Final (2/3)
Después de haber sellado su parte mala.
Sakura dejó de tener esa obsesión por Sasuke.
Claro, era su compañero, quería lo mejor para él.
Y si, sentía admiración por él.
Pero aceptaba que habían muchas cosas más importantes que él.
Y una de ellas era volver a entrenar como ninja.
A pesar de los pronósticos negativos, ella sobrevivió y poco a poco fue recuperando su chakra.
No sería una ninja resaltante.
Pero al menos sería de ayuda.
Todo el conocimiento que había adquirido sobre aspectos médicos, sería de ayuda en el hospital.
Después de todo, su sueño siempre fue ser útil y ahora su nueva meta era tener su propio hospital.
Su vida era tranquila, y agradecía eso.
Todos con 20 años, nuevamente se reunieron.
Shikamaru se casaría con Temari.
Y fue un buen motivo para volver a reunirse.
Todos, comiendo una barbacoa.
Días previos a la boda del siglo.
Una unión entre Suna y Konoha.
Naruto había recuperado parte de su sonrisa.
Quizás no como antes, pero estaba mejorando.
Sasuke había vuelto de su viaje de redención.
Sai salía con Ino, y se casarian en 5 meses.
Todos habían hecho sus vidas.
Ya un poco borrachos.
Empezaron a hablar pequeñas incoherencias.
Y como el alcohol es depresor de las emociones.
Contaron historias.
Recordando su pasado, la guerra, todo.
–Nunca nos dijeron como conocieron a Hina. - empezó hablando Naruto.
–Empiezo yo. - dijo el callado Gaara.
Todos asintieron y tomaron un sorbo más de sake.
Si iban a hablar de la peliazul, era mejor que estén embriagados.
–Era una misión. - susurro él. - Me sorprendió la alegría que mostraba.
Y luego vi su sello. Yo sabía que ella era heredera del clan Hyuga y al ser Kazekage la información voló.
Hizo una pausa mientras seguía relatando.
–La calificaron como "poco digna"- susurro con desagrado. - No era eso en lo absoluto.
Los demás asintieron, recordando a la menor.
–Era fuerte. - continuó el pelirrojo. - Había salvado a varias personas en Suna. Su capacidad de liderazgo ante situaciones riesgosas era sorprendente.
Los demás lo miraron, Kiba y Shino tomaron otra Copa.
–Ella... Tenía mucha más fortaleza de la que demostraba. - susurro Kiba. - Al menos, a su padre.
–Es mi culpa. - susurro Neji. - Ella... Se sintió tan presionada por todos, por mi...
Que poco a poco dejó de tener esa seguridad.
–Era muy amable. - susurro Shino. - Valoraba a sus compañeros, pero no quería dañarlos.
Por eso, siempre desistió cuando peleó con su hermana.
–La protegió siempre. - mencionó Naruto. - Ella me dijo, que si le ganaba en una pelea a su hermana.
Hanabi sería sellada. Y... Hinata prefería llevar ella el sello, antes que su hermana.
Muy pocos estaban conscientes de esa información.
Fue algo sorprendente.
Y solo miraron con desagrado al suelo.
Si, el clan Hyuga escondía tantas cosas.
Pero, ¿realmente eran tan crueles?
El silencio era incómodo. Y Sasuke decidio hablar. - En teoría, nos conocimos de pequeños.
Los demás miraron sorprendidos al Uchiha.
–Mi madre y su madre eran amigas. - continuó él. - Aunque no recuerdo mucho de eso.
La madre de Hinata murió pronto y su padre nunca estuvo contento de que ella visitara a los Uchiha.
Si, Neji había dicho que no odiaria a su tío.
Pero realmente, quería hacerlo.
–Supongo que Itachi recuerda más.- suspiro él. - Teníamos aproximadamente 4 años.
Una pausa más. Un poco larga.
–Ella me vino a ver cuando todos en mi clan murieron. - dijo con tristeza el pelinegro. - Yo... Le grite y aleje.
Pero siempre encontraba un Bento de comida a la hora del almuerzo.
Aunque al cabo de unos meses, dejó de enviarlo.
–Hinata-chan cocinaba delicioso. - dijo Kiba. - Cuanto daría por probar su comida una vez más.
–Si... - susurraron todos.
–Después.- continuó Sasuke. - Yo tenía una misión que lleve a cabo, pero me encontraba herido.
Unos bandidos vinieron al ver que el "último Uchiha" se encontraba convaleciente.
Naruto volteo rápidamente, no sabía esa información.
Se preocupó por su amigo.
–Ella luchó contra los bandidos. - dijo el pelinegro. - Su técnica había mejorado.
Me curo y luego se fue.
Siguieron conversando, el tiempo pasó.
Al final quedó un sabor agridulce en sus bocas. Felices y tristes por haber contado tantas historias y recordado tantos sucesos.
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