𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓭𝓲𝓮𝔃.
La cena de Jungkook y Taehyung estuvo increíble, al igual que todas esas veces en las que han salido. El menor no podía estar mas encantado de ello. Desde el momento en que Jungkook lo fue a traer a su casa hasta cuando lo fue a dejar, no había parado de sentir aquellas maripositas en el estómago sin importar cuantas veces hayan salido ya. Jungkook alteraba su corazón.
—¡Lo quiero en casa antes de las diez, Jungkook!— gritó la madre de Taehyung desde la cocina antes de que Taehyung cerrase la puerta de la casa.
—No te preocupes por ello. —grita Jungkook. No puede evitar sonreír cuando ve frente a él a su pequeño pelirrojo acomodándose el cabello. Jungkook se acerca a él, rodeando sus manos en su cintura.
Taehyung hace esas preguntas extrañas que siempre dice. —¿Sabías que un loro puede decir almenos unas 500 palabras?
Pero eso no importa, a Jungkook le encanta así.—No creo que sean tan capaces de hacerlo, los loros de mi abuela solo sabían picar, gritar y comer.
—Pero son muy tiernos. — Taehyung hace ese puchero que altera todos los nervios de Jungkook. El pelinegro baja su vista hacia sus labios y lo ve, oh como deseaba besar esos labios.
—Al diablo los loros. —se ríe y justo en el momento en que el pelirrojo quiere hablar, Jungkook lo acerca más a él y lo besa.
Oh, demonios. Los besos de Jungkook saben como debilitar el cuerpo de Taehyung. Esos momentos eran los mejores, cuando salían juntos, sin preocupaciones de nada ni nadie, solo ellos dos.
El beso se termina y Jungkook aún no puede calmar los rápidos latidos de su corazón. Si Taehyung tuviese la idea de cuanto lo amaba...
El pelinegro lleva al menor a ese restaurante que tanto amaba. Donde pides una reservación y en vez de darte una mesa, te llevan al jardín y te escogen un lugar para que puedas comer. Haces tu pedido y es como si estuvieses en un picnic. Taehyung amaba ir allí, no solo porque era un lugar muy hermoso y distinto al resto de restaurantes, sino porque era pintoresco y al ver las estrellas adornar aquel cielo, lo hace sentirse cómodo, y mas si tiene a Jungkook con él.
Jungkook se sienta primero en aquella manta roja acompañada de varias velas aromáticas. Están arriba de la colina, donde pueden ver al resto de parejas y familias también. Cuando Taehyung está por sentarse a su lado, Jungkook jala su mano y lo hace sentarse entre sus piernas. Taehyung suelta una risita y se recuesta en el pecho del mayor. Este sonríe satisfecho.
Envuelve sus brazos en el cuerpo de el pelirrojo apretándolo en un fuerte abrazo de oso mientras da esos juguetones besos en su cuello. A Taehyung le dan escalofríos y cosquillas. El menor baja su vista a esas fuertes manos que están sobre su estómago y empieza a jugar con ellas, deleitándose en lo fuertes que pueden ser estas.
Jungkook vuelve a apretar el agarre y Taehyung chilla. —Ay mi pancita.
Si las personas muriesen de ternura, el pelinegro ya habría muerto.
Jungkook mantenía su cuerpo sano y cuidaba sus comidas debido al deporte.
Boxeo no es una cosa en la que digas "puedo comer cuanto quiera" y mas que ahora estaba en el equipo de americano en la universidad.
Pero Taehyung... Taehyung amaba comer.
Y no era gordo, no, no lo era.
Pero tenía una pequeña pancita apachable que cuando lo abrazabas podía sentirse.
A Taehyung no le gustaba, pero Jungkook la amaba.
Le encantaba que al abrazar a su novio pudiera sentir lo esponjoso que era y no a una persona delgadisima sin gracia.
Oh, no importara que fuera, cualquier cualidad de Taehyung hacía que el corazón de Jungkook latiera mas fuerte.
La cena, cuando estas acompañado de un amor, no solo está hecha para comer.
Sino para hablar, bromear, reír, compartir caricias y muchos besos.
Jungkook no había dejado que Taehyung se acomodara para comer, no había querido soltarlo.
Se sentía tan bien así.
Así que Jungkook le daba de comer a su pequeño novio, haciéndolo sentir aún más pequeño.
Le encantaba robarle sus papas fritas y le recompensaba con un corto beso de disculpas.
La risa de Taehyung era maravillosa.
Siempre estaría presente cuando tuviese a Jungkook cerca. El pelinegro no solo era un payaso, lo era mucho más cuando estaba junto al pelirrojo. Porque sabía que siempre se reiría y amaba ver esa sonrisa cuadrada.
El menor entrelazó sus manos con las del mayor, sintiendo lo cálido que siempre serían estas. Este era el momento favorito de Taehyung...
Encontrarle forma a las estrellas.
Taehyung siempre les encontraba formas de animalitos y dibujos animados.
Pero Jungkook no le hallaba forma a nada de ello, siempre decía ver dragones, helicópteros y niños aplastando a otros niños.
Oh, lo que es el amor de los polos opuestos.
Pero no importa, siempre encajan a la perfección.
Un joven se acerca hacia ellos con una cámara polaroid en mano, quizás tenía unos 24 años.
Sonríe hacia ellos y les pregunta si quieren una foto. Taehyung asiente emocionado.
El joven se aleja unos pasos y toma la foto.
Haciendo que ésta salga de inmediato de la cámara, el fotógrafo sonríe.
—Es una buena foto. — Jungkook toma la fotografía y sonríe al verla. Taehyung casi grita de emoción.
—¿Cuánto es? —pregunta Jungkook mientras empieza a tentar el bolsillo de su pantalón buscando su billetera.
—Oh, no. Espera. —dice el chico—. No hay precio, solo... Me pareció que hacían buena pareja.
—Oh —suelta Jungkook—. Gracias, supongo.
El chico se aleja de ellos y Jungkook no deja de observarlo. El pelinegro estaba tan acostumbrado a recibir críticas de la mayoría de las personas, que ver a una interactuar con ellos sin ningún problema, le parecía raro.
Pero eso era bueno, siempre habrá una persona diferente al resto.
Taehyung está tan entretenido viendo la foto.
Jungkook se la quita de inmediato y la alza para que el pelirrojo no pueda alcanzarla.
—Amor, no me había fijado que salía tan sexy. —dice. Taehyung chilla y trata de alcanzarlo, pero Jungkook es mas rápido.
—¡Kookie!
Y ahí están las risas de nuevo.
Un Taehyung luchando por tomar la foto y Jungkook apartándola más lejos.
Taehyung se sienta a horcadas del mayor y Jungkook esconde la foto detrás de su espalda.
—Kookie dámela. — el pelirrojo hace un puchero, él sabe que Jungkook se derrite por sus pucheros. Pero esta vez no funciona. Jungkook niega. —¡jungkook!
El mayor suelta una carcajada. —¿Qué?
—Dame la foto.
—No.
Jungkook se ve como... La edad de Taehyung.
Cuando en realidad ya tiene 19 y Taehyung 16.
Se ve tan alegre, tan lejos de parecer un Jungkook atemorizante y rompe ortos.
Estas cosas solo las puede hacer Taehyung.
Y ni siquiera se esfuerza en hacerlo.
Jungkook se recuesta en el césped, reposando su cabeza sobre sus brazos.
Observa a Taehyung, quien sigue a horcadas de él.
El pelirrojo suelta un quejido y se cruza de brazos.
—Kookie, yo quiero esa foto.
—¿Esta polaroid? —pregunta Jungkook mostrando la fotografía de nuevo. El pelirrojo trata de quitársela, moviéndose rápidamente.
—Oh, cariño. No sabía que te gustaría hacerlo en público.
Taehyung no entiende lo que dice hasta que ve la sonrisa traviesa en los labios de Jungkook.
Taehyung a horcadas, los movimientos que hizo por querer arrebatarle la foto,
Las mejillas de Taehyung empiezan a arder.
Jungkook es un descarado.
El pelinegro hace un movimiento rápido para poner a Taehyung debajo suyo, recostado en el césped y ahora él estar arriba.
Toma los brazos del menor, que se aferran a su camiseta y los pone arriba de su cabeza, acorralándolo.
Taehyung sigue con sus mejillas sonrojadas, pero eso no le impide sentirse vulnerable ante la cercanía de los labios de Jungkook sobre los suyos.
—Es mentira, no dejaría que nadie más te viese. Solo puedo hacerlo yo.— Jungkook cierra esa promesa, capturando los labios de Taehyung en un suave beso.
Al siguiente día, durante clases, Ji Hyuk está luchando por alcanzar el máximo punteo en el videojuego de su celular.
—Amigo, pienso que deberías preocuparte mas por tus clases.
Ji Hyuk lo mira incrédulo, Byung-hee miraba atento al profesor y el castaño solo había estado jugando banana kong en su celular.
—Me preocupo lo suficiente.
—Sí, se nota cuando veo tu cuaderno y miro que no has apuntado nada.
Ji Hyuk abraza al moreno por los hombros, el profesor dice algo sobre unos grupos y bla bla bla, a lo que el castaño no presta atención.
—¿Sabes? Yo no estoy creado para estudiar, eso es la verdad. —Susurra y por extraña razón siente como la piel de Byung-hee se eriza.
Seguro es por el frío—. ¿Pero te digo en que soy genial? En triunfar.
Byung-hee lo observa de reojo, se ríe un poco de lo que dice y solamente asiente.
Ji Hyuk sigue sumergido en su juego, así que cuando escucha su nombre por el profesor, no sabe a qué se refiere.
—Ji Hyuk, y... —llama y el castaño lo mira. El profesor está leyendo en su boleta, quizás buscando a alguien.— Kim Taehyung.
El celular del castaño se desliza de sus manos, directo al suelo. Una sonrisa crece en sus labios, no tiene ni la menor idea que tienen que hacer, pero el hecho de que su nombre esté en una misma oración con el del pelirrojo, es porque significa algo.
Taehyung se atraganta con el poco de agua que está tomando, voltea hacia atrás para ver quien es el chico y mira a ese castaño que le ha hablado unas cuantas veces. Éste le sonríe pero Taehyung no hace lo mismo, solo regresa a su posición normal mientras trata de acomodar en orden sus pensamientos.
¿Ese no era el chico del que Jong Hee hablaba?
¿Del que Jong Hee tenía que protegerlo por orden de Jungkook?
¿Cómo podría reaccionar cuando se entere que Taehyung tiene un proyecto de literatura con ese chico?
No, no quiere imaginarlo.
El timbre suena para suerte de muchos.
El pelirrojo no se apresura a salir, no es como si apresurarse para ir a su próxima clase le importara tanto.
Cuando está por salir al pasillo, una mano toca su hombro.
—Hola. —dice Ji Hyuk, el pelirrojo le devuelve una sonrisa pero lo que quiere es salir de ahí—. Oye, sé que no nos conocemos mucho pero...
Taehyung aprieta el agarre de sus libros contra su pecho. —¿Por qué no mejor hago yo el trabajo y solo apunto tu nombre? —Interrumpe— Ya sabes, facilitaría las cosas.
El castaño no quiere eso.
Oh si. ¡Pero no ahora, no si se trata de Taehyung!
—¡No! No, es decir, yo no soy de ese tipo de chicos. —Taehyung alza una ceja. Ji Hyuk si se ve de ese tipo de chicos —. Oh bueno, lo hice algunas veces pero... Quiero tomar responsabilidad.
Y quien lo diría, que hace un momento hablaba con Byung-hee de que no había nacido para estudiar sino para triunfar, y ahora aquí mintiéndole piadosamente a Taehyung que quiere tomar responsabilidad.
Que irónico, Ji Hyuk.
Taehyung no tiene ningún problema en hacer el trabajo junto al castaño, en realidad no tiene ningún problema en hacer trabajos grupales.
Pero la mayoría trata de alejarse cuando saben que por cualquier movimiento Jungkook puede atacarlos. A el pelirrojo no le preocupa en nada eso, no es de mucho hacer amigos y con los pocos que tiene le basta.
Pero conocía las intenciones de varios chicos, y si Jungkook mandó a Jong Hee a cuidarlo de Ji Hyuk era por alguna razón.
Pero el castañi tenía una sonrisa amigable y se miraba buen chico como para decir que tenía malas intenciones.
Taehyung asiente. —Esta bien, hagamoslo juntos.
—Genial. ¿Cuándo y dónde?
Oh, quizás esto no podía ser una buena idea.
—¿Te parece en mi casa? Te pasaré luego la dirección. Mañana, después del colegio.
Ji Hyuk no había dejado de sonreír y la necesidad de querer abrazar al pelirrojo apareció.
Pero no lo hizo, prefirió no hacerlo.
Ya que, seguro que si lo hacía, Taehyung diría que no al hecho de que fuera a su casa.
El pelirrojo lo vio alejarse, se sentía un poco nervioso de como le diría a Jungkook sobre ese proyecto. Estaba 100% seguro que su novio ya tenía en la mira al castaño.
Taehyung deseaba dos cosas:
1. Que el pobre chico no parara lastimado por su novio.
2. Discutir con Jungkook. Es lo que menos desea.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top