Capítulo Ⅹ
Un nuevo comienzo.
Despertó apenas, percatándose de que aun seguía en sus tierras, justo cuando pensaba que estaba de camino a las tierras de su amada e inclusive ya estaba en el hogar de la misma ahora estaba en una amplia habitación costosa de un hotel. Estaba cansado, observando el desastre de la habitación tomo sus pertenencias y tras una ducha fría procedió a retirarse sin prestarle atención a lo que sucedió y olvido el día de ayer.
Espero al taxi que llamo hace como diez minutos y acto seguido volvió a esperar el llamado de abordaje en el aeropuerto, todo transcurría bastante rápido, más de lo usual, como si alguien se empecinara en trazar una historia pero con un final bastante diferente.
En su mente yace ella, lamentando aquellas noches en que posiblemente tras varias copas en cenas de negocios o para relajarse un poco de sus obligaciones tuvo compañías féminas de una sola noche, lamentaba estar haciéndola infeliz con su frialdad las veces en que suele llegar agotado y no puede darse un tiempo pequeño para quererla...la quería tanto que hasta incluso parecía lastimarla con su extraño actuar.
La presencia de alguien que le sigue pareciendo insignificante y a su vez peligroso lo motivan a dar un cambio rotundo en su actuar, no querer perderla lo lleva a tomar varias decisiones arbitrarias. Hacerse rebelde, sin importar las consecuencias, imponiéndose frente a la autoridad que lo maneja, dejando bien claro sus exigencias para poder aun seguir trabajando juntos y en armonía.
Ha pensado en ciertos aspectos, teniendo la curiosidad de saber que, si al igual que los humanos, ambos podrían tener una familia propia obviando ciertos caracteres que posiblemente impidan aquel hecho. No son ellos, no pueden, no deben.
Recuerda su primer encuentro, su primera charla, su primer abrazo, su primer regalo...su primer beso...
Sentir la suavidad de sus pequeños y finos labios rozar los suyos fue algo mágico, algo que parecía ser de otro mundo, un sensación tan embriagante que lo desarmo en totalidad dejando al descubierto su parte "débil", aquella coraza de frialdad y seriedad caía ante los encantos de la dulce boliviana. Se enamoro de ella como de ninguna otra mujer lo hubiese hecho, ni siquiera la alemana o la francesa despertaron en el aquella sensación que solo la tricolor puede generar en su ser.
Suspiro antes de recostar su cabeza en el cabezal de su asiento, pensando en su futuro, cerrando sus ojos para visualizarlo y darse la tarea de cumplirlo para crear así su felicidad.
Por otra parte, el israelí ha puesto las cartas en juego, tomo su teléfono y tras una breve llamada a la persona que se ve más que involucrada en su mentira suspiro con cierta resignación. Flaquear no era una opción, ni mucho menos retractarse y a su vez contradecirse a si mismo con sus propias acciones y decisiones, debía mantenerse fuerte, aferrarse a aquella idea, asimilarla por más que le pese en el alma.
¿Una cita?¿Con la pareja de uno de sus tantos amigos, pero que lleva tras suyo un propósito oscuro...en que demonios estaba pensando?
Con sus manos peinando con desesperación su peculiar cabellera blanca piensa en todas las formas posibles en que podría pedirle perdón a su amigo por lo que haría para sustentar su mentira y así intentar olvidar aquel sentimiento que en los últimos meses ha maldecido por existir.
Tomó sus cosas, empacó con cierta duda e inseguridad ¿estaba seguro de querer hacerlo? ¿Acaso no podía ser feliz? Miro su teléfono un breve instante, marco una serie de números bastante familiares para él, con la cierta duda de que si debía o no hacerlo. Su mirada quedo paralizada en aquella pantalla que muestra el numero telefónico, hace mucho que no le ha llamado, hace mucho que se tratan con odio olvidando aquel lazo que los une como familia, esperando que algún día aquel fuese capaz de olvidar el resentimiento y el odio y perdonarlo por haber cumplido su mayor anhelo lejos de su compañía.
Aquel hombre cuido de él cuando era apenas un niño, educó en base a sus ideales a pesar de que aun era consciente de quien era, fue difícil subsistir en una tierra sometida por un Imperio bastante débil pero cuyo renombre era intimidante, solo en aquel entonces las promesas de un sagaz caballero hicieron despertar en si él anhelo de la libertad y el reconocimiento para ser un entidad lejos de la sombra de su protector y progenitor.
—Describiste mi ideal como una sucia puñalada en la espalda, cuestionaste mi decisión y dudaste de mi capacidad para ser como tú...—recordó a profundidad aquellas cruentas palabras que aquel lanzo contra su persona.
Recordó lo hiriente que fue, la manera en que su mirada denotaba vergüenza, decepción y a su vez rabia y odio, como sus manos pretendieron una vez ahorcarlo en plena charla que apenas había empezado y se había convertido en una especia de "tabú" para quien lo había cuidado tanto.
—Comencé de cero...ahora quien vive tras la sombra de un pasado que no suelta eres tú...—borro aquel numero que había marcado y acto seguido apago su teléfono.—si lo hice una vez por mi propio bienestar, puedo hacerlo por el bien de ella y de su matrimonio como también por el mio...
En plena noche salio de aquel hotel, fue en dirección a su embajada para que la misma pudiese mandarle el mensaje de su retorno a su mandatario, tomo un taxi y se dirigió al aeropuerto esperando que existiese algún vuelo cuyo destino pudiese ser Estados Unidos, antes que nada debía hacer una pequeña parada ahí para solucionar un asunto que pospuso por mucho tiempo.
Suspiro nuevamente antes de voltear a ver la entrada y querer regresar a aquella habitación con el fin de seguir en las tierras de su amada. Negó levemente con la cabeza y al oír el llamado de abordaje hacia su destino dio los primeros pasos para olvidarse de aquel sentimiento tan prohibido y hermoso que lleva dentro.
—Es por el bien de los dos querida...—pensado en sus mentiras y más en sus problemas que lleva arrastrando desde ya hace un buen tiempo le resultaría muy difícil conciliar el sueño con aquel enorme cargo de consciencia.
Desde este preciso momento se daría el nuevo comienzo para volver a un cierto punto.
Cuando el destino escribe una historia cuyo final es muy confuso, solo surge un momento en que aquella misma concluye naturalmente en algo totalmente distinto a lo planeado.
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