𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁ℴ 𝓿𝓮𝓲𝓷𝓽𝓲𝓸𝓬𝓱𝓸
JiHyuk había tenido muy buenos días desde que C. Judtzy ganó contra el colegio de Brootz con una ventaja de siete anotaciones.
Jamás se sintió tan feliz como en ese momento, tras haber obtenido el trofeo de victoria, los vitoreos del público, un apretón de manos de Jungkook y principalmente un abrazo de TaeHyung.
Desde aquel momento épico C. Judtzy no paraba de obtener victorias y aquello era más que bueno, principalmente para Jungkook porque, al ver que el equipo de preparatoria ya estaba preparado, ya no sería necesario entrenarlos más con los universitarios.
Eso implicaba que el equipo ya no entrenaría a C. Judtzy, y como ahora JiHyuk era su amigo, ya no tendría que molestarse en proteger de TaeHyung y dejaría por fin el puesto de Mariscal de Campo porque cada día sentía que detestaba más el fútbol americano.
—¿Dejarás el puesto? —preguntó incrédulo Namjoon, sin poder creérselo—.¿Estás loco?
¡Te necesitamos, eres bueno jugando!
Namjoon se puso serio.
—¿Prefieres estar en un deporte en el que te muelan a golpes y no saber cuándo te dejarán inconsciente?
Jungkook sonrió.
—Esa es la parte divertida.
Y después de eso, Namjoon y el resto del equipo ya no insistieron más.
Ahora, TaeHyung va meciendo su mano entrelazada junto a la de Jungkook de arriba hacia abajo mientras éstos van caminando hacia la casa del menor después de un largo partido en el que C. Judtzy derrotó a Veredit por una larga ventaja.
—No entendí nada de lo que pasaba
—desbordó TaeHyung el silencio—. pero fue divertido. Mi parte favorita fue cuando Joon-hee llegó a la meta.
¿Meta? No existía ninguna meta.
—Cariño, se le llama anotación.
—Ah, bueno, eso.— le sonrió—.
¿Cuál fue el tuyo, Kookie?
Éste quedó pensando.
—¿Mi parte favorita? —TaeHyung asintió—. Mmm.... Quizás cuando los cuatro chicos de Veredit se lanzaron contra JiHyuk.
—¡ Kookie, no seas grosero!
Eso debió doler... —hizo una mueca de disgusto, luego de eso ninguno dijo más y disfrutaron su compañía en un dulce silencio.
Jungkook no quería decírselo, pero en verdad había disfrutado cuando aquellos chicos se lanzaron en contra de JiHyuk, tacleándolo.
Fue divertido.
El reloj de Jungkook marcaba las 11:45 pm y él le había prometido a SunHwa que dejaría a TaeHyung frente a la puerta de su casa a las doce en punto. Ya iban un poco atrasados y eso era culpa del menor, debido a que había protestado en ir al partido caminando y no en la motocicleta, en donde decía que "iba a caerse" o "llegarían a accidentarse".
Lo peor de todo era que TaeHyung caminaba muy lento.
Aunque no era tan mala la caminata después de todo, porque ambos la estaban pasando bien. Principalmente cuando TaeHyung dejaba de caminar y jaloneaba de la mano de Jungkook para que éste se le acercase y lo besase.
Se besaban como si tuvieran todo el tiempo del mundo. Jungkook rodeando sus manos en la cintura de TaeHyung y apegando sus cuerpos, éste tenía la filosofía de que si el mayor no lo detuviese nunca entonces se caería, porque cuando Jungkook lo besa sus piernas siempre se debilitan.
Esos pequeñitos detalles en los que TaeHyung se dedicaba a dar cariñitos a Jungkook, eran los que volvían loco su corazón.
—Ya llegamos, Kookie. —sonrió él.
Dando un pequeño salto hacia la grada que quedaba frente a la puerta de entrada de su casa—. Fue lindo caminar después de todo, ¿cierto?
—Lo fue.
Aunque hubiese sido mejor irnos en mi nena.
—¿Tú nena? —este asiente. TaeHyung casi le golpea en el hombro y se cruza de brazos—.¿Quién se supone que es tu nena?
—Mi motocicleta. ¿Quién más?
—Ah, claro. —se molestó, porque era tan fácil hacerlo, como si algo inerte llegara a robarle el corazón de Jungkook—.¿Ahora llamas a esa cosa tu nena? Claro, tu chatarra de porquería es tu "nena" por sobre todo.
Jungkook le sonrió.
—Puedo ponerle los apodos que deseo y no es una porquería como tú dices que es.—el menor ni siquiera intenta cambiar su inconformidad—.
Bueno, tú puedes ser mi nena si quieres.
Él aire se le detiene, TaeHyung se sonroja y tímido baja su vista hacia sus pies.
—Oh.
Jungkook ama eso.
Y quiere decir algo cuando TaeHyung le interrumpe;
—Pues no, porque se supone que soy tu princesa, ¿cierto? —éste no sabe si lo que ha dicho está bien, pero piensa que sí cuando ve a Jungkook sonreírle y acercarse a él—. Cariño, pero si tú lo eres todo.
El menor se sonroja más de lo que ya está, así que aprovechando que Jungkook ya se le ha acercado; recuesta su cabeza entre su hombro y su cuello, para que éste no lo mire en esa situación. Todo lo que pasan juntos es tan lindo, tanto así que TaeHyung no sabe ni cómo asimilarlo.
—Kookie...
—¿Sí?
—¿Me das un beso? —dice más bajito, pero mantiene un tono de voz pícaro y a su vez tímido. Se re incorpora, rodeando sus brazos en el cuello de Jungkook y juntando sus cuerpos—.¿Sí, bebe?
—TaeHyung, ya dijimos que no soy un bebé.
Pero éste no le concede a su molestia.
—Bien lo eres, Kookie. —toma de su cuello, brindándole suaves caricias en la parte posterior con sus manos—.
Es solo que nunca quieres admitírmelo.
Su toque es tan tierno que TaeHyung cierra sus ojos, sintiendo además cómo el menor roza sus narices y pega sus frentes para casi rozar sus labios.
—Me estás alterando, TaeHyung.
Solo escúchalo.
Éste está conmocionado, casi sonriendo sobre su boca. —Lo estoy sintiendo, Kookie.—le contestó, refiriéndose a los latidos de su corazón, que eran fuertes—.
Me gusta cuando pasa.
Aunque nunca sé si vas a explotar.
Entonces Jungkook se aparta un poco y empieza a reírse a carcajadas, contagiándolo a él.
La manera en que TaeHyung le ha dicho lo último había sido como si fuese algo riesgoso.
TaeHyung sigue sonriendo al ver cómo su novio se encuentra feliz y realmente le gusta que sea así.
Le encanta oírlo reír, porque eso significa ver sus ojitos achinados y su ancha sonrisa incondicional.
Jungkook se va calmando poco a poco, mientras tanto entrelaza su mano con la de TaeHyung y besa ésta con suavidad.
Él es todo lo mejor que alguien tan posesivo y controlador ha podido tener.
—TaeHyung, me encantas.
Entonces el menor no puede resistirse más y toma de la camisa de Jungkook para poder juntar sus labios, por fin. Realmente necesitaba sentirlos, pues amaba como éstos palpaban los suyos en delicados movimientos, en como su lengua podía apoderarse de su boca sin dejar la pasión; y la manera en que solía tocarlo, oh Dios, TaeHyung amaba esa posesión.
—Mmm...—Jungkook sabía cómo hacerle ver el cielo.
Ambos sonrieron en medio del beso y Jungkook aprovechó la oportunidad porque en un pequeño descuido, tomó de su labio y mordió de él, haciéndolo jadear—. Auch.
Pero Jungkook no lo dejó apartarse y por último le brindó un casto beso, para así separarse y sonreírle al menor.
TaeHyung acunó su rostro con sus manos, hablándole como si fuese un niño.
—Kookie, quédate conmigo esta noche, ¿sí?
—Ni siquiera traigo ropa.— le sonrió.
El menor comenzó a jalonear de su brazo, queriéndolo adentrar a su casa, pero éste ponía resistencia—. ¿Desde cuándo tienes tanta fuerza?
—Kookie, no es como si fuera la primera vez que te quedaras, vamos Jungkook. —jaló de él—.
Tienes más ropa en mi casa que en la tuya.
Jungkook se opuso, porque por alguna razón no podía quedarse hoy.
—TaeHyung... —era la tercera vez que decía que no, aunque éste no parecía dejarlo ir.
Jungkook revisó el reloj de su muñeca—.Ya son las doce en punto.
Justamente, en ese momento, como si alguien hubiera esperado el tiempo medido, la puerta se abrió. Frente a la puerta apareció la silueta de SunHwa, con un rostro de seriedad, que al verlos a los dos, cambió a uno de felicidad.
—Oh, muy bien, Jungkook, siempre impresionándome. —luego miró a TaeHyung—.Hola cariño, ya puedes entrar.
Ella notó al menor molesto, porque éste ni siquiera se despidió de Jungkook antes de adentrarse a su casa.
Miró a Jungkook.
—¿Han peleado?
Jungkook no lo perdió de vista hasta que éste subió las escaleras hacia su habitación, luego miró a SunHwa. —No, no lo hemos hecho.
No muy convencida, asintió.
Se despidió de Jungkook y lentamente cerró la puerta, apagando también la luz que daba a la calle.
Jungkook revolvió su cabello, no es que no haya querido pasar la noche con TaeHyung, es solo que había quedado con Hoseok y YoonGi en ir a tomar unos tragos. Sabía de que si le contaba de ello al menor éste no iba a estar de acuerdo.
Jungkook ya no lo pensó más y caminó por el sendero que dejaba al frente un árbol.
—Bueno, Hoseok y YoonGi pueden esperar.
y luego de ello tomó de una rama, para impulsarse hacia arriba e iniciar el típico rumbo que siempre tomaba hacia el balcón de TaeHyung
Éste venía de cepillarse los dientes cuando se recostó en la cama, había tenido un perfecto día. Jungkook había pasado por él desde la mañana y no fue hasta ahora, la media noche, en que fue a dejarlo.
Tampoco podía obligar a Jungkook a quedarse con él, eso lo reconocía muy bien.
Es solo que, él de verdad hubiera querido aquello. Ya saben, dormir a su lado.
Amaba esa sensación de dormir y amanecer con alguien al quien amas a tu lado.
Ni siquiera sintió cuando el balcón se abrió, quizás fue por el cansancio.
Pero sí sintió cuando la cama se hundió y detrás de él alguien lo abrazó.
Sintió su aroma, sus brazos rodeando su cintura, sus piernas enredarse con las suyas y unos labios besar su hombro.
Él sonrió.
Tenía al mejor novio del mundo.
1:32 am:
Jungkook no podía conciliar el sueño, ni siquiera tenía la necesidad de cerrar sus ojos y contar hasta el millón para poder dormir.
Había mandado un mensaje para Hoseok y YoonGi y éstos le enviaron una nota de voz en donde al parecer la estaban pasando bien.
Por sus tonos de voz él dedujo que ya estaban borrachos.
Se giró hacia arriba, contemplando el techo.
Cuando vio los adornos de las estrellitas de noche brillando en medio de la oscuridad, sonrió. Hace casi dos años que Jungkook se las había pegado a TaeHyung.
Casi dos años.
Aquello era demasiado.
Jungkook aún no lo podía creer, pues en otro tiempo él no se hubiese visto estando enamorado y en una relación tan larga.
Aquel recuerdo casi le hizo estallar el corazón.
Jungkook estaba sacando los audífonos de su casillero, cuando alguien lo cierra de repente, sorprendiéndolo.
SeokJin apareció ante su vista.
—Bien. Hablémoslo como mejores amigos, porque estoy cansado de escuchar los rumores que rondan por el colegio.—dijo serio. Se recostó en el respaldo del casillero de al lado y borró su rostro de seriedad a uno burlón—. ¿Te gusta el niñito de noveno, cierto?
—¿De qué estás hablando?
—De mis pelotas. —se rió y luego golpeó su hombro—. No, ya basta. Hermano, te estoy hablando en serio.
¿Te gusta si o no?
Jungkook no habló por unos segundos.
—¿Hablas de TaeHyung?
—Aw, te sabes su nombre. —y al instante fue golpeado—. ¡Pero no me pegues que soy frágil!
El sarcasmo de Jungkook salió.
—¿Frágil? Sí, y JoonHee aprueba historia.
No tenía idea que ser frágil significaba ser el corredor principal del equipo.
—No cambies de tema.
—No estoy cambiando de tema.
Solo que no me interesa hablar de ese niño, no sé de dónde se sacan tanta mierda todos.—se molestó. Dijo entre dientes—; Escúchame bien, Jin.
No me gustan los chicos afeminados, es más, detesto que sean así.
He conocido varios —le apuntó con el dedo—. lo sabes muy bien y todos los que he conocido son simplemente insoportables.
Pero por más de que se le enfrentó, Jin no le tuvo miedo, y fue al contrario, incluso hasta se cruzó de brazos y le habló con toda la serenidad del mundo.
—Por ahí te han visto irte con él en tu motocicleta.
Jungkook se puso rojo.
—Él no tenía como irse.
—Podía irse en bus.
—Estaba lloviendo.
—¿Eso importa?
—S-s...no.
Jin alzó una ceja, no le creía absolutamente nada de lo que éste le decía.
—¿Por qué no quieres admitirlo?
Jungkook ya estaba irritado, tiró con fuerza el cable de sus auriculares -que seguían presionados por el repentino cierre del casillero-.
Ni siquiera le importó cuando un audífono se le rompió.
—¿Admitir qué, Jin?
¿Qué me gusta ese llorón que miras por allá?—señaló hacia la otra punta del pasillo, en donde un TaeHyung estaba estampado contra los casilleros, siendo amenazado por unos chicos de último año—. ¡Ves, ahí está! ¡Eso es lo que pasa cada vez que lo miras, siempre está llorando!
Jin ni se dignó a cambiar su expresión, solamente observó al menor.
Efectivamente éste estaba llorando.
—Puedes hacerte el duro conmigo, pero lo que acabas de ver no fue lo que te esperabas. Si yo no estuviese aquí, estarías ahora mismo a su lado para romperle la cara al idiota que lo está dañando.— se produjo un corto silencio, en el que Jungkook no supo que más decirle.
Jin no era estúpido, supo que estaba en lo cierto—. Desde que ha venido no has hecho más que defenderlo en todo y ofrecerte como alfombra cada vez que él pasa cerca de nosotros.
—P-pero...
—Dime qué estás tramando.
Definitivamente no eres tú.—se giró a verlo, de nuevo—. Ni siquiera me defendiste a mi al conocerlos, o a Hoseok. Mejor dicho, a todos.
¿Por qué a él sí?
Jungkook quería contestar, decir algo, mentir, pero no le salía nada. Él tampoco lo entendía.
Cuando abrió su boca y quiso decir algo, aunque sea una mínima expresión, no pudo; porque se distrajo al ver a un TaeHyung pasar tan rápido a su lado, casi corriendo, con los ojos completamente llorosos, bañando sus mejillas con sus lágrimas y con una mano cubriendo su boca.
Jungkook sintió el impulso de ir detrás de él y protegerlo. Jin notó aquello.
Unas risas se escucharon justo en el fondo del pasillo, en donde había estado TaeHyung siendo humillado. Entonces se airó.
Jungkook sintió aquel peso de una corriente en su espalda que descendía hasta sus pies, sintiendo un odio incomparable con los idiotas que se estaban riendo.
Apretó los puños y no pudo contenerse más.
A Jin ni siquiera le dio tiempo de reaccionar, cuando él se fijó, Jungkook ya estaba caminado en grandes zancadas hacia ellos, borrando las sonrisas de sus rostros y tomando a uno del grupo para estampar secamente su puño en su rostro.
Ninguno de ellos se salvó.
TaeHyung llegó corriendo al sanitario, sin fijarse a cuál había entrado.
En ese momento la campana sonó, dando nuevamente el inicio de las clases.
TaeHyung faltaría el resto del día, no podía soportar otra humillación.
Estaba solo y agradeció a Dios por ello.
Reposó sus brazos en el lavamanos y se vio al espejo. Tenía el rostro rojísimo y bañado en lágrimas. Se veía horrible.
Su labio inferior comenzó a temblar, trató de detenerlo con una de sus manos pero ésta también lo hacía.
—Soy tan terrible. —era un asco, un caso perdido.
Entonces un nudo se formó en su garganta, de aquellos que piden a gritos convertirse en sollozos, sus ojos volvieron a humedecerse y volvió a llorar-. No, a romper en llanto.
Odiaba lo que tenía en frente, detestaba lo que reflejaba el espejo.
No podía creer como ser él mismo podía causar tanto odio en la gente.
Se deslizó hasta caer al suelo, intentando protegerse a él mismo rodeando sus piernas con sus brazos y cubriendo su rostro en sus rodillas.
Jungkook logró escabullirse de la oficina del director y abrió la puerta del sanitario apenas escuchó un pequeño ruido afuera.
Ahí fue donde lo encontró, roto, dolido, tan destrozado que solo al verlo se rompió su corazón. Aquello no le pasaba nunca, pero TaeHyung... él tenía algo que rompía todos sus típicos esquemas.
Se arrodilló frente a él y se mentalizó en que tenía que ser suave y delicado porque quizás éste podía volver a romperse.
Las yemas de sus dedos tocaron sus brazos, deslizándolas lentamente por el entorno de ellos y así poder tomarlos.
TaeHyung se asustó y luego lo miró, aquellos ojos que le reflejaba tanto, él deseaba entrar a ese mundo, pero no era apto para él.
Él se calmó.
Jungkook no perdió el contacto visual.
Ignoró las cicatrices que rozaban la palma de sus manos y llegó hasta sus muñecas, en donde tomó la valentía de alzar sus brazos y rodearlos en su propio cuello, haciendo que TaeHyung le abrace, acercando más su cuerpo al suyo.
TaeHyung se aferró a él y lo abrazó por su voluntad, enterrando su rostro en su cuello, embriagándose del cítrico aroma varonil del más grande. Y sintiéndose así de bien al abrazarlo, volvió a llorar.
Jungkook lo levantó del suelo, rodeando sus piernas en su cintura y lo cargó.
No pesaba nada, era tan liviano que se sorprendió. Lo sentó en el lavamanos y dejó que él llorara todo lo que deseara, sin importarle que empapara su sudadero.
—TaeHyung... —le susurró en su oído y quizás por el mismo miedo de hace un rato éste se tensó—.Pequeño, vamos, déjame verte. —intentó apartarse, pero TaeHyung se opuso a soltarlo y trató de ignorar el sentimiento lindo que le provocó el diminutivo que suele decirle Jungkook cuando nadie los ve—. Tengo que verte.
Lentamente TaeHyung fue soltándolo y se sentó rectamente, evitando ver a Jungkook a los ojos aunque éste estuviera luchando para encontrar su mirada. Jungkook tocó una de sus mejillas, acariciándola suavemente, él buscó también su tacto porque gustaba como lo tocaba.
Entonces las manos de él acunaron su rostro y limpiaron las lágrimas que salían de sus ojos, toda lágrima que podía correr el discreto delineador que se había aplicado.
—Que lindo. —sonrió Jungkook al darse cuenta de ello—. Por eso tus ojos se ven más bonitos hoy.
El silencio volvió, Jungkook se alejó de él y se dirigió a un baño, regresando al segundo con un poco de papel y regresando a su posición actual. Amó ver por unos segundos como las piernas de TaeHyung colgaban en el aire, se veía tan tierno.
El menor ni siquiera dijo nada y se dedicó a observar cómo Jungkook remojaba el papel en el grifo, sus ojos se deslizaron a su perfil, calificándolo como perfecto, no había una mejor descripción para ello.
Jungkook se re incorporó, para deslizar el papel en el de TaeHyung, tratando de ser dulce.
—No les gusta que use maquillaje. —habló por fin, refiriéndose a los tipos y oyéndose su voz más aguda a causa del llanto—. Yo-no... no suelo usarlo. Pero hoy quise hacerlo —se calló unos segundos—. Para verme bonito.
Jungkook sintió una abofeteada en su interior, Dios, ¿Cómo podía ser tan tierno?
Deslizó el papel por su mejilla, teniendo más cuidado en ésta por el hematoma que comenzaba a salirle.
—Dicen que... que cuando una chica se maquilla es por dos razones, porque quiere ser bonita o porque quiere impresionar a alguien.
—tomó otro trozo de papel y lo contempló a él—.
¿Por qué quisiste hacerlo tú?
Él hundió sus hombros, sintiéndose peor.
—Por ambos, supongo.
Aunque ¡auch! —pegó un brinquito y el mayor se disculpó—. Yo... yo sí quise hacerlo para impresionar a alguien.
Jamás tan repentinamente se había puesto tan celoso. —No lo hagas, que no tiene el privilegio.
—Quería que me vieras tú.
Él se impresionó, quedándose mudo.
TaeHyung se sintió tan mal por el silencio que quizo lamentarse pero Jungkook no le dejó hablar.
—Entonces me has impresionado, porque hoy te mirabas hermoso.
TaeHyung se sonrojó al instante.
—Ahora ya no.
Jungkook tiró del último papel en el cesto de basura y luego volvió a ver a TaeHyung, ya sin lagrimas en sus ojos, sin maquillaje corrido y sin rostro extremadamente deprimido.
Le encantaba de todas maneras.
—¿Me dejas darte un consejo? —él asiente y esta vez TaeHyung sí lo mira a los ojos, entrelazando sus colores a uno solo—. No tienes necesidad de usar maquillaje, ni de intentar verte hermoso porque ya lo eres. —acorta más la distancia, tomando su rostro en sus manos sin dejar de verlo a los ojos. Su respiración es tan cálida y su piel tan suave—. No sé si te has fijado, pero no necesitas un delineador porque tus ojos siempre están brillando, nunca he visto unos ojos tan hermoso. Y tampoco es que debas usar rubor, porque siempre estas sonrojado. Cariño, tienes un rostro precioso, que no es necesario un lápiz labial, si lo ves tus labios tienen un leve color rosado. -y fijó su vista en ellos, viendo los carnosos de estos, deseando poseerlos-. Aunque... Sí podrías usar todo el brillo labial que quisieras porque, tú sabes... me gustaría probar el sabor de cada uno de ellos.
Sus mejillas se sonrojan.
—¿Quieres besarme?
Mientras el otro está atontado viendo sus labios. —Necesito besarte.
—¿Por qué no lo haces, Jungkook?
—Quiero que sea en el momento perfecto.
TaeHyung podía haberse ilusionado en cada una de sus palabras, incluso quería decirle de que aquel sí era el momento perfecto para hacerlo, pero eso quizás sonaría urgido.
Él solía ilusionarse la mayor parte del tiempo y no quería volver a ser lastimado.
—Tú siempre sueles decirme que soy lindo. Luego andas por ahí diciendo que soy feo y afeminado, que no soy más que un estorbo y te tengo harto.
Y aquello golpea a Jungkook a la realidad, y jamás en su vida se ha sentido tan mal como en aquel momento. El menor ha desviado su vista hacia otro lado, porque si sabe que lo ve a los ojos comenzará a llorar.
Ojalá a él no le gustase Jungkook, porque aquello era malditamente doloroso.
Jungkook no sabe qué contestarle.
—Y-Yo... suelo ser muy estúpido al hablar que ni siquiera me doy cuenta que te duele.
La verdad es que tengo miedo de que vean que me eres muy importante, porque todo podría empeorarse para ti.
—Yo pienso que estás en lo cierto, en el hecho de que solamente te estoy siendo un estorbo.
No es necesario de que me digas un testamento, yo sé que soy afeminado y que incluso te molesta.
—No te sientas así, solo ignora lo malo que he dicho, no quiero que pienses eso de mi.—lo abraza, porque de pronto siente miedo de que éste lo deje ahí. Solo. Pensando algo de él que no es cierto—. En realidad, no me importa cómo eres y lo que deseas ser, porque eres perfecto así. Eres más de lo que te digo que vales, principalmente para mí.
Y el silencio de TaeHyung lo perturba.
—Pequeño... —y lo escucha sollozar, de nuevo.
Él se aparta un poco, besando su cabello y todo su rostro en besos cortos. TaeHyung se siente como si en verdad fuese querido por él—.¿Por qué estás llorando?
—No lo sé. —frota sus ojos con sus manos, quitándose las lágrimas-.—Siempre lloro por todo.
No podía existir otro ser más tierno.
Quizás desde esa vez Jungkook comprendió que no podía controlar aquello que estaba sintiendo, le gustaba TaeHyung y se sentía estúpido por haberlo negado durante tanto tiempo.
Gustaba de él y cada una de sus actitudes sean cual fuesen, sin importar que fuese femenino, porque aquella era la parte que más amaba de él, aunque hace horas atrás se lo hubiese negado a Jin.
[...]
Ahora, que él recuerda ese momento, sigue sintiendo que fue un imbécil en estarse engañando de sus sentimientos a TaeHyung.
Jungkook no puede evitar sonreír ante todo lo que se relacione con él.
Y ahora, que por fin lo tiene entre sus brazos, jamás se ha sentido tan dichoso de ello.
Aún se siente como si fuese un primerizo, pues las sensaciones que éste suele causarle simplemente son confusas para su mente.
TaeHyung está durmiendo plácidamente sobre su pecho y cada vez que baja su vista para contemplarlo siente quedarse sin aliento.
Una de sus manos está descendiendo por debajo de la remera holgada de éste, sintiendo toda la longitud de su blanquecina espalda, sintiendo la suave piel de esta y cuando su mano llega hacia su palpable trasero vuelve a ascenderla. Siempre catalogó su figura como perfecta.
El menor se remueve un poco de su posición, abrazando más a Jungkook y recostando su cabeza en su pecho.
—¿Kookie...?
Su tono suena adormitado, pues ese lindo nene que tiene a su lado está cansado.
—¿Sí, cariño? ¿Por qué estás despierto?
—Solo estoy adormitado. —medio sonrió, sin siquiera abrir sus ojos porque mantenía sueño—. ¿Tú por qué no estás dormido?
—Shh... cariño —lo acurrucó, posando una de sus manos en su cabello para acariciarlos y tomar su cadera, para deslizar su mano en una de sus piernas y así envolverla sobre su cintura—. Duerme lindo, cariño; que mañana iremos al cine.
TaeHyung no contesta más, pero sonríe.
Por otro lado, al cabo de varios días después;
TaeHyung, según JiHyuk, había estado más alterado que nunca y Jeon Jungkook era el culpable de ello. Pues el hecho de que estos estaban por cumplir su segundo año de aniversario lo tenía entusiasmado.
Dos increíbles años llenos de momentos hermosos, también discusiones, pero principalmente de muy buenos recuerdos.
—Dos años. —suspiró TaeHyung—. Y los recuerdos parecen como si hubiesen sido de ayer, definitivamente es algo que se merece recordar.
—Ajá. —contestó JiHyuk, restándole importancia y fijándose más en terminar la guerra del juego de su celular, cash of clans—.
¡Maldita sea, sí! —TaeHyung lo miró indignado—. Ejem... Tú sabes, me refería a lo que estabas diciendo. —Intentó cambiar de tema— ¿Tienes listo el regalo de Jungkook?
—Claro, encargué de que el pedido llegara a su casa, en verdad espero que le guste.
JiHyuk sonrió, a pesar de que tuviera que tolerar que TaeHyung no lo quería y al parecer, que ni siquiera se daba cuenta en lo que sentía por él.
El profesor de literatura les había reñido a ambos cuando pidió aquel trabajo que había dejado hace mucho tiempo y éstos no se lo habían entregado.
TaeHyung no comprendió cómo se le pudo haber pasado por alto durante tanto tiempo, pero por todas las distracciones que había tenido se le había olvidado. Y tampoco era como si JiHyuk se hubiera recordado.
JiHyuk llevada casi dos horas trabajando sobre el proyecto en su casa y no habían señas de Jungkook por ningún lado.
Se acomodó la garganta.
—TaeHyung...
—¿Mhm?
Se reincorporó en el sofá, sintiendo como los nervios corrían hacia él.
—¿Dónde está Jungkook?
—En boxeo... —contesta seco, porque le incomoda hablar de ello—.
Restriega sus manos.
—¿Y puedo preguntarte algo? —éste le asiente—.Yo-bueno, tú... —no podía ser tan difícil—.¿A ti te ha gustado alguien más, aparte de Jungkook?
Él se sorprende.
—¿Qué dices? ¡Oh! —su ceño poco a poco se va frunciendo—. ¿A qué viene esto?
Miente.
—Es duda.
—Bueno, si me gustó alguien, pero fue hace mucho tiempo, tú sabes, todavía no había conocido a Jungkook. Portaba el sexto año y era mi mejor amigo; se llamaba Bo Gum.
Bueno, yo sabía desde un principio qué sexo era lo que me gustaba, porque yo siempre fui así d-de poco masculino. El problema era y es decirlo a esa edad.... eso sí es una locura. Pero creí que podía contar en él por ser mi mejor amigo, así que dije que me gustaban los chicos y me atreví a decirle que me gustaba él.
—No. —sonrió JiHyuk en sarcasmo—.¿De verdad hiciste eso?
—Era un tonto, creí que también iba a quererme como yo a él.—después de tanto tiempo, ahora le daba igual, aunque luego se puso serio—.
Creí que iba a apoyarme, pero pasó lo contrario.
—¿Y qué sucedió?
—Bueno, él dejó de hablarme y poco a poco envés de guardar mi secreto se dedicó a decírselo a todos. Si antes era una burla para mis compañeros, después me volví en lo peor.
Luego me cambiaron de colegio, pero siempre sufría lo mismo en todos, hasta que llegué a C. Judtzy, en donde conocí a Jungkook.
—Perdón, pequeño. Pero qué imbécil éste tipo.
—procuró no reservárselo más—.
¿Que hizo Jungkook?
Los ojos de TaeHyung brillaron, no podía decirse si de emoción o ilusión.
—Pasé un mes tolerando todas las burlas y humillaciones a cualquier hora del día, yo sentía que era otro colegio justo como los anteriores. Jungkook,
—hubo un silencio—. Oh Dios, todo se volvió hermoso.
—¿Entonces eso fue lo que te gustó?
—Realmente me gustó que por fin alguien se preocupara por mi. —al segundo se ruborizó—.
Pero también me parecía guapo. Mucho.
—Que lindo. —mintió, porque en realidad quería cubrirse los oídos—. Entonces...¿No has querido a nadie más?¿Solamente a Jungkook? —éste asintió—.No lo ves... ¿M-malo? Es decir, por el hecho de que no te gustara o te guste nadie más.
Éste lo miro confundido.
—No. No veo tampoco el porqué debería cuando yo quiero solamente con Jungkook.
La suerte no estaba del lado de JiHyuk, siempre era así y lo sabía.
Ni siquiera encontraba algo mínimo o alguna señal de humo que hiciera cambiar a TaeHyung de opinión.
Ninguno dijo nada más.
Pudieron pasar minutos, que dejaron pensando a TaeHyung, no fue hasta después de un rato que habló. —¿P-por qué dices que ésta mal?
JiHyuk levantó la vista y sonríe.
—No has experimentado cosas nuevas.Es decir, ¿no te has puesto a pensarlo?—él capta toda su atención, aquello s ojos lo miran con detenimiento.
Él se desliza hacia dónde éste está—.¿Cuánto tenías cuando conociste a Jungkook?
—¿14? —lo dice en duda, esperando a que éste diga algo más—. ¿Por qué?
—Eras solo un niño. —dice serio—. Mientras él tenía 17. ¿No te molesta que él ya haya experimentado mucho más cosas antes de ti?
Porque no creo que haya descubierto todo lo que han hecho contigo.
TaeHyung jamás lo había pensado así y ahora que lo hacía no negaba en que le molestaba aquello.
Jungkook, por su atrevimiento y actitud, había vivido mucho más que él.
En cambio, éste es inexperto, y lo que sabe es gracias a Jungkook.
—Antes me preguntaba porqué solía conformarse conmigo, cuando somos todo lo opuesto.
—Totalmente cierto. —aquello fue muy estúpido, TaeHyung parpadeó sorprendido—. Lo siento, me refería a lo de los polos opuestos.
—¿Tú crees que él se aburra conmigo?
No, por supuesto que no.
—No lo sé...
—JiHyuk. —le llama y el nombrado ve que sus ojos miran a un punto fijo, totalmente ido.
Desvía su vista, para toparla con la suya—. ¿Por qué me has dicho todo esto?
Él se alza de hombros, fingiendo desinterés.
—Solo quería decírtelo.
Por si, bueno, por si te llegas a fijar en alguien más.
—No vale la pena.
Yo amo a Jungkook.
JiHyuk traga en seco, molesto.
—Estupendo.
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