🌙P R E G N A N T🌙

Headcannon #25

Cuando Hydra se llevó a Kira, llevaba ya seis meses de embarazo, por lo tanto, mantuvieron sus recuerdos intactos, manteniéndola encerrada en una prisión, encargándose de darle las dosis de suero necesarias para no acabar con la criatura que crecía en su vientre.

Sin embargo, un día -quizá porque Hydra así lo necesitaba o para hacerlos sufrir-, encerró en una sala a la joven Rogers con un James masacrado, ya con su brazo metálico, una barba incipiente y el cabello algo más largo de lo normal.

Aunque parecían estar solos, los agentes de Hydra escuchaban desde el otro lado del cristal, esperando poder conseguir algo acerca del Capitán América, pero esto fue lo único de lo que fueron testigo:

Empujaron a Kira dentro del cuarto con fuerza, la joven apenas capaz de sostenerse en pie y asegurarse de no caer al suelo y así dañar su vientre abultado. Se iba a girar para golpear la puerta con gritos de súplica, pero al encontrar a una figura con un brazo metálico, ojos zarcos del tono de sus recuerdos y aquella melena cansada, su voz se cortó de súbito.

—¿J-James?— fue lo único que pudo formular al notar su propio labio inferior temblar, mordiéndolo para evitar este temblor.

El hombre frente a ella tardó unos segundos en alzar la mirada, sus orbes oscurecidos por algo que la rubia desconocía, pero sus labios se entreabrieron para formular un nombre:

—Kira...— el nombre sonó ronco, entrecortado... Roto, roto al saber que habían capturado a la mujer que amaba.

No podía siquiera creer que la mujer frente a él fuera Kira, con aquellas mejillas hundidas, sus ojos apagados, su cabello rubio antes brillante ahora lacio y sin gracia. Habían roto al amor de su vida, la habían encerrado como quien encierra a un precioso ave solo para exhibirlo.

Y, por si fuera poco, su vientre estaba hinchado. Kira, su Kira, estaba embarazada. Y sabía de quién era la criatura.

—¿Es...?

La mujer se llevó las manos al vientre, como si se acabara de dar cuenta de su embarazo, mirando el bulto en aquella zona, de inmediato volver su mirada hacia el joven, asintiendo despacio.

—¿Nuestro...?— dijo solamente, pero Kira lo entendió en seguida y asintió, sorprendida cuando James se dejó caer de rodillas frente a ella— ¿Él... Ella... Está bien?

—Está bien, está... Está perfectamente— asintió despacio, tomando las manos sucias del contrario— Y estará bien, me aseguraré.

Los ojos de uno se encontraron con los del otro, provocando que Kira apartara la mirada a un lado, incapaz de sostenerle la mirada por mucho tiempo.

—James... ¿Estaremos bien, los tres?

—No estoy seguro, pero...— besó despacio su vientre apoyando la frente con suavidad— prometo protegeros a los dos.

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