─ Fucking feeling.
— SungHoon... no sé si pueda involucrarme más en esto — Habló el detective Park, frotando el puente de su nariz.
SungHoon soltó un sollozo que intentó callar con sus manos.
—Tienes que hacerlo, estoy muy preocupado y no sé si sea lo suficientemente fuerte para lidiar con todo sin él — murmuró, cubriendo su cara.
Jay se levantó de su asiento y tomó un pañuelo para secar las lágrimas de SungHoon con delicadeza. El chico se sobresaltó pero a los pocos segundos agradeció el gesto.
—Sé lo que sientes, perder a alguien que quieres demasiado... es como si tus ganas de soportar todo lo que viene se fueran con esa persona, pero sólo queda hacerlo, seguir y no podemos cargar con ese sufrimiento por siempre, SungHoon — Jay acarició su cuello por sobre la camisa de cuello alto del menor, pero pronto dejó de hacerlo con confusión. —Sé que te hago sentir demasiado decepcionado, pero todas las pistas que podíamos tener fueron hechas cenizas y los causantes huyeron... — mintió, con un nudo en el estómago — Lo siento demasiado.
SungHoon se quedó en silencio por un rato, levantándose de su asiento dando un asentimiento de cabeza como despedida y salió por la puerta.
Jay no se dio cuenta de que estaba reteniendo el aliento hasta que exhaló como si se estuviera ahogando.
Él sabía que lo que SungHoon estaba cubriendo con esa camisa era un collar, pero no pensó que fuera ese.
Nunca se le cruzó por la mente que SungHoon pudiera ser un sospechoso.
Pero saber que estaba portando el collar que Jake estaba utilizando el día de su desaparición sólo logró que preguntas sin respuesta se formaran en su cabeza.
En un inicio quiso abandonar el caso, porque no podía lidiar con el tema de JungWon.
Pero ahora estaba decidido a descubrir qué estaba pasando realmente, aunque eso pudiera jugar en su contra.
♡❜
JaeYoon se sentó en sofá con cuidado, aún su cuerpo estaba un poco adolorido y su mente daba vueltas.
A veces se sorprendía pensando en escapar de ahí, pero desechaba la idea de inmediato.
No podía hacerlo, estaba demasiado débil y seguramente HeeSeung volvería a encontrarlo. Las amenazas de Lee eran suaves, aunque se quedaban estancadas en su cabeza. La mayoría de veces le advertía que si intentaba algo, lo haría pagar con SungHoon mientras lo besaba y eso lo aterrorizaba.
Al cabo de un tiempo esperaba la llegada de HeeSeung a ese lugar porque sabía que el pelinegro le saludaba con un beso y, si tenía suerte, un abrazo.
Al cabo de un tiempo ya no quería salir de ahí, porque sabía que siendo libre su vida sería miserable como siempre, su único motor era alcanzar un puntaje mayor en su página y ahora que estaba desaparecido seguro su posición era de las más bajas por su inactividad. No quería volver a desgastarse por lograr lo que alguna vez tuvo.
Escuchó la puerta ser abierta y sonrió levemente, HeeSeung entró soltando un suspiro y caminó hacia la cocina.
—Es tarde, Jakey — pronunció, con voz agotada — Pensé que estarías dormido.
—Lo hice, pero desperté hace un rato. Te extrañé — dijo JaeYoon, jugando con sus manos.
—Bien, es hora de dormir — indicó el más alto, tragando el sorbo de agua que le quedaba. Sería mentiroso si dijera que escuchar a Jake decir eso no lo había puesto nervioso, pero no quería aceptarlo.
Si lo aceptaba, estaría acabado. Lo último que quería era sufrir por él, porque si se tomaba la libertad de hacer algo en contra de las órdenes de Choi, estaría cavando su propia tumba.
No desarrollar ningún tipo de sentimientos era una regla que debía seguir al pie de la letra, por su bien y el de Daniel.
Jake se levantó del sofá y caminó hacia él para plantar un beso en su mejilla.
—No quiero dormir hoy...— susurró, enrollando sus brazos en el cuello de HeeSeung, quien sonrió de lado y asintió.
—Bien, hoy no dormiremos — secundó, soltando una corta risita mientras tomaba las piernas del menor y las posicionaba alrededor de su cadera para posteriormente caminar hacia la recámara que compartían.
Jake comenzó dejando besos en su cuello, sintiendo las manos de HeeSeung tensarse y ejercer presión en su parte baja, sonriendo por eso dejó una leve mordida en la clavícula del mayor, siendo acostado en la cama mientras Lee se quitaba la camisa y dejaba un rastro de besos que iban desde el pecho de Jake hasta su abdomen. Ambos iniciaron un beso brusco, donde sus labios se rozaban sin suavidad alguna, como si descargaran cualquier sentimiento que tuvieran en esa pequeña guerra de quejidos.
—Te amo, Dakho... — susurró el castaño, jadeante.
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