시작하다

la escuela a la que iba chan era -de fachada- fresca, cordial que parecía darte la bienvenida cuando te acercabas a ella. pero claro, a los niños que vibraban igual, porque aquel lindo sitio se convertía en el hogar de maldiciones en tierra si eras diferente y vaya que christopher fué diferente.

allí adentro aquellas criaturas incordiaban a ese infante, los recesos se deformaban hasta parecer campo de batallas dignos de los poemas épicos mediavales. para ese pequeñín un recreo nunca fué para descansar.

así que, ya sin ningún pesar por partir, aquel niño un segundo de marzo partió hacía la casa de su tía.
estaba demás decir que nadie de su infierno le extrañó, ni Woojin, ese niño que lo defendió alguna vez.

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