O7.

- Ni-Ki remojó su cara, tomando el agua con ambas manos. Estaba fría, para él mejor, les despertaba y ayudaba a su piel en el intento. Con la toallita blanca colgada a un lado, se seca el rostro, no muy fuerte porque la reciente perforación en su nariz aun molesta un poco y no quiere herirla. Huele a SungHoon, como toda la habitación en sí. Todos están abajo, preparando la mesa para la comida, el decidió ir al baño antes de comenzar, en verdad tenía ganas de ir así que era mejor ahora que interrumpir su comida después.

Arreglando su cabello, sale del baño, estaba bastante largo ya y no sabía si cortarlo o hacerle algo más, ya después pensaría mejor ese tema, ahora tiene hambre y en verdad espera que la madre de su alfa haya hecho algo espectacular, aunque era de esperarse, ella nunca decepcionaba cuando de la cocina se trataba.

─ Oh, Ni-Ki ¿así está bien o más? ─ su suegra le pregunta cuando se está sentando en su lugar, a un lado de SungHoon.

El omega mira su plato y nota que es diferente al de los demás, todos comen algo típico coreano y a el le sirvieron pechuga de pollo a la plancha con una gran ración de verduras al vapor y arroz. Agradecía demasiado lo cuidadosa que la madre de SungHoon era, preocupándose siempre por complacer el régimen alimenticio casi estricto que Riki decidía llevar desde hace un tiempo atrás, ni su propia madre era así, sin embargo, por ese día él podría comer lo que sea que le diesen, no tenia tantas ganas de comer algo acorde a lo que su nutriólogo decía, pero, no importaba ya, la comida estaba servida y su suegra se había tomado tiempo extra para preparar lo suyo.

BeomGyu está sentando frente a él, sus pestañas aún están húmedas por sus lágrimas, pero una sonrisa está en sus labios, tal vez porque la atención de YeonJun esta puesta al cien por ciento en él.

─ Está perfecto, señora Park. No se preocupe.─ opta por tomar el tenedor y comenzar a comer. La verdad es que estaba bueno, ella tenia una mano especial para la comida.

Después de eso, la familia del alfa se envuelve en una conversación, Ni-Ki se mantiene callado, simplemente asintiendo a lo que SungHoon comentaba. En realidad, al padre de SungHoon nunca le había agradado del todo, menos teniendo en cuenta su apariencia, piensa que es grosero y mala influencia para su hijo, quien tiene todo un futuro brillante y prometedor por delante. A Ni-Ki le intimidaba demasiado, además de que era un alfa pura sangre, el señor siempre mantenía un rostro serio cuando él estaba cerca incluso demostraba molestia al estar simplemente parado junto a su hijo.

─ Oh, Kinnie.─ la madre de su novio comienza a hablar, limpiándose la comisura.─ Hoon nos contó lo que pasó con JeongIn, ¿está bien?

Antes de contestar, Ni-Ki mira al alfa seriamente, después vuelve la mirada a la beta y se sonríe con los labios juntos.

─ Está perfecto, señora Park. Su terapeuta está trabajando con él.

─ También oímos que atacaste a un chico.─ ahora el alfa de la casa habla, con voz grave y severa, sonando a acusación.

Ni-Ki baja la mirada al oír el todo del mayor. A su lado, SungHoon gruñe hacia su papá, molesto.

─ No te permito que le hables así a mi omega.─ ahora SungHoon ha tomado la misma postura que su padre para defender a su omega.

El señor suspira audible, no dice nada más. No va a pelear con su hijo por un simple omega.

─ ¿Alguien quiere postre? ─ para alivianar la situación, la madre habla, viendo que su hijo mayor no pensaba cambiar su expresión molesta.

Tímidamente, al final de la mesa, el pequeño BeomGyu levanta la mano, con sus mejillas rojas de vergüenza. Ni-Ki sonríe de lado, viéndolo de reojo.

─ BeomGyunnie quiere, má.─ YeonJun informa, y ella se levanta de la silla a servirlo.

Ella vuelve con el plato completo del postre, es pastel de galletas de chocolate, el favorito de SungHoon, él no había pedido eso, pero al parecer su madre estaba muy inspirada ese día. Después de un momento todos han terminado de comer y es hora del postre. A Ni-Ki le dieron una porción más grande que a los demás, para compensar lo que no consumió en la comida.

─ Entonces, Hoon, ¿qué era la sorpresa que ibas a darnos? ─ la beta le habla a su hijo emocionada, dándole una cucharada a su porción de pastel.

─ Solo no vayas a decir que el omega a tu lado está embarazado porque-

Antes de que su suegro termine, Ni-Ki se atraganta con un pedazo de galleta que justo entraba a su garganta. SungHoon le golpeó la espalda y le preguntó si estaba bien, una vez el omega tranquilo, su alfa comenzó a hablar.

─ Bueno... los resultados de las universidades ya están dadas.─ comenzó, toda la mesa prestaba atención, incluso BeomGyu quien no entendía del todo ─ Presenté en la local y...─ se encoge de hombros.

─ Oh, Hoon, hijo sabes que sí-

─ Sí quedé, mamá.─ el alfa comenta con una sonrisa, su familia está a punto de felicitarlo, pero el los detiene con una seña ─ ¡Pero! También presenté en la de Seúl.

Ni-Ki comienza a masticar lentamente, procesando las palabras que justo salían de la boca de SungHoon.

─Yo-yo, disculpen.

Se para de su silla caminando al baño, esta vez no es al de SungHoon, es el que está debajo de las escaleras, para las visitas. Entra y nunca lo había sentido tan pequeño, remoja nuevamente su rostro, las veces posibles hasta sentirlo fresco. El agua casi congela sus manos, pero no parece servirle del todo. SungHoon se iba a Seúl. Claro que lo haría. Es un alfa inteligente, con una mente brillante y el ir a la capital le abriría muchas puertas en su futuro profesional, Ni-Ki lo sabe, lo tenía en cuenta. Solo que... el alfa nunca le dijo. No le comentó en ningún momento que estaba en sus planes irse a estudiar y vivir a Seúl... lejos de él. Ni-Ki era el omega de SungHoon, se suponía que eran cosas que debían contarse, pero la idea se borra de su mente al ver su cuello a través del limpio espejo. Esta tatuado de un lado y del otro, completamente limpio y libre de marca alguna.

─ Ki, ¿estás bien? ¿te duele algo?

Unos pequeños golpes en la puerta hacen que suspira entrecortadamente, el olor de SungHoon entra en su sistema, relajándolo un poco. Se seca la cara con el papel y con un ultimo respiro, abre la puerta.

El alfa está parado ahí, con una ceja alzada, tal vez en espera de alguna explicación.

─ Yo... Felicidades, SungHoon.─ con los ojos cristalinos, el omega hace una reverencia al alfa sonriendo en pequeñito.

─ Gracias, Ni-Ki.─ SungHoon responde simplemente ─ Mamá está hablando con la madre de SuNoo... no hay nadie en la mesa ya ¿quieres ir arriba a hablar?

Ni-Ki asiente, todavía cabizbajo.

Una vez en la habitación de SungHoon, se sientan en la cama. Riki mira a su alrededor, llevaba un tiempo sin entrar, la mayoría de veces se la pasaban en casa de omega, cuando estaba en casa de SungHoon no entraban mucho a su habitación porque a su padre le molestaba.

─ Cambiaste las cortinas.─ el omega comenta, con la vista fija en la ventana. Antes solía tener cortinas blancas y ahora son azul marino.

─ Fue mamá.─ le responde despreocupado.

Riki asiente a la nada, ahora no tiene más que decir. A su lado, SungHoon lo observa.

─ Me voy a Seúl, Riki.─ el alfa acaricia el cabello del más joven, pasándolo detrás de su oreja.

─ Sí... lo sé

─ ¿No estás feliz por tu alfa, omega?

El omega asiente dócil a las caricias suaves en su cabeza.

─ ¿Por qué no lo parece?

─ ¿Por qué nunca dijiste que tenías en mente irte?

El alfa se encoge de hombros con una sonrisa tranquila.

─ Quería que fuese sorpresa... pensé que estarías orgulloso de tu alfa.

─ Lo estoy, solo qué... nunca dijiste nada.

─ Lo sien-

─ Ahora te vas en dos meses.─ continua ─ Pensé que confiabas en mi.

─ Ni-Ki, lo hago. Esto es algo que no sabía nadie más que SuNoo, el tampoco le comentó nada a sus padres. Lo hicimos para probar suerte. Ni siquiera creíamos pasarla.

El omega tatuado no comenta nada, por lo que SungHoon sigue hablando.

─ Me voy a ir, bebé, pero eso no tiene que cambiar las cosas entre nosotros. Eres mi omega, estoy enamorado de ti y te amo, Ni-Ki.

Riki mira sus manos y muerde su labio inferior por los nervios. Sabe que no es verdad. Las cosas no van a ser iguales. SungHoon iría a Seúl, donde conocería más personas, incluso omegas. Omegas hombres y mujeres, más brillantes que él, omegas que valdrían la pena marcar y pasar el resto de sus días con ellos. Omegas sin una marca en su cuerpo, con comportamientos acorde a su casta y con un carácter mucho más tratable que el de Riki.

Aun con esos pensamientos, él asiente, haciéndole creer a SungHoon que estaba bien y creía fielmente en sus palabras.

Su alfa sonríe y lo jala contra sí, abrazándolo fuertemente. Unos segundos después SungHoon ya tiene a Ni-Ki contra la cama, besándolo. El omega abre sus piernas, dejando que el mayor se acomode mejor y más cerca de él. El gemido que Ni-Ki suelta cuando comienzan a frotarse entre sí casi hace que SungHoon perdiese la cabeza, sino fuese porque en ese justo momento él omega habló.

─ Antes de que te vayas... quiero que me marques.─ confesó, con la mirada hecha de cristal.

SungHoon sonrió, con su alfa aullando en su interior.

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