01 ; cercanos
El sol de la fresca mañana se colaba por su cortina, iluminando las pequeñas estrellas ubicada aleatoriamente por todas sus mejillas, estrellas que acompañaban al bailante sol mañanero de ese día.
Ese era su despertador, y una clara señal de estar llegando tarde a su insoportable vida de preparatoria. Instintivamente saltó de su cama lo más rápido que le dió su dormido cuerpo.
No solía apurarse demasiado, de hecho, al pequeño rizado se le solía atribuír la característica de ser alguien muy puntual y estricto con sus horarios, pero aquella noche se había quedado despierto hasta tarde por una gran incertidumbre que se había estado sembrando día tras días, todo desde el ingreso de un peculiar estudiante a su clase.
A toda velocidad lavó sus dientes y se puso su lindo uniforme, claro no tuvo tiempo de desayunar, por lo que estaba decidido a rogarle un poco de su bento a su mejor amigo, Kaminari Denki, a la primer campanada del receso.
–¡Izuku, cariño!, ¡Al fin despiertas, bello durmiente!–emitió la tierna señora Midoriya tomando tranquilamente su café mañanero-intente hacerlo pero parecías un tronco durmiendo, ¡Sabes que no debes dormirte tarde y menos aún por estar metido en ese aparato! -regañó con delicadeza la mujer de mirada cansada.
Izuku se lamentó, por dónde lo viera su madre tenía razón, él tenía el sueño extremadamente pesado, nada podía levantarlo de su sueño, claro, y aunque suene extraño el sol del amanecer si lo hacía, el pecoso no comprendía cómo funcionaba exactamente su organismo, pero no tenía tiempo de meditar el comeplejo funcionamiento de su sueño.
Corrió fuera de su casa gritándole un dulce "te quiero" a su madre. Jamás se iba de allí sin recordárselo, la señora Midoriya estaba orgullosa de tener un hijo tan cariñoso, y con un ademán de saludo lo despidió con una sonrisa plantada en su rostro.
Llegó a su escuela totalmente sin energía, toda la había puesto en su corrida hacia el establecimiento, tomo unos segundos para poder recuperarse de su agitado ejercicio, afortunadamente aún no habían cerrado las puertas del lugar. Suspiró tomando fuerzas, debía comenzar a hacer más cardio urgentemente.
Entró a su clase interrumpiendo la misma, su amargado y temido profesor de álgebra le dirigió una mirada de poker al pequeño, Izuku sintió su cuerpo siendo perforada por esos ojos con forma almendrada y arrugada, parecía que apenas podían mantenerse abiertos.
Había olvidado que su clase menos favorita era la primera que tendría esa mañana. Puntos extras al hecho de que sería un pésimo día.
Al dirigirse a su asiento se encontró con unos orbes bicolor mirándolo fijamente, se sintió nervioso al ser observado por aquel muchacho, causante de su tardada llegada y su noche de insomnio, solamente emuló una pequeña y tímida sonrisa para ser amable, Todoroki simplemente asintió haciéndo lo mismo, era la primera interacción que ambos habían tenido desde que llegó a la prestigiosa escuela. Después de todo, desde que entró había mantenido un perfil bajo, y no hablaba con nadie, por más que las chicas de su clase se tirarán sobre él.
-¡ah!-gritó y rápidamente paso al suelo en seco. Se oyó un leve risita proveniente del rubio cenizo de la clase, efectivamente el típico idiota que se cree gracioso, había hecho el truco de bully más clásico del mundo, ponerle el pie al pecoso para que esté mismo tropezara. Y, aunque fuera patético, la clase, quienes eran perros falderos que estaban detrás de Katsuki, siguieron su risa, burlándose del pecoso.
Vaya lindo inicio de mañana estaba teniendo.
-Midoriya, ¿Seguirás interrumpiendo mi clase o prefieres seguir besando el suelo?-comentó el tutor de la clase sin tener el mínimo de tacto, en tanto se acomodaba los lentes con una expresión de seriedad meticulosa. Ese señor necesitaba un corazón con prisa. Había ignorado por completo lo que el alumno "modelo" de Katsuki Bakugo había hecho.
Y no es que fuese sorpresa, ya que él prácticamente tenía una pulida e intocable, y por demás injusta inmunidad en aquel colegio, el cenizo era hijo directo del principal CEO de la ciudad. Una sola queja de algún profesor hacia él y estaría de patitas a la calle. Por lo que se podría decir que hasta los tutores le tenían un rotundo miedo al joven, consecuentemente preferían hacer ojos ciegos a las niñerias que hacía el adolescente. Después de todo, ellos creían que sus inocentes actos de acoso no eran para tanto. Izuku sólo exageraba ante sus ojos.
Izuku se levantó refunfuñando, estaba hastiado de ser el principal blanco de bullying del popular millonario de la escuela. Y para empeorar las cosas, se había tropezado frente a las narices del chico del pelo extravagante y multicolor, Shoto, quien tenía la mirada ligeramente posada en él, en aquel momento deseaba que la tierra lo tragase y jamás lo escupiese.
-lo siento, sensei-musitó bajando su cabeza, se hizo prácticamente una bola al llegar a su banco, la veguenza lo comía vivo.
-y tu, Kaminari-kun, ¿Al menos puedes bajar tus pies de la mesa?-señaló el profesor al rubio-si no harás nada, al menos pórtate educadamente. -sentenció y simplemente se volvió a voltear a escribir en el pizarrón su aburrida clase.
-meh, lo haría, pero lamentablemente parece que vino aquí con la intención de hacerme dormir, así que yo solo me acomodo para hacerlo placidamente-respondió con una sonrisa burlona y desafiante. En la clase se escuchó el murmullo de todos. Kaminari si que no tenía pelos en la lengua.
El profesor se volteó, con aquella mirada que parecía a punto de matar al pobre rubio. Odiaba su trabajo, pero más odiaba a la juventud rebelde. Denki solamente se ganó 3 días de detención, y libros de tarea extra, que para él, tarea era equivalente a la misma tortura.
Aún así, al menos la atención había sido desviada de Izuku.
-Kaminari-kun, muchas gracias-murmuró el pequeño de rizos, todo aquel circo había sido para quitar los ojos y la atención del pecoso y así evitar que lo molestaran durante todo el día con su tropiezo. Solo estaba dándoles otra cosa con que llenar sus bocas.
Kaminari era un maldito angel. Aunque uno muy idiota, que apenas sabía sumar, pero aquello no quitaba que fuera la mejor persona que Midoriya tenía en su compleja vida, estaba muy agradecido de tenerlo a su lado, sobretodo porque desafiaba al temido Katsuki Bakugo, y eso no era cosa que podías ver a menudo por allí.
-haría todo por ti, mi pequeño Zuzu-el rubio eléctrico le dirigió una enorme sonrisa al de orbes de jade.
-¡Cómo sea! Continuemos, alumnos- y una vez más el educador, automáticamente se volteó a escribir en su pizarra la tortura normativa de su clase.
Luego de aquella vergonzosa situación y de una clase para unas buenas largas horas de sueños y bostezos, el receso finalmente tuvo lugar.
Izuku se avalanzó sin titubear sobre su lindo amigo rubio, rogando un poco de comida, el estómago le rugía demasiado.
–¡claro que puedes comer!–exclamó el rayito de sol con una sonrisa–mi deber es cuidarte y por supuesto alimentarte, lindo Zuzu–tras decir eso le acercó su comida al de pecas. Ambos disfrutaron de la deliciosa cocina del padre de Denki, ¡Aquel anciano señor era increíble en ese campo!
–Pero, Zuzu, ¿Por qué llegaste tarde? Creí que dormirte a altas horas de la noche no entraba en tu itinerario de nerd–musitó el rubio llevándose un bocado de arroz a la boca.
Izuku dudó si contarle aquello, no es que no confiara en Kaminari, pero aún así hablar de eso se le hacía bastante vergonzoso. Aunque, talvez hablar con alguien ajeno al problema podría ayudarle un poco a despejar sus dudas, que se estaban generando en su corazón.
–Veras...–inspiro un poco para sacar la vergüenza–Kaminari-kun, ¿recuerdas al nuevo?–ante la pregunta el de ojos ambar miro alzando una ceja, con aires de obviedad–b-bien, creo que él me gusta...–el de pecas miró al suelo apenado.
La reacción de Denki fue exagerada, tras las últimas palabras prácticamente se atragantó con el bocado de comida, casi asfixiandose. No podía creerlo.
–¿EH?–exclamó, aún con una sensación de ahogo en su garganta–¿Gustarte él? ¿Sabes que es prácticamente inalcanzable?–y oh, miren las esperanzas del de ojos jade caer en picada ante la ya sabida conclusión de su amigo.–es decir, lo siento–sonrió con falsa inocencia.
–al principio, no podía creerlo, me sentía extraño al mirarlo, nadie había captado mi atención de tal modo, es decir, yo creía que era hetero...–Zuzu bajó los hombros desanimado, no podía imaginar la avalancha de abusos que vendría hacia él si supieran que le gustaba el chico más popular de su clase. Ya de por sí se burlaban de él, si llegaran a correr rumores, su vida escolar quedaría en la basura.
–¡Te gusta el guapo millonario, que cliché!–Kaminari se apoyo sobre él intentando consolarlo, era obvio para todos que aquel tragico amor era imposible.
–estuve toda la noche investigando sobre, ya sabes, tratando de saber si lo que siento es amor, "como saber si soy gay"–hizo el ademán de las comillas–efectivamente todo apunta a que me atrae Todoroki–cerró los ojos suspirando. Su primer amor y era imposible prácticamente.
Kaminari apoyo una mano en el hombro de su amigo, dando unas palmaditas alentadoras.
–hey, alto ahí muchacho, no permitiré que te rebajes así–tras decir eso se sentó recto, posicionado para dar un discurso–sabes, eres muy lindo, ¡Físicamente un bombón! Tus ojos son brillantes y de un color muy bonito, tus pecas parecen estratégicamente colocadas como constelaciones, ¡Y tu pelo! Dios Zuzu ya lo has tocado, es tan suave como la lana–Kaminari sentía el éxtasis al tocar aquella parte nombrada, amaba la melena de Izuku, no había día en que no enterrará sus manos en ella–y claramente, tu personalidad, eres amable y atento, no entiendo porque Todoroki no te haría caso, claro, a menos que tenga gustos en otro tipo de género–ambos miraron sin disimulacion al chico policolor que había causado aquella situación.
Todoroki no hacía nada en particular, solo miraba su teléfono mientras comía su almuerzo inexpresivamente.
–Aunque claro, no veo que tenga interés en nada en particular...–lo que había dicho Kaminari era la pura verdad, desde que se instalo en la escuela muchas chicas se acercaron a él con fines románticos, no obstante el bicolor siempre las rechazaba sin mostrar mínimo remordimiento o curiosidad. Y bueno, chicos precisamente no se sabía. –diablos, ese chico es todo un enigma–musitó el rubio volviendo a su mala postura.
–Esta bien, tampoco es como si pensará decírselo, simplemente me lo guardaré–y tras decir eso, la mala suerte del pecoso entro al salón anunciandose con lindos sonidos de risas burlonas.
Katsuki se acercaba a él y se lo veía con motivos poco amables.
–hey nerd, lindo espectaculo el de esta mañana–sonrió de lado con la soberbia implantada en su cara. Sus secuaces rieron al unisono ante la muy mala broma de su rubio líder.
–¿No tienen nada mejor que hacer que molestarnos?–el rubio eléctrico miró desafiando al popular bully. –sabes, Bakugo, tus teatritos y stan–up con Izuku de protagonista ya no causan gracia, mejor inventa algo nuevo, no seas tan cliché, con todo ese dinero que tienes puedes alquilar un auto, una muñeca inflable, algo para entretenerte, hermano. –Se levantó de su asiento sacudiendo su ropa–y si nos disculpas, estábamos teniendo una linda y decente charla con mi lindo Zuzu.–tomo al mencionado de la mano y lo sacó del salón.
La vena bombeante de sangre hirviendo en la frente de Katsuki se notaba a kilómetros de distancia. Odiaba que aquel chico no mantuviera su lengua quieta cuando él molestaba al nerd friki. Admitía que era mucho más divertido cuando no estaba en la escuela, e Izuku estaba solo.
–Hey, miren, a alguien se le cayó su celular–uno de los lacayos del cenizo dijo aquello mientras levantaba un móvil del suelo, irrumpiendo la molestia de su jefe. –bueno, no veo que sea de nadie de por aquí, pobre iluso. Me lo quedaré.
–no es correcto que hagas eso, imbécil–Los ojos rubí quemaron al chico. Katsuki podía ser un idiota en algunas ocasiones, pero aún así su padre le había enseñado a ser una personas honesta y con moral. –Damelo, preguntaré de quién es mañana. –el secuaz obedeció mecánicamente la orden.
–Bakugo, ¿últimamente no crees que es aburrido molestar a ese nerd?–el segundo lacayo comento eso mientras se acomodaba sobre una de las mesas–ya sabes, desde que el idiota ese de Kaminari se transfirió aquí, ahora lo defiende a cada rato, ¡No es para nada divertido no verlo retorcerse incómodo! Perdió el sentido, ¿Entiendes?
–Tiene razón, está escuelita está repleta de nerds, ¿Y si elegimos otro blanco? ¡Uno más ingenuo!
El cenizo oía atentamente todas las idioteces de los segunderos, soltó un gruñido y con la voz más resposa y autoritaria que pudo poner solto un rotundo–NO.
–¿que tienes con Midoriya?–pregunto su primer secuaz–que ustedes no fueron inseparables cuando entraron a la preparatoria. ¿No es así? Incluso yo una vez los ví caminar juntos a casa. ¿Que les sucedió? Hubieron muchos rumores sobre ustedes corriendo por la escuela durante esa época. Sinceramente no sabía cual creer.
–metete en tus jodidos asuntos o te moleste la cara a golpes–una vez dicho eso se retiró del salón echándo humo por las orejas, estaba realmente molesto por alguna razón.
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