Capítulo XLIV
Rumores mal intencionados
Entre la comunidad se había esparcido el extraño rumor de la "procreación", muchos han escogido los genes "correctos/excelentes" con los cuales crear un nuevo ser, muchos lo han intentando y han esperado con ansias que las pruebas a las que se sometieron dieran con una maravillosa noticia, la dulce espera de un nuevo ser.
Al margen de ello también los rumores han hecho eco en un aspecto, la traición y la infidelidad, único del cual todos hablan. Nadie puede creer que una tercermundista hubiese sido capaz de traicionar la confianza y el amor de una potencia como lo era Rusia, ¿como podía hacerle eso? ¿Coml es que se atrevía? Eran las preguntas que los demás se decían entre sí pese a que muy pocos creían en la verdad que escuchaban a todo pulmón del peruano. Ella nunca fue la infiel en la relación, la juzgaban sin razón aparente y sin pruebas que era lo peor, la lapidaban con sus crueles comentarios y sus exclusiones con respecto a actividades que debían hacer en equipo para concretar un proyecto. Pese a esos rumores ha existido varios que se acercan a ella aún cuando en el fondo existe una pizca de incertidumbre al respecto, lo que a ella más le importa además de su reputación es la manera de pensar de alguien en concreto, aquel que no hace poco le declaró su amor.
Preguntó a todos los presentes de su presencia, siempre una misma respuesta, desconocían donde pudiera estar. Pero algunos han transmitido información un tanto incierta, no muchos la saben pero en su entorno fue muy bien difundida. Se iba a casar, dentro de dos meses Israel iba a contraer nupcias con Egipto, el mundo árabe estaba feliz y lleno de júbilo, sus aliados compartían de cierta manera aquella felicidad que ellos desprendían salvó ella. Puede esbozar una risa de alegría pero en el fondo esa risa no existe, aquella expresión de felicidad no es más que una de profunda tristeza, aquella mirada suya que se esconde tras oscuras gafas demuestran los trozos de un alma que se niega a aceptar una realidad, aquellos ojos cafés desean con tal fuerza dejar correr aquellas lágrimas que recluye en las mismas... Debe ser fuerte, debe aparentar aquello que no siente. Es su deber como esposa, debe limpiar su nombre ante semejantes injurias lanzadas en su contra.
—¿Que pasa? ¿Estas bien?.—sintió una leve presión sobre su hombro seguido de unos fuertes brazos que la envolvían y una pregunta que la saca de sus pensamientos.
Que decir al respecto, que decir cuando lo único que desea es gritarle sus verdades, terminar de una vez aquella tortuosa relación que ambos llevan y ser libre al fin, aun cuando aquello fuese demasiado tarde. Demasiado tarde para pertenecer a Israel. ¿Podria tan sólo ser un rumor? ¿Un rumor pagado por él?.
Se negó a dar una respuesta mientras incesantemente buscaba con la mirada la presencia del bicolor o de la tricolor, hallar a cualquiera de los dos era crucial para dejar de sentir algo que tomará mucho tiempo destruir/olvidar.
Entre un conglomerado de entidades estaba ella, resaltaba por su altura y nuevo look al habitual; elegante traje color Marfil decoraba su esbelto cuerpo, pendientes de oro y piedras preciosas decoraban su ser, su melena pelirroja se lucia con un nuevo corte, se parecía a una diosa con aquella mirada aguerrida e intimidante pero a su vez coqueta y dulce, jugar con ella es jugar con fuego, te quemas o te consume hasta solo dejar cenizas, cual fuese tu elección es un riesgo inminente, ninguno de aquellos que se creen pertenecen a su "familia" aceptarían que jugaras con su corazón, te aniquilarian si tan sólo vieran una lágrima siquiera deslizarse por sus mejillas.
Ante ello decidio dejar de lado la falsa nuestra de cariño de su pareja y encaminarse a confrontar a la egipcia para salir de dudas, cuando estuvo a pocos pasos de ella se sintió intimidada por su altura, se sentía insignificante a su lado pero tuvo que dejar de lado aquella sensación mediocre para dar rienda a una conversación amena y tranquila que buscaba a toda costa algo conciso. Si era verdad o no de que pronto se iba a casar con Israel.
—Hola Egipto! ¿Como éstas?.—extendió amablemente su mano con una sonrisa forzada en su rostro, su amabilidad fue correspondida por la tricolor, afortunadamente.
—Hola Bolivia. Gracias a Allah estoy bien y ¿tú como te encuentras?.—su rostro reluce ferviente ante sus ojos, ella está rebosante de alegría y parece no fingir...parece que los rumores son ciertos.
—Bien en lo posible.—soltó una risa nerviosa acomodandose aquellas gafas que para nada entran en armonía con su vestimenta.
Egipto correspondía a esa risa pero con un toque más sutil halló manera de conectar su escasa conversación con si realidad, la realidad de tan sólo un rumor bien pagado.
—A Israel le hubiese gustado saber aquello.—comentó con cierta lastima captando la atención de la tricolor.—pero tenía muchas cosas por hacer.
—¿Que cosas?.—su curiosidad la obligó a preguntar algo que quizá nunca debió hacer.—esta reunión era importante para él ¿por que no se presentó?
Algo que muchos sabían era que Israel al igual que otros buscaba alianzas fuertes en cada reunión o tan siquiera forjar una amistad tan fuerte como la que tiene con el estadounidense, nunca faltaba a las mismas, solo situaciones extraordinarias serían capaces de evitar su presencia en eventos como en el se acontece.
—Es algo personal, quizo tomarse un breve momento para organizar sus ideas, organizar un calendario el cual cumplir para llegar sin fallos al día especial.—su sonrisa llena de emoción opacan la preocupación ajena, esta nerviosa, esta ansiosa.—¡Nuestra unión, al fin podrá consagrarse!.
Quien podría culparla, estaba emocionada por su matrimonio de la misma manera en la que ella alguna vez lo estuvo, ve aquella ansiedad en su mirada de estar y compartir toda una vida con la persona destinada, con el amor de sus vidas.
No podía quebrarse frente a ella, no podría siquiera soportar seguie mintiendo y fingiendo algo que verdaderamente no siente, si lo hiciera todos le darían la razón a Rusia y perdería todo una vez más.
Perdió mucho en su vida, una pérdida más no la soportaría.
—Van pensado en todo, incluso en los "futuros hijos".—con gracia cizañosa un comentario surge de la entidad que se ha puesto a su lado, un comentario que ruboriza a la tricolor oriental.—bromeó, como sabrás se nos es imposible semejante hazaña aunque quizás ustedes puedan lograrla.
Con cada palabras Rusia hace sentir peor a la tricolor, Bolivia apenas resiste estar en aquella situación, se sorprende por no haber corrido despavoridamente hacia el baño de mujeres y encerrarse en un cubículo a llorar amargamente ante la dura realidad.
Él se iba casar, no había nada que hacer...ya era demasiado tarde para ser feliz.
—Felicidades Egipto, de parte de ambos les deseamos todo lo mejor.—nuevamente aquellos brazos la atraen al cuerpo ajeno, la mantienen cautiva bajo una premisa falsa.—si nos disculpas, debemos marcharnos, quizá en esta ocasión nuestros análisis den como resultado aquello que se nos dice es imposible. Hasta pronto.
Se despidieron, él se despidió por ella, caminaron con cierta rapidez entre miradas un tanto confusas y muy desafiantes. Fue lanzada con fuerza moderada sobre el asiento del copiloto, su rostro se ve inexpresivo, diferente a como se veía hace poco. Iba a ser un largo viaje de regreso, uno tedioso y molesto. No había duda alguna de ello.
Rumores... Tan sólo son eso ¿verdad?
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