𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓽𝓻𝓮𝓲𝓷𝓽𝓪 𝔂 𝓼𝓮𝓲𝓼
☹︎"Tú dices que amas la lluvia,
pero abres tu paraguas cuando llueve.
Dices que amas el sol,
pero buscas una esquina con sombra cuando éste brilla.
Dices que amas el viento,
pero cierras tu ventana cuando la brisa sopla.
Por eso tengo miedo cuando dices que también me amas."
Habían pasado cuatro meses desde la última vez que TaeHyung y Jungkook se reencontraron en el partido de ChileGreen contra Bloobod.
Los cambios iniciaron desde la tercera semana en que TaeHyung y Jungkook habían terminado.
Ahora, podría decirse que la nueva rutina comenzaba a hacerse costumbre y las variantes actividades diarias eran tan agotadoras para lograr mantener la mente ocupada de Jungkook.
Pero no fue fácil.
Dos años y luego todo se fue al diablo.
Todo inició un día en que la puerta de su cuarto se abrió de repente y su tío llegó a apartarle las sábanas de su cuerpo que lo cubrían por completo.
Con toda la autoridad del mundo, le dijo:
--Una mente ocupada no extraña a nadie.
Ahora levántate, Jungkook, que estoy cansado de verte así.
Jungkook en ese momento se irritó, pero luego de darse una larga ducha y cortar el césped por obligación, reflexionó atento a las palabras de su tío y por alguna razón llegaron a abofetearle el orgullo. Él tenía razón... era hora de cambiar.
No podía quedarse deprimido para toda la vida y tampoco quedarse estancado llorando por una relación en la que había sido engañado.
--Jungkook, no quiero hablar otra vez de eso.-- dijo SeokJin, sorbiendo de su bebida y sentándose a mirar como Jungkook podaba el césped con la máquina. Se supone que ambos tenían que hacerlo, pero SeokJin no había hecho nada más que solo acomodarse en la silla y observar a Jungkook--. Solamente te hace daño.
--No me estoy haciendo daño. --mintió él.
Se recostó en la podadora y con su antebrazo apartó el sudor de su frente. Hacía un calor horrible y el aire envés de ser fresco era igual de asfixiante--. Solo piénsalo, me cambió demasiado rápido.
SeokJin rodó los ojos.
--Jungkook
--Es horrible. --escupió--. Pasar dos años de tu vida enamorándote de una persona y que a éste ni siquiera le importes. Lo conoces, lo conquistas y cuando por fin lo tienes a tu lado, ¡Bom! Te lo quitan. Es injusto, ¿no crees?
--No tengo idea, nunca me ha pasado.
--¿Qué cosa?
--No lo sé, que me quieran por tanto tiempo.
Las personas se cansan de mi muy rápido.
Jungkook suspira.
--Yo estoy harto de ti desde que te conozco y no hay modo que te vayas a la mierda.
Ambos comenzaron a reír.
SeokJin palmeó el asiento a su lado, invitándolo:
--Descansa, te compré una soda.
Tienes que despejar esa mente, hermano.
Me estás cansando en el tema de TaeHyung
Jungkook no dudó en hacerlo.
Se quitó la camiseta, que estaba de lo más asquerosa por el sudor y tomó de la soda que SeokJin le había comprado.
--Tienes razón.
--Pero piénsalo, en su relación diste mucho pero recibías muy poco. Había amor, sí.
Más no tanta comunicación. JiHyuk de alguna forma se enteró de las cosas que hiciste mientras no estabas con TaeHyung. Tenías una mala reputación y a ti no te gustaba hablar de tu vida, tampoco era de mucha ayuda.
No le contaste nada de lo que eras a TaeHyung y él solo conoció de ti gracias a los rumores,
¿Cómo querías que reaccionara cuando JiHyuk le contaba tanta estupidez?
¡Él no sabía nada!
JiHyuk se encargó de etiquetarte como el malo y lo logró. Él no es estúpido, tampoco estoy queriendo decir con esto de que tú tengas la culpa, pero si te pones a pensar hay muchas cosas que tuvieron que ver con lo que hizo.
Se produjo un largo silencio y SeokJin no quería decir más hasta escuchar la respuesta de Jungkook.
El podría decirle lo que era, sus conclusiones, pero si su amigo no quería escucharlas, entonces tampoco iba a hacerlo.
SeokJin posó su vista hacia el frente, hacia la ventanilla de una casa azul de dos pisos, cuya puerta del balcón estaba abierta y donde una chica tomaba fotos de ellos.
SeokJin frunció el ceño y cuando ella se percató de aquello, se escondió; cerrando la puerta del balcón por la vergüenza.
Que niña tan estúpida. Concluyó de que aquellas serían las fotos más valiosas que obtendría. Jungkook seguía sin camiseta.
No quiso decir nada al respecto.
No formaba parte de la situación.
Jungkook por fin habló.
--¿Tú crees que... TaeHyung en verdad... se haya acostado con él?
Ahí estaba de nuevo.
Era una pregunta muy estúpida, Jungkook lo sabía, conocía la respuesta. Lo escuchó del mismo TaeHyung. Sí se había acostado con JiHyuk.
Pero él quería creer que no.
SeokJin no podía imaginarse siquiera lo doloroso que era para su amigo aquello.
Imaginar aTaeHyung con otro... no.
Definitivamente no.
No existía explicación exacta para concluir el porqué lo hizo, pero mientras existieran hipótesis, SeokJin haría lo posible por planteárselas.
--Alto ahí. Ni siquiera lo pienses, cada vez que lo haces terminas jodiéndote la poca cordura que te queda y yo termino golpeado con tus ataques de ira. Es cierto que soy un profesional en americano, pero hermano, practicas boxeo
¿no entiendes que en verdad me duele?
Eso hizo a Jungkook reír.
Desde que SeokJin había regresado a Seúl todo era mucho más sencillo para él.
Hoseok ya no pasaba tanto tiempo con él, debido a que estaba estudiando para ingresar por medio de un traslado a otra universidad donde en verdad supieran valorar su talento en el americano.
Al parecer se iría a California.
Jungkook no lo sabía muy bien.
Namjoon si se iría a California.
SeokJin regresaría a Londres muy pronto para continuar su carrera profesional.
TaeHyung ya no estaba a su lado y a JiMin todavía le faltaba un año de estudios.
YoonGi... bueno, de él nunca se sabía nada con exactitud.
--Terminaré solo. --concluyó--.
Vaya, que triste, nunca me había sentido así.
--No estás solo, me tienes a mi... y a la hermana de JoonHee que está tomándonos fotos desde el balcón de su habitación.
Más Jungkook ignoró lo último.
---Siempre, desde que conocí a TaeHyung, critiqué su concepto de ver la vida. Nunca tomaba nada en serio y vivía en un mundo de fantasía donde las personas siempre son buenas y todos tienen corazones puros. --bufó--. Pero ahora que lo pienso yo era el que vivía en un mundo ficticio.
Creía que por fin lo tenía todo; mi vida era un asco antes de él, una madre que no aceptaba mi sexualidad, una relación falsa, alcohol y salidas a fiestas. Cuando él llegó... no lo sé, todo cambió para mi. De pronto vivía feliz, estaba en la universidad, la relación con mi familia sanó, tenía un novio al cual amaba y buenos amigos. Creía que ahí estaba todo, que mi vida ya estaba hecha, pero no. No termina ahí.
Solo era una etapa. Esa no era mi realidad ¿entiendes? Es esta mi realidad, lo que estoy viviendo ahora.
--Jungkook, no lo veas así... no está todo mal.
--Oh, vamos. No me jodas, SeokJin. --gruñó--.
¿No me digas que nunca pensaste en que yo verdaderamente no era alguien en la vida?
Todos están velando por su futuro y yo no me enfoco en mis estudios. Tomo el boxeo como un pasatiempo y tampoco hacía nada por ello.
Estaba centrado en el amor, me aferré tanto a algo que nunca creí conocer y cuando finalmente lo tengo y doy todo de mi, se esfuma. --hizo una risa fingida, aquella que te sale inconscientemente y sabes que todo es un fracaso--. Mírate, eres un jugador profesional.
Eres famoso, el país te ama, tienes dinero, has ganado premios y ahora mírame a mí.
¿Quién soy?
¿Un estúpido que gastaba su tiempo y dinero en un niño que lo engañó, envés de invertirlo en su futuro? ¡Já! Qué patético.
--¿Y crees que la felicidad se obtiene con fama y dinero? --interrumpió SeokJin de pronto--.
¿Piensas que eso es tener una vida realizada?
Tienes buenos conceptos, más no todos son los correctos. Que te sientas como un infeliz ahora mismo no significa que tu tiempo se haya pasado. Quise no ser duro contigo, Jungkook.
¿Pero sabes qué? Vete a la mierda, hermano.
Sí, estuvo mal que nunca velaras por superarte, que dependieras de alguien para ser feliz y que como tú lo has dicho, crearas tu propio mundo de fantasía. Pero ahora ya pasó y cruelmente tu relación con TaeHyung ya es historia.
Es hora de superarlo, de seguir adelante, pero tampoco creas que obteniendo fama puedes llegar a ser feliz. Soy profesional, vaya, seguramente debería de estar disfrutando de mi dinero, tú sabes... viajando por el mundo y pagándome hoteles caros ¿Pero qué crees? Envés de ello preferí venir a visitar a un idiota, que se hace llamar mi mejor amigo y que se está lamentando de lo miserable que es su vida cuando apenas está comenzando a vivirla.
Y yo soy el padre de todos tus lamentos, escuchando todas tus confesiones cuando envés de esto podría estar en una playa de Hawaii, con lindas chicas y pagarme unas verdaderas vacaciones como un profesional como yo se las merece.
Vaya carácter...
Jungkook parpadeó, abrumado.
En ningún momento de su vida había visto a SeokJin con ese humor.
--Sí, lo siento.
--Oh no, ahora cállate y me escuchas a mi.
Años atrás, tú me motivaste a viajar nuevamente y formar mi carrera, ahora yo te incito a ti a hacerlo. No jugando a ser un jugador de americano, sino a ser el boxeador que mereces ser. Todos cometemos errores, yo seguí el sueño de mi padre más no el mío. Aparentemente tengo todo a mi favor pero realmente no es así. Me encanta el golf.
Debería ser un jugador profesional de golf
--recalcó--. ¿¡Pero a quién carajos le gusta el golf!? ¿Qué emoción trae golpear una diminuta pelota con un palo? Oh no, pero al idiota de SeokJin le gusta, pero por hacer feliz a su padre sigue lo que él quiere, olvidándome yo lo que verdaderamente quiero. ¿Estoy frustrado por ello? Sí. ¿Me ves todo el tiempo quejándome por eso? No. Ahora, tú estás sufriendo por un amorío de dos años, que lamentablemente no funcionó. Pero ahora piénsalo así, si eso de TaeHyung no hubiera pasado nosotros no tendríamos esta conversación y tú nunca hubieras reaccionado de lo lamentable que es tu vida y tampoco hubieras hecho algo por cambiarla y probablemente dentro de unos años hubieras terminado trabajando en un Walmart. No siendo un cajero, sino un miserable conserje con sueños destrozados.
SeokJin por fin se calló.
Jungkook estaba con la mente en blanco.
¿Desde cuándo su amigo tenía ese carácter?
--Eso... wow. Fue cruel.
SeokJin suspiró, jaloneando su cabello.
--Tienes razón.
Los conserjes tienen un trabajo digno.
Tú eres el miserable.
Entonces Jungkook se rió.
--Estoy sorprendido.
Gracias... hablo en serio. En verdad.
Esto es duro para mí --tragó--. pero quizás si no es así no me doy cuenta de las posibilidades que aún me quedan.
SeokJin ya estaba calmado.
Nuevamente era el mismo, pero se miraba aturdido.
-Sí, me hace feliz que lo veas así.
--Pero... no niego que me hubiera encantado tener logros con TaeHyung a mi lado.
--Sí, no me opongo a ello.
--¿Qué tienes ahora? --frunció Jungkook su ceño--.
¿Nuevamente vas a darme un sermón de lo miserable que es mi vida?
El rubio sonrió.
--No, creo que ahora yo soy el depresivo.
Nunca sentí tanta autoridad sobre ti como hasta ahora para hablarte de ese modo.
Jungkook palmeó su hombro.
--Ya no pasará más. --y diciendo aquello se puso de pie, estirando sus brazos hacia arriba y arqueando la espalda. Se quedó pensando un momento--. ¿Crees que si me quito el jeans le tome fotos solo a mi trasero? --preguntó; poniéndose las gafas de sol de SeokJin y mirando hacia el balcón. La niña se escondió--.
Sí, seguro lo hace.
--¿Para qué toma esas fotos?
--Las vende en su colegio a otras niñas ridículas. Eso está bien, me hace sentir aún deseado... aunque sea por niñas de 12 años.
SeokJin se puso esta vez de pie y pasó su gaseosa a Jungkook. --Tómate un descanso, es mi turno de posar.
Y Jungkook no quiso protestar de aquello y SeokJin se quitó la camisa. Él sonrió. Sabía que lo hacía a propósito. Se sentó en la silla y le restó importancia al mundo.
Todos tenían razón... si seguía deprimiéndose por TaeHyung no conseguiría nada, mas que solo enfrentar su soledad. Tenía que cambiar todo; sus hábitos, sus sentimientos, su futuro.
Quizás era hora de iniciar el cambio.
Y así pasó.
La primera de ellas es que renunció de Starbucks. Fue un día después de las palabras de su tío. Entró a la cafetería y llegó con paso decidido al mostrador, donde se encontraba su jefe y su actual acosadora, Estefany.
Él dejó caer una bolsa sobre el mostrador.
Su jefe enarcó una ceja:
--¿y eso?
--Renuncio. --dijo sin más. Su jefe abrió mucho los ojos. ¿Qué? ¿Renunciar?
No, Jeon Jungkook no podía renunciar.
Él era una de las razones por las cuales las ventas habían aumentado un 15% en los últimos meses. Ahora las colegialas llegaban más que nunca y no solo a consumir, sino por Jungkook.
Oh sí, Malcolm se enteraba de todo.
Él notaba como Jungkook tiraba al basurero las servilletas con números telefónicos que las chicas le daban antes de irse.
Ellas disgustaban observando a Jungkook, siempre se ponían en la barra y a propósito pedían más bolsitas de azúcar para su café, o una pajilla extra y cualquier otra excusa ridícula que concluyera en que solamente era para hablarle a Jungkook.
--¿Re...renunciar? --titubeó y Jungkook asintió.
Estefany dejó caer al suelo la taza de café que estaba secando con un trapo y se puso histérica.
--¿¡Renunciarás, Jungkook!? --gritó, llamando la atención de algún otro cliente que estaba cerca--. No... no puedes hacerlo.
¡No puedes dejarme así, sola!
--De por sí ya estás sola, no notarás la diferencia.
Él quería encontrar una lógica en esto.
No se puede renunciar así sin más a un trabajo, tiene que existir una justificación.
--Jungkook... --intentó sonar tranquilo, cuando de verdad no lo estaba--. No puedes renunciar así tan de repente. Eres un buen trabajador.
Mentira.
Jungkook era quejoso, molesto e irritable con los clientes. Odiaba recibir órdenes de su parte y criticaba la vida de los compradores cuando estos llegaban a contar su vida en la cafetería.
Se dormía durante su turno y siempre se daba una hora extra de descanso.
Pero él ya estaba decidido.
--Bien puedo, por eso lo digo.
En esta bolsa está mi uniforme, solo vine a eso.
Y ahí estaba ella, Estefany siendo irritable de nuevo. La razón principal por el que Jungkook odiara su trabajo. ¿Y cómo no lo iba a odiar?
Cuando todos los días invitaba a Jungkook a salir y por más que éste la rechazara de la forma más cruel, ella no lo entendía.
--Jungkook, no me hagas esto. --hace un puchero--.
Quédate con nosotros. Conmigo principalmente.
Pero ellos la ignoraron.
Malcolm observó detenidamente las facciones de Jungkook y éstas ahora estaban más duras de lo usual. Últimamente Jungkook había pasado con un mal humor de mil demonios, tenía ojeras y gesto demacrado.
Pero hoy estaba diferente, se había rasurado y peinado el cabello, su semblante se notaba sereno.
Malcolm suspiró.
--¿Tan siquiera puedes darme una razón por la cual renuncias?
Jungkook se alzó de hombros.
--Ya no tengo motivos para trabajar.
Además lo detesto.
Y era cierto.
Le habían regresado la tarjeta de crédito y desde que ya no estaba con TaeHyung sus gastos habían disminuido. Su billetera por fin se mantenía intacta después de tanto tiempo.
Ya no compraba flores semanales, ya no existían las citas casuales, ni gastos de gasolina de manera excesiva, ni gastos adicionales de regalos y cumplimientos tontos de caprichos.
Ya no tenía porqué trabajar entonces.
Jungkook salió de la cafetería aspirando el aire fresco que una tarde de abril podría brindarle.
No quiso dar explicaciones de lo fracasada que estaba su vida amorosa en ese entonces, así que apenas puso un pie en la calle y corrió al otro lado hacia su motocicleta, dispuesto a ir a la casa de Namjoon.
El segundo cambio fue un acto inmaduramente maduro. Y sí, quizás se escucha controversial.
Muchas veces, está muy bien que evitemos a las personas que nos hacen daño en totalidad, porque solamente están para formar una llaga en nuestras vidas y si no los evitamos jamás sabremos cómo curarnos.
Y eso es lo que TaeHyung estaba siendo; era una herida abierta y como una llaga que, cada vez que lo recordaba, pareciera que le exprimieran un limón en la herida y le causara dolor.
Recordarlo solamente le hacía daño.
Lo extrañaba, lloraba por él a diario y su vida no era lo mismo sin él.
¿Cómo es que permitió enamorarse?
Principalmente de un niño ingenuo, inexperto en la vida y en infinitos conceptos de sexualidad. ¿Cómo alguien así pudo enamorarlo? Así de noble, de tierno, tan dulce y sincero, con una sonrisa bonita y ojos preciosos... Jungkook, ya cállate.
Lo mejor era que ya no supiera de él.
Jungkook tomó su celular, contemplando los miles de mensajes de texto que TaeHyung optaba por mandarle. Lo llamaba seguido, pero menos que antes y aún así él no le contestaba.
Era cierto que lo extrañaba... sí, pero no estaba listo para enfrentarse a él de nuevo.
No desde la última vez que se vieron en el partido de ChileGreen contra Bloobod.
No tenía ánimos para escuchar su voz, sabía de que si lo hacía algo en su corazón se iba a quebrar. Tenía que mentalizarse que TaeHyung ya no era suyo o que quizás desde algún gran tiempo ya había dejado de serlo.
Presionó el nombre de TaeHyung en su celular y sin pensarlo dos veces bloqueó su número.
Ignorarlo no bastaba, lo hacía todo el tiempo y solo causaba torturarlo más.
Necesitaba estar tranquilo, vivir sin aquella ansiedad de marcar su número telefónico y rogarle de que olvidaran lo de JiHyuk.
Necesitaba paz y aquello no precisamente era un acto de inmadurez.
--¿Lo bloqueaste? --dijo YoonGi, tendiéndole un cigarrillo pero éste le rechazó.
--No, gracias. Y sí, sí lo bloqueé.
El moreno dio unas suaves palmadas sobre su hombro, diciéndole un:
--Eso fue lo mejor. --¿Pero realmente lo era?
Es decir... era como apartar otra brecha que lo acercara a TaeHyung. Era otro paso más para separarlos del todo. Jungkook no sabía si estaba preparado para enfrentarse a la vida solo, pero supuso que ya era tiempo.
--Desperdicié años de mi vida malgastando lo que podía llegar a ser. --susurró, contemplando su celular. Namjoon supo que no era el momento del sarcasmo--. Tengo 20 años y si sigo así definitivamente no seré nadie. No quisiera eso para TaeHyung. Es inteligente y merece enfocarse en sus estudios. Yo solo sería un tropiezo para él en su futuro.
--¿Y por eso te alejas?
--Por eso y porque me hace daño.
YoonGi lo entendió.
Pero no era bueno dando consejos, ni para animar a alguien. Así que hizo lo mejor que pudo: --Es como el sushi... --empezó a ponerse nervioso--. Tú sabes, el sushi te hace mal pero aún así te lo comes --y empieza a reírse como tonto. Jungkook frunce el ceño--.
¿Entiendes? Lo mismo hacías con TaeHyung, ¿no? Sabías que él te hacía daño pero aún así te lo comías.
Quedó un corto silencio, pero YoonGi lo rompió volviéndose a reír.
Jungkook deslizó sus manos por su rostro.
--Oh Dios, explícame porqué te hiciste mi amigo. --gruñó, más él siguió riendo--. Es más, no entiendo porqué te sigo contando todo esto si nunca sabes qué decir.
Jungkook lo detestó grandemente.
No entendía como resultó siendo amigo de YoonGi, cuando éste estúpidamente llegó a tirar piedras a la ventana de su habitación y lo invitó a unos tragos en plena madrugada.
Desde el primer momento se habían llevado bien y nunca creyó los aires de "heterosexualidad" que YoonGi decía tener.
Recordó a la novia que decía que tenía su amigo. Ya nunca supo más de ella.
--Oye, por cierto... ¿Qué pasó con HyeJin?
--No lo sé, ¿murió?
Sí, era un tema que verdaderamente no importaba para ninguno.
El tercer cambio quizás fue el mejor.
Jungkook regresó a los entrenos de boxeo y evitó todas las solicitudes de diversas universidades para una beca de fútbol americano.
Ya estaba decidido; no iba a seguir algo que no amara. Lamentablemente así ocurría con el mundo, las personas se encargan de desistir de sus sueños y seguir con lo que su realidad les depara. Pero es una mentira, no existe ninguna realidad, solo mentes pesimistas que deciden conformarse con lo que está sucediendo.
Jungkook no quería ser de ese grupo, aún si le preocupara llegar a formar parte de ello.
El entreno había sido terrible.
No recordaba cuando fue la última vez que se había matado practicando.
Era de noche y el cuerpo le pesaba y los puños le ardían para el infierno. Lo único que quería era descansar y para empeorar las cosas, no había llevado su auto y ni su motocicleta porque estaban en mantenimiento, así que tenía que caminar.
Pero eso no era lo peor, aún le faltaba ir al supermercado para hacer las compras del mes y no podía fallar en ello, se lo había prometido a su tía.
Por suerte sus tíos no estarían en casa por una semana, ya que viajarían a Busan.
Jungkook negó ir, porque aquello significaba explicarle a su familia como se sentía emocionalmente sin TaeHyung y lo bombardearían de ridículas preguntas que no querría responder. Se sentiría atacado.
La buena noticia era que tenía la casa para SeokJin y él solos, lo cual podrían rentar una película, comprar pizzas y unas cuantas gaseosas e invitar a los chicos a pasar el rato.
Jungkook sonrió.
Aquello era una excelente idea.
Pero la felicidad no duró mucho.
(Como siempre)
Llevaba las bolsas del supermercado en mano y apenas miraba su camino.
Cuando viró a la izquierda, justamente en la misma manzana de su casa, escuchó una música a todo volumen, haciendo vibrar las ventanas de algunos autos.
Y de por sí, los autos estaban en toda la cuadra y cuando prestó más atención, notó que varios chicos caminaban con botellas de alcohol en mano. Jungkook no quiso pensar mal desde el primer momento, pero rogó por estar equivocado.
Aceleró el paso, implorando por ser escuchado:
--Que no sea la casa 512... que no sea la 512... -- Porque si era esa justamente, sería hombre muerto para sus tíos. Pero mientras más se acercaba, la música era más fuerte y el bullicio de miles de jóvenes se escuchaba, acompañado de risas escandalosas y botellas de alcohol rompiéndose--. Por favor, Dios, que no sea la... santa mierda.
Las bolsas del supermercado cayeron al suelo.
Su boca se abrió.
Justo lo que había temido.
Era la casa 512, donde la fiesta apenas estaba comenzando.
Estaba atónito.
Las luces neón de la fiesta sobresalían fuera de la casa. Se escuchó el estallido de una ventana proveniente Jungkook vio caer al jardín delantero un zapato de chica de tacón y pedazos de vidrio.
Se le comprimió el corazón.
--Hey, Jungkook. --escuchó el llamar. Ahí mismo, en el balcón, estaba JiMin y YoonGi con unos tragos en mano. JiMin estaba saludándolo mientras tambaleaba, YoonGi tomaba de su cintura y sonreía como estúpido. Ambos borrachos--. Me encanta tu fiesta, hermano.
Fiesta.
Pero él no había organizado ninguna fiesta.
La puerta de la casa se abrió de repente, dejando ver un ambiente de completa perdición y cero cordura.
Jungkook apretó los puños.
Dentro de toda la multitud, salió SeokJin.
Con una lata de cerveza en mano y sudando a montones. Hipó.
--Jungkook. -- cantó, acercándose a pasos torpes al castaño. Jungkook estaba temblando de la furia que cargaba sobre él, miró con sutileza como SeokJin se acercaba y las ganas de propinarle un golpe en la cara no le faltaban--.
So-sor-¡Sorpresa! --comenzó a reír--.
¡Bienvenido a tu fiesta!
--Seok... --pero SeokJin puso su dedo índice sobre sus labios, callándolo.
--Shhhh --silenció, moviendo su dedo sobre sus labios y haciendo de ello un gesto gracioso--.
No digas nada, sólo disfrútalo.
--¿¡disfrutar!? --explotó. Jungkook ya estaba histérico--. ¿¡Cómo carajos se te ocurre hacer fiesta en mi casa y decirme disfrútalo!?
SeokJin sentía nauseas y ante el grito se tocó los temporales de su cabeza.
--No grites. --se quejó--. Jungkook... tus padres no se van a enterar, ¿entiendes? Y cualquier cosa, yo organicé la fiesta. Solo gózala. --y sin decir más, SeokJin no aguantó, e inclinándose al suelo, vomitó.
Eso molestó más a Jungkook.
NamJoon y otros del equipo de americano salieron también, ignorando el enojo de Jungkook y atrayéndolo a la fiesta.
La oleada de calor corporal pegó fuerte en él, el olor del sexo, cigarrillos y alcohol entró a sus fosas nasales y una sensación familiarizada a satisfacción entró por su mente.
Hacia tiempos no estaba en ninguna fiesta...
y verlos a todos ahí se sentía tan bien.
¿Hace cuánto no organizaba una?
Dios, pero si él hacía las mejores del año.
Sonrió.
Y así como Jungkook iniciaba el cambio, también iniciaban los problemas.
[...]
"¡Fiesta en casa de Jungkook!"
TaeHyung hubiera preferido no enterarse de ello.
O quizás sí... si lo hubieran invitado.
Una hora atrás, JiMin y él estaban en su casa mirando películas ridículas de comedia, comiendo pizza y hablando sobre cualquier tema de conversación que hiciera despejar su mente de Jungkook. TaeHyung conocía bien a su primo y presentía que él sabía cosas de Jungkook que no deseaba contarle.
Cada vez que le preguntaba cómo estaba Jungkook, él solo le decía: --Está bien. --y eso no era una respuesta que gustara escuchar, porque él quería saber más. JiMin lo notó--. En serio, TaeHyung, él está bien.
Pero sí, JiMin sabía cosas de ambos lados.
Tanto de TaeHyung, como de Jungkook.
Pero Jungkook de un momento a otro dejó de preguntar por su primo.
Y JiMin no sabía si eso estaba mejor, puesto a que antes Jungkook lo presionaba para tener información.
--Entonces... --continuó Jungkook--. ¿Nunca te habló de otro chico? --JiMin negó--. ¿De que le gustara alguien más? --volvió a negar--. ¿de JiHyuk como amorío?
--No, Jungkook. TaeHyung nunca me contó nada y cada vez que trato de hablar de eso se pone a llorar.
Y Jungkook se molestaba.
¿Por qué TaeHyung tenía que llorar por un engaño que él mismo cometió?
Él no tenía idea y JiMin tampoco.
Justo cuando el ambiente entre él y JiMin estaba de lo más entretenido, un mensaje llega al celular de su primo.
--Es de SeokJin.
--¿y qué dice?
Pero ojalá nunca hubiera preguntado aquello.
JiMin leyó en voz alta.
SeokJin:
«Esta noche, fiesta en casa de Jungkook.
Están todos invitados desde las 12 en adelante. Sin excepción»
La sonrisa que ambos cargaban se borraron.
Repentinamente se creó un silencio incómodo.
TaeHyung se sintió con la mente en blanco.
¿Fiesta? ¿Una fiesta, en serio?
¿En esa misma noche?
--TaeHyung...
--No digas nada. --susurró--. E... está muy bien.
Pero JiMin comenzó a titubear.
--Pe-pero aquí dice que están to-todos invitados. ¿Por qué no revisas tu celular? Quizás también recibiste el mensaje. Sí, eso.
TaeHyung sentía retorcijones en su estómago y comenzó a sentirse nervioso.
No sabía cómo reaccionar.
Es decir, había una fiesta en casa de Jungkook... y hacía tiempo no lo miraba.
Moría por saber cómo se encontraba, cómo pasaba sus días y si pensaba en él.
Pero él lo ignoraba y todos decían que era mejor darle un espacio.
¡Pero ya habían pasado meses y TaeHyung quería que hablaran! Jungkook no lo buscaba, ni le enviaba mensajes, ni iba de casualidad a verlo a C. Judtzy y para las salidas con los chicos ni siquiera se presentaba.
Aún así, él en verdad quería verlo y ahora no estaba del todo seguro si quería recibir el mensaje de SeokJin o no.
Si lo recibía no tenía idea si iría, pero si definitivamente no recibía el mensaje entonces estaría bien. Lo aceptaría.
Pero obviamente, muy en el fondo, quería recibir el mismo mensaje que JiMin, pero cuando revisó su bandeja de entrada sus esperanzas cayeron por los suelos.
No tenía nada. Ningún mensaje.
JiMin notó la decepción en su rostro.
--TaeHyung... --llamó--. ¿Sí lo recibiste?
--No. --dijo en seco--. No hay nada.
JiMin palideció.
En verdad, juró sentir un balde de agua fría.
--Oh... --se había quedado mudo, puesto a que, ¿cómo responder a eso?--. Bueno... no te preocupes. --sonrió fingido--. Igual no quería ir.
Pero era mentira y TaeHyung lo sabía.
Se sentía horrible.
Seokjin seguramente había enviado el mensaje a todo el mundo, excepto a él.
¿Por qué? ¿Él qué le había hecho?
Claramente él no estaba invitado.
JiMin intentaba arreglar las cosas, pero claramente ya nada se podía hacer.
--TaeHyung, estoy seguro que SeokJin no tiene tu número agendado. Quizás por eso no te llegó el mensaje... tú sabes... pero no es...
--JiMin, cálmate. --suspiró él--. SeokJin tiene mi número. Es obvio que no quiere que vaya.
Y está bien. --mintió--. Todo está muy bien. No me ofende.
--¿Se...seguro?
--Ajá.
Se notaba la indiferencia.
JiMin deseaba ir, porque donde está Jungkook, ahí está YoonGi. Hace días que no lo miraba, puesto a que estaba finalizando de su semana de exámenes. Y justo en el momento exacto, YoonGi le llamó diciéndole que pasaría pronto por él para ir a la fiesta.
Eso sólo empeoró la tristeza y el mal humor de TaeHyung. Ahora, se encontraba solo.
Literalmente ahora sí lo estaba.
Su primo se había marchado hacía una hora y moría de ansiedad por pisar la casa de Jungkook y encontrárselo. Le encantaba sufrir.
Dios, él solo deseaba que el castaño dejara de ignorarlo.
«¿Qué tal si voy?» pensó.
Total, en el mensaje de SeokJin decía claramente "sin excepciones" ¿será que así podría ir?
Dios... se estaba mordisqueando las uñas de la pura ansiedad.
No podía soportar la imagen de Jungkook en la fiesta con otra persona. No, no y no.
¿Qué tal si una chica se le insinuaba?
¿O qué tal si se emborrachaba?
¿Quién lo iba a cuidar?
No quería ni imaginar lo que podría pasar.
Jungkook borracho era una locura.
TaeHyung se quedó pensando un largo rato.
¡Desgracia! Si tan solo todos tuvieran una pequeña idea de cuánto lo extrañaba, de cuánto le llamaba por celular y éste siempre lo evadía, de cuánto anhelaba poder hablar un minuto con él. Quisiera llegar hacia él y confesarle todo. También abrazarlo a más no poder y llenarlo de besos.
Dios, cuánto lo extrañaba.
Sé imaginó a Ámbar sobre él, borrachos.
Ámbar...
TaeHyung frunció el ceño.
¿Cómo había llegado esa idea a su mente?
Pero ahora que lo pensaba con consciencia, era cierto. ¿Ámbar tendría el descaro de llegar?
Aún si no la invitaran, seguramente estaría ahí.
Sus celos no pudieron más.
Se puso de pie y tomó lo primero que encontró, una chaqueta verde musgo y las llaves de su casa. Ni siquiera se preocupó en re acomodarse su cabello. Sin siquiera avisar a dónde iría salió de su casa, para ir directo a la casa de Jungkook.
No podía imaginarse siquiera a Jungkook con otra persona. Sabía que él no era ahora nadie para exigirle nada. Pero es Jungkook, su Kookie.
¿Cómo no sentiría celos de la persona que tanto ha amado? Del que a pesar de ser un malhumorado y gruñón de primera categoría, también podría ser la persona más dulce y detallista del mundo. Él había conocido tanto su lado positivo, como negativo.
Y quizás ese siempre fue el temor del mayor.
Siempre demostrando ser fuerte cuando en realidad era tan vulnerable.
Y así será siempre; mientras más difícil aparentes sorprender, más fácil te dejas caer.
Porque poner barreras de defensa no te alejarán del mundo, porque evitarlos no te harán más fuerte sino más cobarde.
Más fácil de romper y más temeroso con que te hagan daño.
TaeHyung había sido amado por una persona que no conocía tal sentimiento, y que aún siendo inexperto perduró en ello como si fuese un experto, tratándolo como si lo fuera todo. Mientras él, que creció con un gran corazón y conociendo el amor, no supo valorar ese sentimiento.
Porque aún las personas más frías y con más rencor en su vida saben amar aún más que los que están acostumbrados a hacerlo, más de los que han vivido con amor entre ellos.
TaeHyung estaba frente a la casa 512.
Aquella casa llena de tantos recuerdos como la suya, pertenecientes a él y Jungkook.
Se preguntó si en algún momento Jungkook no recordaría lo que vivieron en ella.
Como la primera vez que lo presentó a sus tíos, las invitaciones de almuerzo y las películas que solían mirar. TaeHyung contempló el lugar desde afuera, no era cálido como en otro tiempo lo hubiera sido, era un desastre ahora mismo.
Presintió que el ambiente ahí dentro era peor de lo que creía.
Le dio escalofríos.
Había un chico tendido en el pasto que gritaba que quería vomitar.
Eso le recordó la vez que insistió a Jungkook a ir a esa estúpida fiesta junto con JiH... él.
Esa noche no había resultado tan bien como él quería, puesto a que él se había emborrachado a la hora y había pasado vomitando y que cuando llamó a Jungkook, éste estaba furioso.
Jungkook siempre se lo había advertido desde el comienzo. JiHyuk no era buena persona.
Ahora que lo pensaba se daba cuenta de lo tonto que había sido. Todas esas mentiras que había creído y esos actos de "bondad" que solo alguien ingenuo como él puede tragar.
Pero es que, ¿cómo no molestarse cuando te recalcan que tu novio ha vivido más de lo que crees? ¿Cómo no irritarte cuando te enteras de cosas de la vida de tu novio departe de otras personas?
TaeHyung nunca supo el porqué Jungkook nunca hablaba de él. A veces se sentía como un tonto por querer saber de su vida e insistirle en ello, pero había algo en Jungkook que no se lo permitía.
Siempre decía:
"No vale la pena recordarlo"
"Hice cosas muy tontas, cariño.
Ya no interesa."
Ah, pero claro que interesaba.
Si tan solo TaeHyung hubiera conocido toda la historia pasada de Jungkook, no se hubiera dejado manipular por JiHyuk
--¡Fondo, fondo, fondo! --se escuchó a lo lejos.
TaeHyung entonces empezó a sudar de las manos y sus nervios se incrementaron al 100%--.
¡Hoseok,Hoseok, Hoseok!
TaeHyung comenzó a caminar hacia la entrada, temeroso. ¿Será que había sido buena idea haber llegado? Empezaba a dudarlo mientras daba cada paso.
Paró en seco cuando estaba frente a la puerta.
Desde ahí podía ver parte de lo que sucedía ahí dentro y todo estaba hecho un descontrol.
Retrocedió unos pasos ¿Qué estaba haciendo ahí? ¿Buscando a Jungkook? ¿Qué lo hacía creer que éste iba a recibirle gustoso?
Inmediatamente pensó en irse, pero justo al instante miró a Jungkook levantándose del sofá y hablando con una chica, de aparentemente buen aspecto. Ella iba con un corto vestido de color negro y solía sonreír con Jungkook mientras éste la tomaba de su mano y la ayudaba a ponerse en pie. Esto hizo a TaeHyung re incorporarse de nuevo y sintiendo una llama de fuego recorriendo su espina dorsal dio un paso hacia la casa, entrando.
Casi podía escuchar la voz de ella diciendo:
--Jungkook, estás muy atractivo esta noche.--y el corazón de TaeHyung no podía soportarlo.
En primer lugar, quería que ella se apartara de él y en segundo, deseaba golpear las manos de estos dos y apartarlos de un solo empujón.
Solo de ver cómo la mano de ella recorría de arriba hacia abajo el torso de Jungkook lo hacía enojar. Quería ponerse a llorar también.
Él era el que debería de estar en lugar de la chica.
Ella dice algo en el oído a Jungkook, algo que obviamente TaeHyung no puede escuchar pero que el castaño al oírlo ríe amargamente.
--¿Está desocupado tu cuarto?
Jungkook está borracho, pero no tanto.
Lo primero que llega a su mente es como alguien tan linda puede caer tan bajo al ofrecérsele del todo.
--Sí, está ocupado. --miente, porque sabe que no es así. Ella sigue jugando con su camisa, desabotonando los primeros tres botones de esta--. Jaelin, por favor detente.
Ella en realidad para.
--¿Por qué? --suena irritada--. No es como si siguieras con el niñito ese.
¿O es que aún lo extrañas?
Jungkook trata de no alterarse, pero la verdad es que odia que se muestre así.
Toma la mano de ella, que aún reposa en su pecho y aleja de su cuerpo.
--No es un niñito.
--No me contestaste lo último. --recalca. Su rostro está brilloso, por consecuencia del sudor y el maquillaje. El olor a alcohol y más todo ello hacen verla poco atractiva--. Puedo hacértelo olvidar un rato...
Y se volvió a pegar a él, pero esta vez frunciendo sus labios para darle un beso en la mejilla. Jungkook volvió a alejarla y sabiendo muy bien que nunca iba a poder quitársela de encima, le dijo:
--¿Por qué no me esperas en el balcón de arriba? --sonrió--. Mientras iré por unos tragos.
¿te parece, dulzura?
Claramente no tenía que preguntar, pero nada perdía con hacerlo. Por supuesto que la respuesta de ella fue un sí.
En menos de un minuto, Jungkook vio como ella subía las escaleras para el segundo piso.
En cuánto desapareció de su vista su sonrisa se borró y suspiró.
Que alivio era quitársela de encima.
--¿Subirás? --preguntó un chico, cuyo nombre Jungkook desconocía.
--No.
--Genial. --sonrió y tras darle unas dos palmadas en la espalda el chico subió al segundo piso.
Jungkook dedujo que iría detrás de Jaelin.
Mejor para él, porque solo le quitaba un gran peso de encima.
TaeHyung por lo contrario se sentía de lo más intimidado en el lugar.
Algunos lo miraban de arriba hacia abajo y se susurraban entre ellos, seguramente preguntándose el qué hacía él ahí cuando Jungkook y él ya no eran novios. Algunos estaban lo suficientemente borrachos como para reparar en él, lo cual era mejor.
Intentó divisar a Jungkook con la mirada pero en ningún momento lo vio. No tenía idea de qué iba a decirle si lo veía pero solamente quería saber con sus propios ojos que él aún existía.
Se sentó en una butaca frente a la barra de la cocina. Si es que ahora se le llamaba cocina... puesto a que en ella se encontraba la mayoría de todas las botellas alcohólicas.
Había un chico, no mayor de 25 años quizás, que limpiaba las boquillas de los vasos.
Cuando éste miró a TaeHyung sentándose y recostando su cabeza entre sus manos, frunció su ceño. Él no se miraba borracho.
Se acercó a él.
--¿Quieres algo en especial?
TaeHyung se sobresaltó y pegó un pequeño brinco ahí mismo en la silla.
--Lo... lo siento. ¿Qué has dicho?
--Que si quieres algo en especial. --repitió.
TaeHyung parpadeó atento. ¿Acaso Jungkook alquiló un propio bartender? ¿Eso era posible?--.
Ehm... sí, gracias. ¿Puedes darme un jugo de manzana? --preguntó apenado-.
El chico frunció el ceño.
--¿Jugo? ¿Estás de broma?
TaeHyung se sintió apenado.
Él nunca había pedido una bebida y por la mirada burlona del chico supo que estaba haciendo el ridículo.
--No, no bromeo. --se sonrojó--. Quiero mi jugo.
--Niño, aquí no hay jugos. --respondió en tono burlón--. ¿Qué no aprendes eso mientras creces? No es Estados Unidos como para ponerle alcohol a los "juguitos"
Él se rió de su propio chiste y dándole la espalda, empezó a organizar las botellas que estaban por el suelo.
TaeHyung entonces quería golpearse la cabeza contra la barra. Dios... era un tonto.
No debía de estar ahí. Ese no era su ambiente y no sabía qué hacer ahora que estaba en casa de Jungkook. No se decidía si buscarlo o no.
¿Qué le iba a decir? ¿Hola?
Qué patético.
--Se puede divisar tu bonita figura desde lejos. -- dice una voz, que automáticamente hace tensar a TaeHyung en cuanto la escucha y cause que su corazón late hasta explotar--.
Algo en mi corazón decía que eras tú.
TaeHyung entonces alzó su cabeza de nuevo.
Y para su delirio, ahí estaba Jungkook.
De pie y a su lado, prestando atención a las botellas que hay sobre la barra.
En cuanto lo mira, la mente del menor queda en blanco y siente los latidos de su corazón hasta la garganta. Después de tanto tiempo ahí está a su lado, haciendo su extraordinario acto de presencia con su rebelde y atrayente aspecto.
--Hola... --es lo único que logra salir de su boca y se siente como un tonto. ¿Hola? ¿Es en serio? Jungkook entonces lo mira y toda aquella capa de frialdad que prometió tener en cuánto le hablara, desaparece. Ahí está TaeHyung, tan lindo como siempre. Con su aspecto angelical y sus mejillas sonrojadas. Sus ojos avellanas de nuevo, rojizos a causa del sueño por ser de madrugada.
--No hay nada para ti, así que te traje esto.-- habló y haciéndole una seña al bartender para que le llevara un vaso, deja sobre la barra una cajita de jugo de manzana. Para ese entonces, Jungkook ya se sentía como un primerizo, justo como en los viejos tiempos.
Se sentía estúpido con solo hablarle y aún más llevándole una cajita de su jugo preferido, haciéndole ver que aún pensaba en él.
Pero es que no pudo evitarlo.
En cuanto dejó plantada a Jaelin y salió a fumar de un cigarrillo en el jardín, pudo ver desde la ventana la figura de TaeHyung.
En cuánto miró sus cabellos alborotados y su ropa bien aseada y nada sudorosa, supuso que era él. Tenía que ser él. Si no lo era se iba a golpear contra la pared por confundir una maravilla como TaeHyung con otro ser.
Ni siquiera pensó en ese instante, pareció como si su mente no procesara en ese momento, porque en cuánto lo vio apagó el cigarrillo y su pecho se llenó de flechazos ridículos y su estómago lleno de mariposas, y sin dudarlo comenzó a avanzar hacia la cocina.
Definitivamente era él.
Nadie podía atraerle de una manera tan extrema como solo TaeHyung lo hacía.
No podía no reconocer a la persona que conocía en todo el sentido literal de la palabra.
En carácter, en cuerpo y en espíritu quizás.
Fue como si su instinto protector saliera de repente; TaeHyung no podía tomar alcohol y rápidamente pensó en su jugo de manzana.
--Gracias... --dijo tímido. El bartender llevó el vaso y Jungkook sirvió el jugo dentro de él.
Entre ellos se creó un silencio, de aquel en el que no importaba cuánto bullicio hubiera alrededor, mientras no estés cómodo, el silencio entre el ambiente es incómodo.
TaeHyung moría de sed, así que en cuanto se llenó el vaso comenzó a tomárselo.
El calor era terrible y el jugo sabía exquisito.
Jungkook comenzó a prepararse un trago y el menor pudo contemplar su perfil en ese rato.
Dios, pero si seguía siendo hermoso. Sus ojos tan oscuros, un poco rojizos por ahora pero malditamente encantadores al igual que siempre.
Pero regresó a la realidad cuando el castaño habló de nuevo y esta vez el daño comenzó a incrementar entre ambos.
--¿Quién te invitó? --preguntó Jungkook en seco.
Fijando su vista nuevamente en TaeHyung, en sus pequeños y preciosos ojos avellana. En cuánto los contempló, a Jungkook se le formó un nudo en la garganta. Después de tanto tiempo, estaba frente a él y quería abrazarlo del todo y decirle que lo amaba. ¿Cuántas veces TaeHyung habrá llorado por él? ¿Con cuánta intensidad solía extrañarlo y en qué momento había dejado de ser suficiente para él?
--Nadie... solo quise venir.
Nadie.
SeokJin no lo había invitado, tendría que haberlo previsto. Su amigo no era tan estúpido desde luego. ¿Entonces qué hacía ahí?
¿Había llegado por él o JiHyuk tuvo el descaro de llegar?
--¿Acaso JiHyuk está por aquí?
El nombre tensó a TaeHyung.
Solo de escucharlo venían miles de escenas a su mente.
No sabía nada de él desde la última vez que lo vio en el partido de ChileGreen contra Bloobod, cuando de por sí, después de que Jungkook lo dejara, llegó a abrazarlo como si con un "lo siento, TaeHyung" fuera a arreglar el daño.
TaeHyung bajó su mirada hacia su vaso, que ahora estaba casi vacío.
--No lo sé... no hablo con él.
Jungkook se molestó.
¿No hablaba con él?
¿Es decir que solo fue un revolcón y ya?
Las manos de Jungkook comenzaron a picar, teniendo la sensación de querer golpear algo o alguien. Imaginarlos a ambos... viéndole la cara de estúpido...
--Es decir que solo logró lo que quiso y se fue.--sonrió con amargura. Seguía sintiendo aquella picazón en las manos. Tomó un trago de whisky y no lo disfrutó del todo.
Sentía la boca amarga--. Vaya, que lindo.
TaeHyung frunció el ceño.
--¿Lograr exactamente qué?
Pero Jungkook no quería contestar, porque solo de pensarlo se amargaba a sí mismo.
Así que, de nada serviría seguir hablando, porque mientras más abría su boca, más ira sentía sobre él, así que tomó la botella de whisky más cercana y dio la media vuelta para irse. Justamente por eso no se sentía preparado para hablar con TaeHyung, porque solo causaría en él una explosión de confusiones.
TaeHyung pareció entender.
--¡Jungkook, espera! --y éste, sin saber porqué, paró.
Quedó de espaldas a TaeHyung, y el menor, bajándose del asiento llegó hasta Jungkook, parándose frente a él. Cuando TaeHyung le miró a los ojos se dio cuenta que su Jungkook había cambiado. Su mirada era fría y penetrante, su seriedad era dolorosamente indiferente--.
¿Qué quieres decir con que JiHyuk logró lo que quería y se fue? --pero no obtuvo respuesta, Jungkook se mordió el labio inferior.
TaeHyung alzó la voz--.
¿¡Hablas de acostarse conmigo!?
¿¡A eso te refieres!?
¿¡Sabes siquiera la historia completa!?
Pero Jungkook no lo había entendido y también gritó: --¿¡Qué historia completa!?
¿¡Acaso hay más!?
Claro, ¿por qué no nos sentamos todos a escuchar amargamente tu amorío con él?
--¡Nunca te engañé, Jungkook!
¡Jamás fue mi amorío!
--¿Entonces qué fueron para que me duela tanto y hayamos terminado? --se quebró su voz.
Ahí estaba nuevamente Jungkook, no aquel chico caradura e insensible que todos conocían, sino aquel sensible que solo TaeHyung logró conocer. Sus ojos se cristalizaron, más no quería llorar frente a él. No le concedería ese derecho, ya lo había hecho suficientes veces cada noche--.
Maldita sea, TaeHyung... ¿Qué pasó entre ustedes? ¿Cómo te conquistó? Todas las noches trato de entender el qué hice mal y si pudiera cambiarlo lo haría, pero eso no justifica nada de lo que hiciste. Intenté ser todo para ti y me volví un nada. ¿Qué hizo él para merecerte a ti?- para ese entonces, TaeHyung ya estaba llorando y Jungkook, sin saber cómo, sostenía con sus manos los brazos de TaeHyung, presionándolos suavemente, aún con miedo de no medir su propia fuerza y lastimarlo.
Se produjo un corto silencio entre ellos.
TaeHyung siguió llorando y no supo con qué fuerza salió su voz al decir:
--¿Y qué hice yo para merecerte a ti?
Y listo, TaeHyung había roto su propio corazón.
Había tenido todo junto a él y nunca lo valoró.
Prefirió seguir sus impulsos tan llenos de poca cordura y su aumento de ira para cometer el error más estúpido de todos.
Lentamente, sin tener respuesta, Jungkook lo soltó.
A TaeHyung le entraron más ganas de llorar pero se calmó, aún con ese agarre tan tosco y frío de su parte, con solo el hecho de sentirse tocado por él, se sintió acomodado. Y ahora, que se había apartado, nuevamente se sintió desorientado, como si su tacto le faltase para completarse.
«¿y qué hice yo para merecerte a ti?» repitió.
Todo dentro de él se oprimió. Dolió.
Lo mandó hasta el mismísimo infierno.
Hubiera querido ilusionarse, que creciera un poco de esperanza dentro de él, pero después de lo que TaeHyung le dijo aquella noche cuando terminaron se lo impedía.
"-Tus celos, Jungkook. Tu agresividad, tu comportamiento, la forma en la que dañas a las personas... eso haces mal."
Eso es lo que era. Un innecesario y desgraciado que por querer proteger lo que amaba, solo lo hizo empeorar.
--Jungkook... --continuó TaeHyung--. Te extraño.
Jungkook parpadeó.
Miró sus manos, que temblaban ligeramente y su pulso había incrementado.
Sintió un nudo en su garganta, la molestia de querer romperse nuevamente.
--No sabes lo que causas con esas palabras, TaeHyung
--Solo déjame hablar... --suplicó. Había urgencia en sus ojos, el deseo de querer abrazar al mayor y no soltarlo jamás. Pedía a gritos volver a lo que eran antes, a estar juntos nuevamente-. Tú... tú no tienes la culpa de nada si eso es lo que piensas... yo...
--¿Y entonces? --interrumpió--.
¿Por qué dijiste que lo era aquella noche?
"-Si tú no hubieses sido así de controlador nada hubiera pasado entre JiHyuk y yo.
¡Estaríamos juntos, Jungkook!"
TaeHyung sacudió su cabeza.
Él tenía la culpa de todo.
Jungkook no había hecho nada malo, él era el problema. Él y su forma de ser tan ingenuo.
Él y su estúpida manera de creer que todos en el mundo llegaban para hacer bien y no mal.
Jungkook continuó.
--¿¡Y bien!? ¿Me dices que yo soy el culpable de todo y luego meses después vienes a decir que en realidad no es así? --Él en verdad no lo entiende y por más que lo intente, no podrá. Jungkook mira hacia el techo, buscando una señal de que quizás el cemento se parta en dos y le caiga encima. Vuelve a mirar a TaeHyung, pero cuando se ven nuevamente, el menor nota las lágrimas en sus ojos--. ¿Sabes lo que es vivir cada día con la sensación de culpa? ¿Lo que es despertar y saber de que ya no estás a mi lado por un "error mío"? ¡Cada maldito día he vivido atormentado, preguntándome a mí mismo cuál fue mi error; si el amarte del todo o el cuidarte del mundo, si el dejar que entraras a mi vida o a lo más recóndito de mi corazón!
--alza la voz, sin importarle si el resto los está escuchando--. ¡Nadie merece irse a dormir preguntándose porqué no fue suficiente!
¡Pero yo duermo y vivo preguntándomelo, buscando respuestas que ni tú ni nadie puede dármelas!
--¡Obtendrías respuestas si tan solo me dejaras decírtelas! Pero no contestas ni mis mensajes y mis llamadas.
--¿Y aún así sigues haciéndolo? --bufó burlón.
Notó como aquello ofendió a TaeHyung, se notó en su rostro y en la forma en cómo sus hombros cayeron rendidos. Pero eso no hizo sentir mal a Jungkook, pues estaba lo suficientemente enojado como para sentir lástima por él.
Al carajo la lástima y los sentimientos, TaeHyung no los merecía. Su ira empezó a descender, pero la opresión de tristeza jamás se fue.
Más calmado, dijo:
--Cuéntame la historia cuando te sientas listo. Cuando dejes de llorar al recordarlo, cuando dejes de molestarte cuando te interrumpo y cuando estés dispuesto a decirme toda la verdad sin importar cuánto me ofenda.
Ahí búscame. Prometo para ese entonces ya haberte superado. Ahí escucharé tu historia, cuando me sienta listo, cuando deje de extrañarte y deje de guardarte rencor, cuando por fin preste oídos atentos sin interrumpir y sin importar cuánto me duela.
No, no, no y no.
TaeHyung se apartó las lágrimas de sus mejillas.
No era lo suficientemente fuerte.
Había llegado a la fiesta con la total determinación del mundo para contarte todo a Jungkook, pero ahora que estaban ahí de frente no tenía palabras para decirle.
No podía confesar cómo JiHyuk hablaba mal de él a sus espaldas, no podía declarar como él había llegado haciéndose la víctima a su casa, el como ambos se habían besado y en el como JiHyuk lo había forzado a estar juntos.
Jungkook tenía razón, ninguno de los dos estaba listo. Tenían que darse un tiempo.
Un largo tiempo. Y cuando las heridas por fin se hubiesen cerrado, ahí buscarse.
--¿Lo entiendes? --sugirió Jungkook suavemente.
Ya no existía la necesidad de gritarse, ya ambos se habían herido lo suficiente.
TaeHyung no dijo nada, solo asintió--.
Ya no me busques más... no me llames, ni me escribas.
--¿Es eso lo que en verdad quieres?
«No. No es eso lo que en verdad quiero»
TaeHyung se notaba indefenso.
Jungkook pasó todos estos años de su vida defendiéndolo de todos, procurando que nadie le hiciera daño, pero ahora los roles se habían invertido.Jungkook lo estaba matando con sus palabras o mejor dicho, ambos se estaban matando con ellas. Solo que esta vez no existía ningún defensor.
TaeHyung continuó con un hilo de voz.
--¿Entiendes que después de esto ya ambos nos habremos perdido?
--Ya te había perdido desde un principio, pero no quería admitirlo. Tú me perdiste a mi después de esto.
--Ya no serás posesivo conmigo...
--¿Por qué tendría que serlo? Ya no eres mío.
Entonces, cuando Jungkook reaccionó, ya la música no estaba sonando y un fuerte grupo de personas estaba al rededor viéndolos.
En otro tiempo, Jungkook los hubiera mandado al carajo. Pero esta vez no estaba de humor.
Solo miró a unos cuantos, sus rostros confusos y murmurándose entre ellos. Miró a TaeHyung y éste le sonrió tristemente, diciéndole un "sí" en un susurro.
Jungkook caminó hacia unos chicos que los rodeaban y dijo algo que apenas se pudo escuchar.
--¿y la música? --y de inmediato, la música comenzó a sonar. La fiesta inició de nuevo. Entonces esta vez habló para todos--.
¿¡Y qué esperan para largarse de aquí!?
No había necesidad de repetirlo.
Todos comenzaron a dispersarse, a actuar como si nada hubiese pasado.
La música siguió, los gritos también, el alcohol incrementó y todo volvió a ser como antes.
Jungkook y TaeHyung quedaron solos otra vez.
Jungkook miró al menor.
Éste ni siquiera se atrevía a mirarlo o alzar su vista hacia el frente. Estaba tímido y solo apartaba las lágrimas que salían de sus ojos.
Jungkook se preguntó si haber endurecido su corazón había sido una buena idea.
Ahora quería envolverlo en sus brazos y susurrarle que se fueran juntos a un lugar donde pudieran estar solos y darse mucho cariño y besos tiernos.
--¡Jungkook! --se escuchó una voz a lo lejos.
Jungkook entonces apartó su vista de TaeHyung.
Ámbar venía hacia él--. Jungkook... --sonrió, dejándole en su mano una lata de cerveza y dando un pequeño apretón en uno de sus hombros--.
Es mejor que nos vayamos, ¿no lo crees?
Sí, era mejor irse.
Le ahorraría a TaeHyung la vergüenza de que el mayor lo viese llorar.
Con sus ojos llorosos, alzó su vista a Jungkook y luego a Ámbar. Sonrió dulcemente.
--Vete. Yo me iré.
Ámbar sonrió satisfecha.
--¿Lo ves, Jungkook? Estará bien... vamos.-- y deslizando su mano por el entorno de su brazo y llegando a la mano de él, la apretó con la suya y lo atrajo hacia ella, comenzando a caminar--. Vamos a otro lugar.
Jungkook no sabía de dónde había llegado Ámbar, pero estaba demasiado aturdido como para reparar en ello.
Jungkook se dejó guiar por ella y TaeHyung los vio alejarse.
Ahora solo quedaba TaeHyung.
Él ya no tenía nada que hacer ahí, lo mejor era irse. Sintió unas manos cálidas rodear sus hombros, era JiMin.
No iba a llorar... no iba a llorar...
--TaeHyung. --dijo él suavemente--. Es hora que vayamos a casa.
Pero él negó y con una sonrisa se apartó de su primo. --Tú quédate ahí, yo me iré solo. Es hora de que me vuelva independiente.
Y sin dejar protestar a JiMin, él se fue corriendo del lugar, queriendo desaparecer de ahí, de todos, de Jungkook, de él mismo.
Fue entonces cuando ya estando afuera, se permitió seguir llorando.
Y mientras más avanzaba, más se decía a sí mismo que debía de tener un cambio.
Era hora de iniciar de nuevo.
Jungkook estaba decidido a seguir adelante, entonces él también debería de hacerlo...
seguir adelante sin Jungkook en su vida.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top