« Capitulo Final.

- JaeYoon había buscado por todas partes. Volvió a la panadería y se quedó junto a la ventana, observando y esperando, hasta que sintió que la esperanza no era más que una fantasía. Se sentó en el mismo banco en el parque durante horas, esperando ver a Riki corriendo en la nieve, su sombrero volando detrás de él, el aire llenándose con el sonido de su risa alegre. Pero todo lo que encontraba Jake era al mundo sin él.

Recorrer el mercado de Namdaemun no había hecho nada bueno. El sonó campanas y le preguntó a los niños si habían visto al chico angelical. Pero Riki parecía ser tan elusivo como San Nicolás. Entro en las iglesias, a todas las iglesias que veía, y él oró, oraciones que parecían no tener respuestas.

Para la medianoche del segundo día después de Navidad, Jake había caminado todo el camino hasta la ópera, no preocupándose por el frío o la nieve. Había una presentación especial del Mesías de Handel programada. Él vagó atreves de la mayoría de la multitud hasta que había entrado. Luego metió la mano en sus bolsillos y dejó caer monedas y billetes en cada lata abollada y oxidada a lo largo del camino.

La nieve comenzó a caer más y más rápido. Arrojó un billete de W1000 en un tazón viejo de esmalte de un ciego vestido con ropas harapientas, luego hizo una pausa y dijo- La tormenta está acelerando. ¿Tiene un lugar para ir?

─ Yo vivo cerca de Bong-Eun-Sa. Va a ser una larga caminata ─ El mayor trató de levantarse pero sus manos eran viejas y retorcidas y no tenía guantes para protegerse de los elementos.

Jake le ayudó, entonces se agachó y recogió el tazón, suavemente colocándolo en las manos nudosas del hombre. Luego dio media vuelta y paró un taxi con un silbido agudo.

Él abrió la puerta.─ Le he pagado al chofer para que lo lleve a casa ─ le dijo al viejo, ayudándolo a entrar. Hizo una pausa y miró a los ojos del mayor arrugado, los ojos que mostraban todos los años difíciles que había vivido. Sin un pensamiento, Jake se quitó los guantes y los puso en las manos del hombre, cerrando sus retorcidos y viejos dedos alrededor de ellos.─ Feliz Navidad ─ dijo y cerró la puerta.

Durante un largo tiempo JaeYoon se quedó allí, mirando al taxi desaparecer. A pesar de que todavía era temporada navideña, y aunque ya era pasada la medianoche, aún había un gran número de coches en la calle. Jake se encontró balanceándose sobre la punta de sus talones, mirando a los coches a exceso de velocidad por delante de él.

Riki está en el cielo, el empresario pensó cuando uno de los coches lo rozaba tan rápido que hizo una ola alrededor de su chamarra, tal vez si él no puede venir a mí, yo puedo ir con él.

JaeYoon vio a los coches delante de él con cautela. Sería tan fácil dar un paso hacia la calle ahora mismo, que una de las máquinas de velocidad chocara con su cuerpo, sacando su vida y su alma de él. Entonces habría una posibilidad de que él llegara a ver a su ángel de nuevo...

─ ¿Qué estoy pensando? ─ Jake susurró las palabras a sí mismo con una risa áspera y amarga de una sacudida de la cabeza.─ No entraría en el cielo de todos modos. Ese lugar está reservado para la gente hermosa y amable como Riki.

Dio media vuelta y se alejó de la calle, pegando sus manos heladas en el bolsillo de su abrigo, decidiendo que era hora de regresar a casa. Él caminaba por la acera, con la mente en un lugar de pérdida y vacío.

Pasó junto a un campanero que estaba pidiendo donaciones para un hospital infantil y metió la mano en sus bolsillos. Había utilizado lo último de su dinero para el taxi.

JaeYoon empezó a caminar, pero se detuvo y sacó un reloj de oro de bolsillo. Había sido la primera cosa que se había comprado con su propio dinero. Se acordaba de lo orgulloso y realizado que se había sentido cuando estaba caminado a casa con él ese día. Jake lo miró por un momento.

Pero nada de eso importaba más ahora. El orgullo no le importaba. El dinero no le importaba. El tiempo no tenía importancia. Sin Riki, nada importaba.

Caminó hacia atrás y lanzó el reloj en el cubo recolector, después dio media vuelta y se alejó.

Se dio cuenta con una repentina sensación de pánico que la persona colectando había dejado de sonar la campana. Jake se congeló, con los hombros encorvados para protegerse del frío en su corazón más que del frío de afuera.─ No deje de sonar la campana. Por favor. Sígala sonando, porque... ─ su voz se convirtió en un susurro firme y se quedó mirando sin ver en el camino cubierto de nieve.─ Cada vez que suena una campana...

─ Un ángel recibe sus alas ─la persona que recolectaba terminó por él, con una voz muy familiar.

─ ¿Riki? ─ la cabeza de JaeYoon se disparó. Dio la vuelta, entonces se acerco y empujó hacia atrás a la persona junto con la capucha clara que tenía puesta y tambien la lana gruesa que tenia la campana. Sintió una iluminación que desprendía de esa capucha tapada, hasta que vio un montón de pelo sedoso rubio claro que caía suelto junto con la cara de─ ¡Ni-Ki!

─ ... ¡Yoonnie!

Y entonces él estaba en los brazos de Jake.

─ Dios, Ni-Ki. ¡Realmente eres tú! ─ Abrazo al más pequeño fuertemente. Con miedo de soltarlo y que él desapareciera de nuevo.

─ Estoy aquí ahora. Estoy aquí. ─ leyó la expresión del rostro de Jake, porque dijo, ─ Y yo no te voy a dejar otra vez. Es para toda la vida.

─ Dios mío, pensé que te había perdido. ─ JaeYoon sujeto el bello rostro y lo besó una y otra vez.─ He buscado en todos lados fui a todas partes donde estuvimos, buscando y esperando. ─ Tenía la cara de Ni-Ki en sus manos y sólo se tomó un momento para mirar al hombre más joven, para memorizar su cara, esa sonrisa maravillosa.─ Yo he dado más dinero de lo que podía comprender. Todo. Nada importa más que tú.

Las lágrimas corrían por las mejillas de Riki.

Jake lo sostuvo tan condenadamente apretado y le susurró,─ mi ángel

Riki dejó escapar una risita y tocó los labios del hombre más alto con sus delicados dedos.─ ¿Jake? ¿Tu ángel?

Mi ángel caído. Has vuelto a casa por mí.

Riki le sonrió, luego fijo una mirada extraña en el cielo. Le guiñó un ojo a algo brillante por encima de él, entonces regreso su mirada a JaeYoon, sonriendo alegremente. Inclinó su cuerpo pequeño en los brazos del hombre más alto.─ Tal vez, sólo tal vez, Yoonnie... todo lo que tenías que hacer era silbar.

♡❜

Y seis años después de aquel día de Navidad, Jake aún escuchaba campanas cada vez que besaba a su marido. Y cada vez podía jurar que era el sonido más mágico que había oído nunca.

─ Vi a SeonWoo en el estudio el otro día ─ Jake de forma conspiradora le susurró en el oído a Riki. El más pequeño arqueó las cejas.

─ ¿Cuántas veces tengo que decirte que dejes de espiar a tus empleados? ─ el hombre angelical, dijo con una sonrisa, ─ ¡y es a SeonWoo! ¡Pensé que era tu amigo!

─ ¡Él lo es! Es sólo que... estaba actuando raro otra vez.

─ ¿Raro?

─ Sabes cómo se pone a veces ─ JaeYoon respondió con una pequeña sonrisa.

─ Ahh... ¿quieres decir que estaba hablando consigo mismo otra vez? ─ Riki preguntó, tomando la copa de sidra que estaba en la mesa cercana. Su esposo asintió con la cabeza rápidamente.

─ Sí, escuché parte de lo que estaba diciendo... algo sobre patitos.

Riki casi se atragantó con la sidra en la boca.

─ ¿P...Patitos?

─ Sí ─ Jake apretó los labios con nostalgia ─ y yo habría jurado que el aire por encima de él era brillante. Tal vez la luz del sol era demasiado brillante en la habitación... podría haber estado afectando a su cabeza.

─ Sí, tal vez. ─ Riki respondió, sonriendo ampliamente para sí mismo. Parecía que tal vez otro ángel tendría que ser enviado a la Tierra en un futuro próximo...

─ Sabes que nuestro aniversario se acerca, ¿verdad, Nishi? ─ JaeYoon preguntó, olvidando el tema de SeonWoo. Abrazó a su marido y acarició su nariz en el cuello pálido. Ni-Ki todavía tenía el mismo olor -ligero y crujiente y limonada.

─ Y la Navidad también ─ agregó el hombre más pequeño con un puchero. JaeYoon se echó a reír y se inclinó hacia abajo, colocando un rápido casto beso en los labios tentadores.

─ ¿Qué pasa con ese puchero, Ni-Ki?

─ Me preguntaba qué hacer en esta Navidad ─ dijo el hombre angelical con un suspiro ─ fue más rápido de lo que yo esperaba. ¡Todavía tenemos que conseguir el árbol! ¡Y algunas decoraciones! ¡Y los regalos para los niños! ¿Le diste a HeeSeung su semana de descanso, como te lo pedí? Ah, y tal vez podamos conseguir algunos nuevos temas de cestas de Navidad para los perros, ellos han crecido. Y qué pasa con...

JaeYoon cortó el discurso de su marido con un beso.─ No te preocupes por todo esto, Ni-Ki. Navidad va a ser perfecta

─ Pero...

─Pero nada ─ Jake interrumpió una vez más.─ Me has dado seis de las navidades más perfectas, seis de los años más perfectos de mi vida. Y pase lo que pase este año, nada de eso va a cambiar.

─ Aish, Yoonnie ─ Ni-Ki dijo entre dientes, las mejillas poniéndose en un tono feroz de rosa. Pero no podía dejar de estar de acuerdo con las palabras de su marido.

Su vida era absolutamente perfecta.

Todavía vivían en la gran mansión en el centro de Seúl, pero el interior de la casa había cambiado.

Se fue el arte invaluable y las porcelanas. Se fueron las colecciones. En su lugar, las paredes de la casa Shim tenían dibujos sencillos hechos por las manos inexpertas de los niños y los retratos de Riki y Jake con sus dos hijos hermosos.

JaeYoon había tratado de explicarle a Riki que las parejas gay en Corea no podían adoptar, pero una expresión en la cara con lágrimas de su marido, y JaeYoon decidió que no le haría caso a lo que las leyes decían. Después de todo, él era el empresario más influyente de toda Corea, si no es que de toda Asia. Había utilizado sus conexiones (y pagado una pequeña fortuna en sobornos), pero meses más tarde, él le había presentado a Riki los documentos de adopción. Y una semana después de eso, fueron y recogieron a sus hijos gemelos.

Ni-Ki los había nombrado Hoon y Jung, diciendo que eran los nombres de viejos amigos - amigos muy, muy viejos - a quienes les debía una deuda. Ellos eran los dos seres más preciosos y ahora, tres años más tarde, incluso cuando rutinariamente ponían pegamento en los zapatos de JaeYoon o perseguían a los perros y conejos por todo alrededor, el empresario se preguntó cómo podría haber existido sin esos pequeños bribones.

Una vez que los chicos habían llegado a la casa, todas las antigüedades francesas y las sillas de respaldo rígido se habían ido. Fueron reemplazados por muebles cómodos y coloridos que llenaron todas las habitaciones, algunos de ellos mordidos y destrozados por las mascotas y los niños. Pero era cálido y confortable y real, e hizo la casa de Jake un hogar.

Pero, Jake comprendió que, no fue realmente el mobiliario lo que había convertido a la mansión una vez fría en un hogar. Fueron los perros y gatos y conejos que constantemente corrían alrededor, persiguiendo algo que se movía constantemente y saltando en los regazos y sillas. Fueron sus dos hijos maravillosos, que podían ahuyentar a sus preocupaciones con sólo una risita o que podían hacer esculturas de macarrones que eran más preciosas que cualquier estatua de millones de wons o baratijas.

Fue Ni-Ki... el hombre angelical a quien le entrego su corazón incondicionalmente cada segundo del día. Quién consoló a su familia con risas sin fin, abrazos, y comidas caseras. Quien paseaba con los perros, y anudaba lazos a todos los gatos y conejos. Quién ayudaba a sus hijos hacer galletas de jengibre... y luego decorarlas como monstruos diferentes. Quien siempre guardo la más cálida sonrisa, sus grandes abrazos, y sus más profundos besos para JaeYoon.

JaeYoon pensó que no era posible para él estar más enamorado de su marido de lo que estaba, pero se encontró enamorándose aún más todos los días. Ni-Ki acaba de agregar una cualidad mágica a su vida, y era evidente al mirar en su hogar.

No había ni un silbato en todo el lugar. Pero había campanas en todas partes, en las mesas, en las puertas cercanas. Había campanas y cascabeles a la hora de la cena, campanas y timbres a la hora del desayunado, tintineo y reloj de campanas, campanas a la hora del té y gongs chinos. Sonaban campanas desde los zapatos y collares de los cachorros. Una campana de vaca llamaba a la familia para reunirse.

En un lugar de honor en la mesa en la sala estaba la hermosa campana de cristal que le había comprado JaeYoon a Riki tantos años atrás. Cada vez que alguien se deslizaba por el pasamanos, la sonaban.

Como puedes ver, Ni-Ki y Jake le habían dado a sus hijos un regalo maravilloso: la capacidad de creer en las cosas mágicas e inusuales y celestiales; creer en el amor, la felicidad, la gente, y sobre todo, creer en las cosas que no pueden ser demostradas - saber en sus corazones que cada vez que suena una campana...

Un ángel recibe sus alas.


¿Por qué siento que
Polaroid love queda perfecta
con esta historia? Ayuda.

Bueno en fin,
Ihhhhh finalmente
terminamos<3333

Muchas gracias por todo,
hasta por la espera kfjfjf
lo siento en ese aspecto,
aún así ya la terminamos
por fin uwu.

Gracias de verdad,
¡Nos leemos luego! ♡♡

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