« Ocho.
- JaeYoon paseaba por el mercado, donde las guirnaldas estaban apilada como leña a lo largo de los pasillos y torcidos puestos de toldos y alrededor de las ventanas de las tiendas. Compartimientos estaban compuestos de barriles con celosía levantada que parecían glorietas.
Tres cuerdas de guirnaldas colgaban alrededor del cuello de Jake, y en una mano una cesta llena de musgo, rosas rojas, y rollos de cinta. En la otra mano estaba la compra de la que estaba más orgulloso, un gran ramo de azucenas blancas como la nieve.
Caminó a lo largo, respirando el limpio olor picante de pinos y tratando de imaginarse la imagen de Riki.
No fue difícil. El chico angelical estaba parado a pocos metros de distancia.
Ni-Ki estaba inclinado sobre un chico pequeño, que estaba mirándolo con ojos serios. El chico sostenía un silbato en una mano, y bajo el otro brazo tenía una vaca mecánica con una campana de latón alrededor del cuello.
Jake se acercó a la pareja y agudizo el oído para escuchar.
─ Sí, Jay Park, es verdad ─ Riki estaba diciendo ─ ¿No lo sabías?
El chico negó con la cabeza.
─ Tengo una canción para ayudarte a recordar. Está en Inglés, pero pareces un chico muy inteligente que puede entenderla. ¿Quieres oírla?
Jay Park asintió con la cabeza vigorosamente.
Ni-Ki se puso en cuclillas hasta que estaba a nivel de los ojos del chico, y dijo ─ Every time a whistle sounds, an angel falls to the ground [Cada vez que suena un silbato, un ángel cae al suelo] ─ Hizo una pausa, frunciendo el ceño y dramáticamente sacudiendo la cabeza. Jay Park se rió.
─ And every time a bell rings, an angel gets its wings [Y cada vez que suena una campana, un ángel consigue sus alas] ─ Nishimura termino, sonriendo y asintiendo con la cabeza.
El chico miró el silbato, después a la vaca. Puso el silbato abajo y salió corriendo a decirle a su madre que quería a la vaca en su lugar.
Ni-Ki se irguió, se inclinó de nuevo para recoger una cesta con guirnaldas. Con una gran sonrisa, dio media vuelta y luego se congeló en el momento que vio a Jake.
Jake no se movió.─ Creí que aún dormías en tu habitación.
─ Pensé que estabas todavía en tu oficina.
No dijeron nada más. La noche anterior estaba todavía demasiado fresca en el recuerdo, e hizo el momento bastante incómodo y tenso.
Ni-Ki miró el cuello de JaeYoon y entonces dio una pequeña sonrisa. ─ ¿De compras?
Jake lo miró, se encogió de hombros. ─ Sí.
Ni-Ki levantó la canasta que estaba llena de guirnaldas y otras decoraciones festivas de Navidad, ─ Yo también.
JaeYoon entonces recordó que él no le había dado a Ni-Ki ni un solo won. Se sintió estúpido, pero después del regaño que le habían dado la noche anterior, el empresario no estaba seguro de cómo preguntarle a Riki cómo había pagado por todas las cosas. Jake miro la cesta del chico angelical por un momento y luego dijo ─ No estoy seguro si debo sacar lo de anoche, pero ayer yo no te di dinero.
Ni-Ki miro a todas partes, menos a JaeYoon. Finalmente, el más pequeño suspiró y dijo ─ Empeñé la campana ─ Sintió una oleada de culpa a través de él al pensar en la caja azul vacía que estaba reposando en la parte inferior de su cesta.
─ ¿La campana que te compré en la joyería? ¿Por la que hiciste puchero?
Ni-Ki asintió con la cabeza, y gimió Jake. El mayor lo tomó del brazo. ─ ¿Dónde está esa casa de empeño?
Ni-Ki señaló.─ Por la calle a pocas cuadras.
─ Vamos ─ Jake lo guio por la calle, Ni-Ki a su lado.
─ Deberías haber empeñado los aretes de diamantes en su lugar. Pensé que odiabas esas cosas.
- No podía hacer eso, Yoonnie.
─ ¿Por qué diablos no?
─ Porque ellos no significan tanto para mí como la campana.
Jake se detuvo y miró al más pequeño. ─ Eso no tiene sentido.
Ni-Ki dio una pequeña sonrisa.
─ No debería tener sentido. No me preguntes por qué. ¡Pero por alguna razón descabellada lo tiene! ─ JaeYoon dio la vuelta y jalo al más joven por la calle.
Media hora más tarde se encontraban parados debajo de tres globos blancos que colgaban por encima de la casa de empeño Yang Sang, y Jake apresuradamente empujo de regreso la hermosa campana a los brazos de Ni-Ki. El más pequeño sostuvo la campana con cautela en su pecho. ─ Gracias, Yoonnie.
Incómodo, Jake metió las manos en los bolsillos y miró hacia otro lado. ─ ¿Quieres un árbol?
La sonrisa de Ni-Ki fue lo suficientemente brillante como para derretir la nieve.
♡❜
─ Está bien, SungHoon. ¡Yo sé que quieres separarlos... pero se ven tan bien juntos! Jake nunca ha tratado a nadie de la forma en que trata a Ni-Ki, y no puedo soportar el separarlos ─ dijo SuNoo, mirando al ángel descontento que vuelan por encima de él.
─ ¡Sé que se ven bien juntos, Ddeonnu! ─ SungHoon gritó. SeonWoo levantó las cejas por el nuevo apodo. ─ Pero ¿no ves el problema? ¡Si se enamoran entre sí, entonces Ni-Ki tendrá que irse!
─ Pero ya se han enamorado el uno por el otro, y Ni-Ki todavía no se ha ido, así que tal vez te equivocaste ─ se quejó SuNoo. SungHoon sacudió la cabeza con dureza, con el pelo marrón caramelo volando por todas partes.
─ Eso es sólo porque JaeYoon no ha admitido que él está enamorado de Ni-Ki todavía. El milagro que le fue asignado a Ni-Ki era hacer que JaeYoon entregara su corazón sin condiciones. ¡Una vez que JaeYoon se dé cuenta de que él realmente está enamorado de Ni-Ki y ha entregado todo su corazón a él... va a ser malo!
─ ¡Aish, esto es tan complicado! ¿No hay alguna manera para que Ni-Ki permanezca en la Tierra, incluso si se completa el milagro? ─ preguntó el abogado. Una vez más SungHoon negó con la cabeza.
─ No, Riki tiene que volver al cielo una vez que el milagro se complete. Eso es el decreto de JungWon. Y nadie se atreve a desobedecer uno de los decretos de JungWon. Recuerdo que una vez que estaba muy enfadado con Ni-Ki y conmigo, él hizo un decreto de que teníamos que quedarnos a 10 metros de él en todo momento, pero luego accidentalmente me acerque a él, porque Ni-Ki me reto a hacerlo...
─ SungHoon, realmente no es necesario oír todo esto... ─ suspiró SuNoo.
─ ¡Y luego los ojos JungWon se llenaron de fuego y nunca me imagine que Siberia fuera tan fría! Pero no me dejo salir de allí durante una semana y...
─ ¡SungHoon! ─ SeonWoo gritó, cortando los disparatares del ángel. SungHoon negó con la cabeza y miró hacia abajo al abogado.
─ Entiendo lo que quieres decir. Por favor, ahórrame todas tus historias inútiles ─ balbuceó el abogado, provocando un gran gesto del ángel.
─ Pero te das cuenta de lo importante que es para ayudarme, ¿verdad? ─ SungHoon le preguntó. SuNoo asintió con la cabeza y se reclinó en su silla.
─ Ya he hablado tanto con JaeYoon como con Riki. No sé qué más puedo hacer...
─ Por favor, sólo habla con JaeYoon una vez más, tú eres lo más cercano a un amigo para él. ¡Tal vez él te escuchará, sólo trata de ser más convincente!
─ Bueno, está bien ─ suspiró SuNoo, mirando por la ventana de su oficina. No quería separar a Ni-Ki y JaeYoon, pero sabía que tenía que intentarlo. Era lo mejor después de todo...
♡❜
Dos horas más tarde, cuando el coche de Jake finalmente se retiró de la base, un árbol frondoso estaba atado al techo y el maletero estaba lleno de guirnaldas. Cestas llenas de flores y arándanos frescos estaban en los asientos de Ni-Ki. En el regazo del más pequeño había un muñeco de hoja de maíz en forma de un ángel.
─ ¿No es adorable?
JaeYoon miró a Riki. Sólo a él. ─ Sí. Muy adorable.
Ni-Ki miró hacia arriba, entonces algo le llamó la atención y jadeó. Jake volteo mientras pasaban por una pequeña panadería, que tenía sus ventanas llenas de un escenario de cuento de hadas con castillos de pan de jengibre.
Jake se inclinó hacia delante en su asiento. ─ Detente aquí, HeeSeung ─ Saltó del coche, y luego ayudó a Ni-Ki a bajar.
El más pequeño casi corrió a la ventana, donde luces de gas daban el brillo a la escena navideña. Él apretó la nariz contra el cristal, riendo mientras veía todo. Castillos complejos y casas que tenían nieve en sus techos. Soldados de pan uniformados de gala y montados a caballos con arreos y melenas llenas de azúcar blanco. Había mujeres de pan de jengibre y chicos vestidos con traje y con sus canastas de dulces de mazapán en miniatura en forma de peras y melocotones. Era una de las mejores vistas que Ni-Ki había visto nunca.
Tres hombres de pan de jengibre más tarde, salieron de la panadería, y Ni-Ki le entregó a HeeSeung una galleta en forma y decorada como un coche de carreras. JaeYoon le sonrió a la acción. Ni-Ki siempre pensó en otras personas antes que en sí mismo. No quería riqueza o diamantes. Él quería tan poco. El empresario se preguntó si había algo que Ni-Ki realmente quería para sí mismo.
Fue entonces cuando Ni-Ki vio a los cachorros. Pequeñas cabezas caninas color marrón con orejas caídas y lenguas colgando y brillantes lazos rojos atados alrededor de sus cuellos se asomaban desde la cesta de un vendedor callejero. Un grito de alegría resonó en el aire mientras Riki se precipitó hacia los cachorros como un socialité de Seúl yendo a una tienda de Tiffany (una joyería).
─ ¡Yoonnie, mira!
Y el empresario miro. Pero no a los cachorros que estaban lamiendo la barbilla del chico angelical y sus mejillas. Tampoco a los gatitos o a los conejos que el chico pequeño cambio de una canasta a otra.
Miró a la alegría en el rostro de Ni-Ki y deseaba que él pudiera darle al más pequeño ese tipo de felicidad todos los días de su vida.
Ni-Ki. Quién prefería cachorros a diamantes. Gatitos a wons. Conejos a...
Jake miró al otro hombre y frunció el ceño. ─ Conejos no, Ni-Ki. Cachorros... sí. Y gatitos también. Pero conejos no.
♡❜
Los conejos estaban masticando las agujetas de los zapatos de Jake.
Ni-Ki se sentó en una silla en el salón abierto de la gran mansión de JaeYoon, con su regazo lleno de cachorros moviéndose, mientras que los gatos ronroneaban mientras escalaban en sus brazos y en los de la silla. Estaba tejiendo arándanos y sonriéndole alegremente a Jake.
Shim, por el contrario, estaba sobre sus manos y rodillas delante de una cubeta de metal lleno de arena húmeda, murmurando y girando el tronco del árbol de Navidad. Era su tercer intento para poner el árbol recto.
─ Se ve bien para mí ─ dijo Riki alentador. Jake no le hizo caso y el chico angelical apenas rodo los ojos y anudo una cadena de arándanos rojos.
Todo el piso inferior de la mansión Shim se llenó con el olor fresco de la Navidad. En el momento en que el reloj de la chimenea dio las once, el árbol fue decorado, y las guirnaldas verdes colgaban a lo largo de la casa. Los lazos con cintas de color rojo, cedro y laurel, pino y acebo colgaban de los cuadros y espejos y envueltos alrededor de los peldaños más bajos de la gran escalera. Había velas en la mesa grande en la sala y al lado de las velas, jarrones con rosas rojas y los más exquisitos lirios blancos. Los conejos, perros y gatos estaban metidos en sus cestas bajo el árbol, agotados después de una noche de perseguir una cadena de arándanos – y los zapatos de Jake.
─ Ahora parece que la Navidad esta aquí ─ dijo Ni-Ki felizmente, poniendo sus manos sobre sus caderas. Se volvió justo a tiempo para atrapar la cara de Jake.
El empresario estaba junto a él, en silencio y mirando el árbol. Su expresión era desnuda y abierta y por un breve instante se lleno de tanta desolación que Ni-Ki fue incapaz de respirar.
El más pequeño se acercó y tocó el brazo de JaeYoon. Porque tenía que hacerlo. Debido a que sintió que Jake necesitaba que lo tocaran mientras revivía parte de su memoria.
─ Yoonnie ─ le susurró en voz baja, ─ ¿Qué pasa?
Jake metió las manos en los bolsillos, una medida que Ni-Ki estaba empezando a reconocer. Él sospechaba que las manos del hombre mayor estaban en puños apretados. Jake a lo largo de los años, aprendió a ocultar sus emociones del mundo.
─ No he tenido un árbol de Navidad desde que tenía ocho años. ─ Jake no miró a Ni-Ki. Se quedó mirando al árbol.
Nishimura vio al hombre con esta horrible sensación de hundimiento. ─ ¿Quieres deshacerte de el?
─ No ─ el empresario dijo, sacudiendo la cabeza. ─ No es el árbol. Nunca tuve tiempo para uno. Yo estaba trabajando muy duro, y luego, cuando tuve el tiempo... ─ Se encogió de hombros. ─ Simplemente no me importaba nada
─ ¿Quieres hablar de ello?
─ No ─ dijo Jake, riendo sin humor.
─ Creo que tal vez deberías ─ dijo Ni-Ki en voz baja, ─ puedes decirme cualquier cosa, Yoonnie... tú... tú puedes dejarme entrar.
Jake no miro a Ni-Ki a los ojos, pero él se volvió y dio dos pasos en la habitación, con el rostro oculto en la sombra de la puerta. Su espalda se enfrento al más joven. ─ Yo no nací en la riqueza. Me he ganado cada centavo que tengo. Lo que dijiste la otra noche me hizo pensar en lo que soy, Ki. Por qué soy así. He puesto al dinero antes que todo lo demás en mi vida. ─ Se volvió hacia Nishimura entonces. ─ Creo que es verdad.
─ Mi padre murió en un accidente en el trabajo cuando yo tenía ocho años. Mi madre murió dos semanas después. Ella estaba buscando un trabajo y fue asesinada. Nadie supo lo que pasó, salvo que la policía creyó que podría haber sido un intento de robo. Yo viví con mi abuelo por un tiempo, pero él tuvo un derrame cerebral. No importa lo duro que cualquiera de ellos trabajara, no importa lo mucho que lo intentaran, nunca hubo mucho dinero. No tengo un montón de recuerdos de la infancia, a excepción de que he perdido a todos los que me importaban, y que teníamos poco tiempo juntos de todos modos, porque siempre estaban trabajando tan duro. ─ Jake miró alrededor de la habitación, su mirada se detuvo en cada una de las piezas de arte invaluable que adornaban las paredes.
─ Recuerdo haber pensado mientras que enterré a mi abuelo, que algún día tendría tanto dinero que nunca tendría que vivir como ellos lo hicieron. ─ Él despidió una risa burlona y Ni-Ki lo miró con ensanchados ojos llorosos.
─ Me di cuenta esta mañana que yo había hecho exactamente lo que ellos. He pasado casi cada minuto de mi vida trabajando. La única diferencia es que ahora tengo dinero. Más dinero de lo que jamás podría gastar o necesitar en mi vida y ponerlos juntos.
─ Oh, Jake. Lo siento, te dije esas cosas a ti.
─ No lo estés. Necesitaban ser dichas.
Ni-Ki se quedó allí, sintiéndose incómodo porque él quería correr hasta Jake, pero tenía miedo.
─ ¿Podemos empezar de nuevo, Ni-Ki? No apuestas, no pagos, no tratos. Y no preguntas. Puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras. ─ Nishimura no sabía qué decirle.
─ ¿Te vas a quedar?
Cada persona que a Jake le importaba se iba de una manera u otra. Riki sabía que no podía dejarlo. No cuando él mismo estaba tan confundido y rápidamente sintiéndose como que JaeYoon estaba convirtiéndose en una parte de él. Además, en el fondo, Riki no quería dejar al otro hombre. Levantó la mirada y asintió con la cabeza.
─ Te dije que me quedaría antes, Yoonnie. Quise decir cada palabra de eso.
Hubo un instante de alivio en los ojos de Shim. Le dio al más pequeño una sonrisa lenta y perezosa, y luego miro hacia arriba hasta el techo.
Ni-Ki miro hacia arriba y vio una bola gigante de muérdago, de casi dos metros de ancho, colgado de la araña de cristal justo encima de él.
Dos pasos y Jake había cerrado la distancia entre ellos. Bajó la boca a Ni-Ki, y lo besó suavemente, tiernamente.
Riki deslizó sus manos alrededor del cuello del hombre más alto y le devolvió el beso, probando el sabor de la canela fuerte y picante que era únicamente de JaeYoon. El empresario gimió y sujeto a Ni-Ki fuertemente, lo levanto más cerca de su cuerpo.
El beso duró por siempre y un instante. Jake se hizo atrás. La cabeza de Ni-Ki fue contra su pecho, y el hombre más alto apoyó la barbilla en la cama de cabello rubio y sedoso, su aliento un poco rápido, y su corazón latía con fuerza en el oído de Ni-Ki.─ Cuando te beso, es la cosa más extraña. Juraría que oigo campanas.
Ni-Ki sonrió en su camisa y le dijo ─ Entonces tal vez deberías besarme con más frecuencia.
─ Tal vez deberías ir a la cama antes de que lo haga y no pueda parar. ─ Jake empujó con delicadeza el cuerpo pequeño y dio un paso atrás, sonriendo sólo para Ni-Ki.
El chico angelical sonrió y subió las escaleras, sintiendo la mirada cálida de Jake en él todo el camino hasta la cima. Se detuvo en el descanso y se volvió.─ Yoonnie ¿Sabes lo que dicen de campanas, cierto? Cada vez que suena una campana...
JaeYoon sonrió y terminó ─ Un ángel recibe sus alas.
♡❜
Los dos días siguientes ellos estuvieron solos.
Volvieron al estanque abandonado y patinaron de nuevo. Bueno, Jake patino. Ni-Ki cayó. Jugaron con los cachorros, gatitos y conejos, los alimentaron con sobras de comida rápida, mientras que se robaban besos el uno al otro. Se unieron a la multitud de compradores que se agolpaban en las calles y mercados, cuando se acercaba la Navidad todas las tiendas estaban abiertas hasta las once de la noche para manejar la multitud de personas que estaban demasiado ocupadas en hacer compras.
Con cientos de otros, ellos veían a un gran árbol de Navidad iluminado con doscientos chorros de gas puesto en la Iglesia de la Gracia de Seúl, donde se había quedado Ni-Ki todas esas noches atrás, cuando se había escapado. Cada rama en el árbol estaba cargada de regalos para los chicos de un orfanato cercano, cortesía de un tal Shim Jake.
Pero el mejor regalo de Navidad lo recibió de Ni-Ki y vino en forma de risa.
Riki se reunió con Jake en la parte superior de la escalera una noche. El empresario se detuvo.─ Baja a cenar, Ki. Me olvidé de algo aquí.
Ni-Ki bajó las escaleras, tarareando -O Holy Night -un gatito pellizcando sus talones desnudos y dos perritos ladrando en sus brazos. Llegó al último escalón.
De repente hubo un grito fuerte.
Un instante después Jake se deslizó por el pasamanos, hasta el piso inferior, y aterrizo en el vestíbulo de la entrada justo cuando una de las criadas abrió la puerta de entrada para tirar un poco de polvo que había sido barrido.
JaeYoon siguió su camino.
Cayo brincando en el piso de mármol, riéndose todo el tiempo, hasta que algo en la acera finalmente lo detuvo.
Alzó la vista para ver el rostro confundido pero muy divertido de su abogado, Kim SeonWoo, mirando hacia abajo en él.
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