𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓷𝓾𝓮𝓿𝓮.
El pelirrojo se asustó al sentir unos brazos fuertes rodear su cintura.
Pero su cuerpo se relajó al instante, al ver en el espejo de su casillero, a Jungkook.
El mayor enterró su rostro en su cuello y se embriagó del aroma dulce que desprendía de él. Nunca dejaría de hacer eso, le era una obsesión. Taehyung se mantuvo quieto, mordiendo levemente su labio mientras sentía esas magníficas sensaciones en su estómago.
—Mmmm me gusta que te tenses cuando sabes que no puedo ser yo.
Habló Jungkook, mientras daba cortos besos sobre el cuello del menor.
A Taehyung le empezó a dar cosquillas, así que empezó a reír mientras trataba de alejarse del pelinegro. Pero éste apretaba mas el agarre de su abrazo.
Para la vista del resto, la escena estaba siendo demasiado tierna. Para otros... Ya saben, no entendían el concepto de poder amar a otro de tu mismo sexo.
Pero todos se preguntaban que hacía Jungkook ahí.
Jungkook calmó los besos de su cuello y apreció la vista que tenía frente a él. Taehyung tenía su cabeza recostada en su pecho, mirándolo a los ojos mientras mantenía una sonrisa calmando su respiración. En ningún momento Jungkook lo había soltado.
Jungkook acerca más su rostro al de él, rozando sus narices lentamente mientras le dedica una de esas sonrisas en las que sus ojos se achinan. Taehyung suelta una risita boba, no se resiste a la cercanía y con su mano toma el cuello de Jungkook, para sellar sus labios con los suyos.
Jungkook no se niega al beso y sonríe en medio de él. El beso es lento y suave, sin apuros.
Los besos así, son los mejores.
Expresan ternura y delicadeza en el amor que se siente hacia la otra persona.
El pelinegro suaviza el agarre de su cintura, y Taehyung, sin apartarse del beso, rodea sus brazos sobre el cuello del mayor y empieza a juguetear con su cabello. Ambos son ajenos a lo que pasa a su alrededor, estando juntos no parece importarles.
Jungkook intensifica mas el beso, haciendo pegar la espalda de Taehyung en el casillero y acorralándolo con éste. Así le gusta al pelirrojo, un Jungkook intentando ser lo mas tierno con él pero sin poder evitar sus instintos de alguien dominante y masculino.
Lentamente, el beso termina.
Jungkook se aparta pero no lo suficiente para poder rozar sus labios contra los finos de Taehyung.
—Bebé, lo siento. ¿Podrías perdonarme, cielo?
El pelirrojo sabe a que se refiere; a la discusión que tuvieron por la mañana debido a su vecino.
Taehyung hace un puchero, no puede resistirse a Jungkook y menos con esos apodos bonitos que le dice, que sabe que le encantan.
Taehyung toma su rostro entre sus manos y le da muchos, muchísimos, cortos besos en sus labios. —Eso es un si.
Jungkook suelta una risa tonta, una que nadie conoce, excepto Taehyung. Solamente le sale cuando está con el menor, porque es tonta de un enamorado perdido.
—¿Qué te parece... Si vamos a cenar esta noche? —pregunta. El menor chilla de emoción, esa idea le gusta.
Ahí está la recompensa.
Siempre cuando discuten, Jungkook trata la manera de hacer consentir al pequeño haciendo algo que le guste.
Aunque siempre lo consiente, pero cuando pelean lo hace aún más.
Taehyung no piensa en dudarlo y asiente emocionado. Hace ese gesto que vuelve loco a Jungkook, arrugando levemente su nariz y achicando sus ojitos. —¿En ese restaurante bonito en el que comemos en el césped? —Jungkook asiente—. ¿dónde lo rodean con esas velas aromáticas? —El menor está ilusionado, es uno de sus lugares favoritos al que Jungkook lo ha llevado. El pelinegro asiente— ¡Entonces si quiero!
Taehyung toma por sorpresa al mayor y se abalanza sobre él para abrazarlo, queriendo que Jungkook lo envuelva en un abrazo de oso que solo él puede darle. Efectivamente Jungkook lo hace, como si hubiese sabido sus pensamientos.
Estando en los brazos de su novio todo es tan bonito, se siente protegido y todo miedo que llegue a sentir se ve desvacenido cuando se abrazan.
En el momento en que Taehyung aspira para sentir el perfume varonil de Jungkook, nota algo extraño.
Ese no es el perfume de su Jungkook.
El pelirrojo se aparta de su novio, haciendo romper el abrazo que tenían ambos.
Jungkook se da cuenta de ello.
—¿Pasa algo, amor? —pregunta.
Taehyung nunca rompe los abrazos de oso que Jungkook le da, siempre trata la manera de que él siga abrazándolo sin importar cuanto tiempo lleven así. El pelirrojo tiene su ceño fruncido y hasta ese momento se da cuenta que Jungkook tiene ropa deportiva.
No, que va. Jungkook tiene el uniforme del equipo de futbol de la universidad y no solo eso, lo mas indignante, ¡Es que no huele a su perfume!
Taehyung se cruza de brazos, su ceño sigue fruncido. —¿Por qué no hueles a Kookie? —reprocha. El pelinegro no dice nada, solo aprieta sus labios para no soltar una risa. De todos los regaños, el pelirrojo solo le reprocha por su perfume. Pero esto no quiere decir que el rizado haya dejado pasar por alto ese detalle.— ¿Y por qué estás vestido así? ¡Ni siquiera te gusta el americano!
—Es que ahora soy el titular.— Contesta y antes de que Taehyung volviera a hablar para preguntarle el porqué, le pone sobre sus labios su índice diciendo un shhh.— He decidido que quiero jugar americano. La liga se aproxima y el equipo del colegio necesita que los de la universidad los entrene, o al menos eso pidió el entrenador. Así que, pensé, si me meto a fútbol tendré mas tiempo de ver a mi hermoso novio. ¿Qué clase de persona llamada Jeon Jungkook no quisiera estar con un nene como tú?
A pesar de que esa no había sido la verdadera razón por la que Jungkook entró al equipo, tampoco era mentira. Pensándolo bien, si sonaba como una buena idea.
Porque mientras más tiempo pasara con Taehyung, más lejos estará ese niño Ji Hyuk lejos de él. Jungkook sabía que si le decía la verdad al pelirrojo, este se alteraría e iniciarían otra discusión por los celos.
Sonrió satisfecho cuando vio las mejillas ruborizadas del menor y asentía emocionado.
Luego Taehyung empezó a hablar como si nada, contándole al pelinegro de aquella mochila de avioncitos que había visto el día de ayer.
Jungkook trataba de escucharlo, pero el sentimiento de alivio lo desconcentró al saber que el pelirrojo no le había reclamado del porqué había mandado a Joon Hee para cuidarlo.
¿Cómo lo sabe Jungkook? El mismo Joon Hee se lo dijo, tras ir corriendo hacia él con una paleta roja de corazón y llorando a mares, diciéndole que Taehyung lo había engañado.
Jungkook tenía que haberlo previsto, Jong Hee solo funciona para golpear, no para pensar.
El timbre sonó y Taehyung hizo un puchero porque no quería ir a clase de arte, él quería quedarse con Jungkook. Pero éste le negó, el menor tenía que asistir a todas sus clases, según el castaño. Entonces, de nuevo sin avisar, el pelirrojo se lanza hacia Jungkook en un abrazo cariñoso y lo llena de muchos besos por todo su rostro.
Pero Jungkook, con todo el amor, lo toma de las mejillas y se dan un largo beso sonriéndose en medio de éste.
Jungkook sonríe con adoración cuando ve a Taehyung yendo hacia su salón de clases mientras da pequeños saltitos por el pasillo.
Pero esa sonrisa se desvanece cuando ve a unos metros de él, a dos chicos mirándole el trasero al menor.
Jungkook aprieta los puños y se acomoda la garganta llamando la atención de estos. —¿Qué están viendo mocosos? ¿Acaso les gusta mi novio?— gruñe y ante la mirada que ellos hacen, se notan nerviosos. Estos niegan.
En el momento en que Jungkook les dice que les da tres segundos para salir corriendo, éstos no lo dudan de inmediato y salen escapando del pasillo.
Que Dios los libre de Jungkook.
Ji Hyuk raspa el césped con la suela de su tenis. El fin de semana la había pasado tranquilo y seguro de que podría quedar en el equipo como titular, pero nunca imaginó que muchos se meterían también, así que cuando vio al resto de los chicos, su seguridad se desvaneció.
Ahora estaba nervioso y se mordía las uñas de sus dedos, eran 20 chicos y contándolo a él, 21.
El entrenador se acerca a ellos con una sonrisa y les dice: —Nunca imaginé que llegasen a ser demasiados, pero me alegra de ello.
Espero sepan verdaderamente a lo que vienen, si van a llorar y quejarse, es mejor que se vayan.
Nadie contesta y el entrenador solamente asiente. Su asistente se acerca a él.
—Los universitarios ya vienen en camino.
Ji Hyuk frunce los labios, observa al resto. Algunos se ven ágiles, que incluso le da miedo que sean mejor que él, y otros que seguramente no saben a lo que vienen.
Pega un brinco cuando escucha un grito agudo y femenino. Es el entrenador quien salta emocionado cuando ve a uno de los universitarios acercarse con el resto.
Ji Hyuk no comprende de quién se trata, hasta que ve a ese chico alto de cabello rebelde y castaño, posarse frente a ellos.
Jeon Jungkook.
¡Vaya suerte la que tiene!
La sangre del castaño empieza a hervir y ahora en definitiva está más nervioso de lo normal.
Los rumores de él, la vez en que lo humilló en el retrete, lo que dijo en esa fiesta por culpa de la borrachera, todo ello no causaba algo para tranquilizarlo. Ji Hyuk retrocedió unos pasos, queriendo esconderse, quizás si se hacía el invisible...
Pero no, negó eso.
Pensó que era ridículo sentir miedo por el pelinegro, así que regresó a su posición.
El entrenador está casi por besar los pies a Jungkook, ni siquiera pregunta por JongHo porque no le interesa. Que importa JongHo cuando Jeon puede ser el titular. —¡Jeon, estás aquí! —chilla y Jungkook solo asiente sin preocupación, mirando a esos niñatos de preparatoria, preguntándose quién podría ser ese Ji Hyuk. Su mirada se topa con la de un chico castaño, al quien reconoce como el que sumergió su cabeza en el inodoro hace poco. Puede ver la tensión del chico y la valentía por no apartar la mirada de él.
Que astuto.
La voz de Jungkook se escucha con autoridad.
—Bienvenidos pequeños bichos raros. Mi nombre es Jeon Jungkook, soy el nuevo titular. Es de valientes el que estén acá para ser los mariscales de campo del equipo, ser un mariscal requiere de mucha dedicación y trabajo. Mi equipo y yo les enseñaremos a entrenar como se debe, si alguno de ustedes se empieza a quejar, yo me encargaré de meterles el balón por todo el culo.
Nadie dice nada, ni se quejan.
Ji Hyuk es uno de ellos, mira de reojo al entrenador y éste parece idiotizado al tener a Jungkook enfrente, oh mierda, si que lo admiraba.
El silbato truena casi dejándolo sordo, es Jeon quien pitó.
—¡Fila india, ya! Uno... Dos... Tres... — empieza a contar. Todos corren por todos lados, poniéndose uno detrás de otro. Ji Hyuk llega a formarse, siendo casi uno de los últimos—. Siete... Ocho... —Un chico de mediana estatura llega a la fila justo en el momento en que Jungkook dice diez.
Ji Hyuk observa de reojo, Jungkook sostiene un balón en sus manos, le secretea algo a un chico y éste solamente asiente. Comienza a hablar.
—¡Hey, pelirrojo! —llama al último de la fila y le dice que se acerque—. Dinos tu nombre.
—M..Mark. —El pelinegro asiente.
—¿Qué tan rápido corres?
—ah..ah... No lo sé. —Pero justo cuando termina, Jungkook lanza el balón, lo suficientemente lejos para que éste siga volando en el aire y Mark empiece a correr tras él para agarrarlo.
Jungkook suelta un silbido, el chico corre rápido—. Está bien, ve a taclearlo. —le dice al mismo compañero que le había hablado en secreto.
El chico empieza a correr sin dudarlo, éste es aún más rápido que el otro. Es obvio, él es universitario, tiene experiencia.
Mark logra agarrar el balón antes de que éste cayera al césped, sonríe victorioso, y en el momento en que logra darse la vuelta, el universitario se tira hacia él tacleandolo.
Los que observan la escena sueltan un "uhh", Ji Hyuk traga en seco y observa que todos están asustados al igual que él.
Todos excepto Jungkook y su equipo.
El universitario ya viene corriendo hacia Jungkook junto con el balón en mano, el pelinegro le da una palmada en su espalda con un "bien hecho"
—¿y Mark? —pregunta uno. El tacleador sonríe.
—Llorando.
Bien, esto no estaba siendo como Ji Hyuk lo había pensado.
—¿Dónde está Hoseok? — pregunta Jungkook.
—Aquí estoy. — contesta, saliendo detrás del resto. Jungkook pasa su brazo sobre sus hombros y le dice algo al oído.
—¿Quién es el chico?
Los de preparatoria se encuentran dando vueltas al campo mientras los universitarios corren tras ellos, diciéndoles de que si no corren rápido les golpearán con un palo.
Hoseok se siente inseguro, aún dudando de si haber llamado a Jungkook en aquella fiesta fue buena idea. Ambos sabían de que el chico de la fiesta estaría allí, ya que él mismo había confesado de que querría ser el próximo mariscal de campo.
Hoseok observa a la distancia, a aquel chico castaño de la fiesta, éste no tiene preocupación por correr, es uno de los que más rápido corren.
Jungkook aprieta el agarre de su hombro y le susurra en su oído. —Sé que ya lo has visto.
Mierda, si.
Ya lo había visto.
Hoseok cierra los ojos y luego los abre, señala al Castaño y ya sabe que es hombre muerto.
La sangre de Jungkook ya está hirviendo, al igual que en su rostro ya no se ve sonriendo.
Quien creería que el mismo chico castaño que había humillado hace unos días, sería el mismo tarado que dijo querer quitarle a Taehyung en la fiesta. Creyó haberle dejado muy en claro que el pelirrojo ya tenía un dueño, pero al parecer era muy estúpido para entenderlo.
Jungkook ya había sonado el silbato para que dejasen de correr. Ahora caminaba con apuro con un enojo de mil demonios, se acerca hacia ellos pero se contiene de no ir hacia el rubio y propinarle un golpe en la cara.
—Bien, juguemos americano.
Varios chicos se sorprenden y sueltan un chillido de "¿ah?" "¿por qué?"
Pero a Jungkook le da igual y a los universitarios parece emocionarles.
Ji Hyuk levanta la mano, enfrentándose a Jungkook.
—¿Cómo quieres que lo hagamos si apenas estamos practicando?
—Yo sé lo que hago.
—Claro, ni siquiera tenemos uniforme... Ni hombreras, o rodilleras, ni cas... —Jungkook se acerca amenazante y empuja al castaño. Éste se sorprende.
—No te creas el listo, el titular soy yo, no tú. ¿Ya tan rápido vas a llorar? —Ji Hyuk aprieta los dientes y cierra los puños. Él no es un llorón—. Puedes irte si eso es lo que quieres, pero no dejaré que pase listillo, no sin antes probarte y ver si no eres un débil.
Jungkook está cegado por el enojo y el descontrol.
Les dice que formen su equipo, mezclando universitarios y de preparatoria. Quería ser compasivo aunque sea con eso.
Jungkook dejó que Ji Hyuk escogiera su grupo, al único que no dejó que escogiese fue a Namjoon
Namjoon era una un hulk en la vida real.
Tenía una cara atemorizante y simpática, cualquiera que lo viese quisiera salir huyendo.
Pero Namjoon con Jungkook era... era... Un buen chico.
Jungkook toma el balón, diciendo que su equipo iniciaría la jugada. Ambos equipos se ponen sobra la línea central, cada uno en sus posiciones. Jungkook, por ser el mariscal, se puso detrás de Damber, y por otro lado, Ji Hyuk, estaba justo enfrente de Damber .
Jungkook se inclina hacia el grandulón y le susurra en el oído algo que lo hace enfurecer. —Hey, amigo. ¿El chico de enfrente? —Damber asiente—. Ha dicho que juegas como señorita.
Eso no le agrada para nada al gigante, por eso, cuando ve de nuevo hacia el frente y se topa con la mirada de Ji Hyuk, éste casi tira chispas de cólera por los ojos.
Jungkook empieza el conteo. —¡Cincuenta rojo! ¡Cincuenta rojo! ¡Veinticinco azul! —la señal, el veinticinco azul, que significa que Damber golpea el balón hacia Jungkook y éste se lo lanza al corredor principal.
Para ese entonces, Jungkook logra ver como Damber golpea como el infierno a Ji Hyuk, haciendolo caer de espaldas con los 175 kilos.
Ji Hyuk siente como una gran masa cae sobre él, dejándolo sin aire y completamente indefenso. Sus ojos empiezan a pesar y siente sus músculos dormirse, quiere tener la fuerza para apartar al gigante sobre él, pero no puede.
Empieza a escuchar las voces lejanas y distantes, y la luz comienza a volverse oscuridad.
Lo último que escucha es la risa burlona de Jungkook y como le dice a Damber un "bien hecho, chico"
Y después de eso, se queda dormido.
Siente su cuerpo adolorido y pesado, aprieta sus ojos ante el dolor.
¿Por qué le duele tanto?
Abre sus ojos de golpe cuando se da cuenta que se ha desmayado, está en una habitación blanca y eso le asusta.
Cuando intenta levantarse, falla. Que
dolor tan infernal.
—Vaya, miren quien ha despertado.— gira su cabeza hacia un lado al escuchar esa voz.
Es Byung Hee quien está junto a él.
—¿Do.. Dónde?
—Tranquilo, es la enfermería del colegio. —lo calma—. ¿Cómo te sientes?
Ji Hyuk suspira y se recuesta nuevamente.
—Para el infierno, siento que un camión me cayó encima.
Byung hee se ríe. —Es notorio, Damber no es un peso muy liviano.
—¿Tú crees? — Ji Hyuk lo mira. Byung hee está tratando de no carcajearse-— Mierda, jamás me sentí tan cansado.
Después de eso hay un corto silencio en la habitación. Byung hee no sabe que decir y Ji Hyuk está torturándose de qué habrá pasado después de que el pelirrojo le cayera encima.
Luego de varios minutos, Ji Hyuk vuelve a hablar. —¿jungkook lo hizo apropósito, cierto?
El moreno no duda en asentir. —Exacto.
El castaño gruñe y tapa sus ojos con su brazo.
—¿No seré el titular, cierto?
Un silencio se escucha, Byung hee no contesta hasta después de un rato. —De hecho... ahmmm....
—Solo dilo, puedo asimilarlo.
—Bueno... Al parecer si, eres el mariscal.
Ji Hyuk aleja su brazo de inmediato y mira hacia el moreno con los ojos abiertos. —¿Qué?
Byung hee frunce el ceño. —Que si eres el mariscal.
Esos son buenas noticias para el castaño y no puede evitar sonreír cuando escucha aquello.
Eso si que le ha alegrado el día.
Pero, esperen, no.
¿Por qué lo sería?
—¿Estás hablando enserio? —pregunta, esperando el sí de su amigo que por supuesto lo hizo. —Pe...pero.. ¿por qué? Es decir, no, no pu.. Pude defenderme. Yo...
—Yo sé lo que pasó. —contestó.
—¿y quién lo ha decidido? ¿el entrenador? ¿el equipo? ¿el director?
—Jungkook
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