O8.
- Los colmillos de SungHoon rascan sutilmente el cuello de Ni-Ki, quien gime ahogado y mueve la cabeza hacia un lado, dándole espacio al alfa para dejar su marca ahí, con su lobo interior sollozando y pidiendo a gritos ser mordido y enlazado con su alfa de una buena vez por todas. Sin embargo, los dientes del mayor nunca se clavan ahí, fuertemente y rompiendo su piel. SungHoon sabe que no es Ni-Ki el que reacciona, sino su omega, su instinto es el que pide ser mordido. Su alfa en su pecho también le empujaba a sumergir sus colmillos en la blanca piel de su pareja, pero uno de los dos debe ser consciente, así que él lo es, y mejor se queda con las ganas antes de arrepentirse.
─ Riki ─ el nombre de su omega es acompañado de un suspiro cuando la mano tatuada de este se adentra en sus pantalones negros, rozando con la yema de sus dedos el miembro del alfa por sobre la ropa interior.
Ha pasado una semana después de que el mayor anunciara que se iba a Seúl a estudiar la universidad. SungHoon sabe que Ni-Ki sigue afectado y pensado en el tema. Toda la semana se ha visto despistado, con la vista en el piso, o a veces perdida en la nada. No es como que el alfa esté del todo feliz de dejar a su omega, pero sabe que estudiar ahí les daría un buen futuro, a ambos. Porque SungHoon nunca pensaba por el solo, desde que decidió cortejar a Ni-Ki, él siempre aparecía en sus planes e ideas a largo plazo. Le encantaba la idea de tenerlo con él todavía en sus demás años de vida, viviendo juntos y tranquilos.
Es viernes y el lunes comenzarían los exámenes, así que antes de que se envolvieron entre libros de estudio, quisieron pasar un tiempo juntos, disfrutándose mutuamente.
─ ¡Ni-Ki! ─ ahora le regaña.
Los dientes del omega han mordido fuertemente su hombro. Sabe que está cerca de su celo y está siendo territorial, queriendo marcar a su alfa igualmente. Sin embargo, los alfas eran alfas y las marcas en ellos no funcionaban, por más que los omegas se empeñen en querer morderlos.
─ Eso duele, ya te lo dije antes, Kinnie.─ es más suave ahora que escuchó al menor gemir de culpa.
─ Perdón.
─ No importa, bebé.
SungHoon nunca ha pasado un celo del omega con él, porque sabía que sus papás querían que perdiera su grandiosa virginidad cuando este fuese marcado y anudado por primera vez. Se ríe y suspira. Si sus padres supieras.
─ ¿De qué te ríes? ─ las cejas del omega se juntan, aparentemente molestas.
─ De nada importante.─ dice simple, quitándose de encima del menor.
Se sienta en su cama, con la espalda pegada a la cabecera de la cama y no pasa mucho cuando el menor ya está sentado sobre sus caderas con sus piernas a sus costados.
─ Mi mamá y la de Sunnie nos llevarán a Seúl cuando terminen los exámenes a ver departamentos. Viviremos juntos, creo que también Jake, aún no es seguro.
La mirada del omega cae al estómago del alfa. Pasa su dedo índice por ahí, sin contestar. SungHoon mira con los labios de su compañero se tuercen de incomodidad.
─ Suena... Suena bien, Hoon.
El mayor asiente, sabiendo que para el otro no sonaba nadie bien eso.
─ Si quieres, puedes ir.
─ Lo pensaré.─ simple es su respuesta.
En realidad, si lo quiere pensar. Porque le gustaría acompañar a su alfa en ese proceso donde el crecería como persona y se superaría como estudiante, asistiendo a una de las mejores universidades del país. Pero... lastimosamente, es un poco egoísta, y odia la idea de dejarlo ir. No le gusta la idea de SungHoon conociendo a omegas inteligentes y capaces en la universidad, omegas que aspiraban a ser mejores y no mediocres como él, que preferían quedarse en la comodidad de un local a tatuar el cuerpo de las personas. Pero no estaba mal ¿no? Bueno, era algo que le gustaba y sabía que haciéndolo se sentiría feliz... ¿no?
Sus labios son besados de nueva cuenta por sorpresa. SungHoon le quita ágilmente su camiseta y Ni-Ki que no hay vuelta atrás cuando se encuentra a él mismo desabrochando los pantalones del alfa.
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Muerde sus labios, despreocupado, metiendo la llave en la cerradura. No es tan tarde, aún así, se le hace raro ver la luz de la sala encendida.
─ Buenas noches, Riki ─ la voz de su hermanito le sorprende. Está sentando en el suelo de la sala, con varios libros a su alrededor.
─ Buenas noches, Innie.─ cuelga las llaves en su lugar, a un lado de la puerta.
─ ¿Podemos hablar? ─ pregunta directo, ignorando totalmente como ha sido llamado
Ni-Ki asiente. Caminando en dirección a JeongIn. Deja su mochila en el sola, sentándose a su lado.
─ ¿Has tenido sexo con SungHoon? ─ la pregunta sale de los labios del omega menor apenas su hermano pega el trasero en la alfombra.
Los ojos de Ni-Ki se abren, mirando por las escaleras que ninguno de sus padres estuviese cerca. Debía esperarse algo así, sus platicas con JeongIn siempre eran de un tema así y el menor hablaba de él sin el más mínimo pudor en sus palabras.
─ Mierda, JeongIn.─ el mayor le regaña, negando con la cabeza.
─ Dices malas palabras. Eres divertido.─ se ríe con gracia ─ ¿Cuándo tienes sexo con SungHoon dices malas palabras? ¿el sexo es divertido?
─ ¿Quieres bajar la voz?
El menor niega, confundido.
─ Si bajo la voz no me oirás. ¿Cómo hablaremos si no me oyes? Eres muy tonto, Ni-Ki.
Riki hace un ademán con las manos, indicando a su hermanito que olvidara lo que dijo segundos antes.
─ Te voy a contestar todo lo que quieras, pero no puedes decirle a mamá.
─ Oh, sí. Ella habló conmigo y dijo que debía esperar a mi marca.
─ Sí, lo sé, ella-
─ Es tonto. Se lo dije.─ JeongIn se encoge de hombros ─ Le dije que yo lo haría cuando quisiera.
Sorprendido, el omega tatuado sonríe y asiente a lo que JeongIn decía.
─ ¿Qué te dijo?
─ Que debía ser especial y esas cosas. Pero... ¿debe ser especial o real? ─ el menor se cuestiona, mirando a su libreta.
─ ¿Escribiste tus preguntas?
─ Sí. Sino ¿cómo sabré con exactitud que quiero saber?
─ Solo pregunta y ya. Estoy cansado.
─ ¿Cansado de tener sexo?
─ ¿Esa pregunta está en tus apuntes? ─ el menor niega con las cejas juntas.─ Entonces no tengo porque contestarte.
─ Bien... primera pregunta ¿duele?
─ Un poco sí. Eres omega, estás preparado para eso... sin embargo las primeras veces si es extraño.
JeongIn asiente, escribiendo, totalmente concentrado.
─ Bien... ¿extraño bueno o extraño malo?
─ Bueno.
Las preguntas del menor siguieron, una tras otra. Ni-Ki contestaba todas con las mejillas rojas, sorprendido del cero miedo o vergüenza que tenía JeongIn al realizar las cuestiones. Parecía como si estuviesen hablando del tiempo o de su clase de matemáticas. El menor no se veía nada afectado o avergonzado. Pobre de SeungMin.
─ Por último... cuando SungHoon se vaya ¿qué piensas hacer para satisfacerte? ─ JeongIn lee su pregunta y rápidamente se prepara para apuntar la respuesta de su hermano.
Ni-Ki no contesta, sus manos se aprietan entre sí y un suspiro escapa de sus labios, afectado. Bien, no era culpa de JeongIn, no lo hacía con la intención de hacerle sentir mal o meramente el hecho de recordarle que SungHoon se iba. Sin embargo, se siente incomodo por la pregunta y no por el tema sexual en la que está envuelta.
─ ¿Tengo que contestar?
JeongIn asiente.
─ SeungMin también se va, así que quiero saber.
─ ¿SeungMin se va? ¿A dónde?
─ Con su padre. También a Seúl. Trabajará con él.
─ ¿No estás... triste o algo?
El menor se encoge de hombros y muerde su labio inferior, pensando en la respuesta correcta para su hermano.
─ Un poco, sí. Creo que... me acostumbre a tenerlo cerca. Pero es algo que le hará feliz, estoy bien sí él se siente feliz yendo a Seúl a trabajar. ¿Tú estás triste por SungHoon?
Avergonzado y con las mejillas rojas de pena asiente.
─ No creo que deberías, Ni-Ki. ¿Por qué sentirse triste cuando nuestros alfas van a ser felices ahí? ¿No estás orgulloso de que SungHoon vaya a Seúl? Yo sí lo estoy por SeungMin.─ la voz de su hermanito suena sincera y muy segura de lo que siente en verdad.
Pero... Ni-Ki estaba mucho mas que orgulloso de que su alfa fuese a esa universidad, en serio. Le encantaba la idea de presumirle a la gente que su alfa estaría en la escuela universitaria más reconocida de Corea, entonces... ¿por qué seguía sintiéndose así?
─ ¿Estás bien, Ni-Ki? ─ el omega más alto pregunta al ver los ojos aguados de su mayor, quien asiente, restregándose los ojos.─ Si quieres podemos parar con las preguntas, ya sé todo lo que debo. Gracias, Ni-Ki.
─ De nada, Innie.
Se encamina a las escaleras lo más rápido que puede, antes de que JeongIn se diese cuenta de las pesadas lagrimas que inundaban sus ojos y mojaban sus rellenas mejillas, rojas de vergüenza.
─ ¡JeongIn! ─ escucha al menor corregirle justo antes de cerrar la puerta de su habitación con el seguro de la manija.
Ni-Ki abraza sus almohadas, ahogando un grito en ellas. Después de unos segundos, siente su pecho más libre del peso que tenía, pero no es suficiente, y lo sabe cuándo sus lágrimas salen sin necesidad de algún esfuerzo. En la oscuridad su gata se acerca a él, maullando y restregándose con él.
─ Ahora no, gata tonta.─ trata de apartarla, empujándole.
La gata le gruñe, molesta por la actitud de su humano cuando ella solo buscaba consolarlo, al final, Ni-Ki la abraza contra su pecho, escuchado los ronroneos de la gatita negra, frotando su mejilla contra su cabecita peluda.
El animalito era el recuerdo más vivo que tendría de SungHoon, pues él se la había obsequiado y decía que era su pequeña bebé. Que incluso se parecía a Ni-Ki por lo fea que era, ese día el omega le pegó un manotazo en la nuca del alfa quien se gimió entre risas, acompañadas del menor. Porque Ni-Ki sabía que no era verdad, que SungHoon nunca diría nada para ofenderlo de verdad. Cosa que comprobó cuando el mayor estuvo en su interior, pasados unos minutos, repitiéndole lo mucho que le gustaba.
Besando la cabecita de su mascota, Riki rebusca entre sus bolsillos por su celular.
JeongIn tenía razón, y mucha ¿Por qué sentirse triste de que su alfa esté siendo feliz con lo que lograría dentro de poco?
SungHoon siempre ha sido una base importante y de apoyo incondicional para Riki, desde que su relación había comenzado años atrás. El omega confía mucho en SungHoon, demasiado. Aun así, su miedo es mas grande que su confianza. ¿Y si era reemplazado? Sinceramente, no lo sabría hasta que la situación se diera, o sea, Ni-Ki sabe que el futuro es del todo incierto, nadie sabe con seguridad lo que pasará en unos meses, o tan siquiera en los próximos días.
El no quiere pensar en eso, le pone ansioso, pero su mente no creía lo mismo. Es como si su cerebro le gritara cada cinco segundos ¡Piénsalo, y mucho!
Riki debía estar feliz, orgulloso y muchas cosas positivas más por SungHoon. Sabe que le está dando muchas vueltas al tema, en lugar de aceptar que... no quería hacerlo. No quería aceptar que tenía miedo de todo lo que podría conllevar el estar apartado de su alfa.
Pero necesitaba aceptarlo y ya. Así que, con sus manos temblorosas, marcó el numero de SungHoon, quien no tardó mucho en atender, como de costumbre. Sabe que el alfa le tiene un todo diferente a él para estar pendiente de sus llamadas. Él también los hace.
─ ¿Bebé? ─ la voz del alfa se escucha insegura del otro lado de la línea, extrañada de la repentina llamda de su novio. No es que le molestara, al contrario, pero sí le parecía extraño, porque Ni-Ki le dijo que llegando a casa dormiría, descansaría para estudiar al día siguiente.
Un suave sollozo sale de él cuando escucha a SungHoon hablar.
─ Bebé, ¿estás bien? ¿llegaste a casa?
─ Sí.─ sale como un susurro.
La gata siente las lágrimas de su dueño y se encarga de limpiarlas con la punta de su lengua, ronroneando para tranquilizarlo como si fuese su cachorro.
─ Oh, estás con Honey.─ se ríe suave.
─ Hoon..
─ Dime, Ki.
Riki se acomoda mejor en su cama, apretando a la gata como si fuese un peluche, le sorprende que a esta no lo molesta en lo absoluto, conociéndole de total mañosa.
─ Quería decirte que... estoy feliz de que te vayas a Seúl y... y que estoy orgulloso también. Yo de verdad quiero que hagas lo necesario para que seas feliz.
Y es que SungHoon siempre ha apoyado en todo a su omega, en serio. Incluso cuando hace poco más de un mes le dijo que quería dedicarse a los tatuajes y perforaciones en compañía de JungKook, uno de sus amigos, quien se dedicaba a eso desde hace ya un tiempo. El alfa le sonrío y aseguró que sería el mejor tatuador del mundo, después se encargó de repartir besos por todo su rostro.
─ Perdón por no decirlo antes.─ siguió hablando.─ Pero tenía-tengo miedo... aunque de verdad me alegra, Hoon.
─ Gracias, Ni-Ki.─ el mayor suena muy tranquilo ahora.─ De verdad quería escucharlo de ti. Yo... lo he escuchado de todo mundo, menos de ti. Hasta estaba pensando en... no ir.
El corazón de Riki se frena al oír eso y la culpa cae como un balde de agua fría sobre él. Volviendo a llorar, el omega pide perdón por el altavoz.
─ Ya, Riki. Está bien, no pasa nada, de verdad. Me siento bien ahora, te lo juro. Gracias por confiar en mi.
─ Yo... confío en ti, lo hago.
─ Lo sé, omega. Me siento muy bien al oír eso.─ Ni-Ki sabe que su alfa esta sonriendo, lo más seguro. Y entre lágrimas, sonríe el también.─ Dios... en serio se siente bien que me lo digas, Riki.
─ Perdón.
─ No es nada, ya te dije. Sé que fue difícil porque no te había dicho, solo SuNoo y Jake sabían, tal vez fue desconsiderado de mi parte.
─ No, no fue. Fue... sorpresivo, sí. Pero no malo.
─ Sí, lo sé. Mamá me dijo lo mismo...
Se quedaron en silencio un rato, con sus respiraciones sonando a través de las líneas de la llamada. Por suerte, Riki estaba mas tranquilo ya, sus lágrimas ya secas en sus mejillas. Su gata se aburrió de estar entre sus brazos, y al ver que ya no estaba más afectado, se estiró y caminó hasta la ventana, acosándose en el borde.
─ Te amo.
El omega dice bajamente, con su corazón latiendo fuertemente dentro de su pecho. Él no solía decirlo tanto como SungHoon lo hacía, pero Ni-Ki sabe que el alfa tiene en cuenta ese hecho, aún así, no estaba mal decirlo de vez en cuando.
─ Lo sé. Yo también te amo.
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