[Extra]
—No me puedes dejar así, bastardo— reclama katsuki apretando el agarre del cabello. No quiere que acabe tan rápido, puesto que su éxtasis recién comienza—hazte cargo de lo que provocaste.
Es entonces que Izuku se da cuenta de la magnitud del problema.
Basta bajar la mirada para percatarse del bulto que se alza vigoroso en la entrepierna ajena; y basta levantarla para darse cuenta del desastre que se ha vuelto su amado Kacchan, hasta respirar le cuesta trabajo; jadeando agitadamente para recobrar aliento.
La imagen funge como estimulante, pero su lado racional no le permite continuar—: ¿y si llegan los demás?
—Nos fuimos casi al inicio. Además, ¿a donde mierda quieres ir? No voy a exhibir esta maldita carpa de circo por los pasillos. Así que haz lo que te ordeno, o dile adiós a toda tu descendencia— hala de los glaucos cabellos, arrancándole un quejido en el acto; cosa que resulta totalmente contraproducente. Bakugo pasa saliva, tragando con ello sus ansias de ser sometido sin más.
—Como desees, Kacchan—con esto ya no hay marcha atrás, Katsuki se da cuenta que ha cavado su propia tumba, pero no le importa revolcarse en ella y arder en las llamas del más bastardo de los infiernos con tal de gozar el mejor de los paraísos terrenales al lado de ese nerd idiota, que lo tiene temblando con el solo roce de su aliento.
Izuku baja un poco, acomodándose entre las piernas del rubio, evalúa la situación un segundo, y se deleita con el panorama un par más. Acomoda el rostro cerca de la punzante erección, y se ameniza con la eufonía que los tímidos jadeos le figuran al sorber de la húmeda tela.
Katsuki se endereza, apoyándose en sus antebrazos para observar.
La estimulación oral es innecesaria, pero absolutamente adictiva. Jamás pensó que ese delicado par de labios supiera hacer más que dejar salir basura sobre héroes.
—Deja de jugar— no puede apelar a la experiencia, puesto que su conocimiento en el campo es nulo, pese a eso, la exitación que le producen los suaves masajes que Izuku le brinda con la punta de la nariz y la boca son meritorios de una eyaculación masiva, y no quiere eso, no quiere parecer un maldito precoz aún cuando ni siquiera ha terminado de quitarle la ropa.
Izuku se mueve de forma automática, como si estuviera programado para cumplir sus caprichos.
Katsuki goza con ello. Le encanta su gentileza al desvestirle, se porta como todo un caballero al no quitar más de lo necesario. Y termina de derretirse con el exquisito contraste de rudeza que usa al sujetarle firme las piernas.
Disfruta con la idea de ser tomado por ese par de manos fuertes a las que nunca tuvo la oportunidad de detallar, pero estaba seguro encajarían perfectamente al rededor de su garganta, presionando con igual o mayor fuerza su tráquea; cortándole el aliento.
Un escalofrío le recorre por la burda, pero placentera sensación.
—¡Espe...!—un ronco gemido termina la frase.
Izuku se mete de lleno el punzante miembro a la boca. Estallando la bomba en la casi nula cordura de Katsuki, quién delira revolcándose en placer al verle engullir de forma tan vivaz su dolorido pene.
La sola imagen es digna de aparecer en alguna revista porno, pero el estarlo viviendo es equiparable a cruzar al más dulce y sublime de los paraísos.
Katsuki para sus fantasías un momento, torturandose con la duda de la maldita experiencia que Izuku parecía poseer. Para ser un nerd de mierda se la mamaba bastante bien. No sabía que esa lengua capaz de balbucear tan rápido, también era capaz de llevarlo al mismísimo cielo. En todo caso, ¿con quién demonios practicó? No se imaginaba al bastardo cogiendo con nadie que no fuera él, aún cuando nunca en la vida lo había tocado de esta forma. La sola idea le molestaba al punto de querer explotar todo. Más tarde se preocuparía por ello, y de sus estúpidos e irracionales celos.
Izuku es un cuento aparte.
Se encuentra fascinado con el sabor del rubio en todo su gusto. El olor a dulce que desprende su cuerpo surge en él el mismo efecto que un maldito afrodisíaco. Lo tiene totalmente embriagado, comiéndole la polla sin reparo y con su propio pene a punto de romperle el jodido pantalón.
Todo esto es un arma de doble filo. No hay nada que haga uno sin afectar el estado del otro. Izuku gimotea entre sorbos a la miel que desborda la punta del hinchado miembro, y Katsuki se deshace en suspiros al sentir las vibraciones de su ronca voz, solo imaginarlo susurrándole al oído es asunto merecedor del primer y mejor orgasmo que pudo haber tenido en la vida.
Izuku no deja desperdiciar nada. Lame la longitud entera. Permitiéndose deleitarse con la imagen de quien podría considerar su amante sufriendo los últimos espasmos de placer que recorren su tembloroso cuerpo.
La culpa y la vergüenza invaden al joven de ojos glaucos, y no por todo lo que acaba de suceder, sino por el mundano pensamiento de querer hacerlo añicos ahora que lo tiene a su merced, con esa expresión tan malditamente incitante.
—Izuku—los jadeos separan las sílabas del nombre que en su boca suena tan propio. La respuesta de su par es inmediata; gatea colándose sobre su cuerpo, y él lo recibe con la misma gentileza con la que anteriormente fue tratado.
Izuku encuentra cobijo en el espacio entre el cuello y el hombro. Aspira profundamente el aroma natural del rubio, tratando de grabarlo en su memoria. Es la primera vez que le permite estar tan cerca. La tentación es tan grande que lo prueba; saborea descaradamente la blanca y sudorosa piel.
Bakugo gruñe y se remueve un poco, rozando sin querer el duro bulto en la entrepierna de Midoriya, quien ahoga un suspiro contra su cuello.
—Maldito pervertido— se burla, sujetando la erección con descaro y presionando ligeramente.
—Kacchan— ronronea Izuku, y el color vuelve al rostro de Bakugo. Sabe que juega con fuego, pero de ningún modo piensa quedarse atrás. Sería un duro golpe a su orgullo dejar insatisfecho a quien le brindó el momento más valioso de toda su maldita vida—, duele. No lo tomes así.
Quizá hace mal al tomarlo como reto personal. Debería admitir que lo hace por el morbo y placer de ver los atributos de Izuku en primera fila.
Lo obliga a ponerse de pie y se arrodilla frente a él.
Izuku suelta un suspiro cuando su pene se encuentra libre de la molesta tela.
Katsuki pasa saliva. Es enorme. Ese desgraciado de Deku solo tiene la cara de bebé, todo lo demás está perfectamente desarrollado.
—¡Ka...cchan!
—Cállate. ¿No es esto lo que querías? Dijiste que te gustaban mis pechos. Que te masturbe con ellos debe ser suficiente para ti.
Izuku no dice nada. Se deleita con la glosariosa imagen de su pene entre ese par de suaves y firmes pectorales, con Katsuki subiendo y bajando, y su glande rozando de vez en cuando los rosados labios, siendo atrapado entre atrevidos chupetones que le hacen jadear en alto el nombre del coprotagonista de sus sueños más húmedos.
—Maldita sea—gruñe katsuki. Tratar de cubrir toda la longitud es pérdida de tiempo, se concentra en la punta. Delinea la uretra con la lengua. Se pierde en los gemidos que Izuku deja escapar. Escucharlo maldecir en voz baja le parece sumamente excitante, más si el insulto iba acompañado de ese cariñoso apodo, mismo que convertiría en su nuevo fetiche.
—¡Mierda, Kacchan, no muerdas!—ordena, tomando los rubios cabellos con fuerza y haciéndolo separar la boca de golpe.
El sonrojo en las mejillas de Bakugo es evidente, al igual que ese extraño brillo en sus ojos cuando aprisiona la punta entre sus pechos.
Ver a Midoriya encorvarse y clamar su nombre con tanta necesidad de sí, hace que su simple morbo termine en orgasmo. Viniéndose a la par del pecoso.
Izuku tarda en recobrar el aliento. Ha sido la mejor maldita experiencia de su vida. Y no sabe si se volverá a repetir, así que tiene que aprovechar cada segundo—Kacchan, eres maravilloso—reitera, poniéndose en igualdad con él, mientras le retira los húmedos cabellos de la frente.
—Por supuesto que soy maravilloso. Soy el mejor— su pecho se hincha de orgullo. Quizá sea tiempo de aceptar esa parte de sí que de repente ya no le parece tan mala, no si causa cosas tan buenas en la persona que en secreto ama—. ¿No piensas basarme, bastardo?— se queja con el rostro ardiendo —. Poco faltó para que me cogieras como es debido, y no se me olvida tu deplorable comienzo tocándome los pechos como un degenerado. ¡Ni un puto café me invitaste para romper el hielo, maldito Deku hijo de puta aprovechado! Lo mínimo que puedes hacer es cerrar esto debidamente— reclama con indignación fingida.
Los ojos de Izuku brillan. Como es costumbre, obedece las órdenes de su amado Kacchan sin rechistar. Le alza el rostro con delicadeza, y de la misma forma se acerca a sus labios. Pero el contacto jamás llega a efectuarse.
En el pasillo se oye el escándalo de sus compañeros desesperados por entrar, y a Iida diciendo que nadie lo hará a menos que hagan una fila.
Bakugo maldice a todos esos bastardos por interrumpir su estúpido primer beso con Deku, pero agradece que el cuatro ojos los retenga, así no los encontrarían de esa forma.
—Me lo debes—advierte sujetando la muñeca del pecoso.
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Plasmé mis fantasías lo mejor que pude. Aunque no es para nada mi estilo el detallar este tipo de escenas.
Prefiero describir por encima y que ustedes lo imaginen para una mejor experiencia. pero no está tan mal para una primera vez(¿
Rezo porque no haya sido una perdida de tiempo para ustedes.
Otra cosa ✨️SOMOS #1 EN BAKUTETAS✨️ JSHSJSHSJHSS PVT, ¡muchísimas graciassss! Es demasiado para un ser tan inferior como yo.
Además, esta cosa apenas tiene 258 palabras y ya tiene 1K
Ptm, y pensar que comencé por morbo.
¡muchas personas se han sumado a esta humilde cuenta adoradora del BKDK/DKBK!
Y son esas mismas personas mi motivación para seguir.
En especial una personita, que no voy a negar, tiene todo mi favoritismo, y el destino de mi alma en sus manos.
No hacen falta menciones, es más que obvio a quién me refiero✨️💞💐
Les agradezco con el alma. Y haré lo que esté en mis manos para devolverles aunque sea un poquito de todo lo que me dan.
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