02- Confesión
Parecía que estaba a punto de llover, el viento soplaba y el polvo los cegaba levemente.
Estaba mirando algo nerviosa a Shoto, la indiferencia la congelaba, y eso le dolía.
—¿Pasa algo Todoroki-kun? —formuló para romper el silencio.
Era una mala ubicación. Detrás de los salones, en donde en cualquier momento alguien podía interrumpir la amarga charla.
La mirada heterocromática parecía no ver más allá de la cara de la chica.
—No quiero verte de nuevo cerca de mi —habló directamente.
Abrió los ojos y miró al suelo. Seguro que daba una imagen patética.
—Bakugou lo hace por sí solo, pero tú eres quien siempre nos arrastra —dió un paso atrás, dispuesto a marcharse. —Eso es egoísta, Uraraka. No sabes en qué te metes, no todo es rosado y levita en el aire. —Miró por última vez a la castaña, miró las nubes grises y salió de ahí.
Soltó todo el aire de sus pulmones, el nudo se soltó y ella se sentó en el césped escondiendo su rostro entre sus rodillas.
El crujir de las hojas en el suelo la hizo mirar a su derecha, observó la espalda de Bakugou, él estaba ahí y ahora, se estaba llendo.
Pero Todoroki tenía razón, estaban jugando con fuego, y aunque Ochako anhelara quemarse para no morir de frío, no significaba que Bakugou y Shoto también estuvieran dispuestos.
Limpió sus lágrimas, se levantó y corrió a la salida en cuanto la lluvia comenzó a caer, miró a Mina y le sonrió amable.
—¿Qué hablaste con Todoroki-kun? —preguntó comenzando a caminar hacia las habitaciones.
—Nada realmente, encontré una figura de All Might, no quería que dijera que era de él —. Se había convertido en una perfecta mitomaníaca. Una mitomanía que surgió por ellos.
S Í N D R O M E
D E
A B S T I N E N C I A
Empujó en silencio la puerta de su habitación y dió un paso fuera del umbral. Se detuvo; lo había olvidado, no debían verse más, aunque la pesadilla estuviera tomando con amabilidad sus hombros, no podía darse el lujo de ir a la habitación de alguno de ellos.
Retrocedió.
Fumikage se había dado cuenta, él logró ver que la línea moral que dividía a los tres era inexistente por completo, no podía envolverse en temas tan complejos como lo era el amor de tres, no sabiendo tantas cosas de por medio.
Sabiendo que Izuku miraba de manera diferente a Ochako, observando como Yaoyorozu observaba a Bakugou, sabiendo que había corazones en medio, no pensó en eso hasta que se dió cuenta que después de cada pesadilla escapaba a la habitación de Uraraka o Katsuki.
Lo notó solo cuando sus labios probaron fragmentos de universos.
Fue cuando cayó en cuenta de que no quería ver a Izuku roto, ni a Momo desmoronada.
"La persona a la que amas, no le es suficiente con un corazón entre los dedos, así que ahora posee dos y está en medio de un dúo"
Cerró la puerta de su habitación y se recostó de nuevo.
Comenzó a buscar el sueño jugando con el hielo en sus dedos, derritiendo al mismo tiempo con el fuego. Quería evitar pensar de más, pero, simplemente sucedió;
Sólo deseaba saber si...
❝¿Estoy en sus mentes?❞
Cerró los ojos forzando sé a congelar sus pensamientos.
La mañana era helada, las lluvias han estado más presentes que el año pasado.
Bajó por las escaleras, Katsuki estaba desayunando, siempre madrugando de más, lo ignoró por completo y fue a la cocina a preparar cereal.
—¿En verdad harás esas mierdas? —escuchó detrás, continuó vaciando la leche.
—A quién menos le gusta escuchar opiniones, es a ti —dijo neutro.
—Imbécil, no me refiero a esas pendejadas.
Se sentó en el sillón, lejos de donde se encontraba el cenizo.
—¿Actuarás como si nada hubiera pasado? —preguntó con sorna y una mirada furtiva.
La cuchara fue cubierta por sus labios, las palabras de Katsuki entraron a su cabeza, y como una computadora errada; el pecado de tres se repitió en su mente.
—¿Qué quieres escuchar? —tragó forzadamente y miró al cenizo, no podía decifrar su mirada y sonrisa. ¿Qué le causaba esa curva en los labios?
Contuvo la respiración cuando Bakugou se levantó de golpe de su lugar, y sin titubear caminó hacia él, abriendo la boca y sacando la lengua, empujó el pecho de Shoto y éste soltó el plato de cereal. El estruendo hizo eco en las habitaciones y la lengua arremetió sin vergüenza dentro de su boca.
Él se separó. —Odio los cereales de chocolate —se quejó.— Por mí no hay problema en tirarme a dos.
Todoroki frunció el ceño, llevó sus manos al rededor de las de Bakugou cuando éste rodeo con las suyas el cuello del bicolor.
Katsuki lo miró a los ojos.
—Dijimos que a quien fallara le arrancaríamos el corazón y dormiríamos con el. —La mirada rojiza infundió precaución en Shoto. —Es un jodido juramento, bastardo mitad-mitad.
...Se están ahogando...
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