27.─ »
- Jay se observó al espejo por milésima vez aquella mañana. Su atuendo de boda había sido especialmente diseñado para que su pequeña contara con gran comodidad, siendo este de seda blanca y suave, ajustándose lo suficiente para hacerlo ver elegante, pero no tanto como para sentirse incómodo.
Observó su cabello, arreglado en una simple corona de pequeñas flores. Corona que pronto sería reemplazada por la corona real.
Daniel sonrió a través del espejo, mientras terminaba de arreglar los últimos detalles en su atuendo.
─ Se ve increíblemente bien, mi señor ─ afirmó.
─ Gracias Daniel ─ suspiró ─. Recemos porque esta pequeña esté en paz durante todo el día.
El nacimiento estaba más que cerca, y la posibilidad de que naciera en cualquier momento, estaba siempre presente. Acarició su vientre y sonrió ampliamente.
─ ¿Está nervioso, mi señor?
JongSeong negó con la cabeza, la sonrisa era imposible de borrar de su rostro.
─ ¿Por qué debería estarlo? El amor de mi vida está esperándome allí afuera.
─ Por supuesto. Pero me refería a la coronación.
─ Tengo a HeeSeung y haré mi mejor esfuerzo por ser un buen gobernante, eso es suficiente.
─ Deseo que los dioses lo bendigan profundamente ─ dijo Daniel inclinándose ─. Que sus años en el trono sean años prósperos, y su familia sea numerosa y repleta de amor.
Jay se acercó a Daniel, y acarició una de sus mejillas.
─ Eres un buen amigo, Kim Daniel.
Daniel se sonrojó y bajó la mirada.
Pronto, un soldado estaba llamando a la puerta. Daniel le abrió y lo oyó murmurar algunas cosas. El muchacho se volvió hacia el y rió suavemente.
─ Mi señor, su alteza lo está esperando en el altar.
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HeeSeung había vivido muchas situaciones de extrema ansiedad y nerviosismo a lo largo de su vida. El ser criado para ser rey, implicaba una preparación tan agotadora como exigente. Su vida estaba repleta de momentos en los que creía que la presión acabaría con él, y por mucho tiempo creyó que el día de su boda sería uno de ellos. Pero estando allí parado, con muchas de las personas que formaban parte de su corazón, y muchas otras personas que formaban parte de su reino, esperando al amor de su vida, él no sentía ningún tipo de miedo. No sentía pesares ni preocupaciones. Porque pasar la eternidad junto a Jay, era lo que más deseaba. Desde lo más profundo de su corazón.
JungWon le colocó una mano en el hombro y sonrió ampliamente.
─ Su felicidad es la mía, mi señor.
HeeSeung devolvió el apretón, antes de atraerlo en un abrazo. Fue corto, pero increíblemente significativo si se tomaba en cuanta que su último abrazo habría sido en el cumpleaños número dieciocho de JungWon.
─ Entonces tu corazón salta de emoción.
JungWon rió, y con una inclinación, se colocó detrás suyo. Entonces la ceremonia comenzó.
HeeSeung vestía el atuendo de bodas oficial del rey, y la corona brillaba reluciente sobre su cabeza.
El lugar estaba repleto de flores, sobre todo de aquellas flores azules que JongSeong disfrutaba colocar en el cabello de su amado. Los escudos del reino estaban colgados en grandes telas, a lo largo de todo el lugar.
Y para HeeSeung, Jay era lo más hermoso que el universo le había dado. Entró junto a Jake, quien lo sujetaba como si fuera un pedazo de su corazón que estaba dejando ir, y seguramente lo era.
Y HeeSeung lo sabía desde un comienzo. La ropa de boda se veía perfecta sobre su redondeado vientre, allí donde su hija descansaba.
Al llegar a su lado, Jake se inclinó profundamente, y colocó la mano de Jay sobre la de HeeSeung.
─ Se que él ya le pertenece ─ susurró ─. Pero es toda la familia que me queda, y aún lo siento parte de mí. Ahora será suyo para siempre. Por favor, su alteza, continúe cuidando de él como lo ha hecho todo este tiempo.
─ Cuidaré de él con mi vida ─ prometió.
Entonces unieron sus manos, y los ojos de JongSeong se humedecieron, pero la sonrisa jamás se borró de sus labios.
─ Te amo ─ susurró HeeSeung, acariciando suavemente sus manos.
─ Te amo ─ respondió Jay.
El representante de los Dioses comenzó con su discurso, el mismo que seguramente habrían oído sus padres, y sus abuelos. Un discurso que hablaba sobre el amor, el compromiso y la entrega. No solo entre ellos, si no también hacia su pueblo.
─ Y así prometen amarse por la eternidad, e incluso en el siguiente mundo, bajo los cuidados de nuestros dioses en el descanso eterno. Su amor crecerá más fuerte con cada dificultad. Y será de entrega total del uno para el otro. Bajo los ojos de los dioses, todos aquellos presentes y el reino entero, que su unión sea enormemente bendecida.
HeeSeung no esperó mucho más. Tomó a Jay suavemente de la espalda, y colocando una mano sobre su vientre, unió sus labios en un dulce beso.
─ Que esto sea una promesa de su amor inquebrantable.
─ Lo prometo ─ dijo HeeSeung con firmeza.
─ Lo prometo ─ repitió Jay con la misma seguridad.
Los aplausos no se hicieron esperar. Fueron largos y sonoros. Llenaron ambos corazones de felicidad y orgullo.
Entonces, cuando el silencio volvió a reinar, JungWon se acercó a HeeSeung y se inclinó hasta tener una rodilla en el piso, elevando la almohadilla con la corona. HeeSeung la tomó entre las dos manos y observó a Jay con una enorme sonrisa.
─ Este día, no solo te he elegido como mi compañero eterno, si no también como mi mano derecha. Con quien gobernaré este reino hasta que nuestro amado TaeMin pueda cuidarlo por nosotros. Hoy te conviertes en rey de este reino, y todo el honor que se reciba hacia mi persona, deberá ser entregado a ti también. Hoy eres completamente mi igual. Rey JongSeong de Busan.
Entonces colocó la corona sobre la cabeza de Jay, y los aplausos volvieron a estallar.
─ Estoy muy orgulloso de ti ─ susurró sobre su oído.
─ HeeSeung ─ fue el susurro de Jay.─ HeeSeung ─ repitió como si la palabra fuera lo más dulce que sus labios habían probado.
─ Amor mío.
─ HeeSeung ─ rió.─ HeeSeung, mi amado. Decir tu nombre con libertad llena mi corazón de calidez.
─ Oír mi nombre salir de tus labios, me hace el hombre más feliz sobre la tierra.
─ Yo...
Entonces Jay jadeó con sorpresa, y sujetó su vientre con fuerza.
─ ¿Qué sucede? ─ clara preocupación se reflejó en el rostro de HeeSeung.
─ Creo que nuestra hija no ha aguantado más ─ susurró.
La humedad en su ropa era la clara prueba de ello.
HeeSeung parpadeó varias veces intentando borrar la confusión, antes de sujetar las manos de Jay con fuerza.
─ ¡Llamen al doctor!
Jay rió y HeeSeung lo observó confundido.
─ ¿Ries?
─ Soy feliz.
─ Amor ¿Acaso no duele?
─ Duele como el infierno ─ admitió devolviendo el apretón de manos ─. Pero que más da. Soy feliz HeeSeung, soy inmensamente feliz.
Ambos eran felices, ambos se amaban profundamente. Y lo harían por la eternidad. Porque su amor era más fuerte que todas las dificultades y dolores. Su amor trascendería la muerte. Porque desde el momento en que sus ojos se unieron por primera vez, estuvo escrito. Se pertenecían el uno al otro. Y nada podría detener su destino.
Fin.
Y hasta aquí la hermosa
historia.<33
Muchas gracias por el apoyo
que obtuvo, ¡Me alegro
que les guste bastante!
Esperen el epilogo
que dentro de poco lo tienen,
¡Los amo un montón!
Nos leemos luego.♡♡
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