𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓭𝓲𝓮𝓬𝓲𝓷𝓾𝓮𝓿𝓮.
"Lo siento por ser un idiota, celoso e impulsivo.
Perdóname por aquello que oprime mi pecho y causa los enojos que tengo por dentro.
Quisiera que entendieras a fondo y a simple vista lo mucho que me cuesta vivir tranquilo.
Me gustaría que notaras la forma en que te miro, estos ojos que exclaman que quiero ser tuyo y que puedes amarme.
No quiero sentirme extraño por tener este sentimiento, tampoco quiero ser solo yo el que tenga este deseo.
Te metiste a mi mundo con tu simple sonrisa, la suave melodía de tu risa, las palabras dulces que emanan tus labios y la radiante ternura que portas contigo.
Ahora, que ya estás conmigo, tienes el derecho de tratarme como quieras.
amarme y abrazarme como siempre lo haces, así como puedes destruirme y hacerme añicos cuántas veces desees.
Hay tantas cosas que quisiera declararte, pero suelo hacerlo con mis actos y algunas veces digo pocas palabras.
Me gusta decirte cuánto vales, cuánto te adoro, tu hermoso carácter y aspecto.
El problema es cuando quiero confesarte lo que en lo más profundo siento.
Temo a que no sientas lo mismo y no quiero que por ello te alejes de mi lado.
Quiero saber si estoy mal.
Quiero declararte tanto.
Atte; Jungkook."
El mismo día de la pelea...
Setenta y cinco llamadas perdidas.
Veintidós mensajes de buzón.
Sesenta y tres mensajes de texto.
Todas de Jungkook.
TaeHyung ignoró todos ellos.
Sin leer o contestar alguno.
—¿No vas a responder si quiera uno?— pregunta JiMin, cortando los pedazos de pizza y luego viendo a su primo.
El menor niega y se abraza así mismo, sintiendo el frío de la época de Noviembre.
—No. — JiMin enarca una ceja—. No, por ahora.
Sus ojos están teñidos de un leve color rojizo al igual que su rostro. Delatándolo cruelmente de que ha llorado. JiMin sonríe hacia él y palpa un lugar junto a él en la cama.
Jungkook, por lo tanto, ha aventado el celular contra la pared; sin importarle que éste se arruine. Camina de un lado para otro en su habitación. Quiere explicarle todo a su novio, pero sabe que no puede ir hacia su casa.
JiYoon le ha amenazado.
—Si pones un pie en nuestra casa llamo a la policía. —le espetó, luego ella suavizó su ceño—. Bueno, sabes que no lo haría por mí misma pero... TaeHyung en verdad no quiere verte.
—Lo comprendo. — fue lo único que él dijo.
TaeHyung había pasado ignorándolo toda la tarde.
Jungkook tenia tantos impulsos por querer hacer pero trataba de controlarse.
Había ido a golpear unas horas el saco de box, quizás se había sobrepasado un poco debido a que se había lastimado los nudillos y ahora tenía las manos vendadas.
Desesperado, caminó hacia la puerta de su cuarto y tomó la perilla.
Sin embargó no la movió.
—¡No mierda, no! — se maldijo. Golpeó la puerta de un puñetazo y ni siquiera le importó el dolor que éste causara en sus nudillos.
Tenía una desesperación por ir a calmar su ansiedad y su enojo, pero sabía que si lo hacía iba a hacer algo estúpido.
Algo que a TaeHyung no le gustaría que hiciera.
Y no, no estamos hablando de Ambar.
Jungkook se sentó en la orilla de la cama, frente a la puerta del balcón. Estaba observando sus vans negras hasta que una pequeña piedra cayó junto a ellas. El pelinegro frunció el ceño y otra piedra volvió a caer frente a sus vans.
¿Qué era aquello?
Jungkook levanta la cabeza, observando que otras piedras siguen cayendo en su habitación.
Éstas provienen de la puerta del balcón, así que se dirige hacia ella y observa a la calle.
Frente a su casa se encuentra Min YoonGi.
Un jugador de la universidad de ChileGreen; que fue el equipo con quien jugaron la semana pasada. Jungkook lo reconoce al instante.
El chico mantiene unas piedras en su mano.
—¿¡Qué mierda estás haciendo!?.— le pregunta, aunque no tan alto porque sabe que muchos están durmiendo.
Las 2:32 am marcaba el reloj digital de su cuarto.
YoonGi se rasca su cabeza—. Digamos que he escuchado por ahí de tus problemas con tu novio, y sé que no nos conocemos pero... bueno, yo si te conozco pero.... Supuse que estarías mal.
—¿Y qué?
—Y que... bueno... Supuse que te gustaría salir a distraerte. — sonrió. El chico mantenía una chaqueta de cuero negra y se miraba amigable—.
Soy alguien para confiar.
—Ni siquiera sé tu nombre, imbécil.
—Me llamo Min YoonGi idiota y... por si te da place saber, me gustaría forma una amistad contigo.
—Ya cállate. —interrumpe Jungkook.
—¿Quieres ir por un trago?.— pregunta el chico.
—No tengo ganas de uno. —miente.
—¿Entonces un café?
—No hay cafeterías abiertas a estas horas.— Jungkook se ve irritado, es notorio.
No solamente es por su problema amoroso, también es por el mayor y que lo está irritando.
—Las hay. —asegura—. Yo invito. — y después de aquello se produce un corto silencio.
YoonGi dice algo como "oh" mientas tantea el bolsillo de su chaqueta, saca de ella una cajetilla de cigarrillos y se las muestra al pelinegro—. Por si fumas...
Entonces, esta vez, Jungkook sonríe.
Entrecierra la puerta del balcón y con una agilidad experta baja por las ramas del árbol frondoso frente a su casa.
YoonGi sonríe al verlo y hace un asentimiento de cabeza cuando Jungkook le quita dos cigarrillos.
—¿Sabes qué? —dice Jungkook.— Mejor sí vayamos por los tragos
Primer día...
TaeHyung no había recibido el arreglo floral que llegó a su casa la mañana del lunes.
Le había dicho al chico que devolviera el encargo a la casa de donde fue pedido.
Jungkook, molesto por ello, pateó el arreglo floral hasta hacerlo añicos y después firmó al muchacho que la entrega había sido "recibida".
Ciento diez llamadas perdidas.
Cuarenta y siete mensajes de voz.
Noventa y tres mensajes de texto.
Todos de Jungkook y ninguno contestó el menor.
Jungkook estrujó con su mano su celular y lo guardó en el bolsillo de su jeans sin ningún cuidado. Decidió llamarlo a un teléfono público pero éste se había esmerado en apagar de nuevo su celular y por ende le tiraba a la operadora del buzón.
Tenía el deseo de golpear a alguien, alguien que llevara por nombre JiHyuk y Ambar.
En ese momento no le importaría que la última fuese mujer. Solo tenía ansiedad de verla, tomarla del cuello y estrangularla hasta que ésta dijese la verdad de las cosas frente a TaeHyung.
—¿Puedes dejar de ser tan insoportable?.— gruñó Jungkook después de ver cómo Ambar se paseaba a su alrededor para que éste la viese.
—Soy hermosa, no insoportable.— guiño ésta.
Jungkook apretó tanto su lata de gaseosa que ésta se estrujó y se salió toda el agua de ella—.
El pequeño niño tenía que saberlo algún día Kooni....
—¿Saber qué? —gruñó el pelinegro.—
¿Qué me drogabas y luego aparecía acostado contigo?
Ella rió falsamente y limpió un poco de polvo que había en la chaqueta de Jungkook.
Éste se apartó de inmediato.
—Eso no, tontito.
—¿Qué tan infelices pueden vivir personas como tú, que desean arruinar las relaciones del resto? —escupió él y la sonrisa de la chica se vio apagada por una mirada de amargura.
De imprevisto, la chica le pega una cachetada y Jungkook ya no está para soportarle nada. La toma de sus muñecas fuertemente, ignorando el gesto adolorido que ella hace—.
No estoy para tus jueguitos estúpidos de niños de secundaria. Si sigues así, olvidaré el hecho de que eres mujer y te partiré la cara.
Eso bastó para que una sonrisa de cizaña apareciera en su rostro.
—Puedes partirme otra cosa...
Segundo día...
TaeHyung estaba más deprimido que
nunca.
Quería seguir sumergido en su estado de depresión hasta que se pasara.
Pero, él no estaba muy seguro que se pasaría.
Éste olía al aroma de Jungkook.
Abrazó fuerte al nuevo e inmenso oso de peluche color blanco.
El pelinegro se lo había enviado y esta vez TaeHyung sí aceptó el pedido.
El peluche era grande, lindo y suave.
Tal como a TaeHyung le gustan.
Lo apretó contra sí, como si no quisiera soltarlo nunca. Desprendía el olor tan varonil de Jungkook que le hacía recordarlo a él y lo mucho que lo extrañaba.
Oh como extrañaba estar entre los brazos del mayor, extrañaba su aroma, su risa, su masculinidad, su protección, quería besarlo de nuevo y que éste lo acariciara con sus manos.
TaeHyung lo extrañaba tanto.
La puerta de su cuarto resuena con tres simples toques, haciéndolo desconcertar de sus pensamientos.
—TaeHyung... —llamó JiMin asomando la cabeza por la puerta.
—ldgate del aquibb. —se le escuchó decir con la cabeza enterrada en el oso blanco.
JiMin soltó una risita.
—No sé qué dijiste, pero ya entré.
TaeHyung ya no quiso responder y al parecer tampoco moverse.
JiMin se mantuvo en silencio por un momento y se sentó a la orilla de la cama.
La respiración de TaeHyung era pesada, el JiMin estaba seguro que era por la falta de oxígeno que estaba recibiendo.
JiMin empieza a acariciar su cabello.
—¿Cómo te sientes? — pregunta y sabe que es algo muy estúpido pero es lo único que se le ocurre. El menor de los dos de alguna manera logra alzarse de hombros, tratando de restarle importancia cuando sabe que en su mente es lo que menos hace.
Éstos son tan suaves y hermosos.— JiYoon me ha contado todo, dice que has estado mas deprimido.
El menor logra alzar la cabeza y se topa con la mirada de JiMin, quién le sonríe tiernamente.
Por lo contrario TaeHyung tiene una sonrisa débil, que no es del todo sincera.
No pasando por alto lo cansados e hinchados que se ven sus ojos.
El menor no parece que tenga pensado hablar, por lo cual JiMin sigue diciendo.
—Yo... No sé qué pensar. Es decir, una parte de mí cree que Jungkook se haya acostado con Ambar y luego pienso que no.
El menor logra girarse, quedando boca arriba y observando el techo decorado de estrellas que brillaban en la oscuridad.
Recordó que las tenía gracias a Jungkook, quién se había dedicado todo un día en pegárselas para que su niño se sintiera feliz.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero aún así no quería llorar.
—¿Podemos hablar de otra cosa qué no sea de eso?
Su primo, no muy convencido, asiente.
—Claro.
TaeHyung se siente mal y a la vez fatal.
Ambos parecen ser iguales aunque en realidad son totalmente distintos.
Había estado ignorando las llamadas y mensajes de Jungkook, había decidido apagar su celular y estar en un momento de paz.
Bueno, aunque a paz no se le llamaba torturarse así mismo recordando dulces momentos.
Admite que actuó muy impulsivamente y que quizás debió de escuchar a Jungkook.
Quizás.
Porque también pensaba que estaba bien el no dejarlo hablar.
Observó a JiMin encender el televisor y poner una película de acción.
Dijo que pediría pizza y él solamente asintió.
Se preguntó cómo es que su primo podía estar feliz solo.
¿Acaso no necesita a alguien que lo proteja?
¿No le hace falta sentirse amado o incluso no extraña amar?
JiMin se dio cuenta de su mirada inquisidora y con el ceño fruncido logró ver a su primo.
—¿Que?
—¿No te hace falta estar enamorado?— preguntó de pronto.
El mayor rió tontamente y se sintió nervioso.
Creyó que el menor lo estaba haciendo para irritarlo pero eso era absurdo porque TaeHyung no era así. Él no te preguntaría cosas con la intención de hacerte sentir mal.
—No. —mintió—. Me gusta estar solo.
Es como... darte tiempo a ti mismo.
—Pero hay momentos en que te sientes solo.—interrumpe y el menor suspira.— ¿Por qué todos se empeñan en mentirme?
La pregunta desconcierta a JiMin, dejándolo con la boca abierta y parpadeando rápidamente. ¿Cómo había dicho?
—¿Q-Qué estás diciendo, TaeHyung?
Él se acomoda en su cama, sentándose de forma India y bajando la mirada a sus manos entrelazadas. JiMin no se mueve en ningún momento, solo observa al menor divagar en sus propios pensamientos.
Después de un rato, el menor logra decir.
—Todos me creen tonto. Creen que por ser una persona amable soy muy bobo. Es cierto que... que muchas veces no me doy cuenta de nada o admito que soy muy ingenuo, pero eso no evita que sea así siempre.— Acomoda su garganta antes de seguir. Frota uno de sus ojos con su puño y luego vuelve a entrelazar sus manos.— Sé que Jungkook suele mentirme todo el tiempo. Siento que a veces no confía en mí como para contarme todo. —hace un puchero.— Yo siempre le cuento todo a él, porque pues, él es mi todo. Pero él no parece verme así también.
—TaeHyung... No digas eso.
El menor siente su corazón oprimirse por dentro y JiMin siente que de pronto va a romperse. Quiere ir a abrazarlo, llegar a darle muchos besos en su cabello y decirle que no merece sufrir; pero sabe perfectamente que si lo hace éste se debilitará más.
Esta vez TaeHyung mira hacia él, con sus ojos marrones cristalizados y una sonrisa débil.
Muy débil.
—Quizás pienses, o todos piensen, que fui muy dramático el día de ayer. Pero eso solo me hizo confirmar que él en realidad me oculta muchas cosas. Sé que yo no puedo presionarlo, sé que no puedo obligarlo a contarme su pasado o cualquier cosa que él haga; pero yo solamente quiero sinceridad. —traga en seco, limpia unas cuantas lágrimas que se le han escapado y luego prosigue—. Ambar es.... es tan hermosa. Ella llena las expectativas de Jungkook, estoy seguro que ella puede hacerlo más feliz que yo.
—¿TaeHyung, qué cosas dices?
—Ella no es una llorona como yo.—sonríe ido.— Ni es tonta o ingenua. A ella no pueden hacerle daño fácilmente, porque es fuerte.
Yo solamente sé llorar y me gusta sentirme amado. ¿Cómo crees que Jungkook llegue a amar a una persona débil, egoísta y tonta?
¿Él enamorarse de alguien tan tímido y feo? Es obvio que no lo hará.
—¿Sabes por qué las personas fuertes prefieren a las personas más sensibles? —interrumpe en seco JiMin.— ¿No? —el menor niega—. Porque aunque no lo creas, los más fuertes son los más débiles. Ellos buscan a alguien a quien proteger, buscan a las personas de un corazón hermoso y puro porque eso es lo que los mantiene. Los sensibles son una piedra envuelta en un pedazo de papel, son fáciles de romper pero gracias a los muchos sufrimientos ya no son fáciles de destrozar.
Sin embargo, personas como Jungkook, son aquellas a las que puedes temer fácilmente, a las que no quieres acercarte. ¿Pero sabes por qué son así? Porque son un gabinete de cristal, envueltos en cajas sólidas que al destapar de ellas te encuentras lo más frágil del mundo. Son personas sensibles. Personas como Jungkook necesitan a alguien que los haga sentir vivos, pero aunque no lo creas, tienes la capacidad de hacerlo sentir muerto. Y estás tan cegado creyendo que eres el que está mal cuando es todo lo contrario.
—Pero... No soy... Ambar.
—¡Agradécele a Dios de no ser Ambar! ¿Quién diablos quisiera estar con alguien sin sentimientos? Tú, sin embargo sabes amar y lo demuestras muy bien, ella no entiende el significado de eso. Aparte, ¿Crees que Jungkook prefiera estar con alguien que le recuerde a él? ¿Con alguien que sea el reflejo de sus oscuros errores? Jungkook no quiere estar con una persona que sea fuerte, porque él lo es. Quiere a alguien sensible, que se refugie en sus brazos y así él poder cuidarlo. El deseo de él es proteger a la persona que ama y hacerlo sentir bien. Hacerle ver lo importante que es y recordárselo cada segundo. ¿Pero sabes qué es lo más hermoso de todo? Que si no eres tú, entonces no es nadie.
Él sólo quiere ser tu hombro y tus brazos en tiempos de guerra, tus caricias y tus besos en dolores penetrantes, ser tu deseo de seguir adelante porque él quiere sentirse que vale todo.
—Yo...
—Una persona como Jungkook se siente amado cuando ve la felicidad en el rostro del otro debido a sus logros. Solamente.... no.... no te has dado cuenta. — JiMin sentía el impulso de decirle todo.
Aunque, ya le había dicho demasiado.
Creyó que no era asunto suyo, que era algo mucho más personal que Jungkook y su primo tenían que hablar—. La forma en que te mira...
"Y también la forma en que lo debilitas." Piensa JiMin.
El timbre suena interrumpiendo aquella conversación amena.
JiMin agradece a Dios por ello, porque quién sabe cuántas cosas más le habrían salido.
JiMin desciende las escaleras y TaeHyung se queda ahí, ido.
Después de varias horas, vuelve a encender su celular; notando las miles de llamadas y mensajes que ha estado ignorando durante dos días.
El único mensaje que contesta es aquel que dice:
"Pequeño. ¿Salimos el sábado?
-JiHyuk."
Y luego lee unos cuantos que Jungkook le ha enviado. Mensajes muy bonitos pero que parten su corazón.
—¿Cómo confiar en alguien que no confía lo suficiente en ti para contártelo?.— susurra-.
Tercer día...
Ninguna llamada perdida.
Ningún mensaje de buzón.
Ningún mensaje de texto.
Ningún regalo a su casa.
Nada de Jungkook.
TaeHyung golpeteaba el pupitre con nerviosismo mientras que cada cinco minutos revisaba su celular. Fue de escondidas a entreno pero Hoseok le dijo que tampoco había ido a la universidad.
Cuando TaeHyung llegó a su casa, se sentía asustado y nervioso.
Su madre besó su frente y se despidió de él para ir a trabajar.
TaeHyung, de inmediato, tomó el celular de su casa y marcó el número de Jungkook.
Uno..... dos..... tres.... cuatro.....
"El número que usted marcó está fuera de servicio"
Taehyung volvió a poner el teléfono sobre su lugar.
¿A dónde había ido?
Comenzó a morder sus uñas, arruinando el cuidado de ellas sin importarle.
Su celular comenzó a sonar y rápidamente lo sacó de su bolsillo para contestar.
—¿Si?
—Hola TaeHyung. —Se escuchó la voz de JIhyuk y el menor cerró sus ojos desilusionado.— Pensaba que si hoy podríamos seguir haciendo el proyecto de literatura.
—ah....ehm... —dijo en un hilo—. Verás, JiHyuk, hoy creo que no podré.
—¿Por qué?
—Es que... Saldré con Jungkook.— mintió.
JiHyuk por su parte frunció el ceño-.
—¿Después de lo que hizo piensas salir con él?.— dijo incrédulo.— TaeHyung, no creo que sea lo mejor.
El menor cerró su delicada mano en un puño y soltó un suspiro irritado.
Sin embargo, él siempre era amable y JiHyuk no sería una excepción de ello.
—JIhyuk. —llamó—. Es mi relación.Yo puedo decidir con Jungkook el qué hacer y el qué no.
Entonces, no esperó a que el otro contestará y colgó.
Sino que después de ello él fue el que cortó la llamada. Sentía que había sonado
Grosero.
Claro TaeHyung, "grosero".
Quizás estaba exagerando demasiado, aunque puede que no.
Cuando decidió llamar a casa de sus tíos estos dijeron que no lo habían visto desde la mañana y eso sólo hizo que TaeHyung sintiera más nervios.
Ahora que no tenía señales de Jungkook, se daba cuenta lo ingrato que había estado siendo estos días ignorándolo.
Las 10:57 pm marcaba el reloj de la pared después de todo un exhausto día para el menor.
Había pasado toda la tarde preocupado, llamando y enviando mensajes al celular de Jungkook pero no contestó ninguno.
Quizás era la hora de que TaeHyung sufriera las consecuencias pero a él no le gustaba aquello.
Es más, no le gustaba para nada el no saber de TaeHyung.
TaeHyung, por lo tanto, pegó un suspiro cuando vio aquella casa color hueso frente a él.
JiYoon, quien hablaba por celular, cortó la llamada y llegó hacia él con aires irritantes.
—¿Qué se supone que estés haciendo aquí, Jeon? —pregunta estúpidamente.
El pelinegro se quita el casco y revuelve su cabello. —Visitar a TaeHyung, ¿no? —no se quedó ahí, sino que empezó a caminar hacia la puerta de entrada. JiYoon le siguió.
—Sabes perfectamente que no puedes estar aquí. Jungkook, mi hermano me dijo que... — y siguió hablando, pero el pelinegro no le puso atención. Bueno, solo un poco, ya que empezó a irritarse y giró hacia ella.
—Cierra la maldita boca, JiYoon.— gruñó y está de inmediato hizo silencio. Asintió y luego volvió a marcar el número de quién sea.
Jungkook soltó un suspiro satisfactorio, pero luego volvió a sentirse nervioso.
Tocó el timbre y puso frente a él un ramo de rosas color lila, que de lo grandes que eran, cubrían su rostro.
La puerta se abrió, dando a ver el hermoso e indefenso niño que no había abrazado durante tres días. Su respiración comenzó a agitarse, sintiendo el impulso de mandar todo a la mierda e ir a besarlo.
El rostro del menor estaba fruncido, creyendo que la persona que estaba frente a a él era un novio de JiYoon.
—¿Si?
—Disculpe bello joven, busco a un chico llamado TaeHyung. Dicen que es pequeño, tierno y hermoso pero tengo que ver para comprobarlo.— el pelinegro baja el ramo, destapando su rostro y viendo como los ojos del menor se iluminan por completo.— Oh, sí que lo es. Demasiada hermosura.
TaeHyung está viéndolo aturdido y Jungkook le tiende el ramo de rosas. —Son para ti. — le dice y las mejillas del menor se tiñen de rojo.
Los ojos de TaeHyung se llenan de lágrimas y la sonrisa del pelinegro se torna sería.—¿TaeHyung?
El menor se lanza hacia él para abrazarlo, tomando por sorpresa a Jungkook pero éste reacciona de inmediato para devolverle el abrazo. TaeHyung aspira su aroma y se pregunta si en verdad se está abrazando con su novio o solamente es un sueño.
Jungkook está besándole el cabello, dándole pequeñas caricias mientras calma los sollozos del menor.
—Te extrañé. —logra decir TaeHyung; apartándose un poco y elevando su cabeza hacia el mayor con sus ojos rojizos. Jungkook limpia sus lágrimas, acariciando quedamente su rostro y delineando sus facciones con la yema de su dedo—. Yo...yo...me siento un tonto Kookie por ignorarte y... Yo... T-te extrañaba pero.
—Shh... — calma él. Acerca su rostro hacia el del menor, rozando sus narices y mezclándose la calidez de sus respiraciones. Jungkook cierra sus ojos, disfrutando el momento sentimental que no ha tenido desde hace varios días.— ¿Por qué no, mejor, me das un beso?
TaeHyung se queda callado y vuelve a ponerse sonrojado. Jungkook sonríe por la expresión de su rostro. El mayor no necesitaba rogar mas, porque el menor también necesitaba besarlo.
Se pone de puntillas y con un beso casto besa la comisura de sus labios.
Jungkook sabe que solo está tentándolo, así que de un movimiento rápido lo toma de las caderas y decide besarlo.
TaeHyung se derrite al instante, dejando caer sus hombros y rodeando sus brazos en el cuello del mayor. Aquello de lo que el menor estuvo molesto se ve olvidado en aquel momento.
Jungkook delinea con su lengua el borde de su labio inferior e introduce ella para profundizar su beso; el menor no se opone a ello y gime en respuesta. Los labios del menor son tan suaves y cálidos que el pelinegro no quisiera dejar de besarlos nunca.
El beso llega a su fin y sin embargo jungkook no se aparta, solo deja unos centímetros de distancia y besa sus mejillas, su frente, su cuello y su cabello en gastos besos.
TaeHyung recuesta su cabeza entre el cuello de Jungkook y él lo envuelve en sus brazos.
Así se quedan por un buen rato y TaeHyung piensa en lo que ha dicho JiMin:
"Jungkook no quiere estar con una persona que sea fuerte, porque él lo es. Quiere a alguien sensible, que se refugie en sus brazos y así él poder cuidarlo."
TaeHyung se aleja y entrelaza su mirada con aquel pelinegro, quienes lo miran con ternura y promesas.
El menor se sonroja cuando ve el ramo de rosas por el suelo y lo recoge para aspirar su aroma.
—Gracias. —se sonroja.
¿Existiría alguna vez en que TaeHyung no se sonrojara?.— Debería ponerlas en agua.
—Las pones después. —dice jalándole el brazo y besándole la frente.
TaeHyung entonces ve su vestuario.
—¿Por qué tienes esos guantes de motociclista?
Jungkook sonríe, acomoda los guantes de cuero de sus manos y guiña coquetamente hacia TaeHyung
.
—¿Recuerdas mi antigua motocicleta? —el menor asiente.— La he compuesto estos días.
El menor casi siente desmayarse.
—¿Qué? ¿Estás loco viniendo en esa horrible cosa? ¿Te imaginas qué te puede pasar a esta hora?
—No pasa nada. —sonríe Jungkook.—
—¿Y no se te había arruinado?
—Un amigo me ayudó a repararla. —Se refirió a YoonGi—. Es nuevo amigo.
—¿Amigo? —se cruzó de brazos TaeHyung.— Digo, hay amigos que son bonitos...
—Pero eres más bonito tú.
Entonces TaeHyung lo golpea y Jungkook no sabe el porqué, pero de pronto el menor está molesto.
—Pasé todo el día preocupado por ti, no tenía ninguna llamada tuya, no contestabas ni los mensajes. No dabas señales de vida, nada.— frunce el ceño, cruzándose de brazos y mirándose tierno.
—¿Y qué hay de mi, que pasaste ignorándome todos estos días?
—Te lo mereces...
Jungkook suspira y se acerca hacia el pequeño para tomar su mentón y suavemente levantar su cabeza. Sus ojos demuestran que está asustado y quizás los de Jungkook también.
Pero ninguno sabe porqué.
—Lo siento, TaeHyung. —susurra.
El menor sonríe débilmente.
—Tenemos que hablar de todo. — dijo refiriéndose al tema de Ambar y el pelinegro asintió.— Pero antes dame un beso... de esos que me dejan sin aliento.— se ruborizó.
Jungkook sonrió coqueto y observó cada facción de TaeHyung con tanto detenimiento que el menor se sentía mucho más apreciado.
Delineó con su dedo la sensual curva de sus labios y sin más rodeos rozó sus labios con los suyos para capturarlos en un beso lleno de promesas y súplicas por seguir juntos.
El amor es bueno cuando las personas mutuamente se aman y lo hace feliz.
Pero cuando es mutuo y te hace daño, pero a la vez no; te sientes feliz pero a la vez dependiente del otro, entonces no es bueno.
TaeHyung se apartó lentamente después del beso, saboreando el sabor que habían quedado en sus labios de Jungkook.
El mayor tendió su mano hacia él nerviosamente y el menor la recibió.
Juntos salieron hacia la motocicleta que estaba estacionada frente a la banqueta.
Jungkook se sentó en ella y luego ayudó al menor a que se sentará frente a él.
Aspiró el aroma de bebé en su cabello sintiéndose agobiado de la plática que vendría esta noche.
—Yo dependo de ti.— susurró y luego encendió el motor.
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