Capítulo ⅩⅩⅤ

Iniciativa

En sus manos estaba su destino y dependía de sus posteriores acciones para obtener aquel dichoso final feliz que tanto ansió en compañía de alguien que en verdad lo ama. Aunque ese alguien no fuese su bella kantutita.

Observo con detalle aquella fotografía en la que él y la egipcia salen con una deslumbrante sonrisa, sus ojos no mienten, emiten aquel maravilloso brillo del cual todos los enamorados y escritores del romanticismo moderno además d ellos poetas suelen escribir con lujo de detalle, tratando de transmitir aquel sentimiento que los inundó cuando observaron la mirada de sus amantes. Una sensación de éxtasis, un leve cosquilleo en el vientre, la mente en blanco, incapaz de dejar de verlos como su aquella mirada lo hubiese hipnotizado, esperando con todas las ansias del mundo ver aquellos ojos cada mañana al despertar y que desprendan aquel brillo espectacular que seria un regalo divino, incapaz de no amar aquel sublime gesto tan inconsciente que nace del mas profundo de sus sentimientos, que mace del amor.

¿Que sintió al ver aquella fotografía? Sintió todo aquello que se ha relatado, una corriente eléctrica recorrido su ser al mismo tiempo en que inconscientemente soltó un suspiro de enamorado, no pudo evitar hacer un zoom a su bello rostro de dama tricolor, aquellos enormes ojos de orbes naranja brillante eran impactantes e hipnotizantes, tan solo una mirada profunda lanzada con aquellos ojos seria digna del recuerdo puesto que olvidarla sería imposible, es como un hechizo, quizás un embrujo o maldición de una herencia de sus ancestros mas remotos. Al menos de alguno que hubiese poseído la pureza de la sangre real egipcia.

Salio de aquel estado embobado para volver a la realidad, dando un leve suspiro después de mucho tiempo decidió escribirle un mensaje de texto a la egipcia, habían ya pasado varios meses desde la última vez que intercambiaron mensajes y/o opiniones/situaciones sobre sus vidas cotidianas. Sentía nerviosismo pero armándose del mismo valor que hallo para encontrarse con el ruso decidió escribirle una pequeña pregunta: ¿Podemos vernos hoy en el café que esta cerca de la ciudad de Tel Aviv, aquel en donde alguna vez nos tomamos una bella foto?, ¿Podrias acompañarme a revivir aquel fantástico e inolvidable día?

Sus mejillas estaban muy ruborizadas que maldecía en silencia poseer una piel tan pálida que fuese incapaz de disimular su timidez y vergüenza. Se recostó sobre su cama con el teléfono en su pecho y con la mirada sobre el techo blanco de su habitación, esperando con ansias la respuesta de la tricolor, estaba impaciente, no podía negar aquel hecho, sus manos daban recurrentes toques sobre el a superficie de aquel aparato emitiendo una sonata que acompaña con tarareos de una canción de su infancia, una que solía cantarle el Palestino en aquellos días en los cuales horribles pesadillas se apoderaban de sus sueños.

-Y pensar que ahora no nos podemos ver sin empezar una ardua discusión...-emitió una leve risa de resignación, dando por hecho que aquel lazo consanguíneo que alguna vez los unió no volverá a hacerlo jamás, al menos no en esta vida.

Cerro los ojos un breve instante y el sonido de una notificación lo hizo sobre exaltarse de la emoción, era ella, se trataba de un mensaje suyo, una respuesta que creyó no pensó leer después de todo lo ocurrido entre ambos.

Un breve y emocionante "si" alegraron su día, de un brinco se levantó de su cama y velozmente procedió a cambiarse de vestimenta. Un conjunto veraniego bastante elegante a decir verdad, uno con colores que se atenuaban a los colores de su piel, uno que lo hacia sobre saltar entre tanta multitud. Se rocío un par de gotas de perfume sobre el cuello y las muñecas algo que normalmente no suele hacer tan solo en casos especiales como reuniones, citas y encuentros familiares o con amistades. Sorprendentemente dejo suelta la pequeña coleta que solía ocultar bajo su jipa, tenia un cabello hermoso, largo hasta el cuello, rizado y con leves toques azules en las raíces que parecían degradarse con el blanco de las puntas dándole un aspecto fantástico, quería verse especial para ella, quería que el primer paso que daría para retomar su relación fuese inolvidable para ambos.

Una pequeña flor en sus manos, la favorita de ella, yace en frente de su nariz, su aroma exquisito le recuerda aquella vez en que tomo una similar y la deposito en su sien con cuidado recibiendo una esplendorosa sonrisa tímida de su parte, fue extasiante dando que ella nunca fue tímida, mas al contrario, siente fue vivaz y extrovertida... Solo aquel lado tierno salia en su presencia, quizá para encajar con su personalidad de "chico bueno".

Una vez salio de su morada fue directo al lugar del encuentro, quedo perplejo al verla otra vez, distinta a la última vez que se vieron. Llevaba un bello vestido blanco floreado de mangas largas, un par de zapatillas del mismo color, una hermosa tiara de flores azules y amarillas decoraba su extensa melena pelirroja, llevaba un collar de perlas sobre su delgado cuello ni que decir de aquellos hermosos ojos que se posaron impresionados sobre su presencia, aquellos enormes ojos penetrantes hacían conexión directa con su alma, lo sentía así y era maravilloso.

Se acercaron lentamente, manifestado un claro rubor en sus mejillas, mismo que era más notorio en el rostro masculino. Gracias a aquellas zapatillas de hacia más perceptible la diferencia de altura que existía entre ambos, quizá de unos 7 a 9 cm de diferencia bastante perceptible y notable a la vista ajena. Ambos tímidamente se saludaron, un pequeño apretón de ambos seguido de una fuerte abrazo, uno cálido y reconfortante. Ninguno podía negar que no extrañaban el calor del otro, sentir como son apresados en brazos tan especial, sentirse vulnerable y protegido al mismo tiempos por escasos minutos era mágico, escuchar por escasos segundos el dulce latir tranquilo y a la vez alocado de sus corazones era sublime...tan solo querían que el momento durara para siempre pero no pueden permanecer por toda una eternidad de aquella manera, a menos de que fuese por alguna maldición o algo por el estilo.

-Te ves...te ves muy hermosa.-elogió dejando salir un suspiro, sus ojos no podían dejar de observarla, el cambio que había tenido en los meses en los cuales de habían dado un tiempo era magistral.-Ten...se que no es mucho pero tiene un valor simbólico...-ofreció tímidamente aquella flor que traía en sus manos con anterioridad.

El nerviosismo se apodero de su ser haciendo que temblará cuando sintió el dulce roce de sus sauces dedos sobre los suyos al miembro de sostener delicadamente aquella flor, sus ojos volvían a emitir aquel brillo que vio en esa fotografía, era como si estuviera conteniendo alguna lágrimas traicionera puesto que se vía aun mas brillante que en aquella fotografía.

-Es muy hermosa !me encanta!.-exclamo alegre, abalanzándose sobre el para abrazarlo nuevamente pero esta vez con mayor fuerza.

Aquella flor también resultó simbólico para ella, tanto así que no podo contener las incesantes ganas que poseía de abrazarlo pero se abstuvo de darle un montón de besos por todo su bello rostro masculino.

Una vez aquel momento de reencuentro termino entraron a aquel café y se sentaron a conversar, un para de comentarios gracioso salio a la mesa sacando una que otra risa risueña de sus labios, compartieron anécdotas como si fuese la primera vez que lo hicieran, hablaron de sus experiencia en ciertos aspectos sociales ni que decir sobre la cotidianidad de sus vidas y las cosas "absurdas" que solían pasarles en un día cualquiera.

-Tú compañía es increíble, todo este tiempo intente buscar aquello que tenemos en otra entidad cuando siempre la tuvo frente a mis ojos.-manifestó dulcemente buscando cautelosamente sobre la mesa las manos de su bella acompañante.-lamento haberte hecho sufrir, lamento haberte hecho menos en mi vida... Quisiera que volvamos a retomar nuestra relación pero esta vez iniciando desde cero, sin mentiras, engaños, ni lástima, tan solo quiero disfrutar mi vida a lado de tu magnífica compañía ¿Qué dices?¿aceptas?.-cuestiono a la dama, quien simplemente se mostraba sorprendida y que se hallaba posiblemente en estado de shock dado a la incredulidad que sentía ante su "confesión".

-No...no se que decir...es...estoy un tanto...extrañada...confundida y ¡emocionada!.-pese al tartamudeo provocado por sus dudas no pudo evitar lanzar una exclamación eufórica.

Había esperado tanto para esto, había esperado con ansias la llegada de este día, día en el cual el israelí se daría cuenta del error que estaba cometiendo al invertir tiempo de cortejo en una mujer casada. Por más pretendientes y hombres de buenos sentimientos que la cortejaban, tal es el caso de Sudan, su corazón se había entregado completamente al judío bicolor, era incapaz de siquiera pensar en otro que no fuese él. Tanto es el amor que le tiene que pasa por alto aquellas palabras que alguna vez menciono, quizá sea por la euforia del momento o la algarabía que le provocan sus palabras, solo que ahora esta conforme con ser la segunda opción de alguien que simplemente no quiere estar solo, al menos no por el momento.

-Yo...yo te amo, te amo mucho y durante este tiempo fui dándome cuenta de que estamos hechos el uno para el otro, de que nos complementamos perfectamente, que somos una pareja perfecta.-comentó con alegría sosteniendo sus manos y brindándoles un par de pequeños besos en el dorso de las mismas provocando que ella se avergonzara a tal semejante muestra de afecto en público.

Ambos ciertamente avergonzados y aun así no pretendían ocultar sus sentimientos aun cuando muchos ojos los vieran y juzgaran severamente en silencio, castigando y/o prohibiendo fuertemente sus acciones que no son mal intencionadas, son dulces, tiernas y expresan el profundo amor y devoción que existe entre dos personas que con timidez, confianza, seguridad y cierta certeza piensan que esta vez su relación ira viento en popa en lugar de hundirse como el mítico Titánic de las películas occidentales.

-Si, deseo volver a intentarlo desde el principio.-comento con sinceridad y dulzura, una sonrisa nunca antes vista se dibujo en sus labios, misma que quedo grabada en la mente del bicolor.

Era tan sencilla y gentil, demostraba su profunda alegría y felicidad con tan solo un mínimo gesto, tan solo con curvar ligeramente sus labios había creado algo inigualable y especial, mezclaba la pureza, la sinceridad, el amor y el compromiso perfectamente, como si se tratase de algo fuera de la compresión de los mortales...una sonrisa que parecía manifestar en todo el sentido de la palabra y representar dignamente el amor verdadero.

Su corazón empezaba a enamorarse de ella dejando de lado a la boliviana para enfocarse en la egipcia, después de todo ella genera y despierta nuevos sentimientos en su ser que can más halla de la angustia, el miedo y el pánico.

Ella era aquella luz que iluminaba la oscuridad de su torcido camino y lo guiaba nuevamente al buen camino.

Ella empezaba a ser lo todo, ella era su todo.

¿Cuánto tiempo podría durarle esta vez aquellos sentimientos que le tiene a la egipcia antes de volver a recaer con aquellos que le tiene a la boliviana?

Solo cuando dos almas están destinadas a estar juntas, el universo conspira para juntarlas, pero ¿a que costo?

No puede construirse la felicidad sobre la desgracia de otros, terminaras pagando amargamente por aquellas vidas que destruiste egoistamente para conseguir tu felicidad.

Un precio que él estaría dispuesto a pagar.

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