Capitulo ⅩⅢ

Situaciones Complicadas

Era ya las 22:30 de la noche, vestida de forma elegante esperaba la llegada de su pareja para salir en lo que supone seria una cita "romántica", claramente si lo romántico consistiera en esperar alrededor de media hora en el pórtico de su hogar. Con el frío que hace decidió entrar a su hogar y dar por frustrada la velada.

Por otra parte el ruso ha estado ensayando algunas palabras para iniciar una conversación que lleve justo a los planes que había citado frente a gran parte del mundo en aquella reunión. ¿Como abordar aquel tema sin que pareciese desesperado y a su vez que la estuviera presionando? Fijó una fecha sin su consentimiento, decidió el lugar sin siquiera haberle pedido una opinión, tomo de forma arbitraria decisiones de pareja por su cuenta, pensando que sus opiniones ella las  compartía. No se detuvo siquiera a pensar en que ella era un ser pensante que es capaz de tomar decisiones y dar opiniones diversas y posiblemente contrarias a las suyas.

Se imagino la cara de discordia de quien al parecer seria su más fiero rival, aunque podía fiarse de su honor y de su moral no daba por ganada la batalla, tras un breve periodo distanciados y con la relación tambaleándose entre aquellos caminos creía y cree que es aun susceptible a perder aquella magia que los unió como pareja en una ceremonia pequeña y maravillosa.

Mi hermosa flor tricolor...—suspiró con nostalgia observando el anillo que decora su dedo anular, símbolo de aquel amor que los unió por primera vez, recordando con susto que habían ya pasado alrededor de 40 minutos desde el instante en que la llamo y la invito a una velada inolvidable.—...¡demonios!

Maldijo en voz alta llamando la atención de los demás comensales, tomando su saco y sus pequeñas hojas de papel, salio corriendo como si de esa carrera dependiera si vida. No hubo tiempo de calentar o pensar en hacerlo siquiera, debía llegar a casa lo más rápido posible, detenerse en una esquina a esperar un taxi no era una opción, cada segundo era crucial para no seguir embarrando su relación con ella. Tantas veces que la ha decepcionado, tantas fueron las ocasiones en que ha faltado a sus promesas, llegando tarde o nunca llegando a las cenas que ella preparaba para él con tanta devoción, dejándola plantada como ahora...a la espera de su llegada.

Las luces de aquella humilde morada están apagadas, agitado toca con desesperación la puerta, nadie contesta. Mira por todos lados buscando una pista de que ella esta en casa o posiblemente halla salido a divertirse tras su falta. ¿Estaría molesta? Una pregunta estúpida que tiene una muy clara respuesta, un llano sí.

Hizo oídos sordos, recostada en su cama oyó cada golpe en la puerta, cada llamado a su nombre que emitían aquellos labios finos mientras permanece aislada de la situación, ya no esta para esas ocasiones en que simplemente dejaba caer algunas lágrimas por su falta de respeto, por aquellas ocasiones en que la comida que preparo con tanto amor se desperdiciaba y enfriaba con el pasar de las horas que parecían ser eternas.

Siempre lo mismo, siempre excusas...—Pareciese que un nudo en su garganta se formaba, sus ojos darían la impresión de que brillan como centellas mientras observa aquel pequeño marco en donde una fotografía de ambos es posible observar en la penumbra.—siempre perdonando tus desplantes...hoy no sera así cariño...hoy no.

Su mano derecha se poso en aquel marco y lo puso boca abajo mientras se disponía a dormitar esperando mañana oír una buena excusa que el contrario le daría con respecto al día anterior.

Alrededor de media hora aquella puerta de abrió, dejo de esperar sentado en las gradas frías de concreto y se adentro al cálido hogar que comparte con la boliviana. Un sobrio beso en su mejilla, una mirada que parece triste y decepcionada logra ver en ella, una forzada sonrisa le da a entender además de su incómodo silencio que las cosas vuelven a querer ser las mismas, una monotonía que ambos aceptan y a su vez luchan por cambiar.

Bolivia, lo siento mucho...—se disculpo con sinceridad al igual que las veces anteriores, quería plantear aquella situación que le había hecho olvidar por completo que debía recogerla pero su mirada se lo impidió.

Era como si con solo verla en un silencio nada grato le dijera que no lo hiciera, que ya eran demasiadas las excusas que añadir una más a la larga lista solo empeoraría la situación.

La acompañó en silencio, se acostaron juntos para dormir...ella estaba ausente aun estando presente, no hubo un buenas noches como de costumbre, solo la vio darle la espalda mientras un profundo suspiro salia de sus labios antes de que cerrara los ojos. Aquella noche fue eterna porque fue incapaz de dormir, eran dos las personas que no durmieron pensado en posibilidades, en ciertas situaciones que fuesen piezas clave para intentar remediar los errores que ambos cometían a la par para que su relación se estuviera cayendo a pedazos bastante disimulados.

Del otro lado del mundo alguien descansaba plácidamente, han pasado exactamente dos meses desde que se marcho de las tierras bolivianas encaminándose a las griegas y una semana después a las egipcias. Si alguna vez dudo de la compatibilidad entre él y la hermosa egipcia, ahora eso parecía una absurda idea que alguna vez transito por su cabeza.

La mujer tricolor era hermosa, de ello no había duda alguna, era carismática, dulce y a su vez de un fuerte carácter que intimidaria a cualquiera que viese como esos orbes dorados arden como llamas del infierno cuando se enfada. Hay un dulce, frágil y tierno corazón en aquella personalidad un tanto orgullosa y extrovertida. Una belleza sin igual en un alma que alguna vez creyó que lo odiaba a morir. Su corazón dejo de debatir entre dos amores porque se cegó por los ideales de su razón, misma que implanto de forma impresionante aquel sentimiento muy apartado de su campo lógico.

En aquella noche en que ambos tuvieron una cita que termino en júbilo por su propuesta cometió posiblemente un error o tal vez dio el primer paso a una reconciliación. Era un día de algarabía en Alejandría cuando ella acepto ser su novia y lo dio a conocer a todo el mundo con una dulce timidez, mientras el festejo con los hijos e hijas de su pareja se daba marcó un numero que supuso sería el del griego, haber puesto el marcador automático resultaría ser posiblemente malo a la largo o bueno para limar las perezas.

—Grecia, amigo mío, hoy le pedí a Egipto que fuese mi pareja y ella acepto, no sabes lo feliz que me siento ahora...—se notaba su alegría, misma que dejo atónito a quien recibía la llamada equivocada, se quedo callado un breve instante mientras oía el júbilo del otro lado de la llamada.—¿Grecia?

—Felicidades, que seas muy feliz.—un voz particular borro la sonrisa de su rostro, el dueño de la misma permanecía neutral aun cuando en el fondo su corazón se aceleraba al oír nuevamente su voz feliz en lugar de sus gritos en medio de sus discusiones.


Israel colgó rápidamente la llamada quedando con una cara de susto que borro cuando su pareja se acerco y lo abrazo para invitarlo a conocer a cada uno de sus hijos.


Jugaba con fuego, sus decisiones lo llevarían a tomar una crucial que cambiará la vida de los involucrados.

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