Quiere volver a su hogar, pero;

No hay nada.

No hay comida caliente, no hay Fuyumi sonriente. No hay un sonrisa helada y a la vez cálida, sólo hay lágrimas.
No está Natsuo diciéndole que es capaz de todo, sólo está una puerta cerrada.
No está él, no estará más.

¿Quiere ir a casa?

—Por favor, llévame —masculló levantándose de la cama. Miró al frente, la sombra seguía mirándolo fijamente.

Ésta enloqueciendo.

No.

Se está volviendo loco.

No.

Está loco.

Puede escuchar los gritos al fondo, puede sentir el calor del fuego haciéndolo sudar. Algo cruje al fondo, es el hielo, el hielo que indica que tiene que correr lejos antes de que él logré alcanzarlo a él y sus hermanos.

El chirrido crece y en un segundo puede sentir como sus pulmones se expanden con trabajo. El hielo lo alcanzó.

Pisó el suelo frío y empujó la puerta con dureza. Las paredes se cerraban, los pasillos se retorcían y el calor se hacía insoportable.

—¿Te sientes mejor? Tuvimos que venir de emergencia, pensamos que estarías bien, pero —. Ella guardó silencio, simplemente miró como el bicolor se acercaba miserablemente. Envolvió sus brazos al rededor de su cintura.

—No me mires —masculló Todoroki poniendo una mano sobre la mirada cafeína. Ella sabía que a él le molestaba que lo vieran en estados "miserables".

—¿Lo sientes? —la voz ronca y sería la hicieron pensar su respuesta un largo minuto.

—Si.

Ella también lo sentía; ese lugar era pesado, la casa Todoroki era pesada y helada.

—Quiero irme de aquí —gruñó.

Ochako hundió su nariz entre el cuello de Shoto, hervía en fiebre. Quizá no debieron haber ido a cumplir el capricho de Katsuki, a Shoto le había sentado mal todo y más aún esa tarde helada y lluviosa.

—Llevame a casa —, demandó con tono gélido. Uraraka retiró la mano de su vista y lo miró a los ojos, asintió nerviosa. No avisó a nadie, ni a la servidumbre del lugar, sólo tomó la enorme chamarra de cuero que le había prestado el hombre de plumas rojas y se cubrió junto al enfermo bicolor.

Lo estaba exponiendo a enfermarse peor, pero prefería eso a un Shoto enojado con mirada fría y asesina, con una indiferencia que congela cualquier epice de calidez.

Caminaron hasta la UA, entraron sin decir nada, evitando miradas.
Subió rápido, pensaba ir a la habitación de Shoto, pero éste camino de inmediato al pasillo de las mujeres.

Se está volviendo loca.

No.

Está loca.

Shoto se sentó en la cama y seguía atentamente con la mirada a la castaña.

¿Puedes sentirlo?

Ese era su castigo, entre los tres siempre habían castigos, y no cualquiera, tenía que ser uno que perpetuara incluso hasta su alma.

Ella había entrado en pánico cuando vió el malestar de Shoto, y en contra de su voluntad lo llevó al lugar más cercano: la recidencia Todoroki. Ahora;

La mirada heterocromática lo demandaba, siempre era así. Aún con la mirada cansada, aún con el rostro carmín y la fiebre haciendo temblar su cuerpo, él tomó con fuerza el brazo derecho de Uraraka.

La mirada inyectó veneno en ella, apretó los labios y preparó todos los nervios de su cuerpo.

—Bienvenido a casa, Todoroki-kun —, intentó arreglar el problema. No sé puede hacer eso, son las reglas, y aún así, intentó inútilmente.

El heterocromático se acercó.

Están jodidos.
Saben que están mejor cuando los tres no están juntos.
Se asfixian lentamente.
Se ahogan poco a poco, se matarán de amor.

Se están hundiendo.
Están llegando al fondo.

NotaAn

¿Que pensaron, que esto sería miel sobre hojuelas?
Soy An, mi seudónimo es TOXIC

No quiero comentarios diciendo que esto es enfermo y tóxico.
Cualquier escrito mío es así.
Quedaba mejor en mi mente el One-Shot.
Pero ya le he eché más ganas al próximo ♥

(La portada no trasmite nada de lo que transmiten mis letras xd)