05❜ - Celos.

- El despacho de abogados donde trabajaba Jay era bastante grande, por lo ahí laboraban muchas personas. Alfas, omegas y betas convivían diariamente en lo sé podría llamar armonía, aunque también habían los problemas comunes de una sociedad como la suya, aún así todos eran bastante unidos; demasiado, según HeeSeung.

HeeSeung nunca fue celoso y mucho menos posesivo pero desde el primer mes de embarazo cierta inseguridad se instaló en lo más profundo de su ser. No tenía problema alguno con que su alfa tuviera amigos omegas o betas pero SungHoon... SungHoon era otro asunto.

Le irritaba que Jay lo mencionara siquiera ni le gustaba que estuviera cerca de él, pero algo que definitivamente no podía tolerar era que oliera a él.

ㅡ¡Ah, HeeSeung! ¿Qué tal? ¿Cómo está tu bebé?ㅡ Yuki, una de las secretarias del despacho, (beta, por cierto) siempre lo saludaba emocionada, incluso antes de que supiera del nuevo integrante de su familia.

ㅡEstamos bien, ¿y Jay?ㅡ quería ir a desayunar con su alfa, tenía hambre y sus pies dolían por lo que no estaba de muy buen humor.

ㅡBueno, él... está en su oficina con... el señor Park.

La mención del último hizo que todo cansancio desapareciera de su cuerpo, así que sin esperar nada se dirigió a donde estaba su esposo con el recién mencionado. Cuando finalmente llegó, abrió la puerta bruscamente, con la ira reflejada en sus ojos y su olor, que se tornó casi insoportablemente amargo.

Las relajadas risas se detuvieron de repente y SungHoon y Jay miraron sorprendidos hacia la puerta.

ㅡAmor... ¿qué haces aquí?ㅡ La linda sonrisa del alfa aminoró su furia, pero la de Park menor la aumentó sin más. Sin pensarlo caminó a su pareja, que estaba sentado tras su escritorio.

Se sentó en su regazo, quedando frente a SungHoon, le sonrió con sorna mientras el otro negaba, sintiéndose mareado por el potente olor del otro omega que pretendía marcar territorio.

ㅡQuería verte, alfa, quería ver a mi alfa.ㅡ se acercó al cuello de Jay, notando el aroma a galletas. Quiso llorar pero no se lo permitió.

ㅡ¿Qué pasa, Hee? ¿de pronto tan quieto?

SungHoon rió, sin notar que Jay estaba empezando a sonrojarse. HeeSeung había clavado sus pequeños colmillos en el cuello contrario y suaves movimientos de cadera comenzaron a hacerse presentes. Lamió los hilillos de sangre que brotaron de la reciente herida mientras liberaba feromonas para cubrir el cuerpo del alfa.

ㅡVamos a comer juntos, alfa. Vine por ti.

Jay asintió embobado, poniéndose de pie después de HeeSeung. No se despidió de SungHoon, pues HeeSeung lo había arrastrado hacia la puerta.

ㅡMaldito hormonal.

SungHoon no lo admitiría, pero esos ataques de celos por parte del chico pelinegro siempre le parecerían adorables.

—Eres un idiota, Park.

Jay rodó los ojos, después de haber salido del edificio HeeSeung comenzó a llorar; lloró de enojo, puesto que consideraba que su alfa lo estaba ofendiendo como nunca antes.

—Cielo, ¿no te parece que exageras? Park es solo mi amigo.— La mirada asesina que Hee le dedicó lo hizo tragar duro.

—Es tu amigo, claro ¡¿Por eso hueles a él?!— Y volvió a llorar fuertemente. Las personas que pasaban frente a su mesa miraban acusatoriamente al alfa por hacer llorar a su compañero.

—Omega, cálmate. Te amo ¿sí? Jamás te sería infiel y mucho menos ahora que tendremos un bebito.

HeeSeung dejó de hipar, aunque algunas pequeñas lágrimas seguían resbalando por sus mejillas pero que Jay se encargó de limpiar con su cálida mano.

Finalmente, comieron entre amenas pláticas, risitas, palabras dulces y planes que llevarían a cabo cuando su cachorrito naciera. HeeSeung de verdad odiaba estar tan sentimental.

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