━❥𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓭𝓲𝓮𝓬𝓲𝓼𝓲𝓮𝓽𝓮 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑒 𝑑𝑜𝑠.
No podía dejar de pensar en lo virgen o inexperto que me sentía en ese instante, no por la estrechez de mis paredes ya que me lubricaba lo suficiente como para que sus dedos entren en mi húmedo espacio y rocen sin dolor, solo muchísimo calor mientras iba abriéndose paso en mí.
Quería tanto juntar mis piernas, me sentía avergonzado y eso me excitaba de igual forma, el estar tan expuesto ante su mirada hambrienta y caliente o esa forma tan sexual como no dejaba de admirar cada detalle de mi cuerpo; me sentía tan frágil como nunca antes y tan entregado a él que dejaría que jugara conmigo o hiciera lo que quisiera sin necesidad de que me lo pidiera dos veces.
"Jungkook." Arquee mi espalda cuando sacó sus dedos y luego los volvió a hundir, él estaba más que hipnotizado en el movimiento cada vez más rápido, mientras sus palabras continuaba retumbando en mi mente. La sensualidad con la que me llamó por mi nombre, con la que me dijo bebé, él ya lo había hecho antes, muchas veces de hecho, pero nada, nada se comparaba con su forma actual de decirlo, con esa carga enorme de deseo. "Jungkook... Otro, quiero otro, por favor... Otro."
Mis caderas intentaron mover mi cuerpo hacía abajo, deseando más de sus dedos o de una vez sentirlo a él, pero sabía que mi final estaba tan cerca que, de alguna manera, me reconfortaba no tenerlo dentro o terminaríamos demasiado rápido con algo que yo deseaba fuera eterno.
"¿Así, bebé?"
"Mierda, sí." Me obedeció e introdujo un cuarto dedo, empujándolos una y otra vez dentro, sacándolos y metiéndolos mientras usaba su otra mano para apoyarse en la cama. Sus labios rozaban constantemente los míos, no podía abrir los ojos, aunque deseara verlo, era imposible para mí no apretar mis párpados ante ese mar de sensaciones. "Jeon... Di-Dios no puedo." Me sentía tan impotente, entre todos los gemidos y jadeos que soltaba, sabía que no aguantaría.
"Voy a..."
No me dejó terminar de hablar, empujó su lengua entre mis labios y devoró mi boca como antes; lamió y succionó para luego follarme con su lengua, tal cual sus dedos estaban encargándose de hacer lo mismo con mi entrada. Para este punto, quizás la mano entera de Jungkook estaba mojada por mi culpa, entreabrí los ojos para verlo morder su labio inferior apenas liberó mi boca y luego me miró fijamente.
"Córrete, Taehyung. Ahora." Jadeó sobre mis labios.
No hizo falta nada más, sus dedos se empujaron una vez más y llegué, solté un profundo grito mientras me deshacía en un orgasmo que me hizo temblar por completo, dejando que las gotas de semen mojaran mi pecho y mi abdomen.
Continuó penetrándome incluso mientras los espasmos terminaban de consumirme. Esperó a que recuperara el aliento y entonces se alejó de mi entrada. Lo vi acariciar la yema de sus dedos con su pulgar antes de llevar los mismos dedos mojados hacía sus labios y degustar mi sabor. Tres segundos de eso o menos y ya estaba tan excitado como antes.
"Sabes delicioso, bebé." Me sonrió, sus ojos cada vez más oscuros, cuando llevó sus dedos a mis labios.
Abrí mi boca e introdujo dos, gemí apenas sentí el peculiar sabor. "Sabes demasiado bien." Repitió.
Jungkook se alejó para quitarse la última molesta prenda que quedaba y gruñó lleno de alivio cuando su pene saltó fuera del material, estaba duro e hinchado, brillaba en la punta a causa de su líquido pre seminal.
Separé mis piernas de nuevo, dándole el espacio suficiente en medio de estas y lo volví a escuchar gruñir en el segundo en que su glande se presionó contra mi entrada. Gemí y me tensé, hasta que su mano acarició mis cabellos, alejando algunos mechones de mi cabello rebelde de mis ojos, rozando después su boca con la mía.
Un sonido parecido a un gruñido más escapó de su boca cuando empujó su miembro, invadiéndome y llenándome por completo mientras los largos e irregulares gemidos no dejaban de escapar desde el fondo de mi garganta. Me llenó por completo, Dios, su miembro encajaba tan bien, se amoldaba a mis paredes como si ese fuera su lugar, creado exclusivamente para él.
"Mierda, Jungkook." Mis manos recorrían su espalda mientras empezaba con las embestidas, ya sin contenerse, su cuerpo empezó a empujarse contra el mío con un vaivén tan salvaje que me cortaba la respiración; mi ser completo se contraía mientras embestía una y otra vez. Consumiéndonos ambos en el salvaje e inestable movimiento, con sus caderas empujándose para poseerme hasta saciarnos, hasta llenarme, hasta marcarme como tanto lo anhelaba. "Es... Más, más Kookie, más." Tampoco cabía en mí el pensar en algo que no fuera él, en desear que se viniera en mí, que bañara mis paredes con su esencia.
"¡Oh!" Su boca tomó la mía en un buen segundo, devorándome con inestabilidad, ambos siendo los causantes del movimiento y del leve rechinido de su gigantesca cama.
Una de sus manos hundió sus uñas en mi cadera, manteniéndome quieto, mientras embestía con más fuerza y profundidad, sin dejar un centímetro de su miembro afuera, aumentando el ritmo cuando le pedí más. Era diferente, Jungkook era completamente diferente a cualquiera y algo dentro de mí me decía que él sentía la misma rara conexión, esto no cabía en solo coger a alguien, iba más allá.
Se alejó de mis labios sin deja de mover su lengua sobre la mía, haciendo de ese uno de los besos más toscos de la noche. Ambos oíamos el constante sonido mojado de mi piel chocando contra la suya, llenando la desordenada habitación de ese ruido sordo.
Ya con más confianza, pensando que nada podría romper esa danza salvaje de nuestros cuerpos, llevé mis manos a su espalda y en una de las profundas penetraciones hundí mis uñas en su piel, él mordió la esquina de mi labio inferior y continuó con el salvaje ritmo. Hacía tanto, pero tanto calor, nuestros cuerpos hervían el uno sobre el otro, sofocándonos mutuamente.
Mordió mi pecho una y otra vez, subiendo hasta que sus labios llegaron a mi cuello y gemí.
Muérdeme, muérdeme
Tan cerca, estaba cerca. Sentía su respiración sobre esa zona y la cantidad de besos que dejaba en mi piel, conocía de memoria el lugar donde quedaban los restos de lo que alguna vez fue un lazo y como su lengua pasó justo encima, sacándome otro gemido por el empuje de sus caderas, penetrándome otra vez tan profundo, eliminando mi cordura a tal punto que ladee mi cabeza, entregándole gustoso la piel de mi cuello para que mordiera.
Quiero, quiero. Muérdeme
Mis gritos internos repetían una y otra vez lo que no lograba articular entre palabras, mi omega quería tanto que me hiciera suyo, sentir sus colmillos hundirse en mi piel y que me marque para toda la vida.
"Kookie... Vamos, por favor." Una de mis manos subió hasta sus cabellos, acercándolo a la piel de mi cuello.
Sentí su respirar más cerca, cuando de un momento a otro se detuvo por completo, congelándome ante la sensación de haber metido la pata.
Lo solté completamente y cuando estaba a punto de mirarlo a los ojos lleno de terror, Jungkook salió de mi interior en un hábil movimiento para luego girar mi cuerpo, de tal modo que me coloqué boca abajo, mis rodillas y mis brazos se apoyaron en la cama mientras sentí un escalofrío recorrerme debido su hambrienta mirada. Oh no, eso no había terminado.
"J-Jungkook." Gemí. Gemí tan alto que agradecí que todo el penthouse estuviera vacío, su miembro se hundió por completo en mi cuerpo de nuevo, mientras sus dos manos tomaban mis caderas y me empujaban hacía atrás, buscando más profundidad. Su cuerpo inició otra vez el salvaje vaivén y arquee mi espalda entregándole más de mí, dándole un mejor ángulo para poder empujarse mientras mis ruidosos gemidos volvían a hacer eco por toda la habitación.
Comenzó a besar y morder mi espalda, causándome deliciosas corrientes de placer cada vez que sus labios rozaban hasta llegar al costado de mi cintura o por mis costillas y mordía ahí también.
"Mierda, Taehyung, estás tan jodidamente apretado, bebé." Gruñó, empujándose de nuevo mientras observaba como su miembro se perdía entre mis nalgas, jugando con los movimientos entre lentos y rápidos, hipnotizado por la embriagante sensación. Yo lo observé de re ojo y gemí, era un placer para cualquier omega el complacer a su alfa y la expresión de Jungkook en ese segundo contaba como uno de los mejores orgullos de mi vida.
"J-Jungkook."
"Vamos, grita mi nombre, bebé. Por el momento, me vale una mierda si no te muerdo hoy, sé que eres mío, me perteneces desde el primer momento en que te vi y soy el único que va a poder joder tu hermoso y apretado culo a partir de ahora ¿Bien?" Habló lento, solo para que yo entendiera muy bien cada una de sus palabras y asintiera, sin la capacidad de decir ni un monosílabo. Una de sus manos rozó mi nalga y azotó sobre mi piel cuando no obtuvo respuesta.
"¡Si!
"Mírame." Exigió, lo sentía tan ciego de placer, tan dominado por su alfa que, rendido ante él, mis brazos flaquearon y mi rostro cayó contra el colchón. Mis piernas temblaron también pero él me sujetó por las caderas y volvió a empujar. Lo miré, a pesar de todo logré observarlo lo suficiente para encontrarme con la misma sonrisa de medio lado en sus labios, todo él bañado de sudor y esa mirada tan ardiente que me estaba matando.
"Mierda."
"Eres mío, Taehyung, solo mío." Dio otro azote, más fuerte que el anterior y me contraje al sentir la descarga que me causó el golpe.
"S-Sí, sí. Dios, sí." Mis cabello se pegaban a mi frente mientras nuestros cuerpos continuaban la intensa danza de apareamiento, su pene empujándose una y otra vez, logrando humedecer la comisura de mis ojos con las lágrimas contenidas por el exquisito placer. Estaba cerca, sentía el inminente orgasmo consumirme y más cuando una tercera nalgada fue a parar sobre mi piel de nuevo. "¡Tuyo!" Chillé.
Claro que era suyo, jamás le había pertenecido tanto a alguien como a él, sin necesidad de un lazo o de algo más, sabía que era suyo de pies a cabeza y esta solo era una confirmación de ello. Lo amaba, amaba por primera vez a alguien aparte de mi hijo, a un alfa y era el mismo alfa que me estaba poseyendo hasta llevarme cerca del colapso.
"Jungkook." Mi cuello me dolía por cómo no perdía oportunidad de girar lo más posible mi cabeza y mirarlo, tan consumido y entregado al placer, sabía que estaba cerca por las vibraciones de su miembro en mi interior, quería llegar con él, quería que terminemos juntos pero no aguantaría mucho... No podía, iba a enloquecer o morir si continuaba por más tiempo. "¡Jungkook!"
Sus dedos acariciaron mi abdomen mojado por la corrida anterior y por el sudor, hasta que su mano se posó sobre mi miembro, rodeó toda mi erección con sus dedos y su pulgar contra la punta, insistiendo sobre la hendidura y alrededor, apretando sin cuidado, para luego dar suaves caricias por todo el largo otra vez.
"Córrete para mí, pequeño. Hazlo."
Jungkook cerró sus ojos y entonces dejé de observarlo, apoyé mi frente sobre el colchón con totalidad y solté un fuerte gemido cuando se derramó en mi interior, mientras yo me entregaba a los espasmos del segundo orgasmo y al placer de saber que ambos llegamos al mismo tiempo.
"Taehyung." Gruñó, hundió sus dedos en mi piel sin tomar atención en lo moreteada que quedaría, o quizás sabiendo que permanecería con sus marcas, pequeñas medias lunas moradas acompañando los azotes en mi nalga derecha. Con lo pálido que era, seguro se notaría a la perfección durante días.
"Oh, mierda." Gemí cuando el calor fue en un aumento, ya lo había sentido, muchísimas veces me había encontrado en momentos como este en el que el nudo se formaba y expandía pero Dios... Dios, nunca tan grande, nunca tan caliente, nunca tan... Oh. "Jungkook." Gemí de nuevo, sus brazos tensos a mis costados mientras lo escuchaba gruñir o jadear, hacer sonidos salvajes e incoherentes.
Dejé que mis piernas fueran perdiendo estabilidad, él lo entendió y mientras iba cayendo hasta que todo mi cuerpo se apoyó en la cama, él hizo lo mismo, asegurándose de no alejarse lo suficiente para que el nudo doliera más de lo debido por ser jalado. Esta posición servía para al menos no cansarnos. "J-Jungkook."
Mis paredes eran bañadas completamente por él, por todo su esperma, volviéndome loco en ese mar de calor y de cierto dolor, jadee cuando dejó de hincharse y solo nos mantuvimos así.
Apoyé mi frente en el colchón y respiré irregularmente, me sorprendí al sentir una de sus manos colocarse sobre las mías, sus dedos encajaron entre los míos y apretaron suavemente, eso ayudó, ayudó muchísimo a no pensar, a... A no volverme loco, sentía que podía romperme si crecía un poco más.
"Ya, por favor." Gemí impaciente. Sus labios besaban mis cabellos húmedos, me estaba mimando mientras los minutos pasaban, incluso quise ronronear de no ser por como poco a poco volvía a la realidad, el calor del celo disminuyó lo suficiente, a la par que por fin su pene fue regresando a su tamaño original y ambos gemimos cansados, mientras salía de mi interior con lentitud, sacándome otro sonido parecido a un gemido cansado, dejando que me relajara por completo en la cama. "Dios."
Jungkook se dejó caer a mi lado, de costado, mi rostro seguía apoyado sobre el colchón ahora hacía él pero con los ojos cerrados y el cabello cubriendo en gran parte mi frente.
Sentía que no tenía fuerzas para absolutamente nada y por suerte él pareció igual de exhausto, ya que nos mantuvimos tranquilos por unos largos minutos.
Acomodó mis mechones de cabello
para que no cubrieran mi rostro y trazó caricias por todo el largo de mi espalda, no sabía cómo me miraba o siquiera qué estaba haciendo, pero eso se sentía bien, así que le permití continuar sin hacer ni el más mínimo ruido.
"Si alguien llegaba a tocarte, iba a matarlo, lo juro."
Temblé ligeramente cuando los labios de Jungkook empezaron a besar mi espalda, pasó sus dedos entre mis nalgas hasta la parte interna de mis muslos, aún estaba lo suficientemente húmedo, ahora no solo por mi culpa.
"Jungkook." Gemí tan despacio que pensé incluso estaba quedándome dormido, eso de no ser por como en otro hábil movimiento, Jungkook me colocó de lado para que mi espalda quedara contra su pecho, flexionó una de mis piernas para así exponer mi entrada y alinear su miembro, causándome un escalofrío y un pequeño gemido cuando lo sentí empujar contra mí. Llevó su mano a mi barbilla para guiar mis labios a su boca, callándome con un profundo beso, volviendo a su tarea anterior, jugó con la punta de su erección alrededor de mi ano, sacándome un largo gemido ahogado.
"Mírame." Ordenó una vez nuestras bocas se separaron y solo entonces abrí los ojos, en el mismo instante en que se volvió a hundir en mí, tan profundo como antes, obligándome a estirar mis manos hacía las frazadas y enterrar mis uñas en estas, con fuerza.
"Mierda"
"Jungkook ¡Dios! Jungkook."
"Solo Jungkook." Susurró, sonando tan celoso de que hubiera mencionado simplemente a Dios.
Lamió mi mejilla y al final mordió suavemente mi pómulo. Empujó contra mí sin pausa, acelerando el ritmo, intentando mantener la velocidad y la profundidad a la vez, resonando otra vez el sonido de nuestras pieles mojadas chocando, encontrándose mutuamente mientras su mano pasó a mi cintura y me sostuvo con firmeza, volviendo a enterrar sus uñas en mí.
"Tócate, pequeño, quiero ver como lo haces."
Acercó sus labios a mis hombros, mordió y succionó en algunos espacios de piel, estaba seguro que había quedado tan marcado que no me vería como antes hasta dentro de unas semanas y que cualquiera que me observara después me pensaría con la mejor vida sexual del mundo.
Mi mano, obediente, se dirigió a mi erección y empecé a bombear a su ritmo, al ritmo de sus constantes empujes.
"Jungkook... Ahí, ahí de nuevo." Gemí cuando tocó un punto en mí que detuvo todos mis movimientos y sacudió mi miembro. Mis ojos se llenaron de lágrimas contenidas de nuevo, nublándome la vista ¡Maldición! Eso era maravilloso.
"Oh ¿Justo ahí, bebé?" Empujó de nuevo contra el mismo lugar con la voz más burlona y excitada posible, sus palabras iban directo a mi oído por lo cerca que estaba su boca, causándome incluso más estremecimientos de los que ya tenía, era como tenerlo dentro, sentir que me penetraba el alma. "¿Otra vez?"
Asentí irregularmente. Sí, por favor Jungkook, más
"Así... Mierda."
No lograba decir en palabras lo que deseaba, pero estaba seguro que él entendía, por su forma como me observaba, por cómo se perdía en el movimiento de su erección hundida entre mis nalgas o enfocaba su penetrante mirada en mi rostro. Le gustaba, así que todo estaba bien, le encantaba enloquecerme de esa forma como a todo alfa que ama tener el completo poder sobre el deseo sexual de su omega.
Su omega
"Be... Bésame, por favor... Por favor bésame."
Una de mis manos fue buscando su nuca, girando lo más posible sin separarnos demasiado, solo quería sus labios y gemí de gusto cuando me concedió mi deseo, con su boca devorando la mía otra vez.
Mi omega y yo éramos uno, uno mismo dándonos cuenta de cuanto le pertenecíamos a ese hombre, entregándonos física y sentimentalmente, sin importarnos absolutamente nada que no fuera hacerlo feliz, escuchar sus gruñidos o maldiciones, sus jadeos de completo éxtasis mientras me hacía suyo.
Eso era vida, estábamos felices, más que felices, complacíamos a Jungkook y él nos hacía suyos de una manera tan deliciosa, penetraba hasta mi boca con su lengua con unas ganas de poseerme hasta que todo, todo mi ser supiera a quien le pertenecía. Lo curioso era que yo ya lo sabía.
Me aparté de su boca cuando ya no pude contener más los ruidos que escapaban de mis labios, hundí mis dedos entre sus cabellos y tiré de estos sin preocupación. Lo miré, lo miré y desee grabar cada parte de este mágico momento en mi memoria, esperaba que él tampoco se olvidara de mí con tanta facilidad, al menos si permanecía en su mente por unas semanas, ya sería el omega más feliz del mundo.
Rozamos nuestros labios cuando tomó mis duros pezones y empezó a jugar con estos, sus manos bajaron después de solo unos jugueteos y tomó mi miembro de nuevo, sabiendo que yo ya había apartado mi mano hace mucho, rindiéndome al no poder hacer ni una acción coherente.
"Mírame, bebé." Me habló en un susurro tan cálido que le obedecí sin pensarlo, de nuevo me enfoqué en sus ojos, mis paredes apretaron su miembro y solo resistí un par de embestidas más hasta derramarme en su mano, al mismo tiempo en que él se corrió otra vez dentro. Grité su nombre, Jungkook gritó el mío, abrazándome por la cintura mientras lo inevitable venía de nuevo. Sus besos estuvieron ahí para mí, otra vez me arrulló en sus brazos, calmándome, haciéndome sentir tan amado como nunca lo había sido, viviendo la ilusión más hermosa de toda mi vida.
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