Capitulo ⅩⅬ

Miradas confusas y sentimientos encontrados.

¿Porque siente que la observan aún cuando está completamente sola en casa?.

Es una extraña sensación la que aborda su ser, en la tranquilidad de su hogar ha sentido incomodidad por la presencia de alguien que en realidad no existe, no hay nadie presente, no hay animales ni mucho menos espíritus burlones, tan sólo esta ella y su incertidumbre. De su mente no sale las palabras que en su momento la gran organización le dijo para quitarle aquella "estupidez" de la cabeza.

"—Escuchadme ambos, es imposible que vosotros podáis engendrar un niño, no pueden, es genéticamente imposible...tan sólo son representaciones de entidades que ya existen desde hace años, sus memorias son resultado de la memoria colectiva de su gente, no son especiales...son sólo un.."

—Somos solo marionetas...—suspiro entristecida, en sus manos sostiene aquellas pequeñas prendas que iniciaron aquella bella ilusión.

Guardo cada una de ellas con cuidado en una pequeña caja, aquellas revistas, aquellos libros acerca de la paternidad...aquel sueño de ser madre eran depositados en aquella caja, resguardados en su hogar...recordados con cariño y tristeza.

Tenía algo en mente, tener aquello significaría esperanza y desconfianza hacia la palabra de la Organización, por otra parte, implicaba desobediencia cuando las palabras y órdenes de la Organización fueron bastante claras. No quería difundir rumores falsos acerca de la procreación, no quería que las otras entidades tan siquiera tuviera esperanza alguna por muy pequeña que la misma sea de tener hijos ¿Como solucionaría aquel dilema si tan sólo ellos supiesen la verdad? No quería mancharse las manos con sangre inocente y obtener el repudio y la intolerancia e irrespetuosidad de sus subordinados.

El ambiente de su hogar se hacía hostil, esos pequeños recuerdos de los cuales pretende deshacerse pintan de un tono gris aquel hermoso arcoiris que había tras su ventana. La tristeza aplasta a la felicidad y la ilusión de ser madre por lo que era mejor tomarse un respiro.

Caminando tranquilamente por la ciudad observa con cuidado cada detalle, cada minúsculo y ordinario detalle de la vida cotidiana, el bullicio de la calle, el brillo del potente sol, el canto de algunas aves al posarse sobre los cables de luz y en las ramas de las frondosas copas verdes de los árboles. Decidió descansar en una banqueta, en sus manos tomó su bolso tejido a mano y sacó del mismo el que objeto que despertó aquel sentir tan primitivo. Aquel par de zapatitos amarillos reposaban sobre sus manos, sus ojos se cristalizan y de ellos salen gruesas gotas que se deslizan por su mejilla, un melancólico suspiro sale de sus labios expresando la tristeza de su corazón.

Mientras la brisa sopla tan vagamente, siendo el toque más delicado sobre la piel, la presencia de alguien es perceptible no muy lejos de la presencia femenina. El viento juega débilmente con sus rizos, hace que entrecierre los ojos para agudizar su visión y no equivocarse o confundirse. Su corazón se agota en demasía, sus manos tiemblan ligeramente mientras una se dirige al cuello de su suéter y la otra permanece dentro del bolsillo de su pantalón de tela. A comparación de otros tiene un estilo de moda muy ambiguo, le gusta, eso es lo que más importa.

Determinado inicia su recorrido, sus pasos levemente acelerados se dirigen hacia la presencia femenina, toma asiento a su lado y la observa. Mira el gesto de su cuerpo, tenso y nervioso, mira lo que sus manos sostienen, un objeto infantil, intuye lo que siente, aquella sensación melancólica que se refleja con el vacío emocional... Un sentir compartido.

—Ha de ser difícil asimilar la idea ¿verdad?.—comento con cierta intriga, su sutil tono llama la atención de la fémina.

Bolivia quedo en un pequeño estado de shock, perpleja, anonadada...sus manos se aferran a aquellas prendas mientras la voz de su cabeza le recuerda aquel escrito tan cruel que había leído hace no más de siete días atrás. Lentamente voltea su cabeza en dirección al orígen de la voz masculina, su rostro refleja frialdad pese a estar marcado por los trazos del sufrimiento.

—¿Estas bien?.—preguntó con preocupación intentando sostener sus manos, mismas que se retrayeron cuando generó un pequeño roce entre ambas.

Tan sólo el silencio es el que reina en ese pequeño lugar, un silencio incómodo acompañado de una débil brisa que besa sus rostros de la manera más efímera posible.

Sus ojos analizan a la persona ajena, su alma sigue siendo la misma, sigue siendo aquel mismo espíritu libre, gentil y cálido que había conocido hace mucho, no había manchas en su pulcra consistencia espectral, no había malas intenciones tras sus actos, sus ojos...sus gestos...su voz denotan todo lo contrario a lo que se vio plasmado en aquella carta. Mientras más lo observa más se sumerge en su controversia, en aquel dilema moral que la mantiene en una encrucijada donde la decisión que tome tendrá una repercusión sobre la vida de los que están involucrados hasta el momento.

Esos ojos denotan amor, amor del más sincero y puro, un sentimiento correspondido, una sensación de bienestar y comodidad que solo las personas correctas son capaces de generar...¿por que ahora? ¿Por que no hace 2 años?.

—Bolivia, ¿te encuentras bien?.—reiteró su pregunta para sacarla del trance en el que ella se hallaba.

—Estoy bien, gracias.—respondió cortante para luego proceder a marcharse.

Espera.—la sostuvo de la muñeca con delicadeza evitando lastimarla.—Tengo que confesar te algo mientras aún este lúcido. Por favor, quédate un poco más. —solicitó con amabilidad, quizá era una suplica pero no podemos estar seguros de ello.

Ella aceptó quedarse, escuchar aquello que le tenía pensado decir y/o confesar. Tanta coincidencia no podría ser solo eso, había algo tras de ello, una fuerza que intenta mantenerlos juntos...Como si todo lo que estuviese aconteciendo en su vida fuera mera obra y capricho del destino.

—Yo...yo siento cosas tan fuertes por ti, sentimientos que en mi primigenia existencia ha tenido miedo de expresar por la situación en la que ambos estamos... Aun así, me atrevo a decirte...a confesar aquello que guarde en mi corazón durante estos últimos años...—bajo su mirada, estaba nervioso y ella tan sólo lo observaba con incredulidad. Sus mejillas estaban coloradas y su corazón retumbaba de felicidad.—Te...te amo, te amo de la forma más sincera y dulce que se puede hacer...se que no es lo apropiado, se que no puede ser correspondido...aun así me atrevo a desahogar la mayor pena de mi corazón...espero que con el tiempo lo que siento por ti sea correspondido...

Sostuvo sus manos un breve instante, las llevo hacia su rostro y les dio un cálido beso ntes de marcharse, cabizbajo sus pasos empiezan a alejarse, su presencia desaparece entre la multitud mientras que ella queda observando la trayectoria de su camino.

Lleva sus manos a su pecho, acariciando la zona donde los finos labios masculinos se posaron por un breve instante brindándole la sensación más emocionante de su vida.

—Yo también te amo...—murmuro cerrando sus ojos, esbozando una pequeña sonrisa encantadora e ilusionada.

Que momento más emocionante.

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