Capítulo 50
Farewell
Era el momento más importante de su vida, uno de los tantos que ha experimentado en el temprano transcurso de su conflictiva existencia. Tomó la decisión más acertada y esperaba que ella también lo hiciera, esperaría hasta la llegada de su vuelo de las 15:30 con la esperanza de no marcharse solo. Ha llegado tan lejos como para echarse para atrás.
—No puedo seguir con esto, no puedo condenarme de semejante manera, no puedo siquiera pensar en un futuro con alguien quien no ve más que solo una buena amiga en mi a pesar de que lo que experimentamos resultó ser más que simple amistad.—calidas y suaves manos acariciaron con ternura y melancolía su rostro, se despedía con el más grande pesar de su existencia.
Había tomado la iniciativa de marcharse antes de que se lo propusiera, creia estar preparado para dicho momento. Nunca lo estuvo, nunca creyó que algo semejante abriría los caminos de una agridulce felicidad.
—Tomaste la decisión por mi, a pesar de todo lo vivido...hiciste lo que creías y es lo correcto.—manifestó un soliloquio nostálgico, en su mente aun yace su imagen, un triste recuerdo.
Egipto, una dama que daría todo por él, en sus brazos halló refugio en los momentos de debilidad y desesperación, en sus ojos halló la tranquilidad que su sola mirada podía trasmitir a su agobiado ser; sus labios guardaron el dulce sabor del sentimiento más puro pero no correspondido, sus caricias llegaron a tocar la fibra más sensible de su ser, ante todo aquello no pudo contra la imagen de aquel primer amor de su temprana existencia, quizá si las circunstancias hubiesen sido distintas o si bien se hubiese dado por vencido con su "amorío" hubiese creado una fuerte y envidiable relación con ella, lástima que el destino no lo quisiera así.
—Siempre estuvo ahí, nunca se fue.—con la mano en su pecho y la otra en su rostro sus lágrimas caían sobre una delicada y quebrada sonrisa amarga, llena de tristeza y decepción. Lo dejaba ir, no tenía otra opción.
En ese momento muchas cosas se le vinieron a la mente, quería quedarse a su lado, tomar su mano y decirle que se equivocaba pero la existencia de ese sentimiento primigenio es más fuerte que la voluntad de crear una nueva historia libre de problemas y quizá lleno de mentiras.
En ese momento sólo se quedó en silencio, con la argolla en la palma de su mano y la otra sosteniendo por última vez su delicada mano la vio marcharse de su habitación, una mezcla de emociones persisten en su corazón hasta este preciso momento, teniendo la esperanza de que regresara de la mano con quien tanto ama para por fin escribir la historia que ambos deseaban con ansias plasmar para la posteridad.
Tan sólo debía esperar veinte minutos más, tan sólo esos minutos para saber si no había cometido el peor error de su vida, veinte minutos para reflexionar de si había tomado la decisión más acertada aún cuando ya no hay marcha atrás.
Culés fueran las circunstancias del ahora son irrelevantes para su futuro, fue escrito y editado por él...no había nadie a quien culpar, era la primera decisión de su vida, una en la cual no existen terceros imponiendo privilegios y sus deseos por encima de los suyos, por primera vez es un individuo y no así un títere como lo ha sido desde que recuerda.
Con la mirada fija en la gran entrada rebusca aquella conexión que le daría luz verde a su felicidad, una imagen añorada que transite en aquel mar de extrañas y enigmáticas miradas. Esta vez la imagen de hace cincuenta décadas e inclusive más se desvanece conforme las manecillas del reloj avanzan y el llamado a abordaje se hace presente, un último minuto antes de marcharse para siempre, un último minuto para dejar salir sus emociones en un simple suspiro. Un momento para decir adiós.
Despistado camina con lentitud, quizá su porte nostálgico y sombrío sean la causa por la que muchos se detienen a observarlo o bien evitarlo. Salvó alguien peculiar, alguien entre muchos.
Un delicado toque sobre su mano, tan cálida como los panes recién horneados y tan suave como las telas de lino que alguna vez recibió de regalo. Su corazón manifiesta euforia con potentes latidos que resuenan en su mente, sus mejillas se tornan rojizas y sus ojos manifiestan aquel brillo que no supo corresponder en una presencia femenina muy cercana.
No hay palabras que puedan trasmitir todo aquello que siente en ese preciso momento, solo un cruce de miradas embelesadas en la presencia ajena habla por ellos, esa emoción que refleja sus sentimientos en sus rostros nerviosos y entusiasmados es algo que ningunl olvidara.
—Si...—emocionado las palabras no son capaces de salir de sus labios pero a cambio un para de lágrimas brotan de sus ojos claros.
—Si, vine.—completó aquello que hacia incompleto, sus caricias brindan un consuelo muy esperado, limpian el dolor que aquejaba y hostigaba a su compañero.
Una caricia tan tierna que le recuerda su primer encuentro, una sonrisa en aquel femenino rostro que se esmera por ocultar el daño sufrido es un mensaje cruel de que todo ha estado y estará bien, sabe que no es así. Lo suyo cultivo un enemigo del cual cuidarse, alguien despechado.
—Vamos, nuestro vuelo espera.—tomó su mano y tiro de ella hasta llegar a la cabina de abordaje, se sentía como un niño, esa imagen volvió a su mente a tan escasos segundos de pasar al avión.
—Estas segura de esto, no habrá vuelta atrás...y...—antes de siquiera proseguir unos delicados labios sellaron los suyos otorgándole el silencio de una respuesta ansiada.
—No hay marcha atrás, estoy contigo en esto, en nuestra felicidad.—sus ojos brillan y sus palabras llenas de entusiasmo complacen al ajeno quien solo la abraza con todas sus fuerzas intentando no lastimarla.
El maquillaje cubre bien las marcas, las cubrirá hasta el momento en que llegue la noche, toda verdad saldrá a la luz.
—Tan sólo disfrutemos de nuestra felicidad.—murmuro por lo bajo observando a su acompañante dormido.
Un nuevo capítulo en su vida ha escrito y comenzado, pero el final aún yace como una gran intriga llena de temor y preocupación. La sombra que se ha cernido sobre ella es la causante de su preocupación, una sombra que tiene un nombre que resuena muy por lo alto, uno que lleva colores y un carácter difícil. Alguien de temer, alguien a quien respetan, alguien que pretende ser algo que no es. Alguien como él.
—Tomaré lo que me pertenece sea cual sea el costo y el medio, te arrepentirás de haber tomado tan loca decisión.—sus manos sostienen un retrato especial, el inicio de una vida que se encargó de marchitar, uno en el cual el rostro femenino ha sido marcado con una gran "X".—¡Que la felicidad os dure para siempre!
Un brindis que no es sincero, uno que desea el mal, uno salido de un corazón destrozado. Un brindis de despecho.
Fin
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