04- Fiebre
El calor subía poco a poco y quemaba en cierto punto.
El aire era bochornoso.
"Destrozala" "Destrozalo"
"Odiala" "Odialo"
"Rompela" "Rompelo"
Era suave, como chocolate derretido; bajaba de sus dedos a su muñecas, de sus muñecas hasta sus codos, de sus codos caían gotas.
"Destrozame"
"Ódiame"
"Rompeme"
El rojo borboña impactó con el rojo vino de su mirada, el rubio cenizo no pudo evitarlo: sonrió dulcemente y admiró con devoción los dos corazones que palpitaban dentro de sus manos. Suspiró acariciandolos con el pulgar.
—Están jodidos —gruñó besando con cariño cada uno.
El charco que habían formado los dos corazones debajo de los pies descalzos de Katsuki, comenzó a subir por sus piernas. Dolía, parecía como si dejarán caer agua hirviendo sobre su piel.
Los corazones seguían latiendo con calma entre sus dedos. La sangre rebasó su cintura y él entendió por qué dolía tanto.
Debía sacar también el suyo.
Abrió los ojos de golpe.
—¡Agh! —bufó.
Es horrible.
Es frustrante.
Es una mierda.
Es una vil mierda.
El calor lo quema desde dentro, los escalofríos lo confunden.
¿Cómo estar hirviendo en calor te hace tener frío? No hay puta lógica.
Pero estaba feliz, si, feliz a pesar de la fiebre que lo comía vivo y lo deshidrataba al mil. Hoy era un día en el que tenía que estar mejor que nunca. Lo había escuchado de Iida, el pecoso iría a declarar sus sentimientos a la cara redonda, también la perra de coleta a Todoroki.
Sabe que Uraraka espera ya esa confesión, pero le divierte también saber que él mitad-mitad ni cuenta se ha dado de que Momo gusta de él.
Bakugou Katsuki está podrido desde pequeño. No son traumas ni nada, sólo disfruta del sufrimiento ajeno, y por eso mismo, ahora está esperando paciente a que su pendeja fiebre baje.
Miró el reloj, faltaban 20 minutos para que su plan se ejecutará.
Bakugou tiene un problema, bueno, él no lo ve así, porque ¿Quién no ama poseer lo que otros no? ¿Quién no se siente superior al poseer algo que los demás no?
Muy hipócrita el que diga que eso no es correcto.
Pero en verdad se deleita y disfruta mucho de su situación actual. No se siente enfermo, ni incómodo, sólo tiene esa minúscula conciencia que le dice:
"Debes saber que ésto está mal"
Pero, tener a dos de las mejores carnes comiendo de su mano es la mejor mierda de la vida. Puede divertirse mirando los ojos tristes del brócoli y ama escuchar sus lloriqueos a nombre de la encantadora Ochako Uraraka, le gusta escuchar de la boca de la misma ojos de mapache como Yaoyorozu muere en celos por culpa de él y Ochako.
Adora estar donde está ahora.
Adora saber que esos dos idiotas le pertenecen, son de él; Hay tres corazones que lo aseguran.
Hay un mar de sangre que lo afirma.
Disfruta de ver cómo duerme la cara de ángel, adora hacerlo en compañía del mitad-mitad, adoran ver como su pecho sube y baja suavemente. Imaginar que un día abrirán ese lugar y encajarán sus dedos en el corazón los hace sentirse deprimidos, pero vuelven un poco a la felicidad al recordar que podrán dormir con el órgano entre sus manos.
La puerta se abrió lentamente, Katsuki levantó la mirada para topar de forma inmediata con la heterocromática, le gustaba mirar hacia las ventanas del alma sin una pizca de vergüenza.
Shoto caminó a su cama y se sentó al lado colocando los apuntes de la clase sobre la mesa de dormir.
—Es algo tarde, Bakugou, no debemos coincidir tanto si no queremos despertar interes —lo miró atento. —¿Ha bajado tu fiebre?
El ceniza negó orgulloso con una sonrisa. —¿Y el ángel?
Ambos miraron al mismo tiempo a la puerta, parecía que la habían invocado, las mejillas relucieron y la sonrisa los hizo regalar una muy pequeña y difícil de percibir.
Uraraka se sentó al lado de Katsuki y dejó que éste hiciera cosquillas en su columna vertebral como si de un gato se tratara, Todoroki mantenía su distancia sentado a su lado y acomodando el desordenado cabello de Bakugou que lo hacía sudar más de la cuenta. El aroma a caramelo era agradable para Ochako y Shoto.
—Ahora par de bastardos, sus corazones me pertenecen ¿No es así? —soltó con sorna.
Ochako se puso roja y miró a sus almohadillas. —Bakugou-kun, siempre eres tan directo y poco romántico —dijo en un puchero.
—De acuerdo —, aceptó Shoto.
El primero en acercarse fue él, pero Katsuki lo detuvo con una mano. —Los dos al mismo tiempo.
Uraraka ladeó la cabeza. —¿Uh?
La mirada vino dió un vistazo por última vez al reloj.
—¿No me aman?
La pregunta atajó a todos, incluso al mismo Katsuki.
¿Toda esa blasfemia era amor?
Ochako siempre evitaba la pregunta, así que se acercó a Katsuki y abrió los labios con delicadeza.
Shoto puso atención e hizo lo mismo, quería ganarle espacio a Ochako, así que expuso un poco más su lengua que la castaña.
Katsuki se preparó para recibir la conexión y abrió la boca indiscriminadamente, mostrando los colmillos y la lengua sin ningún problema.
La puerta se cerró lentamente, en un click casi inaudible. Claro, menos para los oídos de Bakugou y Todoroki.
—¿Pasa algo? —preguntó Ochako mirando a la misma dirección que ellos.
Están tocando fondo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top