𝐢. A New Band


Despertó en su habitación, la emoción corría por sus venas, incluso cuando apenas se había despertado.

Había estado esperando este día por meses, tuvo que tocar varias puertas y salir, prepararse con sus hermanas, incluso ella había escrito la canción que cantarían en este presentación; APT, se había tardado, incluso había llorado un poco por la frustración de que no le quedaba como ella quería, no podía evitarlo.

Salió de su cama y se puso a tararear la canción, despertando así a su hermana Miranda, una chica de ojos verdes y cabello castaño y rizado, quien se tapó los oídos con su almohada para no tener que seguir escuchándola, más porque estaba cansada, que porque la chica cantara mal.

Entro al pequeño baño que compartía con sus hermanas y tomó el cepillo para cantar y usarlo como un micrófono. Hizo todo un concierto privado para el espejo y se cambió, poniéndose un vestido con una chaqueta de cuero encima, ambas le habían llegado después de que el resto de sus hermanas lo usaran, le quedaba algo apretada ya, puesto que estaba creciendo, pero lo ignoraba porque era su chaqueta favorita, la única que la hacía sentir como una verdadera rockera.

Se cepilló el pelo y después los dientes. Era muy temprano para el bar, pero sus padres habían aceptado que tocaran ahí con la condición de que fuera temprano, principalmente para evitar borrachos. Y aunque una parte de sus hermanas ya podían beber, emborracharse y estar con las personas del bar, decidían no hacerlo, no era parte de quienes querían ser, ellas querían ser estrellas, todas ellas, y una estrella no nace de los pedazos de una adolescente que no sabe como controlarse.

Termino de arreglarse y salió del baño, topándose con su hermana mayor; Kennedy. Ella tenía el pelo como el de su padre, castaño, sus ojos eran azules, y tenía un rostro algo tosco, no se parecían mucho entre ellas, Kennedy era hija de su padre, Aeris era hija de su madre, teniendo el mismo cabello rizado y pelirrojo, los mismos ojos verdes, era como su gemela en todos los sentidos.

—¿Por qué te despertaste tan temprano?–Preguntó la mayor cruzándose de brazos.

—No podía dormir de la emoción.–Admitió. Kennedy soltó una risa, claro que ella era la más emocionada, siempre había sido la más emotiva de las tres, incluso cuando era bebé, recordaba perfectamente haber cuidado a sus tres hermanas, y ella era la que siempre renegaba más.

—¿Ya te cambiaste y todo?

—Así podemos llegar antes y revisar que todo esté en su lugar. Vamos Ken, ¡necesitas moverte ya! No puede ser que yo esté lista y tú no.–Bajó las escaleras con apuro y Kennedy solo entro al baño.

Empezó a revisar los instrumentos que habían dejado preparados la noche anterior, eran tan viejos como la ciudad misma, le habían pertenecido a todos los Regan que habían existido y eso era bueno de alguna manera, tenían historia, pero también era tan antiguos que debían de ser reparados con frecuencia. Benzo incluso había intentado comprárselos, diciendo que les daría algo mejor, pero sus padres habían insistido que eran parte de la familia ya.

Lo único nuevo era el micrófono que usarían, principalmente porque no era suyo, Vander lo había conseguido solo para esto, se preocupaba demasiado por la gente que vivía ahí, eso era agradable, tener un líder que se preocupara lo suficiente.

Toco algunos acordes de la guitarra y el bajo, estaban afinados. Después reviso que las baquetas estuvieran en su estuche, pero no las encontró, así que volvió a subir y entró a la habitación de las mayores sin avisar. Brianna la miró medio dormida, sin entender que hacía ahí su hermanita, ella compartía algunos de sus rasgos, principalmente el cabello pelirrojo. Aeris se agachó y empezó a rebuscar entre las cosas de Kennedy.

—No deberías hacer eso, si falta algo ella se dará cuenta.–Afirmó antes de volverse a envolver en su cobija medio rota.

—No lo hará, lo haré yo.

—Como quieras.–Bostezo y se volvió a dormir. Aeris las encontró y se levantó feliz, después se dio cuenta del estado de sueño de su hermana y le pegó con una baqueta.—¡Oye!

—¡Despierta ya!

—Eres insufrible.–Murmuro y se dio la vuelta. No podía mentir, se sintió algo mal al escuchar esas palabras, pero entendió que si tenía algo de culpa.

—...Perdón por golpearte.–Murmuró y salió de la habitación sin esperar la respuesta. Bajo al primer piso y guardó las baquetas en el lugar donde debían estar.

Ahora todo estaba listo, solo le faltaba algo; el resto de su banda, quienes parecían no poder salir de la cama aún.

Se sentó a esperar.

—¿Aeris?–Escucho la voz de su madre, quien bajaba las escaleras, seguida de su padre.

—Mamá. No han bajado aún, no están listas.–Ambos trataron de no reír ante la impaciencia de su hija menor, ambos se acercaron, pero fue su padre quien la abrazó. Ella miró hacia arriba para lograr verlo, estaba casi de su estatura, pero aún no estaba ahí.

—Tranquila cariño, ellas estarán aquí, están tan emocionadas como tú, solo que cada quien lo demuestra de formas diferentes. Ven a desayunar, las cantantes necesitan comer antes de las presentaciones o pueden desmayarse.–Ella asintió y lo siguió hacia la cocina como un pato bebe siguiendo a su mamá.

[...]

Llegaron las cuatro, sus padres habían tenido que irse después de que les ayudaran a bajar sus cosas. El bar estaba más bien casi vacío sin contar un par de personas que habían estado toda la noche, o que en general venían más para hablar con Vander o tomar un café.

Terminaron de conectar sus instrumentos cuando Vander se les acercó, era un hombre enorme, como un hombre lobo, pero en realidad era más como un cachorro protector. El hombre les sonrió.

—¿Todo listo chicas?

—Todo listo. Gracias por dejarnos tocar aquí.–Le sonrió la pequeña, el le devolvió la mirada.

—No es nada, a veces es bueno cambiar un poco el ambiente, además, sus padres afirmaron que son el mejor grupo que hay, y tenía que probar esa teoría.

—Lo somos.–Afirmó orgullosa.

—Estoy seguro de que si.–Acaricio su cabeza como si fuera su propia hija. El hombre se alejó poco después y ellas empezaron. Aeris respiró profundamente antes de empezar a cantar. Esta era su oportunidad, demostraría lo buena que era, demostraría lo que valía su banda y tal vez Vander las dejaría seguir tocando su música en el bar.

La canción comenzó, la pista era rápida, movida, haría a cualquiera bailar.

La puerta se abrió pero las chicas no miraron, tratando de concentrarse en su música, el cómo se sentía la música corriendo por sus venas. Pero una persona en definitiva se fijó en ellas; más bien en la cantante.

Vi iba entrando como siempre, después de estar todo el día afuera hablando con Ekko, hablándole sobre el hombre que había ido a la tienda a comprar equipo científico. Sus amigos venían detrás de ella y su hermana también. Ella miró a la cantante y se detuvo de inmediato, causando cierto discomfort en sus amigos, quien chocaron contra su espalda.

No pudo evitarlo. La escuchaba cantar, veía el cómo su cabello se movía de un lado para el otro, sus ojos verdes brillando sin necesidad de que una luz estuviera alumbrándolos. Era increíble, como un ángel en el cielo. Incluso mejor que eso. Mylo fue el primero en seguir su mirada y notar que su hermana adoptiva veía a la cantante.

—¿Te gusta o que?–Preguntó con diversión.

—¿Por qué? ¿La conoces?–Le devolvió el cuestionamiento mientras seguía mirándola hacer su espectáculo.

—Es Aeris Regan, la menor de las Regan, una familia conocida de aquí.–Aseguró Claggor. Todos lo miraron sin contar a Vi.–¿Qué? Su hermana siempre está cerca.

—¿Cuál de ellas te gusta, Claggor?–Cuestiono Powder sin mala intención. El chico se sonrojó.

—Ninguna...

—¿Brianna?–Advinó.

—Calla.

—Bueno. Ahora parece que a dos de nosotros les gustan las hermanas Regan.–Comentó Mylo viendo a Vi, quien aún parecía hipnotizada.

Se quedaron ahí por un par de canciones, algunas conocidas, algunas extrañas que suponían que eran de ellas. El show se acabó y todos en el bar aplaudieron. Vi no tardo y se acercó a Vander, esperando que ellas se acercaran en algún momento. Pero como tardaban mucho, ella se acercó.

—Hola, soy Vi.–Se presento con la chica.–Me encantó su presentación.

—Oh gracias.–Sonrió la pelirroja de oreja a oreja.–Mi nombre es Aeris.

—Es un gusto conocerte.–La miró de arriba a abajo sin descaro y la chica se sonrojó. ¿Qué era esto que estaba sintiendo? Nunca había sentido algo parecido. Su pulso corría con rapidez, sentía su corazón a punto de salir de su pecho y sus mejillas calentarse. No era normal. No era nada parecido a los nervios del escenario, era algo distinto, algo nuevo, algo... bueno.

Aeris le sonrió y Vi le sonrió de vuelta. Ahora ambas esperaban que la banda volviera a tocar en "The Last Drop", y no solo por la música, sino para tener una excusa para volver a verse.

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