c̶̶a̶̶p̶̶i̶̶t̶̶u̶̶l̶̶o̶ ̶d̶̶o̶̶s̶: 𝐿𝑒𝑡'𝑠 𝑤𝑒 𝑓𝑜𝑟𝑔𝑒𝑡.

"Conscience is a man's compass."

El amor es un acto hecho de voluntad y egoísmo. No necesita comprobantes, ni devoluciones, solo basta con la intención de vivirlo.

Jimin intentaba repetirse esa sucesión de palabras de manera constante, mientras se esforzaba por indagar en lo que significa amar a alguien, al tiempo que preparaba su ropa para ir la universidad y su trabajo de medio tiempo en la empresa de su tío.

El pelinegro lidiaba con el cansancio que le ocasionaba trabajar luego de un extenso día de clases académicas. Pero valía la pena todo el esfuerzo al que sometía su salud física y mental, ya que solo de esa manera podía conservar el apartamento en el que vivía junto a su novio, y asegurar un futuro económicamente estable a su lado.

Cuando terminó de sacar los suéteres de lana de la secadora, encontró una camisa infiltrada de YoonGi entre ellos. La tomó para luego sacudir las pelusillas de algodón que se encontraban esparcidas en ella, mientras recordaba que esa era la camisa en la cual había vertido té cuando se mudaron al apartamento.

En lugar de ordenar lo que se encontraba en las cajas de mudanza, se quedaron todo el día con un pequeño colchón en el piso hablando sobre cualquier irrelevancia, al tiempo que el mayor decidía callar la plática sin sentido de su novio pelinegro con sus labios.

YoonGi había sido su primer amor, nunca haba amado a alguien más que no fuese el chico pálido de ojos felinos. Jimin solo sabía amar a YoonGi, no había conocido otro tipo de amor, y en principio pensaba que eso era maravilloso de alguna manera haber nacido para amar a una sola persona, pero ahora su inexperiencia le jugaba en su contra.

Su flequillo descendía sobre su frente cuando los recuerdos de aquella noche en la YoonGi llegó tarde empezaron a abordarlo. Su piel se erizaba con apenas recordar el sonido de las botas del mayor esa platónica noche en la que llegó tarde, esa platónica noche en la que su corazón no estaba roto.

Jimin nunca lo habían engañado ya que su única relación había sido YoonGi. Por lo que no estaba seguro de cómo debía reaccionar ¿Acaso debía confrontar a YoonGi? El pelinegro considero esa idea, pero no la encontraba apropiada ya que su cumpleaños estaba cerca, y lo único que deseaba era pasar un día tranquilo en los brazos del mayor, sin fiestas y amigos, solo ellos dos sintiéndose aburridos y felices juntos.

Jimin entró en la habitación esforzándose por no generar el más mínimo sonido. Eran alrededor de las dos de la madrugada, y la razón por la que seguía despierto además de lavar su ropa considerablemente sucia de tres semanas, era que debía terminar un trabajo sobre la competencia lingüística en Gales, que por supuesto recordó hace algunas horas que debía entregarlo mañana precisamente en su cumpleaños, y no tenía escrito ni un mísero párrafo.

Se despojó de su camisa y sus ajustados jeggins negros para quedar solo en unos boxers blancos algo traslucidos. Bostezó mientras se acostaba en la cama junto al mayor que no había llegado tan tarde como el otro día, pero que llegó tarde de todas maneras, con su voz ronca susurrando cosas incoherentes, sus pupilas dilatadas, y un olor a perfume diferente al de la última vez, pero igual de repugnante.

YoonGi se encontraba de espaldas a él respirando profundamente a causa de la pesadez de su sueño. Jimin hesitó entre rodear al mayor con su brazo o voltearse y recuperar el sueño que ya había perdido esa noche.

Finalmente posó su mano sobre la gruesa espalda de YoonGi quien soltó un gruñido cuando sintió el tacto del castaño sobre su piel.

El mayor se removió para zafarse del tacto de Jimin quien frunció el ceño ante la acción de YoonGi. El pelinegro continuó en su esfuerzo de conseguir el calor de YoonGi pero este insistía en alejarse.

-Jiminie..- Masculló YoonGi con voz áspera.

Jimin continuo ignorando el llamado de advertencia de YoonGi intentando abrazar el cuerpo de este en forma de gran cucharon, lo cual era una imagen adorable, ya que el muchacho de ojos almendrados era más bajo que su novio y cabello rubio cenizo.

-Mierda- Bufó YoonGi acabando con cualquier boceto de ternura que había en aquel momento.

Jimin se esfuerza en pretender que lo que acababa decir YoonGi no significa "Eres un maldito estorbo deja de tocarme" sino que era una simple queja, y tal vez, solo tal vez estaba muy cansado del trabajo y las copas que había consumido esa noche.

-Estoy en mi derecho, Yoonie. Casi es mi día.- Confesó Jimin intentado recordar a su novio de hace varios años, que mañana era su cumpleaños, y que no le había mencionado nada al respeto, lo cual lo entristecía enormemente.

-No es nuestro aniversario.- Bufó el mayor volviendo a quedarse dormido.

-No. No lo es.- Certificó Jimin aun siendo optimista ante la difícil actitud de YoonGi.

-¿En..tonces?.- Preguntó YoonGi quedando casi dormido.

Jimin se quedó varios minutos en silencio meditando si debía o no decir que era su cumpleaños, no quería sonar patético o egocentrista, pero también le lastimaba el hecho de que YoonGi no recordase algo tan importante para él.

-Es mi cumpleaños.- Articuló casi silenciosamente como si estuviese confesando un secreto. Pero YoonGi se había quedado dormido, sin escuchar aquellas palabras de Jimin, quien se le formo un nudo en la garganta cuando no obtuvo respuesta alguna del mayor.

Jimin se acercó cada vez más a YoonGi de manera de delicada y silenciosa para que no despertase. Cuando estuvo lo suficientemente cerca soltó un largo suspiro mientras decidió reposar su rostro en la espalda del mayor. El pelinegro se maldijo a si mismo cuando sintió que una lagrima caía de su mejilla rozando la pálida piel de su novio.

YoonGi no debía saber que Jimin se estaba sintiendo así.

Patético.

Finalmente sus parpados comenzaron a sentirse pesados al tiempo que rogaba que el mayor no hubiese sentido esa lagrima, y se quedó dormido en un infinito de sueños donde todo lo que no se encontraba en orden encontraba coherencia y simetría en un mundo que solo Jimin podía ser feliz. Pero que lamentablemente no existía.

[...]

El calor del sol de la mañana empezó a rozar sus mejillas, quejándose ante la asquerosa sensación de sudor en la mañana, sacó su celular de la mesa de noche que se encontraba a un lado de su cama.

Observó la hora en su pantalla notando que era malditamente tarde, y que aún no había impreso ese maldito trabajo de lingüística.

Volteó su rostro para notar que YoonGi ya se había ido, pero también pudo apreciar que sobre la almohada de este se encontraba una especie de nota en un papel color rosa pálido.
Dio un pequeño salto de emoción y abrió la nota para leerla:

"Querido Jiminie, ¿Pensaste que lo había olvidado?

Sigues siendo tan ingenuo bebé.

Nunca olvido las cosas que amo.

Feliz cumpleaños.
Todo el amor, YoonGi.

PD: Espérame en la puerta de nuestro apartamento a las 8 pm."

Cuando termino de leer la nota el estómago de Jimin se llenó de una reconfortante sensación de seguridad y amor. Hasta se llega sentir culpable por haber pensado en la posibilidad de que YoonGi hubiese olvidado su cumpleaños.

Por supuesto fue un absurdismo de su parte el pensar que YoonGi lo había olvidado. Jimin amaba que sin importar las faltas que cometiese el mayor, este aun volvía a sus brazos para brindarle paz, o algo parecido.
Se levantó de la cama mientras colocaba su teléfono en aleatorio de su clásico playlist de cumpleaños.

Caminó hacia la ducha cantando las canciones más vergonzosas y felices que tenía en su repertorio.

El pelinegro antes de conocer a YoonGi no era un gran aficionado del concepto "cumpleaños". Pensaba que era algo egoísta e innecesario, no entendía como su existencia podría significar una celebración, por lo cual el rizado se aseguró de demostrarle a Jimin que su existencia tenia valor y significado en este caos llamado universo.

Con la costumbre de hacer su cumpleaños un día para sentirse egoísta y feliz quería hacer sentir orgulloso a YoonGi. Lavó bien su cuerpo con jabón de vainilla y canela para luego ponerse un skinny jean negro y un suéter realmente holgado para su tamaño.

Jimin decidió saltarse el desayuno mientras tomaba sus cosas para ir en camino a la universidad, ignorando el cumulo de vergonzosos mensajes que ya le había enviado su madre desde la madrugada.

[...]

Jimin se encontraba en clases de fonética mientras sus pensamientos divagaban en esa interrogante de la nota que había dejado YoonGi en su cama. Sintiéndose ansioso por saber a dónde lo llevaría el mayor le envió un mensaje.

"No puedo esperar a que sean las 8.
Te amo mucho.

xx"

El pelinegro envió ese vergonzoso mensaje sin recibir respuesta alguna del mayor, por lo que bufó molesto hasta quedarse dormido, en aquella clase realmente tediosa y aburrida.

Luego de unos minutos despertó sintiendo un cálido brazo tocar su hombro. Era Jungkook, su mejor amigo de la universidad, un muchacho de tez pálida y cabello oscuro ladeado hacia su derecha.

-Hey- Masculló entre un largo bostezo el más bajo estirando sus brazos.

-Feliz cumpleaños, amigo.- Felicito Jungkook entregándole un pequeño cupcake que se encontraba en una
cajita igual de menuda.

-Aww, muchas gracias. No debiste molestarte.- Agradeció el pelinegro revoleteando sus pestañas aun saliendo del trance de ese efímero sueño.

-Sera mejor que lo comas, luces algo pálido Jiminie.- Confesó Jungkook mirando con preocupación al chico bajo que recordó que no había comido desde ayer. Su estómago empezaba a doler, y no podía permitirse lucir así ante el mayor, por lo que tomo con decisión el cupcake sacándolo de aquella caja diminuta.

Jungkook le ofreció una tierna sonrisa observando como el pelinegro comía de manera descuidada llenando su suéter de migajas. Se sentó a su lado mientras hablaban de lo increíblemente aburrida que fue la clase, y que posiblemente era irrelevante para su carrera laboral en el futuro.

Compartieron relatos aleatorios de lo que habían hecho días anteriores, mientras el pelinegro decidió torturar al menor con su lista de reproducción de cumpleaños. Por supuesto Jungkook se vengó de este tomando su teléfono y leyendo todos los mensajes que la había enviado su mamá en voz alta.

Era un sentimiento de paz que le ofrecía la compañía de Jungkook tan hermoso que casi podía recordar como el mayor lo hacía sentir los primeros años.

-¿Qué harás esta noche para celebrar? Además de recibir los besitos de tu mami.- Bromeo Jungkook quien recibió un suave golpe del pelinegro.

-No lo sé, YoonGi tiene una sorpresa para mí.- Confeso Jimin sintiéndose orgulloso.

-Me dan celos ustedes dos. Yo nunca he tenido una relación tan larga, lo más cerca que estuve de eso duro seis meses y no termino muy bien.- Habló el menor sorprendiendo al pelinegro por sus palabras.

-¿Qué fue lo paso?.- Pregunto Jimin curioso observando su teléfono para revisar si YoonGi había respondido su mensaje, pero lastimosamente su buzón seguía vacío.

-Me engañó.- Confesó Jungkook haciendo que los ojos de Jimin se abrieran como platos.

-Lo lamento ¿Le terminaste, no?-

-No, el me termino. Supongo que sabía que yo lo haría de todas maneras, y no quería pasar por ese vergonzoso protocolo al que iba a someterlo.- Continuo el menor viendo como los ojos de Jimin se encontraban perdidos -¿Estas bien, Jiminie?- Preguntó Jungkook haciendo que el pelinegro saliera de su trance.

-Sí, sí. Solo que ya debo irme al trabajo.- Dijo Jimin tomando sus cosas de manera apresurada -Hablamos luego ¿Vale?-

Jimin apresuró el paso mientras sus pensamientos revoloteaban de manera constante y rápida. Se encontraba ciertamente aturdido por aquellas palabras de su mejor amigo ¿Acaso YoonGi iba a dejarlo? El pelinegro sentía como su estómago rechazaba esa idea, además del ponqué que se encontraba en él.

Revisó su teléfono confirmando que aún no recibía respuesta del mayor, por lo que decidió enviar otro mensaje.

"Debes estar muy ocupado .

No puedo esperar a verte.

Te amo, Yoonie.

xx"

Guardo su teléfono al tiempo que llegaba a la empresa de su tío. Este sería un día realmente largo, a causa de una serie de reuniones que tenía pautadas para ese día con unos señores del mercado de Quebet.

Rogaba por poder concentrarse en las propuestas que le presentarían, y no en el hecho de que YoonGi no había respondido ninguno de sus mensajes.

[...]

Jimin se encontraba en la puerta del edificio donde vivía junto al mayor, esperándolo ansiosamente ya que no quería hacerlo esperar si llegaba antes. Así que se quedó allí mientras el cielo se formaba con pinceladas de nubes grises. Se sentía abordado por aquellos pensamientos que lo atormentaban desde aquella noche en la que YoonGi llegó tarde.

Revisó su teléfono de manera inútil porque sabía que no recibiría respuesta alguna. Sin embargo, ahí estaba, con su flequillo colgando y su pulso acelerado. Jimin se negaba a pensar que YoonGi llegaría tarde.

Jimin no podía permitirse eso.

Jimin no puede tener su corazón roto.

Las horas avanzaban al tiempo que las piernas delgadas de Jimin comenzaban a flaquear de pasar tanto tiempo de pie. Se sentía algo ridículo de cómo la gente de la avenida lo observaba ya que había pasado un considerable tiempo allí.

Se colocó sus audífonos que empezaron a reproducir una canción de The Kooks cuando las nubes cedieron a la presión y empezaron a caer unas cuantas gotas de lluvia aleatoriamente.

Don't say that I never moved you

Just because I saw the light before you did

Yes, I know that I never showed you

All the rooms inside of my soul.

Jimin escucho la alarma que había puesto en su teléfono avisándole que era las ocho, avisándole que YoonGi no había llegado, avisándole que su corazón tal vez se sentía algo roto.

Sitting down by the fire

People playing make believe

They say, "can we get a little higher?

El reloj marcaba las nueve con la fuerte lluvia cayendo sobre el pequeño cuerpo de Jimin. El pelinegro sentía como la ropa era pesada y mojada sobre él, sus ojos ya no podían observar nada, no había nadie. Solo aquellas gotas cayendo sobre un mar muerto esperando a que alguien zarpe sobre él.

But I can't stand

An hour break

Another day

So let me make it easy babe

Las once marcaban las manillas pero sus mejillas estaban frías. Jimin seguiría allí, esperando por YoonGi, ya no quería celebrar, solo necesitaba el calor de su pecho, y sus manos acariciando su cabello.

You say you need someone to love
you

But it ain't me

Su respiración se había vuelto lenta y calmada. Ahora lloviznaba de manera silenciosa chocando sobre su perfil. Bajo las gotas de lluvia sus lágrimas no se diferenciaban, y es casi como si Jimin no hubiese llorado en su cumpleaños.

[..]

Eran las tres de la madrugada, ya no era su cumpleaños, y YoonGi no había llegado. Se había dormido sobre la entrada del edificio con su cuerpo empapado y aun recibiendo pequeñas gotas de lluvia. Sintió unos brazos enormes recorrer su cintura mientras lo levantaba de aquel frio suelo. El olor de aquella persona cargándolo era familiar y amargo.
Era YoonGi quien lo llevaba entre sus brazos, desnudándolo sobre su cama para ponerle un caliente suéter de lana, mientras encendía la calefacción.

Jimin sintió como el calor regresaba a su cuerpo y observo los ojos de YoonGi que lo miraban fijamente. No importa cuántas horas había esperado, ya que YoonGi estaba aquí, dándole calor y paz, pero también dolía notar la marca que llevaba en su cuello, y ese maldito olor a perfume que no era al suyo.

-Buenas noches, YoonGi- Susurró Jimin en un silencioso tarareo cerrando sus parpados para quedarse dormido nuevamente.

En cierto punto de la noche entre el malestar y las emociones explotando como fuegos artificiales en su corazón, escucho a YoonGi decir un silencioso "Lo siento"

Jimin no tenía el corazón roto.

Pero se sentía débil y viejo casi esperando a la muerte.

So I forgive and forget you.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top