III
Aquello era totalmente imposible de creer, sus ojos verdes se movían de de arriba abajo, de esquina a esquina por, todos y cada uno de los rincones de aquella esbelta figura se sentada en el sofá.
Su corazón latía a un ritmo desenfrenado, mientras que sus piernas se negaban a permitirle avanzar, lentamente se agarró de la pared con una mano, al tiempo que se armaba de suficiente valor para caminar hacia el centro de la sala.
—Haruki....—susurró incrédulo dirigiéndose con sus piernas temblorosas hacia donde aquel castaño de miel. Su reputación nuevamente amenazaba por ahogarle, había tenido tantas emociones, y ahora esto era como un golpe fulminante para su corazón.
—Aki~—murmuró el de fanales ambarinos con una enorme sonrisa en los labios, rápidamente se puso en pie acortando la poca distancia que había entre ellos.
Se miraron a lo ojos deseosos por comerse la boca a besos, por devorarse la piel, de un momento a otro el de ojos mieles se lanzó a los brazos del rubio, quien no dudó en apretarlo con fiereza, apoyando su mentón en el hombro ajeno.
Las manos de Akihiko exploraban la espalda de su amado, en un intento por cerciorarse de que estuviera allí con él, mientras que sus ojos derramaba lágrimas, entre pequeños sollozos logró levantar la mirada encontrándose con esos ojos de caramelo.
—Haru, dime que no has estado con otro....—musitó apenas audible, el simple hecho de imaginarlo con otro le hacía hervir la sangre—. Porque si es así creo que no podré soportarlo.
—Claro que no, Aki...—respondió el de orbes succinos, suavemente le agarró de las mejillas, perfiló sus labios para luego estamparlos contra aquellos pómulos húmedos, bebiendo todas aquellas gotitas saladas.
Rápidamente Akihiko aferró sus manos a la cintura ajena, en un desesperado intento por fundirse juntos en un abrazo infinito, y Haruki simplemente se dejó hacer, de un momento a otro el de mechones dorados deslizó su agarre hasta los muslos del contrario, con algo de fuerza levantó a su novio haciendo que enredara esas largas y esbeltas piernas al rededor de su torso.
Kaji no supo cuándo ni cómo, pero tenía al de luceros mieles contra la pared del recibidor, sin pensarlo dos veces empezó a comerle la boca con parsimonia, en un beso profundo y necesitado, por su parte Nakyama correspondía entre pequeños jadeos aferrando sus brazos a la ancha espalda del rubio.
—A-Aki, llévame a la cama—pidió Haruki entre temblores tiernos, lentamente agarró las mejillas del de ojos verdes, observando esos fanales—. Hazme el amor, Akihiko...—susurró mientras sus mejillas se teñían de un muy suave carmín.
Y para el de orbes oliváceos aquello fue una orden, encendió sus orbes como luna llena empezando a caminar hacia la habitación, su corazón latía a un ritmo que no era ni medio normal, aquel pequeño músculo se estrellaba sin parar contra su caja torácica provocando un sonido bastante doloroso.
Aún con el castaño entre sus brazos, el de hebras color sol movió sus pasos por el pasillo envuelto en las risas de Haruki, esa cuatro paredes eran el paraíso, de hecho en cualquier lugar que aquellas perlas estuvieran, era un maldito paraíso terrenal.
Delicadamente, Akihiko pateó la puerta de la habitación provocando un pequeño estruendo, sin embargo eso no le restó importancia a los besos que recibía en el rostro. Con sumo cuidado depositó a su amado sobre el edredón, como si de una flor de cristal se tratase.
La vista desde arriba era maravillosa; Haruki, con sus cabellos espolvoreados sobre la almohada, un leve sonrojo en sus mejillas y esos ojos mieles brillantes cuales diamantes.
Aquellos orbes ambarinos se movieron de lado a lado centrando especial atención en un pequeño frasco de píldoras.
—¿Qué es esto....?—cuestionó tomando entre sus manos aquel recipiente.
El de fanales verdoso lo agarró y soltó un bufido al leer la etiqueta, "sales de litio", Nakayama frunció el entrecejo mientras observaba detenidamente las acciones de su novio.
—No es nada...—respondió Kaji lanzando aquel contenedor muy lejos de allí, ni siquiera recordaba porque bebía esas infernales pastillas. Pero ahora no las necesitaba porque Haruki estaba allí con él.
Sin pensarlo dos veces, el de fanales cetrinos se lanzó sobre aquella maravilla viviente que yacía sobre las sábanas, sonrojado y perfecto como él sólo sabía serlo. Deslizó sus dedos por el borde de la playera del contrario, develando aquella piel de porcelana, tersa y blanca. Atacó sin piedad aquellas pequeñas joyas que adornaban el pecho del contrario, lentamente con su lengua trazó pequeños caminos, mientras que sus labios acariciaba esa piel de miel.
—No es justo que sólo yo esté recibiendo cariño, Aki...—susurró Haruki formando un puchero con sus labios.
Suavemente el de ojos verdes mordió aquellos pétalos enrollados y sonrió con ternura.
—Entonces ven aquí, cielo—dijo el rubio mientras se sentaba en extremo opuesto de la cama.
Con notable gracia y elegancia se incorporó, suavemente se deslizó sobre el edredón hasta quedar a horcajadas sobre el regazo ajeno.
Los luceros de oliva de Akihiko se iluminaron como faroles de parque a media noche, por un momento sintió severas ganas de atacar al chico que estaba a horcajadas sobre sus piernas, pero se detuvo, no quería parecer una bestia hambrienta.
El de hebras doradas sintió las manos del contrario deslizarse hasta la parte baja de su playera, él solo alzó sus brazos para dejarle paso libre, y en menos de lo que esperó, ya tenía el torso desnudo.
Haruki se deleitó acariciando aquel marcado cuerpo, deslizando sus dedos por aquellos pectorales, trazando un camino imaginario hasta aquel abdomen firme y tonificado.
—Nhg—el rubio se quejó bajito al sentir el roce sutil de la tibia lengua del castaño sobre uno de esos pequeños botones mientras que el otro era presionado suavemente—. Ha-Haru... mnh~ n-no tienes porque hacer esto.
—Tranquilo...—le cayó mientras colocaba su dedo índice sobre los labios contrarios.
Tanta belleza atrapada en un solo ser humano debe ser ilegal o por lo menos eso pensaba Kaji. Sin mediar ni media palabra el rubio se dejó querer, recibió todas aquellas mordidas que le provocaba jadear involuntariamente.
El de ojos mieles se puso en pie, y de una manera totalmente sensual se despojó de las prendas que llevaba puestas dejando estupefacto al contrario, quien sólo se limitaba a desabrochar su propio pantalón, primero la correa y luego el cierre,
Un leve rubor se instaló en las mejillas de Haruki mientras tomaba asiento nuevamente sobre las piernas de su pareja, dejó escapar un pequeño suspiro al entrar en contacto con el bulto formado entre las piernas del de ojos verdes, quien deslizó sus manos hábilmente acariciando todo a su paso, dándole besos en los hombros.
—Hay que prepararte cielo—susurró el rubio al oído de su chico, quien sólo le dedicó un asentimiento mientras se mordía el labio inferior.
—Y-yo podría hacerlo para ti—ofreció.
El fornido sintió que su presión arterial se elevó hasta las nubes, mientras que un fuerte cosquilleo en su entrepierna le hizo temblar, tan solo con imaginar lo que pasaría había logrado una fuerte erección.
El de fanales ambarinos se despojó de su boxer, dejando al descubierto una semi erección.
Haruki deslizó su dedo previamente ensalivado dentro de su propia entrada, frunció el ceño de una manera magnífica, por su parte el rubio estaba atónito observando cómo su novio se preparaba para él.
—E-estoy... mnh~ listo—indicó sacando sus ápices de su entrada. Y ante aquello el rubio se lanzó como un tigre atrapando a su presa, se arrancó la ropa interior de un tirón, su erección saltó entre sus piernas, estaba humedecida por el líquido preseminal, cuyas gotas se deslizaban por el tronco del su falo.
Se posicionó suavemente entre las piernas de Haruki, con delicadeza le tomó por los tobillos y los colocó sobre sus hombros, agarró su miembro con una mano mientras que con la otra acariciaba el muslo más cercano. Lentamente se abrió paso a través de aquel nudo de músculos, introdujo su humanidad disfrutando la calidez y humedad de cuerpo ajeno, por su parte Nakayama dejó escapar gemido ahogado observando con sus ojitos cristalinos como el de faroles verdosos parecía perdido en el infinito.
—Cielo...—le llamó el de ojos mieles—, puedes moverte—indicó.
—E-espera—comentó con la voz rota—, q-quiero estar u-un rato más a-así.
—¿Estas llorando?—cuestionó. Suavemente le tomó de la barbilla para comprobarlo; vio las lágrimas se deslizaban por aquellos pómulos como una ligera lluvia.
—Lo siento, es que jamás creí que volveríamos a estar de esta manera—habló entre sollozos.
—Voy a moverme para ti, Aki—propuso el castaño. Y el contrario sólo asintió entre lágrimas. Entonces Akihiko salió del interior de su amado y se dejó caer de espaldas en el edredón.
Haruki se movió con maestría y se posicionó sobre las caderas del rubio, tomó con una mano aquella hombría mientras que con la otra se apoyaba en el pecho de su amado, alineó aquel falo con su húmeda entrada, y lentamente se dejó caer.
Gimió al sentirse totalmente lleno, lentamente inició un vaivén a manera de cabalgata, movía sus caderas de una manera espléndida, Kaji se sentía morir al sentir como el interior de su novio le apretaba, rápidamente se incorporó dejando a su amado bajo él.
Sin pensarlo dos veces el de ojos verdes se hundió en aquella anatomía, movía su pelvis en un ritmo consistente estimulado aquel punto que a su pareja hacía lloriquear de placer. Las estocadas eras fuertes y consistentes, llenando con amor aquel estrecho y húmedo agujero.
—Ngh~ t-te amo... mnh~ Haru-repetía sin cesar mientras sus lágrimas caían.
Volver a hacer el amor con Haruki era maravilloso...
Akihiko abrió sus ojos de par en par, había vuelto de aquel letargo producido por el reciente orgasmo, aún sentía aquel delicioso cosquilleo en el bajo vientre. Lentamente se giró en busca de algo de calor, sin embargo sólo halló el lado vacío de la cama.
Por un momento sintió que su corazón se salía de su pecho, rápidamente se lanzó de la cama rebuscando por sus ropa, a la carrera logró colocarse un viejo buzo deportivo.
Salió de la habitación dando pasos lentos, mientras sus oídos eran recompensados por una suave melodía a capella.
—I'm so happy 'cause today I found my friends. They're in my head—se dejó oír desde el balcón.
Lentamente cruzó la sala observado como la cortina era abatida por la brisa; era de noche y la luna apenas brillaba entre las nubes. Algo dubitativo, se acercó a la puerta corrediza, y allí estaba el castaño, tan radiante y hermoso, sentado en el borde de la baranda de concreto.
—Haru, ¿qué haces allí arriba?—cuestionó llegando hasta el límite del balcón.
—Es que..., todo se ve tan lindo desde aquí, ¿no lo crees, Aki? —respondió con una hermosa sonrisa.
—Haruki, deja de jugar en el balcón—regañó con suavidad, lentamente le agarró de la mano intentando hacerle poner los pies sobre la tierra.
—No estoy jugando, sólo quería ver las estrellas—murmuró riendo con un aire tierno y aniñado—. I'm so ugly, that's okay, 'cause so are you. We broke our mirrors.
Sunday morning is everyday for all I care
And I'm not scared
Lentamente, el castaño de miel se soltó del agarre del de hebras doradas, suavemente empezó a dar pasitos sobre la baranda, en puntitas de pie, mientras reía y veía a Akihiko.
Light my candles in a daze
'Cause I've found god
Haruki dio un paso hacia adelante perdiéndose en el vacío; y ante aquella terrible imagen, Kaji dejó salir un grito ahogado, sus piernas temblorosas se movían por sí solas, mientras que su garganta se secó produciéndole un sabor amargo.
Yeah, Yeah, Yeah, Yeah, Yeah, Yeah, Yeah
—¡Haruki!—exclamó desesperado asomando lentamente su mirada por borde de la baranda.
I'm so lonely but that's okay I shaved my head
And I'm not sad
Y allí estaba él; Haru, su Haru, se encontraba de pie en la acera con una hermosa sonrisa, suavemente extendió sus brazos como llamándole.
And just maybe I'm to blame for all I've heard
But I'm not sure
—Ven conmigo, Aki...—dijo moviendo sus manos.
—Si, cariño.
Sin pensarlo dos veces, el de ojos verdes subió a la baranda, tomando asiento sobre la misma, el viento azotaba su cuerpo mientras que pequeñas voces de dejaban oír desde la distancia. No sabía qué decían esas vocecillas y tampoco le importaba, él sólo miraba a Haruki.
I'm so excited, I can't wait to meet you there
But I don't care
—Akihiko~—murmuró empezando a perderse entre una multitud de sombras.
—¡Espérame Haru, no te vayas sin mí!—gritó con frustración sintiendo que el aire le faltaba, debía hacer algo para que aquellos ojos de miel no le dejaran otra vez.
I'm so horny but that's okay
My will is good
Ciegamente se abalanzó, sintiendo un suave cosquilleo en el pecho, un pequeño bailoteo en su cabello, un estrépito y por último infinita oscuridad.
I like it, I'm not gonna crack
I miss you, I'm not gonna crack
I love you, I'm not gonna crack
I killed you, I'm not gonna crack
Que triste es cuando la mente no sabe diferenciar la fantasía de lo real, y es muy difícil comprender la atribulada mente de un hombre. Lo turbado del ser y las razones que provocan una personalidad torcida.
Y por eso Mafuyu lloraba.
Después de la repentina partida de Haruki, Akihiko había caído en una inmensa y profunda depresión, de la cual pudo "salir" con ayuda de algunos medicamentos, sí, esas mágicas píldoras que le quitaban el dolor de cabeza, y sobretodo de sus amigos.
Había accedido salir con Ugetsu para intentar rehacer su vida, pero simplemente no pudo. Haruki seguía siendo el centro de todo su universo.
Y ahora yace sobre el pavimento un hombre que murió por amor.
Pero, ¿eso es la realidad...? U otra de las muchas jugarretas de su mente enferma.
¡Gracias por leer y votar!
MePeR D0nAs?
Disculpen los horrores ortográficos.
Perdón si no era el final que algunos esperaban, espero que hayan entendido mi concepto y que hayan tenido emociones en el trayecto.
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