Me dan gracia. — rió Bakugō recibiendo una mala mirada de reproche por parte de la castaña.

— no vinimos a burlarnos, imbécil. ¡Ya!, Digan dónde está!,— Uraraka se interpuso a Katsuki quedando frente a frente a Toga.

—Tu también eres muy linda, Ochako-Chan....- emuló otra de sus sádicas sonrisas.  —Me pregunto cómo te verías con moretones, y tú cuerpo repleto de magullones...— espetó en total éxtasis.

—¡Hasta aquí!, Estoy encabronada. — tomo a la rubia del suéter. —Dime dónde ESTA IZUKI, o juro que lo lamentaras...—.

—oi, tranquila...— suspiro mirando de lado—No lo se...la perdí de vista...es muy rápida, sin duda me divertí persiguiendo la...Kya!, Quiero jugar de nuevo con Izuki-Chan!— exclamó.

La patrulla por fin había llegado, saliendo con un paraguas, Kirishima se aproximo a su compañero de trabajo.

—¿Que sucedió?, Vine en cuanto pude...—preguntó un tanto desconcertado al ver la apariencia de su jefa rubia. —¿Que le sucedió Toga-San?...está cubierta de sangre...¿Está herida...?— intentó acercarse pero Katsuki puso un brazo ante él para detenerlo.

—Esta loca, no te gastes en preguntar de quien es la sangre. Seguramente se enojó por no alcanzar Izuki, y tomo a otra jodida victima en el camino.

[N/A: la vistima xdxd]

—eres muy astuto, Kacchan...— profirió tomando el protagonismo nuevamente, la ojicafé soltó su suéter color crema para entregársela al pelirrojo.

Eijirō la miró bastante perdido. — vine, por qué me dijiste que aquí estaban los criminales que estábamos buscando desde hacía unos días, ¿Dónde están?...— preguntó el pelirrojo mirando en todas direcciones posibles.

Katsuki dirigió sus rojizos e imponentes ojos hacia la rubia y el peli-celeste.

—¿¡Qué?!, ¿Son nuestros jefes?!... ¿ESTUVIERON FRENTE A NOSOTROS TODO EL MALDITO TIEMPO?! — El grito salió eufórico del muchacho con dientes de tiburón.

— Cierra la boca, y llevátelos. Gorda, bastardo. Muevanse, vamos a buscar a la inútil de Deku...— Katsuki se puso en marcha con una mirada bastante irritada.

Kirishima asintió esposando a los delincuentes.

—Bakugō, ¿Por dónde comenzamos?...— preguntó el bicolor.

— ¿Me ves cara de adivino?—bufó—Tch, no lo sé, yo me adentraré en el callejón, tu dirígite por allí—señalo un pasaje del callejón que dirigía a otro mismo, y tú—señalo la castaña,—vuelve a casa, tal vez esté allí...

Uraraka frunció el seño al oír el apodo “gorda”.

—gorda tu abuela, tarado. —bufó marchandose rápidamente levantando el dedo del medio.

A Todoroki el importó un bledo el sobrenombre, después de todo, siquiera estaba allí cuando el cenizo se dió vuelta.

—¿Ahora donde te metiste, Deku?...—se dirigió al fondo más oscuro del callejón.

Habían subido al último piso del inmenso edificio, ahí parecía haber un departamento que pertenecía al peli-purpura.

—¿gustas un baño? — preguntó el anfitrión viendo a la peli-verde empapada hasta las orejas.

—no tengo ropa de respuesto, y no quisiera molestar. Además, usted es un extraño, ¿Quien se baña en la casa de alguien que recién conoces?. Solo esperaré aquí hasta que la lluvia cese...— Izuki tenía una mirada sería, parecía una muñeca de las antiguas.

Shinsō la miró extrañado. Si bien toda mojada tenía frío, ¿Por qué temblaba de esa manera?...

Aún estaba aterrorizada, estuvo frente a la muerta dos veces el mismo día, además aún sentía ese penetrante dolor colarse por todo su frágil cuerpo.

—No te preocupes, tengo ropa de mi hermana, tal vez te quede, si sigues así de empapada te resfriarás, espérame un segundo aquí...—

La pequeña peli-verde no le quedó de otra y asintió.

[Veinte minutos más tagde...]
*Con la voz del narrador del Bob esponja*

La humeante taza de té verdoso se poso sutilmente sobre la mesa de madera –madera muy fina y elegante, por cierto–.

—gracias por la hospitalidad, Señor...—acabo la frase en tono de pregunta.

—Lamento no presentarme, soy Hitoshi Shinsō. Es un placer...— sonrió.

Solo eso bastó para que la pecosa se le subieran los colores, sus con millones de puntos era un poema.

El chico soltó una risita.

—¿Me regalas un chocolate, Shin-Kun?...— dijo totalmente sobre la mesa a pocos centímetros del hombre sin mínimo rastro de pudor.

—eh...?— soltó bastante sorprendido. ¿En serio pedía un dulce?, ¿Quien era ella?...Lamentaba el hecho de que no todas fueran así, como aquella tierna pecosa, si, por qué aparte de dulces, la compañía Shinsō producía automoviles, electrodomesticos y mas cosas que lo hacían ver cómo un gran magnate multimillonario. Las chicas se muestran interesadas en la billetera a la primera. 

—g-hhhh, lo siento!, No quise sonar tan maleducada!, Perdóneme. Solo que...adoro sus golosinas, son tan ajdjsuajsjdsjjsj— sumida en su propia éxtasis, Shinsō la miraba fijamente.

Admitía que ella era realmente hermosa. Su perfecta sonrisa, su saliva callendo de su boca de manera simétrica —babeaba por el chocolate, Izuki era una fémina poco femenina en cuanto a comida—, sus pecas adornando esos mofletes.

Perfecta.

—te regalaré los que desees. — espetó con una sonrisa.

—con uno soy feliz Shin-Kun! —.

Pudo ver la simpleza de esa chica en un instante. Ella era de esas pocas personas que eran felices con nada.

Simpleza que enamora, en pocas palabras.

Al estar en la cima de la sociedad capitalista, Hitoshi se encuentra a diario con personas que desean aprovecharse de él. Cuando está en esa posición, es difícil encontrar a gente que sea honesta y desinteresada.

La última vez que encontró una así, fue antes de heredar la compañía de su padre.

Sonrió. Esa chica era todo un ejemplar.

—oh, por cierto. Soy Izuki Midoriya. Trabajo en el café Izuki's de la calle Horikoshi. Es un gusto. —estecho su mano desprevenidamente. —se que ya ha hecho demasiado por mi. Pero quisiera pedirle un teléfono para poder llamar a alguien, por favor.

—es un gusto. — aclaró su garganta despavilandose del toque repentino. —puedes usar el de la cocina siéntete como en casa, Izuki.

La pecosa asintió levantándose de la silla haciendo una leve reverencia a su magnate.

Mientras en otro lado, estaba un Bakugō bastante furioso —cosa que no es nueva— insultando a la lluvia, ¿Por qué?, Por qué lo estaba mojando descaradamente.

—mierda Deku...si llego a pescar un jodido resfriado por tu maldita culpa, tendrás que darme una comisión gratis en tu maldito café!! — grito a la nada.

Llegó a una calle paralela, dónde se encontraba destacado un enorme edificio plateado.

Miró hacia los lados: nada. ¿Dónde se había metido esa lechuga parlante?.

Con pasos ruidosos se acercó a la puerta de la construcción destaca te y la golpeó cómo saco de boxeo.

Holiwuis chikitrikis!

¿Cómo anda la masturbanda?, Ahre.

Perdón por la tardanza ahora estoy llenisima de integradores y me estreso mucho, y si me estreso no puedo pensar con claridad y hajajssjsjaja.

Bueno, ¿Les gusto?.

No tengo mucho que decir de estos.

Nos vemos!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top