•|Capitulo 2|•
Cuando sus ojos se abrieron con tranquilidad lo primero que pudo visualizar fue a su Esposo cargando al pequeño niño que había dado a luz.
—Hey, Hiciste un buen trabajo.
La suave sonrisa y la alegría del contrario no hicieron más que flaquear las casi nulas esperanzas del Pelirojo, quien sin poderlo evitar estiró sus brazos. Rengoku asintió suavemente y entonces coloco al pequeño bebé en los brazos de quién lo parió.
—Como era de esperarse, Se parece mucho a su padre, ¿No crees?
Los ojos del menor comenzaron a lagrimear al ver lo que había dado a luz.
Los ojos, los cabellos, exactamente todo era igual a su padre exceptuando por aquella horrible marca que calaba por su rostro, ocupando la mitad de este.
—S-Se parece mucho... A Rengoku-San.
Aquel de melena cual sol solamente sonrió y se acercó al muchacho, quitándole de improvisto al bebé.
—Claro que se parece a mi.
Inquirio el mayor, sonriendo antes de levantarse del suelo para caminar hacia la cuna ya previamente hecha para el recién nacido. Una vez que acomodo al pequeño allí no pudo evitar sonreír, acaricio su rostro y al verlo bostezar finalmente se dispuso a darse vuelta y mirar al muchacho.
—¿Acaso esperabas que no se pareciera a mí?
Tanjiro, quien nunca apartó su mirada del techo, solamente negó mientras las lágrimas seguían cayendo. Un ágil movimiento basto para que los gruesos dedos del mayor se encontraran sobre su cuello, apretándolo.
—¿¡Es lo que esperabas, Verdad!?
Aquellos ojos no demostraban más que odio puro hacia su persona, Las lágrimas caían de los contrarios pero no sé animaban a hacer algo más. Tanjiro tan solo lo observaba, incapaz de negar o afirmar las acusaciones, Sabía lo que podría pasar una vez que el bebé naciera. La vista se le nublo y su boca se abrió automáticamente, nada, no había nada por la que seguir viv-
—Buaaaaaaaah Buaahhhh
El llanto del pequeño llego a los oídos del menor. —K-kyo-juro...Ky-ojuro-San...El... Bebé.
Fue entonces que las gruesas manos dejaron de apretarlo.
Los ojos del mayor ya no transmitían ira y fue entonces que finalmente se aparto del menor para caminar hacia su pequeño y arrullarlo, pero al ver qué no se calmaba decidió traerlo hacia su madre, el cual tosía con fuerza y trataba de apaciguar el dolor en su garganta.
—Tanjiro-kun, Se un Buen chico y alimenta a nuestro bebé.
Mientras alimentaba a su pequeño y Rengoku se daba una ducha, Tanjiro comenzó a pensar. Tenía la casi extinta esperanza de que su pequeño no fuera de su Sensei, Aquello hubiera sido mucho mejor pues aquel niño tendría una familia que lo quisiera, que lo amara y velará por su seguridad, pero aquello ahora era imposible.
Tanjiro observo a su pequeño. Incapaz de sentir amor por aquel ser tan pequeño e indefenso, era egoísta pero no podía hacerlo, no podía amar a alguien creado con el fin de amarrarlo a alguien que no dudaría en matarlo, ni en matar a quien sea por tenerlo a su lado.
Tanjiro temía lo que Rengoku pudiera hacer ahora.
Continuará.
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