› O4.

Coming untouched.━━
JaySeung/HeeJay.
Jay. Top! HeeSeung. Bottom!

- Pudo haberse desesperado y haber dicho que no. Pudo haber inventado cualquier excusa para no toparse a HeeSeung y ahora estar plácidamente durmiendo con su mejor amigo en su dormitorio, pero no.

Tenía que doblegarse fácilmente hacia las extrañas peticiones de HeeSeung, su extraño compañero de universidad y de habitación.

No comprendía por qué en esta universidad de corea tenía que pasar los últimos tres semestres conviviendo con un completo extraño todo el día. En su momento, pudo haberlo visto necesario, pero tenía veintitrés años, no eran niños de kínder jugando a ser profesionistas.

Sigue sin comprender cómo cedió.

Digamos, HeeSeung era un tanto... atípico.

Desde que JongSeong lo vio, sabía que algo andaba mal en esa cabeza con rostro lindo, porque tenía que aceptarlo, era muy bello.

Lo bello no le quita lo loco.

Todavía en su mente está fresca la primera imagen que lo hizo tenerle miedo o inquietud a HeeSeung: él ofreciéndole un trabajo manual sexual a "su manera".

Desde ese momento Jay se replanteó el que tuviera una cara que gritaba "¡soy gay!" a todas direcciones, no es que lo ocultara, pero era un poco tétrico que un muchacho con el que nunca en tu vida has hablado te lo proponga, y siquiera él parecía emocionado con la idea.

Jay no entendía para nada a minho.

Y tampoco entendía cómo es que terminó aceptando cada una de sus invitaciones sexuales. Las caricias subidas de todo que HeeSeung le daba en privado, pero luego siendo ignorado completamente fuera de lo que pasara dentro de su habitación, lo dejaban pensando.

¿Qué era lo que quería HeeSeung de él?

Llegó un momento en el que Jay le entregó todo. Su mente y cuerpo. Decidió dejarse llevar por primera vez. 

Y vaya.

No sabía que ser sumiso le sentaba tan jodidamente bien; La dominación y palabras subidas de tono susurradas a su piel era lo que por las noches lo mantenía caliente; era el sumiso más, no el pasivo. 

Recuerda como un tatuaje en toda su razón la vez que HeeSeung lo montó, hace unos meses. En todo momento le ordenó cómo moverse, si podía tocarlo, si podía gemir o si tan siquiera podía adentrarse más en él o no.

La forma tranquila con la que le dictaba las indicaciones y lo obligaba, lo dejaron exhorto de otros problemas, esa noche solo creyó en HeeSeung, Lee HeeSeung.

Y aunque tuviera medianamente aceptado su muy extraña relación, tenía sus momentos de cordura, donde su mente razonable le decía que no se sentía bien; digamos que toda la imagen de HeeSeung gritaba "te voy a asesinar mientras te monto como si corriera en una apuesta de caballos". no era normal.

Pero era eso mismo lo que extrañamente llamaba de nuevo la atención de Jay. De vuelta a él, de vuelta a sentir satisfacción de las maneras menos convencionales.

Entonces así, nunca podía negarse a las demandas de HeeSeung.

—por favor, quédate quieto —susurró HeeSeung, el peliazul que lo había hecho sentarse en una de las sillas que usaban junto a un pequeño comedor raras veces. Otra de las cualidades de HeeSeung era que siempre susurraba cuando intimaba con Jay, es como si quisiera escuchar solo los quejidos del mayor.

— HeeSeung, no me gusta estar amarrado —tener el torso descubierto y sus muñecas atadas detrás de su espalda junto con sus pies atados a las patas de la silla, no era una posición muy cómoda.

—dime Hee, por favor —pidió sutil, acariciando parcialmente su hombro zurdo desnudo y luego desaparecer de la gran sala, adentrándose a su habitación.

Es cierto, ¿también mencioné que HeeSeung lo obligó a dormir juntos? Jay no se quejaba a final de cuentas, se acostumbró a sentir el culo del mayor restregarse en él toda la noche, tentándolo sobre algo en lo que JongSeong no cae fácilmente.

Él y HeeSeung no eran una pareja. No una formal.

HeeSeung volvió completamente desnudo. carajo, JongSeong ya lo había admitido, pero volver a ver ese cuerpo esbelto era tema de conversación privada divina.

Jay siempre pensó en que si tan solo se hubieran conocido como cualquier otro par de chicos, sin duda se hubiera enamorado de HeeSeung. Pero ahora... era diferente; lo deseaba, sí, pero era más el deseo carnal que hacerlo su chico, suyo.

Sin embargo, inconscientemente solo se permitía estar con él.

Jay nunca entendía, ¿cómo HeeSeung podía ponerlo en un estado tan incierto? siquiera puede creer bien en qué es lo que siente por HeeSeung.

Cierto, Hee.

Hee, Hee, Hee, Lee HeeSeung.

—hoy quiero probar solo cuánto te gusto —se detuvo enfrente de él, cruzando sus piernas y haciendo abultar su miembro semierecto a vista fácil para el azabache. Jay impulsó involuntariamente sus caderas hacia el aire.

—hace frío Hee, quiero sentir tu calor —¿por qué pensaba tanto y no se dejaba llevar? podría pensar mil preguntas de lo que siente hacia HeeSeung, pero cuando ese muchachito se posa enfrente suyo, cede sin problema y hasta con lujuria almacenada—. quiero sentirte a ti, tu interior.

Una de las cosas que aprendió con el tiempo fue que al peliazul le gusta que sean directos hacia su persona, sin rodeos o secretos. era un 'todo o nada', tan comprometido y malditamente intenso para cualquier otro, perfecto para JongSeong.

—no creo, no ahora —musitó con una sonrisita, amaba ver el cabello suave de HeeSeung caer despreocupadamente por sobre sus ojos y frente. definitivamente, el lado racional se había ido.

HeeSeung era demasiado bello, podría llegar a ser considerado pecado el no admirarlo y caer ante él; en estos momentos se alegra de haber sido elegido por el peliazul para practicar cuál sea que sean estos tipos de encuentros. No se imagina a otro hombre con HeeSeung en esta situación.

No quería, no lo permitiría.

—¿qué me harás? — Jay levantó su barbilla para poder ver a HeeSeung con media sonrisa, acariciando su perfil y detallando su pómulo, el menor empujó su rostro hacia la palma y la besó.

—te lo dije, quiero ver cuánto me deseas —y sin apartar la vista de sus orbes marrones, Hee desabrochó con su mano libre el pantalón del ajeno—. quiero ver tu semen caer a chorros por mí, que estés necesitado a meterte tan dentro mío para llenarme de ti; que te derritas por mí, literalmente — JongSeong tragó duro, moviendo su manzana de adán sediento y nervioso, le inquietaba ver a qué tan lejos llegaría HeeSeung. 

Pero no era de sorprenderse que estaba tan duro como una roca después de esas palabras y más aparte verlo gloriosamente desnudo.

La mano que desabrochó sus pantalones se subió hasta su nuca y lo apretó hacia su pecho, Jay inevitablemente atrapó su pezón diestro entre sus dientes y lo saboreó a primera instancia—. mgh, usaste el jabón que te he regalado.

Lamió con insistencia y chupó hasta ponerlo lo suficientemente rojo, duro y sensible.

—¿cómo no utilizaría los regalos de mi amado? — Hee se mordió el labio inferior, sintiendo su pene reaccionar a ese apodo y luego la lengua caliente de JongSeong pasar a su otro pezón libre.

El menor se concentró tanto en chupar sus pezones que olvidó lo que le dijo HeeSeung, el cómo lo apodó. no pasaba nada, Hee estaba más que satisfecho teniéndolo de esta manera.

Entonces, bajó su mano libre de nuevo a la entrepierna del menor, la acarició un poco y luego sacó su verga erecta por completo; acarició la punta suavemente y despejó completamente el glande ya resbaladizo y listo para penetrar.

Hee sintió un poco pena porque eso no pasaría, no esa noche.

Gimiendo bajito, HeeSeung poco a poco se fue despegando de los dientes hambrientos, él mismo acarició sus pectorales sobreestimulados y sonrió—. ¿tanto te gustan?

Los masajeó unos segundos, le gustaba haber trabajado su cuerpo lo suficiente como para conseguir ganar masa en ese lugar; apretó sus propios pezones y gimió agudo.

—mierda HeeSeung, ¿qué esperas? siéntate encima mío —aclarando su garganta, el mencionado se tentó a hacerlo. digamos, la polla que amaba estaba roja, venosa y goteante a espera de él. casi pudo haberse arrepentido de su 'experimento'. pero no, decidió seguir.

Girándose, tomó algo de la mesa del comedor y, emocionado, se lo enseñó al azabache—. mira, lo he comprado para ti, desearía meterte esto por el culo mientras que mis dedos te follan, pero, será otro día.

Era un maldito consolador, blanco, vibrador.

» hoy no te tocaré mucho, esto lo hará; pero podrás sentir lo mojado que estoy por ti en tu rodilla; si hoy no puedo montar tu pene, montaré tu muslo, no tengo problema —debía ser una jodida broma, no podía ser posible que lo dijera tan tranquilo y más aparte con una sonrisa que debía de ser ilegal mostrarse tan inocente—. abre las piernas un poquito, Jonggie.

U encendiendo el consolador, HeeSeung se arrodilló a sus pies para poder posarlo entre sus testículos; era la velocidad mínima, pero cada sentimiento estaba al triple, manifestándose por todo su cuerpo e implorando por más roce, más toqueteo.

—tócame, Hee; tócame —imploró el menor, tragando sus ganas de gemir y pedir por más.

Así fue cómo vio al peliazul subirse a su rodilla y abrir lo suficiente sus piernas para poder sentir el músculo arrugado del menor contra su rodilla. oh jesús.

Con lentitud, subió el consolador por todo su cuerpo, lo trazó por su vientre, hizo círculos en su estómago y tanteó su pecho de forma divertida; todo esto lo hacía mientras que de a poco sus caderas se movían de un lado a otro en su pierna.

Percibió el lubricante salir por la entrada de HeeSeung y regarse alrededor, estaba tan caliente que lo hizo delirar.

Estaba temblando de la excitación y entrecerró sus ojos contra su voluntad; imposible para él abrirlos un poco más porque cuando intentaba, el vibrador pasaba por un lugar más cercano a su pezón y lloriqueaba.

—¿me quieres? ¿m-e quieres besando tus jodidas tetas? porque a este maldito paso es lo que se convertirán, unas tetas en donde y-yo pueda frotar mi pene —el azabache gimió más alto cada vez, casi nunca HeeSeung maldecía y que lo hiciera era... el cielo—. ¡no me...! dijiste nada.

El peliazul se aferró a su otro muslo para ganas estabilidad mientras lo montaba y tentaba, pasó el vibrador por encima de uno de los pezones rojos de Jay y hasta entrecortó sus gemidos. quiso reírse por la hipersensibilidad, más se lo ahorró.

Se inclinó un poco para lamer su labio inferior y delinearlo con la punta de su lengua; respiraba pesado porque podía esperar su orgasmo en cualquier momento, y JongSeong también parecía estallar si no se apuraba.

Una de las cosas favoritas de Hee era venirse junto a Jay, siempre.

Terminó por besar sus labios y soltar el vibrador, dejándolo en su entrepierna para poder aferrarse bien a los anches y varoniles hombros de JongSeong, siquiera notó cuándo empezó a moverse de forma descarada en su pierna.

Pero todo valió jodidamente la pena cuando el líquido caliente seminal de JongSeong empezó a manchar hasta su vientre; luego su semen también hizo acto de presencia, manchando aun más las piernas del azabache.

Suspiró más que satisfecho, apoyándose en el rigido pecho ajeno y masajeando sus pectorales, sonrió.

—necesito amarrarte más seguido —tragó un poco de saliva para lubricar su garganta seca por tanto gemir, ya siquiera se imagina cómo estaría Jay.

De hecho, cuando se movió un poco más a su cuerpo e ignorando su semilla pegajosa, el miembro del mayor seguía semierecto, de nuevo.

Eso le subió un poco el ego.

—lo harás, pero ahora necesito que seas mi sumiso un momento, por hoy. imploro empotrarte contra esa mesa y cogerte hasta el cansancio, me he reprimido — Hee besó suave sus labios, asintiendo mientras que con facilidad se deshacía del nudo en sus muñecha y luego, bajaba a sacar sus pies.

—hazme lo que quieras, soy tuyo por hoy.

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