𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓸𝓬𝓱𝓸.

Jungkook comenzó a caminar por los pasillos de la universidad, digamos que no iba de un buen humor este lunes.

(para no decir que nunca trae una cara amigable)

Todos se hacían a un lado dejándolo pasar, esta vez nadie le sonreí­a, ni le llamaban o lo saludaban. Quizás todos sabían la cagada que habí­an cometido el sábado por la noche.
 
Jungkook se entera de todo, no es idiota.

Después de esa llamada, el único que llegarí­a a salvarse serí­a Hoseok. Claro, si es que estaba de compadeciente y no le agarrara por también querer partirle la cara.
Cuando dobló la esquina del pasillo, justo por el baño de hombres, se encontró a los del equipo de fútbol americano, riéndose entre ellos y portando el uniforme del equipo.

Excepto Hoseok que no estaba con ellos.

Justo en el momento cuando vieron a Jungkook se quedaron callados. Jungkook no estaba para rodeos, así­ que apenas vio a Kwan JungHo, quien era el mariscal del equipo, lo tomó por la camisa y lo arrastró directo hacia el baño.

Éste comenzó a forcejear para poder soltarse, pero era inútil, Jungkook era mas fuerte y mas hábil. Cuando de una patada abrió la puerta, aventó a JongHo al suelo.

Los chicos que estaban ahí­, apenas vieron la escena y salieron huyendo del baño.

Dejando a Jungkook y a JongHo solos.
Cuando JongHo trató de levantarse, el pelinegro le dio una patada justo en las costillas, haciéndolo caer nuevamente adolorido.

El chico se dio cuenta de lo jodido que estaba al no ver a ninguno de sus compañeros entrar al baño para ayudarlo. Era obvio que nadie quería estar en sus zapatos.

Por otra parte, Hoseok tení­a a muchas personas para golpear, todos los hombres que estuviesen en la fiesta. Era obvio que el equipo habí­a asistido y que habían sido cómplices de las idioteces que gritaba aquel chico Ji Hyuk. Ninguno se iba a librar, de esto estaba seguro.
Pero ahorita no tenía tiempo para ellos, solamente para el principal, el capitán del equipo.

JongHo le iba ayudar tanto...
Jungkook no dio explicaciones cuando comenzó a golpearlo, aunque JongHo fuera lo suficientemente ágil para esquivar algunos golpes, no era suficiente para detener al pelinegro. El mismo se arrastró por el suelo hacia uno de los baños, rogándole y llorando como un niño para que Jungkook ya no lo siguiera golpeando. En ese momento estaba siendo todo lo contrario de un titular.

Se supone que los mariscales no se dejan intimidar.

El pelinegro lo miró desde arriba.

—Dime, JongHo. ¿Qué los entrenos no son por las tardes?

—Oh, s..sí­. —titubeó. Jungkook se inclinó hacia adelante, recostando sus manos en sus rodillas.

—¿Entonces que hacen con el uniforme?

Éste se recostó en la pared, quejándose.

—Es... Los de la preparatoria necesitan entrenar. La liga se aproxima y... Quieren que los entrenemos.

—Háblame de la fiesta, dime como estuvo.—El cambio repentino en la conversación hizo que el cuerpo del indefenso JongHo se tensara.

No querí­a parar molido, no.
Así que, olvidándose de que era el rudo titular, comenzó a llorar, de nuevo.

—Perdóname, Jungkook. No me pegues, por favor yo... —El pelinegro lo tomó por la camisa y éste siguió suplicando. Él sabía a lo que se refería, se maldijo por haberse emborrachado—. Yo estaba borracho y... y no sabí­a nada.

Se aferró a la pierna de Jungkook, rogando su compasión. El pelinegro no tenía ninguna expresión. —Dame tu uniforme.

El chico lo miró aturdido. —¿Qué?

—Quítate el uniforme. —ordenó.

JongHo no lo dudó ni un segundo y se comenzó a quitar la ropa, quedándose solamente en bóxers.
Jungkook tomó la ropa y comenzó a vestirse, sin importarle dejar desnudo al chico que tenía enfrente. JongHo lo miró aturdido por un momento.

—¿Y entonces? —empezó—. ¿Qué tengo que hacer yo?

Jungkook lo miró con una sonrisa justo en el momento en que había terminado de ponerse las hombreras.

—Tú solo quédate. Yo entrenaré a esos chicos.

Los ojos del pelinegro se agrandaron.

—No. Es decir, ¿Qué, por qué? —Él se puso de pie de pronto, omitiendo el dolor que sentí­a su cuerpo. Se puso enfrente de Jungkook acortando la distancia. Queriendo lucir rudo cuando en realidad era un estúpido porque estaba en bóxers y hace un momento había llorado—. Tuviste tu oportunidad como mariscal de campo y la desaprovechaste, ahora te jodiste Jeon.

Éste lo empujó y Jungkook retrocedió unos pasos. Solo unos dos. Ni siquiera habí­a pasado un segundo cuando las manos de Jungkook se vinieron con fuerza contra el pecho de JongHo.

Por la fuerza del mayor y por el dolor que ya sentí­a por los golpes, retrocedió cayendo de trasero en el inodoro, empapándose del agua sucia.

Jungkook se inclinó hacia él. —Yo seré el titular porque quiero y puedo. El entrenador no tendrá ningún problema cuando vea el cambio.
¿Quién eres tú al lado mío? ¿Qué es tu nombre a comparación de mi apellido? —JongHo no contestó. Solo quedó un profundo silencio. Jungkook sonrió—. Exacto, nada.

El pelinegro se re incorporó, envolvió la camisa y se la puso. Iba a tener compasión del chico, lo dejarí­a ser libre aunque sea solo esta vez.
Caminó hacia la puerta, saldrí­a de ese baño maloliente e irí­a al Colegio C. Judtzy.

Justo en el momento en que toma la perilla, la voz de JongHo se escucha por detrás.

—Un tío haciéndose el importante, cuando su padre lo abandonó sin querer saber de él.

Esas palabras bastaron para hacer tensar su cuerpo y hacer hervir la sangre de Jungkook.

Lentamente soltó la perilla y de un brusco movimiento empezó a dirigirse hacia el baño donde estaba JongHo.

Afuera del baño, se encontraba el resto del equipo, escuchando de pronto los gritos de JongHo y sus ruegos de perdón.

Ese chico ya estaba jodido.

Mientras, en el Colegio C. Judtzy....

Taehyung miró hacia atrás, sintiéndose como si fuese observado. No es como si fuese paranoico pero no tenía una buena sensación desde que había llegado al colegio hace media hora.

Abrió su casillero y empezó a sacar los libros de las clases que tendría hoy.

Filosofí­a, biologí­a, historia, matemáticas  y...

—Bien, Joon Hee. ¿Qué estás haciendo?— habla Taehyung de pronto cruzándose de brazos mientras gira sobre si para mirar al chico fortachón de pie tras de él. Empieza a titubear.
 
—Yo.. No... Solo.. Yo.

El pelirrojo alza una ceja. —¿Tú qué?

Joon Hee puede ser pequeño pero es fuerte y sabe pelear muy bien.
Al igual que puede ser uno de los mejores defensas en el equipo de futbol.

Pero si se trata de inteligencia, no es el indicado, ya que es mas tonto que cualquier otra persona. Su altura puede intimidarte, pero media vez se trate de tener carácter puedes intimidarlo.

Al menos que lo agredas físicamente, entonces quedas como papilla aplastada sobre el piso.

—Yo... Estaba... Ahí y me fui.

El pelirrojo lo mira seriamente, notando que el muchacho actuaba mas estúpido de lo normal.

Y eso solo lo hacía cuando estaba nervioso.

Taehyung sonrió.
—Joon Hee, ¿quieres una paleta?

El rostro del pequeño se iluminó, asintiendo desenfrenadamente su cabeza.

Taehyung tomó de sus bolsillos una paleta de corazón, una que siempre compraba antes de entrar a clases.
La empezó a mover lentamente de derecha a izquierda y ante la mirada deseosa de Joon Hee, decidió aprovecharse.

—¿Te dijeron que me siguieras? —pregunta, pero no obtiene respuesta-— Heenie, he dicho, ¿Te dijeron que me siguieras? — El asiente.

—¿Quién lo ha hecho?

—Heenie jurar silencio.

—¿Te prohibieron decírmelo? —él asintió—. Mmm... Se trata de alguien, ya sabes, ¿rudo?

—Joon Hee prometer no decir nada.— repitió.

Bien, el tonto no estaba siendo tan tonto hoy.

Pero el pequeño tenía una leve sospecha de quien lo habí­a mandado.
Al principio creyó que solamente estaba siendo paranoico al sentir que estaba siendo seguido.

Había tenido una discusión con Jungkook hoy por la mañana, así que pensó que quizás había sido por eso. He de decir, que el motivo de la discusión fue gracias al vecino de Taehyung, quién se había ofrecido a darle un aventón hacia el colegio, pero Jungkook llegó en ese momento a decirle que ya tenía persona quien lo llevara y que mejor alejara sus sucias manos de su novio. Así que creyó que Jungkook era el que lo seguía para asegurarse de que nadie se le acercara.

Ya que, también es necesario decir, Jungkook le dijo: "Uno no puede irse un momento que ya saltan diez detrás de ti"

Y ahí inició la discusión.

—Vamos pequeño  —Insistió Taehyung.— Somos amigos, ¿recuerdas? Los amigos se cuentan todo.

Eso pareció hacer pensar al hombre grande, si es que siquiera pensaba. —¿Heenie ser amigo d..de Taehyung?— preguntó con un asemejo de sonrisa de dientes torcidos en su rostro.

El pelirrojo asintió.

Es posible que el no recordase que solamente había hablado con Taehyung dos veces.

—Sí­. Pero tienes que decirme porqué estás espiándome.

A Joon Hee pareció no importarle la promesa que hizo hace horas antes. —Jungkook... Jungkook mandar a Heenie a espiar a Taehyung.

—¡JA, Lo sabí­a! — victorea. Él presentía en totalidad que su novio habí­a mandado a Joon Hee a espiarlo— Pero, ¿por qué? ¿Qué te dijo?

—Heenie prometer no decir nada.

Taehyung rodó los ojos. Mostró de nuevo la paleta y Joon Hee volvió a quedarse idiotizado.

—No respondes, no paletas. Dime, ¿Por qué Jungkook te mandó a cuidarme?

—Yo... Jung... Jungkook decir: no chicos cerca a Taehyung. Cuidar a Taehyung.

Jungkook. Definitivamente tení­a que ser él.

No habrí­a otra persona en el mundo del cual tratara de alejar a los chicos de él aparte de su novio.

—¿A qué te refieres con "chicos"?

Joon Hee siguió pensando, lo hací­a de tal manera que parecí­a que pensar era demasiado difícil.

—Él decir... No chicos. Chico castaño... Pegar con puños..

—¿Chico castaño? —Bien. Su vecino no era para nada castaño—. ¿De quién estás hablando?

Joon Hee empieza a sudar, seguro se sentí­a intimidado por el pelinegro.
Lo cual era estúpido porque él es más fuerte. Pero es muy tonto así que podría intimidarse por todo. —Su... su nombre. Jungkook decir golpear a Ji Hyuk.

El pelinegro frunce el ceño y sin decir mas le da la paleta a Joon Hee, quien se la arrebata y como si nunca hubiese comido un dulce, se la empieza a devorar.

Bien, su vecino no es castaño y no recuerda conocer a alguien que se llame Ji Hyuk.

Y si lo hace, pues no le ha dado importancia.

Taehyung comienza a caminar apresurado, aprovechando el momento de que Joon Hee estaba lo bastante distraí­do con su paleta para percatarse de él.

Él no necesitaba quien lo cuidara, exceptuando a Jungkook. Siempre amarí­a los cuidados del mayor, pero no necesitaba que alguien más lo hiciera.

Ji Hyuk se recuesta en su casillero mientras ve a Taehyung pasar sin siquiera dirigirle la mirada.
Pero eso no le importa, Él sólo aprecia su hermosura. Suelta un suspiro idiotizado y no regresa a la normalidad hasta que ve al pelinegro perderse entre las escaleras del segundo piso.

Se re incorpora y mira a Byung-hee, quien quiere reírse a carcajadas de él. —¿Qué?

Byung-hee se rí­e en su cara, sin importarle la mala mirada que le da el rubio. —Te miras como un estúpido.

—Tú que sabes de amor, Byung-hee.— El moreno le pone una mano en su hombro y lo mira seriamente. —Lo sé muy bien, amigo. A mi me gustan personas que me corresponden.

Ji Hyuk lo apartó bruscamente y Byung-hee nuevamente rió. —Que chistoso. Ja, ja.

Byung-hee lo ignoró y siguió con lo suyo, que era burlarse de él. Ji Hyuk cerró su casillero con fuerza y empezó a caminar hacia el campo.
Hoy serí­an las audiciones para el próximo mariscal de campo, él estaba totalmente preparado. É sería el próximo titular.

La risa fingida de Byung-hee se apagó al ver a Ji Hyuk perderse entre la multitud.

Le habí­a mentido, al moreno si le gustaba alguien que no le correspondí­a...

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