𝙘𝙖𝙥í𝙩𝙪𝙡𝙤 13: 𝙇𝙖 𝙤𝙨𝙘𝙪𝙧𝙞𝙙𝙖𝙙 𝙙𝙚 𝙪𝙣𝙖 𝙢𝙖𝙨𝙘𝙖𝙧𝙖
HOLA A TODOS :,D
perdón si he estado desaparecida y no he actualizado este fanfic desde hace mas de 6 meses, eh estado atareada con la escuela y no he tenido inspiración e ideas para continuar, pero aquí estoy viva >:D
sin mas que decir aquí les dejo el cap 13 que muchos han estado esperando, que lo disfruten!
Dos semanas después, Azulin se encontraba en una situación un poco más estable. El dolor había disminuido, aunque aún persistía. Las vendas habían sido cambiadas y ahora llevaba un yeso en el brazo roto. Su recuperación era lenta, pero al menos podía moverse con un poco más de libertad. Los días en el hospital se habían convertido en una rutina de cuidados y visitas de su familia. Su madre y su padre permanecían a su lado, brindándole el apoyo necesario, pero el vacío dejado por la ausencia de Gordi seguía siendo una herida abierta en su corazón.
En el transcurso de estas dos semanas, Azulin había comenzado a adaptarse a su nueva realidad, a pesar de las cicatrices físicas y emocionales que llevaba consigo. Aún persistía la angustia por la desaparición de su hermano, pero los esfuerzos de búsqueda no habían dado resultados concretos. La esperanza de encontrar a Gordi seguía viva, aunque la incertidumbre lo consumía.
Una mañana, mientras una triste lluvia inundaba las partes de afuera del hospital, Azulin escuchó un extraño y pequeño alboroto en el pasillo. Un grupo de enfermeras y médicos se apresuraba a atender una situación inesperada. La curiosidad lo llevó a preguntar, y su madre, que estaba a su lado, lo miró con una mezcla de emoción y nerviosismo. "Azulin, creo que tienes una visita," dijo su madre con una voz temblorosa. "Parece que alguien ha venido a buscarte."
El oso azulado dirigió su vista hacia la puerta de la habitación con la mitad de su cara descubierta, haciendo una mueca en el proceso por el hecho de que ya sabía que iba a pasar... otra vez no... otra vez no
La puerta se abrió lentamente mientras entraba unos 3 osos mucho mayores que él, un oso delgado de color café claro con un uniforme militar ocultando su rostro bajo una gorra de capitán y unos anteojos que llevaba una caja en un brazo, un gran oso rosa del mismo uniforme de ojos aguamarina y finalmente, accedió a la habitación el propio Coronel Otto, haciendo que los padres de Azulin se levantaran rápidamente de sus asientos, claramente sorprendidos.
El ambiente en la habitación se cargó de una tensión palpable cuando los tres osos entraron. La presencia del Coronel Otto, con su postura imponente y su mirada grave, hizo que el corazón de Azulin se acelerara. El Coronel Otto era una figura de autoridad respetada, y su llegada en medio de la situación actual era tanto inesperada como inquietante.
Finalmente, el coronel habló: "Soldado Azulin"
El oso azulado levantó sus orejas cuando escuchó su nombre pronunciarse desde los labios del mayor.
"Lamentamos muchísimo lo que ocurrió en el bosque mágico, todos los miembros del escuadrón Búho y su escuadrón salieron ilesos, pero no hemos podido encontrar a tu hermano, el ejercito quiere agradecerle por sus servicios" Este pausó y el capitán Hocicos dio un paso adelante con la caja. "Queremos darle un puesto donde puede desarrollarse como militar"
el oso rosado habló: "Si, nosotros creemos que usted se lo merece"
Tanto los padres de Azulin se miraron el uno al otro mientras Azulin ya temía de que se trataba.
sintió una opresión en el pecho al escuchar las palabras del coronel. Aunque sabía que algo así podría llegar, no estaba preparado para lo que significaba. Sus orejas se movieron nerviosamente mientras miraba la caja que el capitán Hocicos sostenía. Sus padres, de pie a su lado, intercambiaron miradas llenas de incertidumbre y preocupación.
Finalmente Otto finalmente terminó: "Lo nombraremos Teniente"
sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar la palabra "Teniente". El peso de ese titulo le traía demasiados malos recuerdos de su otra vida. Sabía que este momento era decisivo, pero no era el tipo de reconocimiento que él deseaba después de todo. Todo lo que quería era encontrar a Gordi y evitar esa terrible guerra, no ser ascendido. Sus padres por otra parte parpadearon en shock cuando escucharon la palabra "Teniente"
no representaba honor o logro para él, sino un recordatorio de la guerra, del sufrimiento, y de la vida que había intentado dejar atrás. Sus padres permanecían inmóviles, sorprendidos, aún procesando lo que el coronel había dicho.
"Es un buen puesto, tanto el ejercito necesita símbolos como usted... "
Azulin sintió que el aire se volvía más denso con cada palabra del coronel. El puesto de teniente, que para muchos sería un honor, para él representaba un peso insoportable, una cadena a la vida que había intentado dejar atrás. El ejército veía en él un símbolo, un ejemplo para otros soldados, pero Azulin solo veía pérdidas y dolor.
El coronel continuó, con un tono más suave, aunque igualmente firme: "Es un buen puesto, soldado. El ejército necesita símbolos como usted... un héroe."
Las palabras "héroe" y "símbolo" resonaron en la mente de Azulin, pero no lo llenaban de orgullo, sino de miedo y rechazo. Lo único que él quería era a su hermano de vuelta, no el título de teniente ni el uniforme que representaba todo aquello de lo que había intentado escapar.
"No soy un héroe," dijo Azulin, su voz temblorosa pero decidida. "Solo quiero a Gordi."
El coronel Otto se quedó en silencio, observando al joven oso con una mezcla de respeto y compasión. Azulin pudo notar un ligero cambio en su expresión, como si comprendiera el dilema interno que enfrentaba.
Sus padres, que hasta ese momento no habían dicho nada, lo miraron con ojos llenos de preocupación. Su madre fue la primera en acercarse, colocándole una mano sobre el hombro. "Lo importante es lo que tú sientas, Azulin. No tienes que hacer esto si no lo quieres."
El padre de Azulin asintió en silencio, apoyando las palabras de su esposa.
El capitán Hocicos, que había permanecido en silencio todo el tiempo, miró al coronel Otto como buscando una señal. Finalmente, dio un paso atrás con la caja todavía en sus manos. El coronel soltó un largo suspiro, como si él mismo comprendiera el peso que estaba colocando sobre los hombros de un joven que no estaba listo para cargarlo.
"Soldado Azulin," dijo Otto con una voz más suave, casi paternal, "entiendo tu dolor. Y sé que esto no es lo que esperabas. Pero también quiero que sepas que el ejército no solo ve en ti un soldado, sino alguien que ha demostrado valentía en momentos difíciles."
Las palabras del coronel, aunque bien intencionadas, no lograban cambiar la sensación de rechazo en el corazón de Azulin. Todo lo que él quería era tener a su hermano de vuelta, no ser un teniente en un ejército que le recordaba todo lo que había perdido.
"Si alguna vez cambias de opinión, el ejército siempre tendrá las puertas abiertas para ti," añadió Otto. "Y seguiremos buscando a Gordi. No hemos dejado de hacerlo."
Azulin no respondió. Simplemente asintió, con la mirada fija en el suelo. Sus padres lo miraron con una mezcla de alivio y tristeza, sabiendo que su hijo tenía que enfrentar una decisión que ningún joven debería tomar.
El capitán Hocicos caminó con respeto hacia la cama y dejó la caja de color rosa en el regazo de Azulin, antes de levantarse con respeto y volverse hacia los otros 2 superiores. Se despidieron con un saludo de respeto y se retiraron. miró la caja en su regazo con una mezcla de confusión y desagrado. El rosa brillante del empaque contrastaba con la gravedad del momento, como si el contenido no fuera tan pesado como la responsabilidad que conllevaba. Su mano temblorosa se acercó lentamente a la tapa, pero no tuvo el valor de abrirla.
El peso simbólico que representaba era más aplastante que cualquier cosa física que pudiera contener. Sus padres, a su lado, no sabían cómo consolarlo. El título de teniente, que otros verían como un honor, era para él un recordatorio de todo lo que había perdido en la otra vida y de lo que aún no podía recuperar: a Gordi.
El silencio en la habitación era opresivo, solo roto por el eco distante de la lluvia contra las ventanas del hospital. Azulin, con la mirada fija en la caja, sintió cómo las lágrimas se acumulaban en sus ojos. No quería este destino. No quería ser un héroe en una guerra que solo le traía dolor y muerte. Finalmente, su madre rompió el silencio con una voz suave: "No tienes que hacer esto, hijo. No estás solo."
trató de calmar su respiración, sintiendo la presión en su pecho. Cada mirada de los osos mayores, cada palabra del coronel, le recordaba la guerra y el sufrimiento, aspectos de su vida que había intentado dejar atrás.
Miró a su madre y luego a su padre, buscando en ellos la fortaleza que él no podía encontrar por sí mismo. "No sé si puedo ser lo que quieren que sea," dijo
Su padre, con un rostro lleno de comprensión, se acercó y le puso una mano en el hombro. "Lo entendemos, hijo. No tienes que aceptar este título si no lo deseas. Lo más importante es tu bienestar y tu deseo de encontrar a tu hermano."
Hubo silencio antes que Azulin finalmente tomara el valor de abrir la caja de color rosa, sabiendo que ya tenía la idea de que era. Con un movimiento lento y cuidadoso, Azulin levantó la tapa de la caja. En su interior, vio que era nada mas y menos que una prótesis de rostro blanco que lo había definido como un monstruo... la razón por que rayos había pedido ese deseo... esa mascara donde lo había condenado como un monstruo en esa otra vida lejana. encontró el uniforme de teniente, cuidadosamente plegado y acompañado de una placa de metal con el distintivo de su nuevo rango.
La tela del uniforme, aunque impecable, parecía pesar más que el plomo en sus manos. Cada detalle del uniforme y la placa le recordaba a la vida que había intentado dejar atrás y el dolor que aún llevaba consigo.
El corazón de Azulin se hundió aún más al ver la máscara blanca en la caja. Era un recordatorio doloroso de la vida que había dejado atrás, una vida que se había caracterizado por el sufrimiento y la guerra. La prótesis de rostro no era solo un símbolo de su nuevo rango, sino también una marca de la identidad que el ejército había impuesto sobre él.
Sus ojos se hundieron mientras contemplaba el uniforme de teniente, perfectamente doblado junto a la placa de metal. Cada detalle de la placa y el uniforme parecía burlarse de sus deseos y temores, recordándole la batalla interna que enfrentaba. La máscara era el emblema de su dolor, de la otra vida que aún lo perseguía. Sin embargo.... un pensamiento se le vino a la cabeza.
Si aceptaba este rango.... no solo podría ser capaz de detener la guerra... podía salvar a todos! A su hermano! A sus compañeros! A Pompom! A todos!!
estaba sumido en sus pensamientos, la lucha interna entre el rechazo a la vida militar y el deseo de proteger a los que amaba lo consumía. La visión de la máscara blanca y el uniforme de teniente le traía recuerdos dolorosos, pero al mismo tiempo, una chispa de esperanza comenzó a brillar en su mente.
Con cada segundo que pasaba, el peso de la decisión se hacía más evidente. La posibilidad de usar su nueva posición para hacer una diferencia real en la guerra y quizás encontrar a Gordi le ofrecía un rayo de esperanza en medio de la desesperación. Sabía que aceptar el rango significaría enfrentar de nuevo la guerra y sus horrores, pero también entendía que podría usar su influencia para cambiar el curso de los eventos, para proteger a aquellos que aún estaban en peligro.
Si quería salvar a su hermano, a su familia junto con Pompom y todos.. tenía que aceptar este puesto... aun que no le gustara.
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