Cap.27❜

- Un alto alfa de piel pálida y cabellos rojizos, se encontraba conversando con un hermoso omega pelinegro de hombros anchos y finos labios.

Ambos reían y conversaban con familiaridad, dedicándose miradas furtivas y sonrisas dulces. Pasaban el tiempo juntos hasta que una llamada interrumpió la pequeña burbuja que habían creado solo para ellos.

El palido respondió al teléfono luego de leer el conocido nombre en la pantalla.

—Hey, soy yo. – le dijo una voz grave al otro lado de la línea. – Necesito que vengas a mi escuela con todos los papeles ahora.

— ¿Qué pasa? – preguntó confundido – ¿Por qué tan de repente?

—Nada más y nada menos que Lee Félix vendrá aquí hoy, y sus motivos no me dan buena espina. – comentó intranquilo. – Creo que es un buen momento para llevar a cabo el plan. Yo haré mi parte, así que solo apresúrate en llegar.

—Entiendo. Iremos ahora mismo. – colgó el teléfono sin esperar respuesta para tomar las cosas e irse.

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Y allí estaban ahora, aquel alfa y omega pertenecientes también a la Preparatoria Shinwa, ante la mirada confundida del resto, incluyendo a Ni-Ki.

— ¡Tú! ¡¿Qué haces aquí?! – le preguntó el alfa castaño con sus ojos inyectados en furia.

—Vine a revelar algunas verdades también. – dijo con una sonrisa jactanciosa. – No eres el único que sabe exponer los secretos de los demás.

— Lee HeeSeung. – pronunció su nombre entre dientes. — ¿Qué demonios tramas?

—Es muy irónico de tu parte venir aquí a acusar a otras personas de cosas tan insignificantes cuando tú eres un sucio bastardo que te aprovechas de los demás. – lo acusó, juzgándolo con la mirada.

— ¿Qué dices? ¿Acaso estás loco? Sé que me odias por quitarte el puesto que principalmente te correspondía, pero no es mi culpa que yo haya sido más apto para el cargo. – se burló, peinando sus cabellos hacia atrás con altanería.

— ¿Te parece correcto que una persona que roba de los demás para sus propios beneficios es apta de cualquier cargo? – soltó una carcajada cargada de ironía. – No me hagas reír.

El castaño lo miró totalmente serio y confundido. — ¿De qué estás hablando?

—Bueno, tú mejor que nadie debes saber que cuando investigas bien y hablas con las personas indicadas, puedes descubrir muchas cosas, ¿verdad? – el omega pelinegro que lo acompañaba le tendió algunos papeles y él los agitó en el aire ante la vista contrariada del castaño. – Pues yo también he descubierto algo, y deseo compartirlo con todos ahora.

Ni-Ki se mantenía aturdido, no tenía ni idea de quién era ese alfa que había irrumpido sin reparos en la reunión, junto con un compañero omega. Solo podía saber que también pertenecía a la Preparatoria Shinwa por su pulcro uniforme, y que conocía a Félix por la forma tan informal en que le hablaba. El resto de estudiantes se mantenían con la misma cara de duda que él, excepto por cierto azabache que miraba toda la escena complacido, mostrando una casi imperceptible sonrisa.

— ¿Te cuento algo raro? – habló más alto el alfa de hebras rojizas, dirigiéndose al castaño. – Siempre me intrigó el hecho de que a pesar que todos los estudiantes de Shinwa pagan altos impuestos dedicados a materiales escolares y actividades de las que ellos deberían disfrutar, casi no gozan de nada de esto. – posó sus dedos en su mentón, pensando. – Si bien somos una escuela privada y rica, hay ocasiones en la que faltan útiles necesarios, o en las que el presupuesto no alcanza para costear un viaje escolar. ¿No es eso increíblemente raro? – soltó irónico.—Somos ricos, después de todo.

Félix estaba rojo de la ira, y miraba al alfa con ojos sorprendidos, como si una nueva cabeza hubiese aparecido sobre sus hombros. Su potente aroma comenzó a liberarse, con una notable carga de cólera e irritación, tornándose ácido, y el par de alfas que se habían mantenido inmóviles a sus espaldas se estremecieron.

Sabían muy bien lo que pasaba cuando el pálido de hebras castañas se ponía así.

—Nadie decía nada, aunque muchos lo notaban. – siguió. – Porque todos tenían miedo del poderoso Lee Félix. Pero yo no pude evitarlo, verás, soy muy curioso. – sonrió de medio lado. – Así que después de revisar algunos recibos, cuentas bancarias y hablar con algunas personas dentro de tu círculo de conocidos, encontré la causa de todo. – lo apuntó con el dedo. – Tú. Tú y tu asquerosa codicia que te llevó incluso a robar.

Los estudiantes comenzaron a murmurar, asombrados por tal acusación.

— Lee, ¿estás acusándome acaso? – su pecho subía y bajaba con fuerza debido a su respiración violenta.

—Lo estoy. – afirmó tranquilamente. – Y aquí tengo las pruebas. – mostró los papeles en su manos. – Puedes revisarlos si quieres pero en resumen son una recopilación de las diferentes cosas que compraste y los lugares que tú y tus amigos visitaron en el último par de meses. Todo pagado con la tarjeta y cuenta bancaria de la escuela. – soltó una carcajada. – Parece que tu ambición se comió tus neuronas, porque solo un tonto dejaría tales rastros, si no quiere ser atrapado. – soltó un bufido mofándose. – Te jactas de ser el más rico de todos pero aun así usas el dinero de los demás, en vez del tuyo, para cumplir tus caprichos. Eres una basura.

Félix trató de mantener la compostura, aunque estaba claramente estupefacto luego de ser exhibido de esa manera. Quería lanzarse sobre aquel alfa insolente y arrancarle la yugular de un mordisco.

—Estás en graves problemas, Lee – lo amenazó. – No sabes con quien te metes.

—Creo que el que tiene problemas eres tú. Estas pruebas fueron enviadas anteriormente a nada más y nada menos que a tu abuelo, Lee SuHo. – suspiró fingiendo que sentía pena. —  ¿Cómo se sentirá el fundador de la Preparatoria Shinwa cuando sepa que su nieto es un ladrón irresponsable?

— ¿Cómo te atreves? – le mostró sus colmillos. – Mi abuelo nunca le creería a un alfa de baja categoría como tú.

—Puede que tengas razón. – concordó. – Pero si se lo confirma su viejo amigo, el Presidente de Park Enterprises, no dudará de él, ¿cierto?

— ¿El Presidente Park dices? ¿Cómo…?

—El cómo no importa. – cortó sus palabras. – Solo que ahora mismo debe estar contándole como se extendió el rumor de que su nieto y Presidente del Consejo Estudiantil de su escuela es un corrupto irresponsable. Muchas familias estarán enojadas de saber que el dinero que dan para la educación de sus hijos es gastado en alcohol, drogas y sexo.

— ¡Bastardo! – el castaño no se controló más y saltó de la plataforma, dispuesto a lanzarse sobre el otro alfa, quien enseguida cubrió con su cuerpo al omega a su lado, tensándose y preparándose para pelear de ser necesario.

Pero justo cuando Félix planeaba estampar su puño contra su rostro, fue detenido por la melodía de su celular vibrando en el bolsillo de su blanca chaqueta. Lo sacó impaciente y se paralizó de pies a cabeza cuando vio el contacto en la pantalla. Era su abuelo. Aquel alfa pálido nunca se había puesto tan pálido como nunca lo fue, parecía una hoja de papel, y el de pelo rojizo sonrió, imaginando la razón de su reacción.

El alfa castaño le gruñó soltando puras chispas de odio por sus oscuros ojos, pero se apresuró a tomar la llamada, hablando en tono formal mientras se alejaba hacia la salida del gimnasio, siendo seguido inmediatamente por los otros dos alfas que lo acompañaban.

HeeSeung se volteó, encontrándose con la figura algo intranquila del omega pelinegro, quien estaba asustado por la casi pelea que por suerte no llegó a suceder. El pálido acarició su brazo y le sonrió para tranquilizarlo.

—Ya está bien, Jay. Nosotros ganamos. – le dijo y el omega asintió, recuperando la calma.

Todos los estudiantes aún estaban confundidos y alborotados por lo que acababa de ocurrir, así que Ni-Ki se apresuró en tomar el micrófono para hablar.

—Chicos, disculpen por todos los sucesos de esta mañana. Por favor, regresen a sus aulas para retomar las clases. Gracias. – dijo de forma amable, tratando de disipar aquel ambiente cargado.

Algunos comenzaron a protestar pues querían seguir enterándose del chisme, pero todos se retiraron obedientemente siendo guiados por los representantes de cada salón.

El omega pelirubio soltó un suspiro de alivio pero se sobresaltó cuando un agarre se posó en su hombro.

SungHoon quiso caminar hacia Ni-Ki, pero se detuvo cuando vio cómo los profesores hablaban con él de forma seria, mientras el chico se mantenía cabizbajo con sus brazos enlazados delante de su cuerpo.

Tal parece que aquello aun no acababa.


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