Capítulo Ⅸ
Decisiones y Contradicciones.
Un día particular como cualquier otro, después de pensarlo seriamente ha tomado su decisión final y tomarla no fue tarea fácil.
Que más deseaba en su vida...
Tomar la mano de la persona amada y que escogió para compartir con la misma su eternidad, esperar que al unisono sus corazones dijeran aquellas palabras mágicas que sus ojos delatarían con un deslumbrante brillo, que sus labios se rocen con suavidad mientras sus dedos se entrelazan, un beso dulce y tierno, tímido y sincero que demostrara todo lo que su cabeza ha formulado desde el primer día en que surgió en sus corazones aquel hermoso sentimiento.
Era su mayor anhelo, encontrar alguien a quien amar. Aun estando demasiado joven y posiblemente proclive a desear cosas que muchos otros no se desesperan en encontrar ha pensado en aquel ser tricolor que vive y es la representación carnal de sus tierras.
Amarla en secreto como lo hace ahora es mortificante, su corazón grita con desesperación sentimientos que su cabeza se niega a soltar ni transmitir a sus labios para decirlos abiertamente. Es un error, lo sabe a perfección, pero...¿Quien manda en el corazón?
Él, el ha decidido hacerlo y ser el primero en lograr concretar aquello que se ha propuesto con inquietante seguridad. Olvidarla y posiblemente encontrar a otra persona que no este prohibida para él.
Quizá la belleza de la egipcia era tentadora pero su cierto ego es un leve problema que se contrarresta con su amabilidad y gentileza. Quizá Turquía, sus hermosos orbes sin comparación son la tentación para cualquiera que la viese en su estado "vulnerable", siendo tierna es muy " insegura" y celosa...simplemente ella es la tormenta que existe en su ser, solo que la misma azota la tierra con mayor fuerza y sin compasión alguna...
Ha conocido a tantos que no fue una tarea difícil entablar amistad con una buena parte del mundo a excepción de sus enemigos, simplemente tiende a cansarse de seguir intentando convencerlos de que él no es el peligro del cual deben protegerse con armamento bélico.
Aunque...¿Quien no pensaría que no es un peligro cuando parece ser más que un amigo para el gran Norteamericano?
Sentado en una banqueta en la tranquila plaza Murillo ha recordado ciertos escenarios de los primeros años de su vida independiente, guardando lo que posiblemente seria el secreto del siglo si no se sintiera fatal por ello.
Siendo libres con timidez tomo su mano por primera vez, cruzaron miradas llenas de gracia mientras ella le contaba cada detalle del lugar y del porque el nombre. Concentrarse fue difícil, su mirada inspirada cautivo su ser mientras su corazón retumbaba con tal fuerza que escuchaba aquellos latidos estrepitosos. Era como aquellas obras de arte que vio en galerías del mundo, se parecía tanto a aquellas damas solo con la diferencia clara en el color de su cabello.
Aprendió a peinarla del modo en que le encantaba, con delicadeza sus varoniles manos se posaron y peinaron aquella sedosa, suave, fraganciosa y oscura cabellera lacia. En un campo de flores y paja frente a la imponente imagen de una de las cumbres más llamativas y cuya historia es muy bonita ambos rieron a carcajadas en una travesía que le llevo a conocer las maravillas de la vida en el mundo andino.
—Es un día muy bonito ¿no lo crees?.—una pregunta, una dulce voz, y el nerviosismo recorrer su ser como un impulso eléctrico que cataliza todo su ser en pavor.
Giro su cabeza hacia el origen de la voz, a lado suyo, sentada y con la mirada fija en el cielo celeste con grandes nubes la observo, se quedo mudo, pensado en que decirle o responderle, si debía o no, si era conveniente seguir ahí o marcharse. Devuelve su mirada hacia sus manos, el palpitar de su corazón se vuelve molesto, cierra sus ojos con fuerza e intenta pensar en su promesa, en su decisión.
—Es un día bastante agradable y pacífico. —comento sereno, el nerviosismo se esfumo mostrando aquella parte suya que en tiempos difíciles suele manejar.
Para la boliviana fue extraño verlo de esa manera, acostumbrada a oírlo siquiera tartamudear un poco, oírlo decir sus palabras de forma cálida y un tanto divertida a comparación del ahora. Serio y algo frío, pensativo y preocupado, posiblemente enfadado por algo que ha sucedido o simplemente cansado por lidiar con ciertos problemas...estresado más que nada.
—Estas bien? ¿Sucedió algo que te puso así?.—estaba preocupada y con clara razón, aquel cambio repentino le hizo pensar un sin fin de situaciones que podrían traerlo de esa manera.
Y se sintió culpable por ello, preocuparla era lo menos que quería, nunca trajo sus problemas para compartirlos con ella o con alguien más, siempre aparentando estar mejor ante una adversidad, siempre dando a conocer la imagen del buen mártir que resultaba ser él. Suspiro un instante, debía formular una gran mentira para hacerla pasar por una verdad bastante creíble, tener una as con el cual poder refugiarse del tormento que significa haber renunciado a su felicidad.
—No, no ha pasado nada...solo...—volvió a suspirar, estaba nervioso, ocultando su mirada de la curiosa de su fémina acompañante, pensado en que decirle y/o comentarle.—No se como decirlo...
—Calma, respira y comienza desde el principio. —sugirió amable con una tierna sonrisa en los labios que puso aun más nervioso a su joven acompañante.
—No se como pedirle matrimonio a Turquía...—Ahi y de la nada algo bastante serio salio de sus labios de forma casi inconsciente, observo la mirada sorprendida de su acompañante, ¿matrimonio? que demonios había pensado para decirlo.
Que sentir y porque sentirse así, extrañada, vacía, como si la noticia le hubiese caído como un balde de agua fría en invierno, se sintió ¿dolida? ¿Quiza traicionada? Era tan complejo y extraño pensar en algo semejante cuando se supone que ambos son amigos y que ella ama con locura a su pareja.
—¿Te vas a casar?¿Estas seguro?.—he ahí la duda, haberle preguntado sobre su seguridad con respecto al matrimonio llamo la atención del bicolor, su mirada no podría estar más que esperanzada a comparación de su rostro que no podría estar más avergonzada.
—Bueno...no tenemos una fecha exacta pero hemos planeado hace un buen tiempo contraer nupcias.—una gentil sonrisa se formo en sus labios mientras la mirada ajena parecía estar perdida y una tanto molesta o confundida.
—¿Y desde cuando ambos están saliendo para contraer nupcias? Digo, de ser un tiempo bastante corto no creo que puedan con la responsabilidad de compartir una vida juntos si no se han conocido a cabalidad...—quedo en evidencia su interés, más allá de parecer una amiga parecía estar celosa, su comentario era bueno pero el tono de su voz y su extraña mirada alertaron y alimentaban las esperanzas que poseía su acompañante.
—llevamos saliendo ya hace creo...3 meses...—dijo nervioso, un tiempo bastante corto el que había dado a conocer, fue aquel impulso que su corazón necesitaba para hacer todo lo contrario a lo que demandaba su cabeza.
—Es muy pronto! Mira, aun eres joven, quizá te estés precipitando en contraer nupcias, no digo que ella no sea para ti solo que deben conocerse más para dar aquel paso importante, solo piensalo...—emitió una pequeña risa nerviosa, nerviosa al igual que su sonrisa, ¿que había dicho y porque había pensado en ello? No lo entendía, era tan extraño que hasta incluso se asusto por ello.
—Creo...creo que tienes razón, no la conozco muy a la perfección, posiblemente deberíamos posponer esto para cuando en verdad estemos listos...—opino con cierto alivio y preocupación, estaba tan temeroso de lo que había captado que temía equivocarse al retractarse de las decisiones que había tomado.
—Creo que es lo mejor, bueno debo irme, nos vemos otro día. —un fuerte abrazo y un pequeño beso en la mejilla además de un ademán de despedida a la lejanía hicieron al contrario ruborizarse y tener esperanzas sobre lo prohibido.
—Espero con ansias aquel día...—murmuro por lo bajo mientras hacia aquel mismo ademán de despedida.
¿Que hacer?, su mentira se había vuelto realidad o eso pretendía creer, si quería asegurarse de que lo que lleva clavado en la cabeza es verdad debería hablar con la turca para fingir ser algo. Recordando nuevamente recién se dio cuenta de su error, estaba siendo el tercero de otra relación, ¿Porque no pensó en la egipcia y si en la turca, sabiendo su compromiso?
Se sentía de lo peor, teniendo un problema más con el cual cargar tras su mentira, si de por si se ahogaba en un mar de problemas políticos y sociales propios de su país ahora tenia más agravado sus problemas personales...
Vaya dia...
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