RENDICIÓN

Akira.

No debería de haber caído en su chantaje, si fuera inteligente habría tomado el teléfono y le hubiera llamado a mi esposo para contarle todo y rogar porque creyera en mí y que si inocente hijo no es lo que aparenta. Pero no, estoy aquí parada afuera de su habitación, con la respiración agitada y el corazón acelerado, demasiado consciente de lo que va a pasar en el momento que toque y él abra.

Tomó una respiración profunda y tocó la puerta, pasan unos segundos antes de que abra con una sonrisa endemoniadamente atractiva.

—Sabía que vendrías —dice haciéndose aún lado para que entre.

Mis ojos escanean la habitación, nunca antes había entrado, no había querido irrumpir en el espacio de Hobi, y ahora aquí estoy de pie, esperando por su primer movimiento, ansiosa y muy a mi pesar completamente excitada. Escuchó la puerta cerrarse y me hago muy consciente de su presencia.

—No sabes las ganas que tenía de tenerte así —dijo pegándome a mi cuerpo por la espalda, hablando demasiado cerca de mi oreja, provocándome un escalofrío al sentir su tibio aliento.

—Será la primera y la última vez — digo sorprendiendome a mi misma por la seguridad con la que hablo cuando mi cuerpo entero está temblando.

Siento su cuerpo moverse cuando se ríe antes de morder mi lóbulo y arrastrar sus dientes por mi cuello mientras desabrocha el nudo de mi bata, para abrirla y dejarla caer al suelo, mientras deja pequeñas mordidas en mis hombros, antes de volver a hablar.

—Concuerdo contigo, será la última vez que yo tenga que hacer algo para tenerte, después de que te haga mía vas a rogar por más, no vas a volver a querer que ningún otro hombre que no sea yo te toque.

Quería decirle que se equivocaba, pero no quería provocarlo más, así que solo me quedé callada. Sin dejar de besarme el cuello y la espalda, se deshizo de mi bata, dejándome solo en bragas, sus manos recorrieron el contorno de mi cuerpo con suavidad, su toque se sentía como si quemara. 

—Tienes un cuerpo perfecto Akira, tan suave, tan listo para ser marcado por mí. Deja de negarlo, puede que antes no lo pensarás, pero no puedes negar que te atraigo, que me deseas, tu cuerpo no miente —continuó hablando mientras metía su mano por el frente de mis bragas, tocando mi coño húmedo.

Un gemido se escapó de mi boca cuando uno de sus largos dedos se hundió en mi, al mismo tiempo que su pulgar presionaba mi clítoris haciéndome delirar. Siguió moviéndolos hasta que me hizo explotar en un orgasmo intenso como nunca antes lo había sentido y eso solo había sido con sus manos, no quería pensar cómo sería cuando metía su polla en mi.

Me rendí, lo deje ganar, el deseo y la lujuria pudieron más que yo y el amor que siento por su Seungmin, me gire quedando frente a él, pasé mis manos por su abdomen, antes de bajarlas hasta la cinturilla de su pantalón, sin dejar de mirarlo metí una tanteando el enorme bulto que se había formado, apreté y un gemido ahogado resonó en su garganta antes de que tomara por la nuca y me besara con pasión.

Su lengua exploraba mi cavidad, sus dientes mordían mi labio inferior, nunca un beso se había sentido tan bien, tan perfecto y a la vez tan pecaminoso. Sin romper el contacto me tiró sobre la cama con él sobre mí, rompió el beso y comenzó un camino en descenso por mi cuello, mordió y chupó mis senos haciéndome jadear, pero no sé detuvo ahí, continuó bajando por mi abdomen hasta que llegó a mi centro, se acomodó entre mis piernas que acomodó sobre sus hombros antes de enterrar su boca entre mis pliegues.

Su lengua me torturaba de forma deliciosa, yo ya era un desastre de gemidos, mi espalda se arqueó cuando sin dejar de chupar mi clítoris ingreso dos dedos de golpe, girandolos tocando con precisión mi punto g, mis ojos se voltearon hacia atrás, cuando mi corri en su boca, al instante se volvió a subir sobre mi para besarme haciéndome probarme en su boca.

Aún bajo los estragos del orgasmo, sentí la punta de su verga en mi entrada.

—Ya eres mía Akira —sentenció antes de empujar con fuerza metiéndose de golpe. Sentía su polla entrar abriéndome a su paso, amoldando mis paredes a su grosor.

—Tuya —dije delirando por el placer.

Cada embestida era perfecta, rápida y precisa, mis uñas estaban clavadas en su espalda arañandolo, un tercer orgasmo me golpeó de nuevo y ya me sentía desfallecer. Pero Hoseok seguía entrando y saliendo, cambio de posición sosteniendo una de mis piernas hacia arriba mientras me ponía de lado buscando más profundidad, su cuerpo estaba cubierto de sudor, sus ojos se veían más negros por el placer y sus gemidos sonaban a la par que los míos.

Aceleró sus embestidas hasta que se tensó sobre mi, pude sentir su polla hincharse en mi interior antes de llenarme con su tibio semen, bajo mi pierna, salió de mi y sonrio de esa forma que me volvía loca viendo su semilla escurrir de mi coño adolorido, antes de derrumbarse a mi lado.

—¿Qué me has hecho Hoseok? Por tu culpa le falle a mi esposo que resulta también es tu padre, soy un ser humano horrible. ¿Ahora que voy a hacer? —me lamenté apoyada sobre su pecho.

—Ambos lo somos pequeña, pero así son las cosas y no podemos cambiarlas, mi padre no tiene porque enterarse, tu sigue siendo su linda y dulce esposa y yo seguiré siendo su inocente hijo.

No podía creer que le había dejado convencer por él, en cuestión de días pase de amar con locura a mi marido a engañarlo con su propio hijo, y lo peor es que no me arrepiento.

Después de descansar un poco volvimos a hacerlo en el baño, y luego me llevo hasta mi habitación donde volvió a hacerme suya con la excusa de que quería que pensara en él cuando su padre me tocará, y solo de pensar en eso tuve un orgasmo mucho más intenso. 

Perdí la cuenta de cuántas veces lo hicimos en esa noche y los dos días que transcurrieron hasta que llegó Seungmin. Y tal como Hoseok lo dijo, actuamos como si nada hubiera sucedido, los dos fingiendo ser los mismos de siempre, mientras por debajo de la mesa mi pie masajeaba su polla ya dura y él me sonreía de esa manera que tanto me gustaba.

Esa sonrisa que destilaba toda la dualidad que poseía. Y es que para el mundo era un dulce y lindo joven, pero para mí, en la privacidad de su habitación era el hombre más sexi, apasionado y pervertido que podía existir y me encantaba.

FIN.






🔥🔥🔥🔥🔥



Y así llegamos al final de esta mini historia, espero les haya gustado.

Nos leemos bellezas...
         Besitos 😘😘😘

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