› 悪魔 !

—¿Entonces eres como la mano derecha de Dios? —preguntó Jake con asombro, con un destello de admiración por el precioso Ángel.

JongSeong asintió con orgullo y comió un bocado de comida, —Me tiene mucha confianza, así que es a mi a quien recurre con frecuencia.

—Woah... ¡Eso es asombroso!

JongSeong comenzó a reír y tanto Jake como SungHoon, arrugaron levemente la frente por tal escandalosa y extraña carcajada. Ya sabían ellos que no todo podía ser perfecto en Jay.

Ni-Ki, ya estaba acostumbrado, así que solo lo miró con gracia, y HeeSeung... él solo veía a JongSeong con adoración, encantado hasta con la más mínima parte de él. El rubio se percató de dicha acción y pateó la pierna del moreno, trayéndolo nuevamente a la realidad.

—Yo trabajaba en la parte de mensajero —comentó Jake—. Era quien hacía apariciones en la tierra para dejar todos los mensajes que quería enviar Dios.

—¿En qué trabajabas tú, Nishi? —preguntó SungHoon, tomando la mano de su novio y mirándolo con dulzura.

—Ahm, y-yo-

— Ni-Ki era un Ángel de la Guarda —intervino JongSeong, salvando al menor de su visible nerviosismo—. Al principio solo era el Ángel mimado de Dios, pero luego de un tiempo lo colocaron a trabajar en esa zona.

—¿Es cierto? Nunca me dijiste nada —habló SungHoon con sorpresa. Riki tragó saliva y asintió, para luego tomar su copa con vino y beber de ella—. De seguro fuiste el mejor Ángel de la Guarda de todos.

El vino se fue por donde no debía irse, y Ni-Ki terminó ahogándose y tosiendo con fuerza, con un SungHoon golpeando su espalda preocupado.

HeeSeung, JaeYoon y JongSeong veían la escena con atención, estando el último un poco preocupado por la reacción de Ni-Ki. Sabía que su mejor amigo amaba a SungHoon, —estaba claramente demostrado— pero sabía que aún le afectaba el tema.

—¿Te encuentras bien? —preguntó SungHoon, sobando la espalda de Ni-Ki, quien asintió y se limpiaba las lágrimas producto de su incontrolable tos—. Ah, me asustaste, nini.

El Ángel sonrió y dejó un beso en la mejilla de su novio, —Estoy bien, Hoonnie. Solo me tomaste de sorpresa.

Esta vez fue SungHoon quien se acercó y dejó un corto beso en los labios de Ni-Ki, haciendo que JongSeong apartara la mirada incómodo; aún no se acostumbraba a las muestras de cariño entre esos dos.

—Si Ni-Ki ahora está aquí, ¿Quién es el Ángel de la Guarda de la persona que cuidaba él?

El nombrado alzó la cabeza en cuanto escuchó la pregunta de HeeSeung, y miró a Jay con curiosidad.

—Las personas sólo pueden tener un Ángel de la Guarda en su vida, ya que nosotros nos encargamos de estudiar día con día la vida del humano en cuestión para saber lo que le conviene y lo que no, pero sin intervenir, claro está —explicó Jay, mirando a Ni-Ki fijamente cuando dijo lo último—. Así que el protegido de Riki no tiene a nadie ahora.

Riki bajó la cabeza y SungHoon se percató de este acto, frunciendo levemente su ceño por lo extraño que era su reacción.

—¿Por qué no podrían intervenir? —cuestionó HeeSeung nuevamente—. Si saben lo que les conviene y no a sus protegidos, ¿No sería lo correcto intervenir a favor de ellos?

Ni-Ki miró a HeeSeung con interés y algo de emoción, siendo otra reacción captada por SungHoon, quien decidió no opinar nada al respecto y preguntar después.

—La palabra de Dios es ley, así que si ella decide algo, nosotros acatamos y listo —respondió JongSeong.

—Pero eso es contraproducente —siguió HeeSeung y tanto JaeYoon como SungHoon rodaron los ojos, sabiendo que cuando el moreno tenía una opinión, debía decirla o no estaría en paz consigo mismo—. Me dices que los Ángeles de la Guarda estudian a sus protegidos, por lo que tienen un amplio conocimientos de ellos, y saben bien lo que les favorece o no. Dios ha creado mucha vida, y es comprensible si no estuviese al tanto de todos, así que, ¿Por qué no actuar por su cuenta? Velando por el humano y ayudando a Dios.

La mesa quedó en silencio luego de la intervención de HeeSeung, quien veía ansioso a Jay, esperando de este algún reconocimiento por su increíble participación. Su corazón latió con fuerza cuando el precioso Ángel sonrió de lado y se sentó correctamente.

—Los humanos creen que todo se resuelve de manera fácil, así que en cierta parte no me sorprende la sarta de tonterías que acabas de soltar con tanta seguridad.

HeeSeung parpadeó confundido, —¿D-disculpa?

—Imagina un mundo donde todos tienen lo que quieren —habló Jay, llamando la atención de todos en la mesa al verlo tan sereno—. Todos tienen riquezas, todos tienen el trabajo de sus sueños, todos tienen al amor de sus vidas y todos tienen la vida perfecta. Básicamente eso sucedería si se actuara a conveniencia de los humanos.

Hizo una pequeña pausa y miró a HeeSeung con ironía. »Pero ustedes son ambiciosos, incluso cuando lo tienen todo, quieren más. El mundo sucumbirá en la avaricia y la pereza, porque si todos estuviesen con la vida resulta, ¿Para qué trabajar? ¿Para qué salir a hacer algo productivo? Entonces se pasarán la vida, jugando a ser felices, envidiando al prójimo y deseando cada día más y más.

»De ser así, el cielo no tendría razón de existir, ya que el infierno sería el lugar al que llegarían la mayoría de los humanos. Así que, cuando quieras expresar tu opinión con tanta seguridad, o refutar el plan de vida que tiene Dios, procura hacerlo con base y no te pongas a decir un montón de palabrería que no tiene pies ni cabeza. ¿Entendido, Lee HeeSeung?

Sin más nada que agregar, JongSeong se dedicó a seguir comiendo, aguantando la sonrisa que quería salir de su rostro al ver al tonto ateo de HeeSeung derrotado con sus palabras.

El humano, se encontraba avergonzado, pero al mismo tiempo asombrado, ya que JongSeong no era solo una cara bonita, demostrando también sabiduría y conocimiento en lo que hacía, logrando en él un destello de admiración por el Ángel.

SungHoon apretó los labios, aguantando la risa que quería salir de sus labios, recibiendo un pequeño golpe a su costado por parte de Ni-Ki, quien, a pesar de querer evitar un problema, también se veía divertido por la situación.

Y Jake, bueno, él es muy diferente.

—¿Solo yo lo veo o HeeSeung lo han dejado sin ningún tipo de argumento? —comentó el risueño Ángel entre risas, ganándose una mirada molesta por parte del humano—. Pensé que nunca vería a alguien dejar en ridículo a HeeSeung, pero viene Jay con su linda cara y perfección a cambiar todo. En serio, Jay, quédate por siempre.

El Ángel rió y negó con la cabeza, —Me iré mañana en la tarde, lo siento.

—¿Te irás mañana? ¿Tan pronto?

JongSeong alzó una ceja y miró a HeeSeung con burla, —¿Quieres que me quede más tiempo para seguir dejándote en vergüenza?

El moreno sonrió, mostrando esos preciosos hoyuelos que poseía y apoyó su barbilla en su mano.

—Sería un completo placer dejar que me humilles a cambio de que te quedes por más tiempo y poder ver tu preciosa cara.

Las mejillas de JongSeong se calentaron con rapidez gracias a las palabras dichas por HeeSeung, además de esa mirada que tenía para con él. Respiró hondo y volvió su vista al plato.

—Oh, creo que alguien se sonrojo por lo que le dijo HeeSeunggie~

—¡Cállate, Ni-Ki!

♡❜

SungHoon se apartó el brazo y la pierna de Riki de encima y, dejando antes un beso en la frente de su adorado Ángel de Oro, salió de la habitación con cuidado de no hacer ningún tipo de ruido.

Sabía lo tarde que era, y si alguien lo fuese a molestar a esa hora probablemente no viviría para contarlo, pero necesitaba acabar con la duda que carcomía su mente y no lo dejaba dormir en paz.

Caminó hasta la puerta cercana y la tocó de manera vacilante. Volvió a tocarla después de un rato en el que nadie salió, y suspiró derrotado cuando esta no fue abierta.

Dio media vuelta dispuesto a irse, cuando escuchó el sonido de la puerta abrirse. Se giró y miró con pena al otro chico, acercándose a él y haciendo un reverencia.

—Me disculpo por molestar a esta hora, pero eres al único a quien puedo preguntarle lo que quiero.

Jay apretó sus labios y se hizo a un lado, dejándole espacio a SungHoon para que pasara a su habitación.

Una vez dentro, el señor del lugar frotó sus manos con nerviosismo y caminaba de un lado a otro. Jay tomó asiento en la cama y lo miró, sabiendo perfectamente a lo que venía.

—No puedo decirte mucho si Ni-Ki no lo ha hecho antes —habló cuando vio que SungHoon no soltaba palabra alguna. El cenizo lo miró con asombro y se acercó hasta él, tomando el atrevimiento de sentarse a su lado—. Sé que vienes para saber de Ni-Ki sobre su exilio del cielo, así como también para preguntar por el protegido que tenía, pero como dije antes, si Ni-Ki no lo ha hecho, no puedo hacerlo yo.

SungHoon frunció el ceño y apretó sus labios, —Es que reaccionó tan... extraño. Me causó curiosidad su manera de actuar.

—Esos temas son algo delicados para él, SungHoon —suspiró—. Tiene miedo de decirte.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque le pregunté si ya había hablado contigo de ese tema y me dijo que no, que le aterraba la idea de decirte lo que hacía sucedido.

—Yo nunca dejaría a Riki, si a eso se refiere. Lo amo, y le he dado su tiempo y espacio para que me cuente lo sucedido, pero veo que no ha sido suficiente.

—No te pongas a la defensiva —regañó JongSeong, logrando intimidar un poco a SungHoon—. Ni-Ki era el favorito de Dios, y fue desterrado por lo que pasó. Debes de entender que sienta terror de comentarte algo, no soportaría alejarse de ti.

SungHoon analizó las palabras dichas y encontró lógica en ellas. Dios lo había castigado de tal forma por lo que había hecho, así que suponía él que Ni-Ki se encontrase algo traumado por la situación.

— YuNa dijo que enviar a Riki acá fue un error, y que él podría regresar al cielo cuando quisiese —comentó SungHoon—. Supongo que lo que sea que haya hecho Ni-Ki no fue tan grave, ¿Por qué lo envío de todas formas?

—A YuNa le contaron una versión errónea de la situación. Le dijeron cosas que no eran en realidad y ella, cegada por la pena y la tristeza, castigó a Ni-Ki sin escucharlo —habló JongSeong y sonrió de lado—. Yo le rogué que me escuchara y dejara explicarle lo que pasó realmente. Fue ahí cuando supo de su error y decidió traerlo de vuelta, pero él ya no quería volver... ahora entiendo el porqué.

SungHoon rió, acordándose de ese momento en el que Ni-Ki se negó a volver, —Tenía miedo de que Riki se fuera, pero me sorprendió mucho cuando decidió quedarse por mi.

Jay sonrió de lado y tomó una de las manos de SungHoon entre las suyas, como solía hacer con los demás ángeles cuando le pedían un consejo.

— Ni-Ki te ama, SungHoon. Nunca dudes de ello. Él te dirá a su tiempo el porqué de su estadía aquí, así que confía en él y en su amor.

SungHoon sonrió y apretó la mano de JongSeong, —Gracias.

—No hay de que.

Se despidieron y SungHoon volvió a su habitación. Se acostó en la cama y abrazó a Ni-Ki, sintiendo ese sutil pero delicioso aroma a rosas que poseía el menor. Besó su rubia cabellera y, con la mente más calmada, se dispuso a dormir. Sintiéndose dichoso de tener al pequeño Ángel con él.

nandaslovely ©

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