15.─ »

- Era una hermosa y reluciente tarde primaveral. A Jay, sin embargo, el rostro de los novios, no le parecía tan reluciente.

Tenía entendido, por HeeSeung, que JungWon había decidido casarse con el joven, porque no veía otra mejor opción. Para salvarse, y para salvarlo. JongSeong no entendía muy bien porqué JungWon debía salvarse a si mismo, pero supuso, serían cuestiones de honor.

─ ¿Cómo te sientes hoy?

Jay volvió la mirada a quién sujetaba firmemente su mano. HeeSeung le sonrió esperando una respuesta.

─ Mejor que ayer, sin dudas, mi señor.

Jay supuso que su calor estaría cerca, no habrían sido buenos días para su organismo.

─ ¿Cree que esta unión es para bien?

HeeSeung suspiró y subió los hombros. JungWon y Riki estaban sentados uno al lado del otro, pero no se dirigían ni una mirada. La tensión flotando en el aire a su alrededor.

─ Terminarán matándose entre ellos, o...

─ Terminarán dejando mucha descendencia ─ Jay terminó la idea.

HeeSeung rió, y asintió repetidas veces.

A decir verdad, JongSeong había estado gratamente sorprendido cuando HeeSeung le anunció que deseaba que estuviera a su lado durante la boda. Se habría enterado de la misma, bastante tiempo atrás, porque las mujeres claramente no podían dejar semejante anuncio pasar. Imaginó que sería una celebración grande, en la que todo el palacio, e incluso el resto del pueblo participaría. Para tal evento, era esperado de parte del rey, ser acompañado por una de sus concubinas con hijos. Ante la falta de WonYoung, por YuNa o Liz. Pero había decidido que Jay lo haría.

Daniel y SungHoon tardaron años de discusiones en decidir cual era la ropa más adecuada para aquella situación. Le probaron cientos de camisas, y otros cientos de pantalones. Incluso joyas ostentosas y zapatos que lucían increíblemente costosos. JongSeong no quería siquiera pensar en el hecho de que HeeSeung les habría permitido tomar toda la ropa y joyas que desearan para Jay. Lo avergonzaba.

Finalmente, se decidieron por una camisa de seda azul, con pequeñas piedras incrustadas en los hombros, junto con unos claros pantalones. En cuanto a joyas, Jay no cesó de negar con la cabeza hacia cada una que le enseñaban. No deseaba parecer un joyero, ni ofuscar a los novios con semejante muestra innecesaria de ostentosidad. Así que con un profundo suspiro, tanto SungHoon como Daniel, se resignaron a colocarle simples añillos de plata, y una pequeña gargantilla del color de su camisa. Ni siquiera se atrevió a colocarse el tan preciado regalo que había recibido de HeeSeung, ya un tiempo atrás.

Y sin embargo, lo que para sus sirvientes parecía simpleza, a HeeSeung pareció encantarle. Otra vez, tomó una flor azul de su jardín, y la colocó sobre su cabello, asegurando que su atuendo estaba finalizado de aquella manera. La cantidad de ojos sobre ellos, era impresionante, y JongSeong se sintió bastante intimidado.

Algo que particularmente estaba detestando en aquel momento, era la mirada fuerte y cargada de odio que Liz le estaba dirigiendo. Ella estaba pegada a Bahiyyih, seguramente llenándole la cabeza de su podrido odio. Pero la joven parecía un asustado y perdido cachorrito. No faltaba mucho para que diera a luz, y JongSeong estaba viviendo con aquello. Últimamente había tenido los ojos sobre ella, asegurándose de que el embarazo ocurriera como era debido. Bahiyyih lo había notado, parecía bastante intimidada con ello, pero nunca se atrevió a decirle nada. JongSeong sabía que casi todas las mujeres allí, le tenían un temeroso respeto. Y él no sabía que pensar al respecto.

─ ¿Sucede algo, amor mío? ─ cuestionó HeeSeung observando hacia la misma dirección que él ─. ¿Acaso alguna de las concubinas te ha estado tratando de forma indebida?

─ No debe preocuparse por esos asuntos, mi señor ─ lo tranquilizó.

─ Lo hago ¿Cómo no voy a preocuparme? Si ese odio fue el que llevó a WonYoung a hacer lo que hizo.

Jay sintió su estómago revolverse. En su mente, revivió aquel día con inmenso dolor. Recordó la caída, como su cuerpo voló por los aires, y ese terrible golpe. Ese golpe tan doloroso que acabó con la vida de su hijo.

─ JongSeong.. ─susurró HeeSeung con preocupación.

Jay se sujetó a HeeSeung por los hombros, y apoyó la cabeza en su pecho. Estaba mareado. Un sentimiento enfermizo trepando por su estómago.

─ Mi señor, no me siento muy bien ─ confesó débilmente.

─ Siento mucho haber traído esos recuerdos ─ suplicó levantando su cabeza suavemente ─. ¡Por los dioses! JongSeong, estás pálido como la nieve.

Jay no oyó nada más que eso, porque tanto su mente como su cuerpo, flotaron fuera de allí. Su visión se oscureció.

HeeSeung tenía el cuerpo de Jay entre sus brazos, el desmayo lo había tomado por completa sorpresa. Había sido tan repentino.

─ ¡Córranse! ─ oyó una fuerte voz exclamar ─. En el piso, colóquelo en el piso.

HeeSeung observó el serio rostro de Riki, mientras lo instaba con la mirada.

─ Su alteza, por favor, piense rápido ─ gruñó ─. He estudiado con un médico por varios meses, colóquelo en el piso y déjeme revisarlo.

HeeSeung, extrañamente, confió. Cuando lo colocó en el piso, Riki se acercó a su cuerpo y comenzó a revisarlo.

─ ¡JungWon! ─ exclamó sorprendiéndolo ─. ¡¿Qué diablos haces ahí parado?! ¡Llama al doctor!

JungWon corrió fuera del lugar a toda velocidad. Riki estaba arrodillado en el piso, su blanco atuendo lleno de tierra, mientras mordía su lengua con concentración.

─ Respira bien ─ murmuró ─. Dioses, si que está pálido.

─ ¿Sabes que tiene? ─ preguntó HeeSeung.

─ Nada grave, gracias a los dioses ─ confirmó ─. El doctor podrá decirlo con mayor certeza, pero... ─ Riki presionó suavemente su vientre y asintió ─. Parece ser que está esperando un hijo.

♡❜

JongSeong despertó con la mirada de HeeSeung sobre su rostro, y él tuvo un horrible dejavu sobre aquella situación tiempo atrás. Por lo menos hasta que HeeSeung le regaló una enorme sonrisa. Pudo notar al doctor acomodando algunas cosas, antes de dirigirles una mirada completamente alegre.

─ Me alegra confirmar, que el señor Riki llevaba razón. Felicidades, y bendito sea por los dioses el niño que lleva el joven en su vientre.

JongSeong parpadeó seguidas veces, con gran confusión. No podía ser ¿Realmente él estaba embarazado?

─ ¿En verdad? ─ preguntó Jay sentándose de golpe ─. ¿Es cierto? ¿Estoy esperando un hijo de mi señor?

El doctor asintió unas vez más y se inclinó en forma de despedida.

HeeSeung estaba llorando, y Jay sabe, él no tardó mucho en también hacerlo. Se lanzó a sus brazos, y ambos lloraron de felicidad.

─ ¡Bendito sea el fruto de tu vientre! ─ exclamó HeeSeung con fuerza.

─ Mi señor, lo amo tanto ─ susurró Jay.

Y con sus labios unidos, continuaron llorando.

♡❜

─ Para el palacio, tanto como el resto del reino, se anuncia esta semana, como semana de fiesta por la próxima llegada de un príncipe. El señor JongSeong está esperando un hijo de su alteza, y él desea compartir su felicidad con la nación entera.

Kazuha saltó de su asiento y corrió hacia la habitación de YuNa, golpeando la puerta con fuerza.

─ ¿Qué? ¿Qué sucede mujer? ─ preguntó YuNa abriendo la misma.

─ ¡Te has perdido el anuncio, tonta!

─ ¿El anuncio de qué?

─ Su alteza declaró una semana entera de fiesta, por el embarazo de JongSeong.

YuNa se tapó la boca, ocultando su gran sorpresa, que sin embargo, se reflejó en sus ojos.

─ ¡¿Una semana?! ¡Por los dioses! Las mujeres se volverán locas ¡Liz se volverá loca!

─ ¿Acaso estás sorda? ¡Qué importa la semana de fiesta! JongSeong se embarazó en nada de tiempo. Liz arderá en envidia. Hay que mantener los ojos sobre ella.

YuNa asintió con seriedad.

─ Que los dioses protejan y bendigan a ese niño.

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