Capítulo: 33

El amor es muy complicado en muchos aspectos. Por eso YoonGi huía tanto de él.

Cuando conoció a XiYeon, puede ser que se haya enamorado. O puede que no.
El problema es que ella no hacía nada para enamorarlo, y cuando conoció a JiMin, todos los planes de ella se fueron al carajo.
YoonGi agradece de tener a JiMin.
A pesar de todo lo que costó...

YoonGi aún podía recordar las 24 citas que JiMin le rechazó.
Si se supone que en ese entonces YoonGi le gustaba, ¿por qué nunca aceptó salir con él desde la primera propuesta?

Sí me quiere, me esperará. ¡Serán las pelotas!
YoonGi cada vez que recordaba esa frase le daban unas ganas de ahorcar a todo aquel que viera enfrente. Pero es cierto, le tocó esperar.
Se sentía como el tiempo de un concierto.

Querer salir con JiMin era como el anuncio de que tu banda favorita llegue a tu país.
Decides que vas a ir.
El día de la venta de boletos, sabes que hay un montón de gente a la espera y aún así, sabes que te mereces ese boleto más que ellos.
Puedes sentarte o quedarte de pie, pero por más de que te desesperes de estar ahí, no te vas. Porque sabes que valdrá la pena.
Aunque te toque que esperar mucho para que inicie la venta, estás ansioso.
Y cuando por fin abren y piensas que estás por obtenerlo, la cola avanza lento.
Algo así se sentía con JiMin.
Sentía que podía llegar a un salón de espera, tomar un ticket y sentarse junto al resto de chicos que también querían salir con él, y a pesar de que veía a ese montón, sabía de qué él merecía más a JiMin que ellos.
Esperar valía la pena, aún si le desesperó.
Sin embargo no se fue, a pesar de que el proceso entre ellos fue lento.

-—Me gustaría invitar a JiMin a salir. -—había dicho una vez Namjoon. Se estaba arriesgando, él lo sabía. YoonGi ya había advertido a su grupo de amigos que no quería que nadie se le insinuara y aún así se estaba revelando—-.¿Qué opinas tú?

Namjoon podía sentir el puñetazo venir.
Pero sorprendentemente no pasó.
Es cierto, YoonGi estaba anonadado.
¿Namjoon quería salir con JiMin?
¿¡Desde cuándo era gay!?
Y la verdad, es que Namjoon no era gay, ni lo es.
Solo quería probar la reacción de YoonGi, que fue divertida al principio, pero cuando su rostro se tornó serio y tenso, dejó de ser gracioso.

—-Invítalo. -—fue tan brusco aquello que al mismo YoonGi le sorprendió. Él ya había advertido (si a advertir se le traduce como amenazas) de que no quería ver a nadie insinuándose a JiMin.
Lo había dejado muy en serio por todo C. Judtzy. Y estaba bien. Parecían obedecerle.
Había lidiado con unos cuantos idiotas que no querían aceptar por las buenas pero no era nada que se le saliera de las manos.
Pero cuando Namjoon habló, ahí sintió que el agua se le estaba derramando del vaso.
Que un estudiante normal y corriente quisiera salir con JiMin sí era un serio problema, pero cuando uno de tu grupo de amigos confesaba de que quería salir con JiMin...
¿Cómo reaccionar a eso? ¿Traicionado?
No, que estúpido, eso es cosa de chicas.
No sabía cómo reaccionar ante ello.
No podía golpearlo, Namjoon era su amigo.

—-¿E-en serio? —-YoonGi asintió. Dentro de su mente, ya quería desquitarse con unos tontos de segundo año por ser tan estúpido.
Namjoon nunca esperó de queYoonGi aceptara—-.
B-bien... Saldré con él.

YoonGi palmeó de su hombro.
—-Te acompañaré.

¿¡Qué!?
No, eso no estaba bien.

YoonGi se llevó a rastras a Namjoon, justo al jardín donde JiMin solía ir a sentarse debajo de un árbol y armar sus coronas de flores.
Namjoon empezaba a sentirse nervioso.
Obviamente eso no era parte del plan.
Pero no podía oponerse, YoonGi ya lo llevaba de la camisa directo hacia el jardín.

YoonGi tampoco entendía porqué estaba haciendo aquello. Quizás porque, muy inconscientemente, ya estaba cansado de estar rogando y que además de ello no veía ni un pequeño cambio. Quizás JiMin solo estaba tomándolo como un juego.

Pararon a unos cuantos metros de distancia.
YoonGi soltó un suspiro.
Ahí estaba JiMin, sentado debajo del mismo árbol de siempre, armando su corona de flores de aquel día. YoonGi se preguntó qué colores estaría utilizando el día de hoy.
Mayormente, él prefería cuando utilizaba pequeñas margaritas amarillas. Ese color hacía muy buen contraste con sus ojos avellana.

¡No! YoonGi reaccionó y soltó a Namjoon, quién se reincorporó de inmediato.
Se sintió enojado, pero sobre todo frustrado.
¿Cómo JiMin, un ser tan noble y hermoso prefería estar solo?. Sin alguien como YoonGi (y solamente YoonGi, por supuesto), que estuviera cuidándolo y consintiéndolo con cada capricho que hiciese. YoonGi estaba dispuesto a todo.
Hasta podría ponerse de alfombra si él se lo pidiese.
¡Ah no, pero el niño no quería nada!

-—E-entonces... -—Namjoon se arregló el cabello.
Sabía de que JiMin era hermoso pero a él no le gustaban los chicos. No daba a su misma esquina—-. V-voy y luego me v-voy.

Qué estúpido.
YoonGi asintió, más enojado de lo previsto.
-—Apúrate. -gruñó-.

Namjoon fue caminando hacia JiMin, dando pasos torpes y restregando sus manos en sus pantalones. Al verlo, YoonGi sintió una oleada de tranquilidad. Tenía que verle un lado bueno, JiMin seguramente no aceptaría una cita con él. De pronto, su enojo disminuyó y una pequeña sonrisita apareció en su rostro.

Miró cuando Namjoon comenzó a hablar con JiMin. Él estaba muy nervioso y el menor solo fruncía el entrecejo cuando éste tartamudeaba.
Incluso sonrió más ampliamente cuando JiMin se rascó la cabeza un par de veces, mirando con atención a YoonGi.
Pero su sonrisa se borró de inmediato.
JiMin se puso de pie, le sonrió al más grande y asintió. Era esa típica sonrisa de amabilidad.
Namjoon también sonrió.
JiMin se dio media vuelta para caminar y él le siguió.

¿Qué.verga.estaba.pasando?
Namjoon se giró con disimulo, para ver a YoonGi.
Éste levantó el pulgar en señal de "Bien".
Pero YoonGi no podía decir lo mismo.
Es decir, JiMin había aceptado salir con Namjoon. El cual solo le invitó una vez.
No tuvo que rogar, suplicar, ni más.
Pero YoonGi, que llevaba más de una docena de veces, nunca le aceptó.

YoonGi los perdió de vista cuando éstos ingresaron a la cafetería.
No se dio cuenta hasta ese entonces en que tenía las manos envueltas en puños.
Estas le temblaban. Estaba furioso.
Vaya si no.

YoonGi escuchó una risa al lado suyo.
Cuando giró hacia ella, vio a un alumno de último grado que justamente se reía de él. Cuando se percató de que YoonGi lo vio, su sonrisa se borró.
-—Mierda... -—y YoonGi avanzó hacia él, para rematar su enojo con ese idiota-.

-—Ahora me agradeces de que haya pasado.—
Había dicho Namjoon unos días después, cuando solieron recordar ese momento.

Resulta qué, todo terminó siendo mucho mejor para YoonGi. Aquella salida entre Namjoon y JiMin le había beneficiado en absoluto.
Cuando ambos salieron del boliche, caminando directo al estacionamiento, todo iba bien.
La estaban pasando de maravilla.
A JiMin le gustaba tener nuevos amigos.
En la parte de Busan donde solía vivir, cuando alguien mayormente te invita a a salir era para formar una amistad o renovarla.
No en ese sentido de para ser novios.
Eso era otra historia.

Namjoon estaba contando un chiste de un carnicero que no quería venderle su carne a otro. JiMin jamás se había reído tanto por un chiste como esa noche.
Había de todo del cual hablar.
Por alguna razón, la conversación cambió de rumbo.

-—Diablos, JiMin. Eres un chico muy increíble.
Ha sido divertido estar contigo.

Él sonrió.
-—Gracias, igual tú.

-—Me alegro de que ahora seamos amigos.
También de que YoonGi haya aceptado de que saliera contigo.

JiMin disminuyó el paso, pero su corazón se aceleró. ¿Había oído bien?
-—¿C-cómo dices...?

Namjoon no pareció reparar en lo que había dicho. -—Sí, yo no sabía si invitarte a salir o no, pero YoonGi estuvo de acuerdo.
Eso estuvo muy bien, ¿no?
-—Le sonrió-.

JiMin no respondió.
¿YoonGi aceptó?
Él sintió algo muy, pero muuy incómodo en su interior. Eso había dolido.
Estaba tan acostumbrado a que YoonGi amenazara a todo aquel que solía pasarse de la cuenta. Pero escuchar ese "YoonGi aceptó"
había dolido.

-—S-Sí... Está muy bien. —-forzó una sonrisa, más parecida a una mueca. Hubo un corto silencio y sintió su saliva pesada al tragar—-.
¿A qué te refieres con eso? A-al decir q-que YoonGi aceptó. ¿No te dijo nada? —-Namjoon negó—-.
¿Nada de nada? -—volvió a negar—-.
¿S-solamente aceptó? -—él asintió-.

—Nada de nada.
Te seré sincero... Estábamos hablando y me atreví a decirle que quería salir contigo.
Quería saber cuál era su reacción.
Incluso pensé que iba a golpearme cuando le conté. Pero solo me miró y me dijo que estaba bien. Incluso él fue el que me motivó a invitarte.

Namjoon reaccionó al cambio.
JiMin estaba muy serio, pensativo...
Estaba haciendo muchas preguntas y estaba nervioso. Namjoon comprendió todo.
Estaba asustado. Sonrió para sus adentros y se dijo a sí mismo de que no estaría nada mal echarle un poco de sal a la llaga.
Le estaría haciendo un favor a YoonGi.

Mintió.
—-Sí. -suspiró-. Supongo de que ya se cansó de pedirte que salgas con él y tú no aceptes.
Recuerdo que me dijo algo así ayer... Algo como "no te preocupes, ya me cansé de rogarle" —-se hizo el pensativo—-. No recuerdo con exactitud cómo lo dijo... Pero fue algo parecido.

El rostro de JiMin se ve agobiado.
El menor estaba viendo al suelo, arrastrando los pies. Ya no lo miraba al hablar.
Llegaron al auto de Namjoon.
JiMin jugaba con unas pequeñas piedrecitas con la suela de su converse.

-—¿A-así te dijo? —-su voz se oyó tan apagada que Namjoon casi quiso retractarse por lo mal que se sintió—-. ¿Crees que ya se cansó?

Oh mierda.
Que niño tan sentimental.
Namjoon quería abrazarlo.
Ya veía porqué YoonGi solía volverse loco a su lado. Sabía cómo enloquecer el corazón del ser más duro.

Carraspeó de su garganta, queriendo sonar seguro y no arrepentido.
-—Sí... Tú sabes, veinticuatro veces no es un número muy bonito de soportar.
Dijo que ya no lo intentaría más...
Que no valía la pena.

Sus ojos se pusieron llorosos.
-—¿YoonGi dijo que no valía la pena?

¡Jesucristo!
Namjoon se alarmó.
-—¡Oh, no, no, no! ¿Qué diablos he dicho?
N-no quise decirlo así, JiMin. -—pero él ya estaba haciendo un puchero, apunto de llorar.
Si YoonGi llegaba a enterarse de eso esta vez si lo molería a golpes—-. No quise decirlo... así. D-de esa forma. Fue algo como "no vale la pena" T-tú sabes... no vale la pena... eso... gastar saliva y-y invitar. Digo, e invitar.
-—Su voz se puso temblorosa-—.
JiMin no llores, por favor.

-—No voy a llorar. -—se disculpó él. Con la manga de su sudadero se limpió unas lágrimas que fueron inevitables no sacar. Suspiró y con torpeza abrió la puerta del auto-—.
Creo que tiene razón.
YoonGi tenía todo el derecho de aburrirse.

Y así quedó.
JiMin notablemente no quería que YoonGi se aburriera. Tenía razón... Lo estaba haciendo esperar muchísimo. Era el hombre más guapo y atento que había conocido y lo estaba perdiendo. JiMin no quería perderlo. No.
Le gustaba YoonGi, muchísimo.
Siempre sentía maripositas en su pancita al verlo. Y la manera en que lo trataba, de lo más dulce, lo ponía tan sonrojado.

Escuchar que YoonGi estaba desistiendo le había partido el corazón porque él no quería que YoonGi desistiera. Pero tenía el derecho de hacerlo. No estaba bien haberlo rechazado tanto.

Al siguiente día, Namjoon le contó todo a YoonGi.
El cual se sintió feliz por la reacción de JiMin, pero celoso por lo bien que la habían pasado y molesto porque casi lo hacía llorar.
Y nuevamente feliz.
Parecía Jennie como la primera vez que le bajó el periodo, era todo un mar de emociones.
Que asco.

Ese día YoonGi no sé acercó a JiMin, ni siquiera para decirle buenos días.
Sabía de que si llegaba, JiMin le contaría de su salida con Namjoon y él no estaba listo para soportarlo. Aparte, no quería golpear a su amigo. Prefirió guardar distancia y a JiMin le dolió aún más, porque no ver a YoonGi acercarse a él era una señal de que sí había desistido.

JiMin cerró su casillero.
Faltaban unas horas para la hora de salir y no hablar con YoonGi era horrible.
Se recostó en éste y vio a YoonGi adentrar sus cuadernos en su casillero, para luego sacar una cuanta ropa deportiva.
JiMin vio a sus costados, pero no había nadie.
El pasillo estaba vacío.
Se puso nervioso y comenzó a respirar rápido.
Sus dedos comenzaron a entrelazarse entre ellos, un signo de nerviosismo.
No supo qué valor lo impulsó a caminar hacia YoonGi. Cuando él sintió, ya estaba a mitad de camino. YoonGi lo observó, pero solo fueron unos segundos porque de inmediato siguió con lo suyo.

—-Hola. -—habló JiMin, recostándose entre el casillero y poniendo sus manos frente a él.
Sus mejillas estaban sonrojadas y YoonGi se odió por gustarle aquello-.

-—Hola.

El menor se apoyó sobre el otro pie.
Su presencia lo ponía nervioso.
Su seriedad, su indiferencia y todo él lo intimidaba.
—-¿C-cómo estás?

-—¿Cómo estuvo tu cita con Namjoon?
-—dijo al mismo tiempo, y no contestó a su pregunta. Él quería saber lo de su cita.
Realmente quería saberlo desde el punto de vista del menor, aún si le doliera saberlo.
Se sentía un masoquista de segunda categoría—-.
¿Fue divertido?

JiMin abrió y cerró su boca.
—-E-estuvo bien... Namjoon es muy divertido.

YoonGi hizo una mueca.
Azotó su casillero y JiMin se asustó, pegando un brinquito. Qué bien que la hayan pasado bien. ¡Qué bien!
—-Me alegro.

-—Namjoon me dijo que fuiste tú el que lo motivó.

«Maldito engendro.» Pensó YoonGi.
-—Sí, fui yo.

JiMin estaba arrugando su sudadero con sus dedos. -—¿P-por qué?

-—¿Por qué? -—JiMin asintió-—. ¿Por qué no? Todos parecen tener suerte, excepto yo.

-—T-tú tienes suerte... -—pero ya no pudo hablar más. Se quedó callado. Quería ser atrevido y decirle que él era el de la suerte porque él era al que JiMin quería, no a otro-.

YoonGi negó.
-—No. No te preocupes... Si no quieres, está bien.
Te dejaré en paz y has lo que quieras.

Y comenzó a caminar.
JiMin lo vio alejarse y quiso llorar.
Ya era hora de dejar de ser tan estúpido y por fin pensar con el corazón.
Corrió hacia YoonGi y tomó de su mano.
—-YoonGi

Éste se giró y observó sus manos, se quedó un momento viéndolas y al rato apartó la suya.
Miró a JiMin.
-—¿Sí?

-—No quiero que te canses de invitarme a salir.
-—Él parpadeó—-. Soy tan tonto por no salir contigo y es normal de que ya no estés interesado. Pero... yo... Yo no quiero que te canses.

Se vio aturdido.
YoonGi se acomodó la mochila.
—-¿Ah?

Diablos, era tan difícil.
¿Cómo hacían los chicos para invitar a salir a las chicas? Él no lo sabía. ¡Y era un chico!
JiMin sentía un nudo en la garganta.
-—Yo... bueno... yo... estaba... -—Él alza sus cejas, como un "sigue, no te entiendo" Que complicado era aquello—-. Yo... quería decirte sí, bueno, sí quieres, porque no sé si quieras. 

—Dilo.

Lo dijo tan bajito.
-—Quería pedirte que salieras conmigo, al cine o a lo que prefieras. 

JiMin apartó la mirada, viendo hacia el fondo del pasillo. Su corazón estaba palpitando muy rápido y el tiempo era demasiado lento.
El silencio se sintió incómodo para él, quería salir huyendo del pasillo y ponerse a llorar de lo ridículo que era.
Cuando estuvo por hacerlo, YoonGi sonríe.

-—¿Cómo una cita?

JiMin quiere cubrirse las mejillas de la pena.
-—Sí... una cita.

¿Quién imaginaría que JiMin ofrecería la primera cita? Aunque YoonGi pagaría, por supuesto. Después de ello había venido la segunda, cuando JiMin ofreció a ir por un helado. (Cap. 29 seguro ni se acuerdan, aire)

Ahora habían pasado dos años de aquello, quién lo diría. YoonGi recordaba aquello como si hubiese pasado un día de ello.
Había sido bueno. Muy bueno.
Regresando al ahora, un presente ansioso, JiMin se acomodó el cuello de su camisa, mirándose por el reflejo del espejo.
En cuanto estuvo arreglado, se miró el cabello y sonrió. Hacía mucho tiempo no se peinaba así, con el cabello arreglado y posicionado hacia arriba. Tenía buenos efectos, se miraba más joven y le hacían ver las facciones faciales más duras. Cuando solía utilizarlo, SeokJin le decía que podría volverse gay si seguía peinándose así.

Sin embargo, YoonGi casi no lo utilizaba. Prefería andar con el cabello revuelto, hecho un total desorden. Era algo a lo que su tío llamaba como "peinado rebelde".

En cuanto se vio a sí mismo, sonrió.
Estaba nervioso, sí, maldita sea, lo estaba demasiado. Lo peor de todo, es que era notorio, o al menos eso creía él. Estaba teniendo un pequeño tic en sus manos, pues no dejaba de tamborilear éstas en todos lados y tampoco dejaban de sudarle. Incluso sentía el impulso de encender un cigarrillo y fumárselo.
No, quizás dos, o tres, bueno... quizás más.

-—¿Nervioso? -—Él pega un brinco. En el espejo, él puede observar a su tía Sool recostada en el umbral de la puerta, de brazos cruzados y con una mirada solemne—-. Sonríe, YoonGi.
Sé que ya estoy anciana pero no es para que te asustes.

Él se gira hacia ella.
Sí, ya era un poco anciana, pero no para tanto.
Y aún así, a pesar de las arrugas y amenazantes canas de su cabello, YoonGi la veía hermosa.
Aquella mujer quizás no era su tía biológica, pero la amaba tal como si lo fuera.
Ella había estado para él desde que se mudó a Seúl, o incluso desde antes.
Cuando sus padres lo sacaron de casa por declararse homosexual, los únicos que habían estado ahí para él habían sido ella y su tío Jongsuk.

—-Joven o anciana sigues siendo hermosa.-—ella sonrió y dio unos cuantos pasos para acercarse a él-—. Hablo en serio.

—-YoonGi... Es halagador lo que dices, pero sólo te he preguntado si estabas nervioso y tú has querido contestar solamente lo último que he dicho. —-YoonGi sintió un gran peso sobre sus hombros, quería abrazarla fuerte. Quizás fuera porque estaba muy nervioso o solo porque necesitaba abrazarla—-.
No me evadas, te conozco muy bien.

—-Sí, estoy nervioso. -—confesó-—. De hecho, quiero salir corriendo ahorita mismo y esconderme.

-—¿Por tu cita de hoy?

-—No es cita, es un aniversario. -—se le salió un galillo y acomodó su garganta—-. Bueno, sí es una cita. Da igual, son dos años.
Dos años y aún me pongo nervioso.

Sool se rió.
Hace dos años habían estado en la misma situación, justo como ahora.
YoonGi nervioso, queriendo huir por sus alocados sentimientos, después de que por fin lograra obtener una cita con JiMin.
Había dicho algo como ello:
"Me pongo nervioso" y "quiero salir corriendo y esconderme" Que YoonGi tuviera la confianza para confesárselo había sido muy tierno.

-—Hace mucho tiempo que tuvimos una conversación similar, ¿recuerdas?.

YoonGi sonrió, más por melancolía que por risa.
—-Sí. No sabía ni como decir un hola frente a JiMin. Qué vergüenza. Ahora... tú sabes, hemos pasado muchas cosas juntos y yo... bueno, él ha sido lo mejor que he tenido.

Ella estaba del todo de acuerdo.
-—Pienso lo mismo. Porque esa jovencita...
-—hizo un gesto de disgusto-—. ¿Cuál era su nombre? ¿Xiomi? ¿Seyong?

-—XiYeon

-—¡Sí, XiYeon! —-su nombre hizo incomodar a YoonGi—-.
Cielo, juro que aún no comprendo cómo pudiste salir con alguien como ella.

Él se encogió de hombros.
—-De los errores se aprende.

Sí, él tampoco comprendía porqué salió con XiYeon. Ella era estúpida, egoísta, engreída e infeliz. Y por todo ello, también quería hacer infeliz al resto. Lo hizo con YoonGi por un gran tiempo.
YoonGi frunció el ceño.
¿Qué ha sido de ella en estos días?
Es un milagro que XiYeon no haya estado detrás de él en este tiempo. Quizás lo ha superado.
YoonGi no se permitió pensarlo más.
No era tiempo para pensar en ella.
Ni hoy, ni nunca.

Su tía está por decir algo, entonces SeokJin interrumpe el momento, entrando a la habitación rápidamente con un delantal color fucsia mal puesto, totalmente estúpido y un trozo de tocino en mano.
-—¡YoonGi antes que te vayas, sol...! -—para en seco-—. Oh. Y-yo L-lo siento, no quería interrumpir.

Giran hacia Jin y hasta ese entonces la tía siente el raro olor que proviene de la cocina.
Es un aroma entre quemado y podrido.
Había dejado a Jin de encargado del almuerzo. Al parecer lo estaba haciendo bien. —-No te preocupes, cariño. ¿No estás quemando la cocina?

-—Ehm... no.

Ella se ríe.
-—¿Sabes qué? Mejor iré a hacerlo yo.

Y dicho esto ella se fue, dejando a Jin y YoonGi solos. YoonGi estaba viendo hacia la pared, ansioso. Jin estaba orgulloso de él, hace dos años atrás, él jamás hubiese creído que YoonGi iba a sentar cabeza en una relación.
Y menos por un chico.
Pero ahora estaba ahí, frente a él, vestido de lo más apuesto y formal como solo Min YoonGi podría estar.

YoonGi sintió su mirada.
-—Deja de verme así. No me preguntes si estoy nervioso, la respuesta es sí.

-—Tampoco es como si fueras a pedirle matrimonio.

YoonGi lo mira y quiere golpearlo.
No era necesario que dijera aquello, estuvo tan cerca de comprar los anillos sin importar que JiMin fuese menor de edad.
-—Dices cosas muy inoportunas...

Jin le sonríe.
La típica sonrisa que hace para aclarar que todo va a salir bien. Él lo abraza por los hombros, ambos viéndose frente al espejo.
-—Mírate, YoonGi. Eres un chico increíble, un amigo increíble, un hijo increíble, un hermano increíble y un novio único y sin igual.
Tienes que disfrutar todos esos momentos de la adolescencia, ya sea con JiMin o con cualquier otro. Después, todo vendrá a su tiempo.
La seriedad, el matrimonio, casa propia, hijos, mascotas. —-hubo un diminuto silencio-—.
Diría sexo pero ya te has adelantado en eso...

YoonGi quiso estar serio, pero no pudo evitarlo y se rió. -—Arruinas los momentos de seriedad.

-—No, amigo.
Yo soy muy serio... -—sonrió—-. Bueno... yo... el punto es que disfrutes el momento. El ahora.

-—¿Y si no?

Jin contempló el pedazo de tocino en su mano y luego lo apuntó hacia YoonGi.
—-El tocino es la mejor opción para corazones rotos.

YoonGi sonrió, o más bien hizo una mueca.
-—Sí, no sabes darme consejos.

-—La verdad es que no... tú sabes... no soy muy experto en temas amorosos. Pero tengo algo para ti. -—comenzó a tantear el bolsillo de su jeans, primero en los traseros y luego en los delanteros. Sacó su billetera y contempló algo dentro de ella—-. Estás en quiebra, no me mientas, las propinas en Starbucks no complementan todo, así que...
—-y tendió su tarjeta de crédito. Jin le sonrió—-.
Úsala y gasta lo que quieras. Va por mi cuenta.
—-YoonGi miró boquiabierto hacia la tarjetita de platino-—. Te mereces mucho, hermano.
JiMin y tú merecen demasiado.

—-¿Q-qué? ¿Hablas en serio?
Jin insistió.

-—Tómala, antes de que me arrepienta.

YoonGi la tomó, guardándola en su billetera.
Jin era el mejor.
—-Gracias, hermano. —-susurró. Seguía viéndolo con sorpresa. Le había tomado desprevenido y en el peor momento de su crisis nerviosa—-.
Eres el mejor amigo, hablo en serio.

Su ego se expande y su pecho se hincha.
—-Ya lo sabía. -—Entonces YoonGi hace algo muy raro, que no suele hacer con él y con nadie excepto con JiMin. Lo abraza. Fue tan imprevisto que a Jin le costó recibirlo—-.
Vaya... -—dio unas cuantas palmaditas. Con que eso se siente que tu mejor amigo te abrace-—.
Eso no me lo esperaba.

Pasan varios segundos y YoonGi se aparta.
Su rostro ahora refleja más seguridad.
¿Y cómo no?
Ahora se promete, de que cuando su padre le regrese la tarjeta de crédito, le devolverá el dinero a Jin. Sin importar que después su amigo le reproche por ello.

En el caso de JiMin, al revisar que el reloj marcaba las 6:50 pm se sintió que iba a explotar. El esmalte de sus uñas se había arruinado, no había dejado de mordérselas a cada rato. Un YoonGi a su celular.

Yoonie:
Pasaré por ti en unos 30 minutos, cariño.
Estoy ansioso de verte, de disfrutar juntos.
Esta noche es nuestra.❤️

¡Un corazón! ¡Vaya, qué casualidad!
¡YoonGi nunca ponía emojis y menos de corazones! Pero ahora, que JiMin ha cometido el error más estúpido de su vida, YoonGi envía corazones. ¡Vaya suerte la suya!

No había dejado de llorar la noche pasada y mucho menos el día de hoy.
Jungkook le había llamado para decirle que podría ayudarlo con su vestuario, pero él no tenía ganas, no quería hablar con nadie, mucho menos con las personas que eran cercanas a él y YoonGi, así que se negó.

Nuevamente comenzó a llorar.
Había ansiado este día como nunca, había imaginado miles de veces en cómo sería esta noche; acostado con YoonGi, cenando, jugando... Haciendo cualquier cosa, pero juntos.
Los dos recordando los viejos tiempos, diciéndose cuánto se aman y disfrutando de los regalos. Había marginado todo en su mente, sería algo tan hermoso. Pero claro... no estaba siendo como él lo pensaba.

No, no y no.
Todavía podía sentir los labios de TaeHyung sobre los suyos. Besándole en el momento más inoportuno. Todavía sentía en su cintura el toque de sus manos, los cuales le habían rodeado con suavidad después de varios segundos. Con solo el simple hecho de recordarlo se sentía sucio y de lo peor.
Aquello no había estado bien.
TaeHyung no podía hacerle esto y él a YoonGi tampoco.

Cuando cerraba sus ojos, todavía miraba la sonrisa de TaeHyung después del beso.
¿Qué carajos había pasado?

Joy tocó la puerta de su habitación.
-—JiMin, YoonGi llamó para avisar de que pasará pronto.

Él se limpió las lágrimas y sorbió su nariz.
Ya no podía llorar más.
Solamente había sido un error y ya.
Joy pareció escuchar su voz más aguda cuando este habló.
—-Gracias, Joy. Estaré pronto.
Y ya no se escuchó más.
Solo un silencio que para Joy no parecía nada normal.

—JiMin... ¿Te encuentras bien?

—-Sí, solo es un resfrío.—y ya no quiso decir más-.

YoonGi se estacionó frente a la casa de JiMin.
Al contemplar la casa sintió un cosquilleo en su estómago. Había entrado tantas veces a ese lugar, antes como un desconocido, y ahora, después de dos años, siendo algo más que ello.
Aún así, volvía a ponerse nervioso como la primera vez.
Era como experimentar algo nuevo.
Soltó un suspiro, se re acomodó el cabello y salió del auto.

Mientras caminaba por el césped, volvió a tantearse el bolsillo de la camisa para ver si llevaba el regalo. Cuando lo sintió, sonrió ampliamente. Había valido la pena aquello.
No importaba cuánto le había costado, aquello valdría oro. Fue entonces cuando paró frente a la puerta de entrada y soltó un suspiro antes de tocar.

JiMin escuchó el timbre y su corazón llegó a latir al ciento por uno. No sabía si eso era posible, pero él lo sentía así.
Salió del baño y justamente estaba su madre por ahí, apuntó de tocar la puerta.
Esta le sonrió.
-—Iba a pedirte que salieras.
YoonGi ya ha venido. -—arregló su cabello.
JiMin no quería salir, solo deprimirse consigo mismo encerrado en su habitación. Sun Hee se acercó para tomar de su rostro y depositar un beso en su frente-—.
Que la pasen muy bien, cariño.

Y se alejó.
JiMin bajó las escaleras y se dirigió a la puerta, para que al abrirla, encontrara a la persona que más amaba en el mundo.
YoonGi parecía estar hablando solo, dirigiéndose a la pared, pero cuando vio la puerta abrirse giró de repente y miró a JiMin. Sonrió.
—-Cariño... -—y extendió los brazos. JiMin ni siquiera lo dudó y saltó a abrazarlo. Cuando sintió el olor de su perfume y sus fuertes brazos levantándolo del suelo, se sintió como si no existiera nada más. Aquella culpa, aquel remordimiento, todo ello se fue por la borda y prefirió disfrutar del momento.

Nada pudo ser mejor que una sesión de cortos besos en todo el rostro para YoonGi.
JiMin apretujaba sus mejillas y besaba muchas veces su rostro, desde sus mejillas a su nariz, del puente de la nariz a la frente y de esta a los labios.

YoonGi estaba sonriendo como un tonto.
-—Esta es mi parte favorita.

JiMin se separó de él.
Al hacerlo, YoonGi comprendió a totalidad de que era un hombre muy afortunado.
JiMin iba más hermoso de lo usual.
Con una camisa larga blanca, unos jeans ajustados y todo lo que un niño adorable como él puede usar, una coronita de flores de tonalidades rosas. YoonGi no sabe cómo eso puede ser posible pero es así.

YoonGi se inclina un poco, para tomar su mano y besar con paciencia ésta.
-—¿Nos vamos? -—y le tiende su brazo, esperando a que JiMin lo tome. El rostro de felicidad que el mayor carga es incomparable y JiMin siente una punzada muy fuerte de culpa en el pecho-.

-—Sí, nos vamos. -—y JiMin pasó su mano debajo de su brazo, y acercándose así, besó su mejilla.
YoonGi le guiñó un ojo-.

Cuando JiMin pensó que YoonGi sería más dulce de lo usual, no creyó que sería demasiado.
Cuando JiMin llegó al auto encontró un ramo de rosas esperándolo y ahora ahí estaba, sintiendo el aroma de estas.
En la radio sonaba Bohemian Rhapsody de Queen. Usualmente, a JiMin no le solía gustar el gusto musical de YoonGi, prefería otros géneros más... no sé... ¿tranquilos?

Pero al escuchar esa canción, se dio cuenta que estaba bien. Era un buen momento, una buena canción, era el tiempo indicado. Observó el ramo y luego a YoonGi. Él estaba bien. Era un hombre perfecto a su parecer. Era como sentirte feliz... pero no estarlo.

—-¿Crees que después de esto pueda haber algo?-— preguntó TaeHyung, con sus ojos aún cerrados y con la frente unida a la de JiMin. Los labios de JiMin eran tan suaves, justo como lo había imaginado—-. ¿Qué dices?

-—¿Qué dices, cariño? -—JiMin reaccionó.
YoonGi estaba viéndolo como si fuese un premio. El semáforo estaba en rojo y él se sentía acorralado—-. JiMin...

-—Lo-lo siento. ¿Qué has dicho? -—YoonGi se rió—-.
Estaba perdido.

-—Te he preguntado que si te gustaría quedarte conmigo esta noche.

-—Ah.

Y no respondió más.
El semáforo dio en verde, y YoonGi, con el ceño fruncido, reanudó su posición y pisó el acelerador. JiMin parpadeó unas cuantas veces y miró hacia la ventana.
Era inevitable no sentirse de lo peor, quería bajarse del auto como si nada y regresar a casa a llorar y comer mucho helado mientras le contaba a jungkook todo lo que había pasado.

YoonGi se extrañó de no escuchar la respuesta de JiMin. Aunque quizás se le había olvidado contestarle y él ya estaba sacando supersticiones. YoonGi sonrió y reposó su mano en el muslo del menor, apretando este un poco y acariciándolo como un gesto dulce mientras conducía. JiMin hubiera querido tomar de su mano y subirla hacia una parte que por ahora sería muy indecente tocar. O eso, o sonrojarse.
Quizás YoonGi preferiría que se sonrojara a que se pusiera en plan atrevido en plena carretera.

-—¿A dónde vamos? —-preguntó él. YoonGi no había parado en el típico lugar donde a JiMin le encantaba comer y a dónde siempre iban.
YoonGi no respondió—-. YoonGi.

-—A otro restaurante... más formal. —-sonrió y acarició más su muslo—-. Es un lugar muy bueno, sirven un delicioso espagueti que quizás pueda gustarte.

—-¿Por qué no me dijiste antes, YoonGi?
No creo estar bien para la ocasión.

Su rostro se ensombreció.
—-Tú siempre estás bien, cariño.
Incluso más de lo que a veces quiero.

JiMin miró a YoonGi.
Se consideró un chico con suerte.
Si él se hubiese visto justo como ahora hace dos años antes, seguro no lo hubiera creído.
Quizás se hubiera puesto a reír o a llorar porque... no. Simplemente porque Min YoonGi no podría quererlo.
Pero ahí se encontraban los dos, juntos.
Y todo parecía ser perfecto.

-—Cariño, ¿Sucede algo?

-—No. —-sonrió-.

Cuando llegaron al lugar, JiMin ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar en que YoonGi ya había estacionado el auto y ya había salido de él, porque estaba tan embobado viendo el lugar que ni siquiera reparó en él.
Lo que estaba viendo era increíble, era una cabaña gigante de madera oscura, que era alumbrada por las luces de adentro y que en el camino, que se dirigía hacia la puerta de entrada, estaba decorada de pequeñas lucecitas navideñas.

—-¿Vienes? -—pregunta YoonGi, tendiéndole la mano y sonriendo ante su rostro de sorpresa-—.
Vamos, cariño.

Entonces JiMin la toma y sale del auto.
Ahí de pie, el lugar es más hermoso.
—-YoonGi... ¿E-este lugar? ¿Q-qué-dónde...?

YoonGi rodea sus brazos en su cintura, abrazándolo por detrás y reposando su mentón en el cabello del menor. Su cabello huele tan bien que YoonGi sale de la realidad por varios segundos.
-—¿Es lindo, no? Lo encontré hace bastante tiempo cuando iba de camino hacia un entreno de boxeo. De día era increíble, pero de noche... simplemente es wow.

—-Sí, wow.

YoonGi ya ni siquiera respondió, porque se quedó viendo a la cabaña como un tonto.
Las manos de JiMin acariciando sus brazos no ayudaban a sus pensamientos. Él está ahí, de pie, con 20 años y con un novio de 17.
Pero dentro de su mente, él vuelve a verse ahí, pero con 26, con JiMin, su novio de 23.
Nervioso quizás... porque dentro de su bolsillo no lleva dos boletos para París como lo está ahora, sino una cajita negra, que dentro de ella, llevaba un anillo de promesas que él prometería cumplir.

-—YoonGi...

Su respiración se ha agitado y cuando ve hacia abajo, JiMin está mirándolo, con esos ojos avellanas y hermosos que solo YoonGi podría amar en profundidad. YoonGi acaricia su mejilla y da un pequeño toque a su nariz, a lo que el menor la arruga un poco y se pone de puntillas, quitando más la poca lejanía que queda en ellos.
¿Eso estaba bien?
¿Sentirse débil... abrumado... y con pánico cada vez que estaba con JiMin?
Si lo estuviera, para él no lo estaría tanto.
Porque amaba lo que el menor causaba en él, excepto hacerlo inferior.

JiMin susurró sobre sus labios y YoonGi cerró sus ojos, deseando besarlo.
-—No era necesario que me trajeras a este lugar...  -—deslizó sus manos a su cuello, queriendo tocar de su cabello. Pero esta vez no iba desordenado, iba peinado de la manera más caliente que a JiMin solía gustarle desde... bueno, desde siempre—-. Te sacrificas tanto.

YoonGi ni siquiera pudo analizar su comentario.
Solo sonrió. JiMin pudo sentir el olor a menta de su boca. —-Solo quiero darte lo que mereces, por ser la persona que más ha durado en mi vida y que no haya pensado alejarse, por robar mi corazón y cuidar de él. ¿Cómo no me gustaría dar todo por ti cuando tú eres el que cuida de mí?

Y presionó sus caderas, y aquella maldita y diminuta distancia que los separaba se fue al carajo cuando YoonGi lo besó.
Y JiMin gimió bajito, porque aquello era muy caliente y a su vez tierno. Los labios de YoonGi supieron besarlo mejor que nunca y el menor se sonrojó.

Ambos se alejaron un poco y el menor sonrió, aún con sus ojos cerrados, disgustando del buen momento. YoonGi le dio un casto beso, y luego otro, y otro, y otro más, y así mismo por sus regordetas mejillas y sus suaves labios.
JiMin rió

-—Feliz aniversario, Yoonie
Ese apodo se escuchaba tan bien cuando venía de él. No había algo más lindo que ello.

-—Feliz aniversario, cariño.

Para Shin XiYeon, nada podía ser peor que trabajar en un restaurante de categoría alta y ver a tu ex novio caminar de la mano con su actual novio. Apenas los vio e intentó cubrirse el rostro con la bandeja vacía para que no la vieran.

—-¡XiYeon! —-llama Erick, el trabajador del mes-—.
Atiende la mesa dieciocho.

Y sí, las cosas podían empeorarse más.
Cuando tuvo que atender la mesa, casi enterraba el rostro en la libreta donde apuntaba, porque era tan humillante y vergonzoso ver a dos chicos (y máxime si uno es tu ex-novio) saliendo juntos. En una cita.

-—Hola. —-sonrió JiMin, viendo qué pedir de la libreta, sin verla-.

Pero YoonGi sí la vio.
-—No puedo creerlo... —-y YoonGi estalló en risas, burlándose de ella—-. E-esto... —-y siguió riendo-.

Fue entonces cuando JiMin levantó la vista y su sonrisa se desvaneció.
—-Ah.

XiYeon podía salir llorando de la vergüenza o ponerse a hacer un capricho ahí mismo, pero apretó la quijada y oprimió ese pequeño temor en su pecho.
-—Pidan. -—abrió la libreta, presionando la lapicera en una de las hojas y apoyando su peso en un solo pie-—. No tengo todo su tiempo.

Pero YoonGi hasta se había cubierto parte del rostro con el menú, matándose de la risa.
JiMin lo pateó por debajo de la mesa y fue hasta entonces cuando reaccionó.
Se quedó serio. Se acomodó la camisa y fingió leer el menú.

-—¿Qué vas a pedir, cariño? -—preguntó YoonGi.
XiYeon rodó los ojos. JiMin no supo qué hacer—-.¿Ya viste algo?

JiMin regresó su vista al menú.
Entre XiYeon y JiMin, no se sabía quién era el que más incómodo estaba.
YoonGi estaba de lo más tranquilo y eso a JiMin le molestó. ¿¡Qué le pasaba!? ¡Su ex novia y su actual novio estaban frente suyo y él parecía de lo más normal!

-—¿JiMin?

—-Oh, sí. —-reaccionó él. Parpadeó y pidió lo primero que leyó-—. Quiero un bananê crepê.
-—se rió—-. No sé cómo se pronuncia.
YoonGi sonrió.

-—Yo quiero... ahm... no lo sé, la verdad.

-—Sé qué te podría gustar... -—usó XiYeon un tono coqueto, que hizo abrir grandemente los ojos a JiMin-—. Digo, si es que quieres.

Pero YoonGi no pareció entenderle, porque siguió leyendo.
-—Bah, pediré lo mismo que tú, JiMin. -—levantó la vista, sonriéndole—-. Se ve muy bueno.

XiYeon soltó un bufido y apuntó.
Justo cuando estaba apunto de irse, YoonGi pide de beber una botella de vino. Ella se va y YoonGi ve hacia JiMin.
-—Sé que te dije que nunca te dejaría probar el alcohol... pero hoy es la excepción. -—luego se puso serio—-. Solamente hoy y conmigo.
Nada más.

JiMin estaba indignado.
-—¡YoonGi, no puedo creerlo!

—-¿Qué? -—se asustó-—. ¿No quieres vino? Puedo ordenar para ti un jugo si quieres, solo perm...

-—¡XiYeon acaba de insinuarte y tú no hiciste nada!
¿Qué te sucede? -—Entonces YoonGi solo se le quedó viendo y JiMin siguió protestando—-.
Ni siquiera le dijiste que dejara de hablarte así.

-—¿JiMin?

—-Claro, eso no te molesta. Te gusta, seguro.

YoonGi frunció el ceño.
-—¿Vas a discutir por eso?
JiMin, ella no me interesa.
Ella es de mi pasado y tú de mí presente.
Futuro también, si quieres...

Él permaneció callado.
—-A-ah. Bueno, sí, tienes razón.
¿Qué habías dicho del vino?

YoonGi volvió a sonreír.

XiYeon hubiese querido envenenar el vino con un poco de ácido nítrico para que ambos se murieran y dejara de sufrir al verlos juntos.
Cuando termina de servirles, ella se recuesta en la barra del bar y los mira.
Ambos están riendo y JiMin se apega más a YoonGi para recostar su cabeza en su hombro.
Lindos. Eran lindos.

¿Cómo es que había despreciado a alguien como YoonGi? ¡YoonGi lo tenía todo!
¡Cumplía todas las expectativas de un chico perfecto y no se dio cuenta de ello hasta que lo perdió! Ella había hecho de él un juego al estilo nivel 1, fácil de manejar. Prefirió salir con Baekhyun. Y ahora Byun Baekhyun estaba en la cárcel después de ser él quién había golpeado a JoonHee, dejándolo con Dispraxia Verbal.

Se sentía una imbécil.
Si tuviera el derecho de revertir todo el pasado cambiaría hasta la parte más mínima de sus errores y crearía una maravillosa historia.
Si tan solo ella hubiese sido diferente y hubiera valorado el amor de YoonGi, no estaría sufriendo ahora y seguramente YoonGi seguiría siendo suyo. Seguirían siendo novios y todos felices.

Escuchó a JiMin reírse y ella golpeó la barra con su puño. Ignoró el dolor que le provocó.
—-¿Puedes creerlo, Carl? -—dijo al barthender-—.
Se quieren hacer la parejita perfecta
¡Já! Eso no le interesa a nadie.

Carl estaba recostado en el otro lado de la barra, quitándose con un palillo algo que tenía entre los dientes.
-—Maldita carne de cerdo...

-—¡Míralos! No deberían permitirles la entrada a dos homosexuales, los demás clientes podrían incomodarse con la presencia de esos dos.

Carl frunció los ojos y los vio.
-—¡Hey, yo tatué a ese chico! -—apuntó a YoonGi y luego se rió-—. Pedía hacerse unos tatuajes tan locos. ¡Mira, ahí está su novio! -—imitó que quitaba una lágrima de su mejilla—-. Ese niño era muy llorón. Lloraba porque tatuaba a su novio. Era increíble.

XiYeon lo miró furiosa.
-—Me importa una mierda.
-—y se fue hacia la cocina, empujando a todo el que se le pusiera enfrente y dejando solo a un estúpido Carl-.

JiMin apartó de un manotazo el tenedor que YoonGi dirigía a su boca y comenzó a reír.
-—No pienso comerme eso.

YoonGi sonrió.
-—Anda, sabe bien.

-—¿Qué persona pide que le unten a sus crepas mantequilla de maní?

-—Yo.

—¿Por qué siempre te gustan las cosas raras?
-—esquivó JiMin el tenedor—-. Estás loco.

-—No lo sé, me gustas tú, no hay nada más raro que eso. -—JiMin abrió la boca en sorpresa y YoonGi metió el tenedor a su boca. Ambos comenzaron a reír fuerte—-.Eso cariño, mastica.

JiMin comenzó a masticar y quiso disimular que la comida sabía del asco, pero sería mentir. Aunque le costara admitirlo, la crepa estaba muy buena. YoonGi reconoció su reacción.

-—Te lo dije.

Por un momento, en el que ambos se la estaban pasando bien, a JiMin se le había olvidado el beso con TaeHyung... y otras cosas más, pero cuando estaba al borde de la risa o en la cima de un momento cariñoso con YoonGi, lo recordaba. Y todo se venía abajo.

No solo recordaba la escena del beso, a veces tenía que sacudir su cabeza porque visualizaba a TaeHyung. Y YoonGi con TaeHyung son dos personas muy opuestas, en físico y en personalidad.

JiMin recostó su cabeza en el hombro de YoonGi y gozó por varios segundos el aroma que él desprendía. Amaba su olor. Le encantaban sus lociones áridas aunque ese no fuera parte de su estilo, pero para el estilo de YoonGi... quedaban muy bien.

El menor dio un beso en su cuello.
Sus labios se sintieron tan suaves en su piel, según YoonGi. YoonGi dejó que lo besara porque aquel cariño se sentía tan bien.
—-Te quiero, Yoonie.

Él miró todo el lugar.
Hombres acompañados con damas, en una relación de noviazgo o de matrimonio.
Luego estaban ellos dos, una relación adolescente, y a pesar de ello, YoonGi se sintió el más afortunado. Se sintió el único que permanecería toda una vida con su novio.
No hubo nada mejor que eso.

-—¿Solo me quieres? -—sintió su sonrisa en su cuello-—. ¿O no?

—-Sabes que también te amo. -—y JiMin lo abrazó, amando sentir su cuerpo tosco y bien trabajado. Tenerlo tan cerca y poder tocarlo era maravilloso. Suspiró—-. YoonGi...

-—JiMin. -—pero él le interrumpió-—. Te he traído algo.

El menor se apartó un poco.
YoonGi sintió sonrojarse y comenzó a tantear los bolsillos de sus pantalones, sacando de uno, una cajita pequeña y de color café.
YoonGi la observó en sus manos y sonrió.
Diablos, estaba tan nervioso.

La observó por varios segundos y luego miró a JiMin. Y así viceversa.
-—Yo... bueno... es-estaba...

-—¿Qué es, YoonGi? -—se quedó viendo a la cajita y sus pupilas se dilataron. Él se sonrojó—-.¿Qué me has comprado?

—-JiMin, ¿Traes puestos tus dijes?

Él frunció un poco el ceño y buscó su collar dentro de su camisa.
-—S-sí, sí los traigo, YoonGi. ¿Por qué?

-—Solo quería darte uno más, esta vez más especial que los anteriores. —-le sonrió—-.Porque es un día especial y porque eres especial para mí. —-y nerviosamente destapó la cajita, dejando ver un pequeño dije muy brilloso y hermoso, que era una pequeña barca-—. No es nada extravagante, solo sencillo.
Quería seguirte llenando de pequeños objetos de París. -—guiñó su ojo—-.

JiMin tomó la cajita y sus ojos se pusieron llorosos. Tocó delicadamente del collar de su cuello, sintiendo el resto de dijes en él.
El que tenía a sus ojos, era más hermoso que todos ellos. El color dorado de éste era maravilloso.

—-¿E-es de...? -suspiró-—. YoonGi, no debiste...

No había importado lo caro.
Él asintió.
—-Sí, es de oro.

JiMin se lanzó a sus brazos y lloró en su cuello, no sabiendo si de felicidad o culpabilidad.
Tenía al mejor novio de todos, la persona más hermosa que él había conocido y que había engañado. ¿Cómo no amarlo a él y odiarse a sí mismo?

YoonGi lo abrazó también, rodeando su cintura con sus brazos y sintiendo el dulce de su perfume. ¿Cómo no sentirse completo ante ello? Tenerlo a su lado hacía sentirse el hombre más afortunado.
-—Esto es hermoso. No importa que digas que es sencillo, para mí no lo es. Es hermoso.

Besó mucho sus mejillas, con sonoros besos que sonrojaron a YoonGi y él se dejó, porque le gustaba. Fue cuando JiMin depositó un beso en sus labios, después otro y después YoonGi sonrió en medio de ese y acortó de nuevo la distancia para besarse.
Fue lento, suave y cariñoso.
Tal como a JiMin le gustaba.
Los besos de YoonGi eran su perdición entera y su lengua dentro de su boca estaba dándole el mejor de los suspiros posibles.
JiMin, que con su mano acariciaba la mejilla del mayor, la descendió hasta su rodilla y empezó a acariciar de ella moviéndola en círculos lentamente, provocando que la mente de YoonGi procese otras cosas.
YoonGi mordió de su labio y luego regresó a besarlo. Luego de unos segundos, ambos se alejaron. La mano de JiMin ahora estaba en su muslo y YoonGi apenas podía contener la respiración.

YoonGi unió sus frentes y suspiró.
-—YoonGi... -—dijo JiMin, esta vez con una voz baja y sensual. Muy sensual a los oídos del mayor—-.
De nuevo, gracias. T-tu regalo lo tengo en mi casa, cuando regresemos podré dártelo, ¿sí?

Pero YoonGi tenía otros planes.
-—¿Quién dijo que regresarás a casa esta noche, pequeño?
Y YoonGi pidió la cuenta.

Cuando JiMin apenas reaccionó, éste ya estaba siendo estampado en la pared por YoonGi.
JiMin llevó las manos a su nuca y comenzó a jugar con su cabello, desordenándolo casi por completo. YoonGi enredaba su lengua con la suya y se apodera de su boca, dejando al menor con un poco de aire.

YoonGi pone seguro a la habitación del hotel y sus manos se deslizan desde la cintura de JiMin, hasta sus nalgas. Él gime en su boca.
YoonGi hace levantarlo del suelo y enreda sus piernas en sus caderas. Es JiMin el que se frota contra él, pidiendo que lo toque más. Suspira.

YoonGi se separa.
-—Busquemos dónde está ese bendito cuarto.

Y JiMin se aferró más a él, rodeando sus brazos en su cuello y YoonGi, mientras lo llevaba cargado, buscó la habitación principal.
Aunque, era difícil prestar atención al lugar, principalmente porque JiMin recorría su lengua en su cuello y entreabría sus labios y le daba besos mojados.
Si seguía así, no dudaría demasiado y le haría el amor ahí en el suelo.

Cuando encontró el dormitorio principal, de inmediato tiró a JiMin a la cama y se puso sobre él. El menor ronroneó cerca de su oído, abriendo más sus piernas para que se acomodara YoonGi.
YoonGi se dejó llevar y cerró los ojos.
Vaya mierda, los besos húmedos de JiMin iban a matarlo y máxime que sus manos descendieron por su pecho y con una comenzó a desabotonar su camisa, mientras que la otra estaba muy ocupada en acariciar su miembro sobre el pantalón. Las manos de JiMin se sentían tan bien...

La temperatura corporal de ambos comenzó a aumentar. YoonGi lo volvió a besar, esta vez más ansioso, con más profundidad, tanto así que el menor comenzó a jadear.
YoonGi se quita la camisa y los ojos de JiMin se deslizan desde su pecho hasta todo su abdomen, mordisqueando su labio.
-—YoonGi, yo... -—intenta decir, pero no sigue más, porque YoonGi ahora ha metido la cabeza por debajo de su camisa y besa su abdomen.
Eso hace que suelte una risita y olvida lo que sea que fuere a decir-—. Oh.

YoonGi besa su estómago y mientras sonríe mordisquea un poco de su carne, haciendo pegar pequeños grititos de sorpresa al menor.
-—Amo tu pancita, no me importa qué digas.-—y se acercó a su pezón. Éste estaba de un leve color marrón, chiquito y totalmente erecto.
Una vista demasiado excitante-—. Aunque esto también.

Y metió a su boca su pezón, lamiendo el contorno de este y luego besándolo por completo, haciendo arquear la espalda de JiMin y soltándole varios gemidos.
La lengua de YoonGi estaba haciendo milagros ahí dentro. Jugaba tan bien con él, que JiMin se retorcía debajo de él.

-—YoonGi... -—pero su voz se vio ahogada y se sentía frustrado, porque aquello se sentían tan bien pero había algo dentro de su cabeza que le decía que estaba mal-—. YoonGi, por favor...

Pero a él le gustaba, y las caricias y besos de YoonGi no le daban la fuerza para decirle que no.
Fue cuando pensó que debía dejar de protestar, disfrutar del momento, porque al fin y al cabo, en su vida, siempre serían YoonGi y él.

El mayor le quita la camisa, dejando su frágil y pálido abdomen a la vista. Cuando lo ve así, sudoroso, pidiendo fricción y con los labios enrojecidos e hinchados, su corazón palpita más rápido; porque todo JiMin era hermoso.

JiMin sabe que lo está viendo y sus mejillas se sonrojan aún más de lo que ya están.
YoonGi lo está observando de lo más tierno y no hay nada en esa mirada más que solo amor.
Él puede sentirlo así. YoonGi le dice algo como que es lo más bello que han visto sus ojos y besa su frente. JiMin aprieta sus ojos y malditamente encuentra a TaeHyung besándolo.
No quiere recordarlo más, no.
Solo quiere disfrutar de los besos húmedos que YoonGi quiere hacer en su cuello y entregársele a él de nuevo. Pero el peso de YoonGi desaparece, y siente como se aparta bruscamente diciendo:
-—¿¡Pero qué demonios...!?

Pero justo al momento JiMin ya está llorando.
Se siente mal. Todo estaba saliendo fatal, porque nada era como él lo había esperado hace unos meses. Creía de que todo sería más hermoso, pero después de aquello... no hacía más que sentirse culpable.
JiMin abrió los ojos, viendo como YoonGi se alejaba y aquella mirada, que al principio era de amor, cambiaba por una de confusión.

-—¿¡Qué mierda tienes en el cuello, JiMin

Pero él enterró su rostro en sus manos, no queriendo ver a los ojos a YoonGi.
Porque, ¿con qué criterio tendría que verlo?
Se sentía culpable de todo.
El recuerdo de la noche anterior lo hizo llorar más, porque todo este tiempo se había engañado con un TaeHyung me ha besado, cuando ha querido evitar recordar de que, después de que él lo besara, JiMin fue el que le besó. Y después ambos se besaron. Y los dos perdieron la cordura.

Entonces él se sentía un infiel, un estúpido, una persona que no se merece a alguien como YoonGi, porque YoonGi le ha sido fiel durante todo ese tiempo juntos, rechazando las insinuaciones del resto, sin interesarle ninguna por más comprometedoras que fuesen muchas propuestas, mientras que él no lo había hecho.

YoonGi permaneció aturdido, viendo el hematoma rojizo que JiMin tenía en su cuello, un descarado chupón. Siente cómo su cuerpo vuelve a acalorarse, pero esta vez de cólera. Pero al ver a JiMin llorar... su corazón se rompe, y lentamente se pone de cuclillas frente al menor.

-—¿Quién fue? -—trata de hablar con calma, pero es inútil, siente algo ácido pasar por su garganta. Causa del mismo enojo. En ese momento, al ver al menor tan frágil, quiere romper todo. Sus puños están entumecidos-—.
¿Quién te lo hizo, JiMin? -—pero no obtuvo respuesta—-. Dime quién fue el idiota que te puso una mano encima y juro que yo le voy a destruir la vida a ese hijo de...

-—No, no, no. -—sorbió su nariz, llorando a mares.
YoonGi quiere ir a matar a ese alguien ya, porque solo el simple hecho, de que alguien haya tocado una parte mínima de su novio le quitaba la poca cordura—-. No-no fue así...

Él no tenía tiempo para evasiones, ni defensas, mucho menos para la paciencia.
De igual manera, intentó hablarle suave, pero en su tono de voz, se notaba la urgencia.
-—JiMin, cariño, dime el nombre de ése idiota... de quién te obligó a dejarte hacerlo.
Y-yo... lo siento tanto por no haber estado allí.

-—YoonGi. -—su voz sonó aguda-.

-—Pero juro que no te tocará un solo cabello más, si...

-—YoonGi, no... nadie tiene la culpa.

-—Porque llegaré a buscarlo. Y si no qui...

—-¡YoonGi, ya cállate! —-le grita, porque ya está cansado de todo. Sus ojos están más que rojos, su voz apenas si tiene equilibrio y su pecho lo siente oprimido-—. ¡No me ha obligado nadie a hacerlo! E-es solo que-que, no es nada de eso.
¡TaeHyung me besó! —-siguió llorando-—. ¡Me besó y yo me dejé! ¡Y me siento tan mal porque dejé que me besara como quisiera y luego yo fui el que lo besó a él! Y-y nos besamos, y luego una cosa pasó a la otra e hice cosas más estúpidas y me siento un idiota, YoonGi...

Y YoonGi había dejado de escuchar, porque, aquello había sido peor que diez puñetazos en el rostro. Peor que cuando sus padres lo abandonaron. Más doloroso que cuando JoonHee se enfermó. Sintió un fuerte picotazo en el pecho, algo muy comparado con el peor de los dolores más fuertes. Y toda esa burbuja de felicidad, toda aquella noche perfecta, había dejado de serlo.

JiMin estaba suplicándole, estaba ahí sentado al frente pidiéndole perdón, pero su voz estaba tan lejana... tan lejos de su corazón.
-—Hice cosas más estúpidas... -—repitió, ido.
Todo concordó. JiMin había estado extraño toda la noche, sus ojos habían estado enrojecidos, pero supuso que era por el sueño.
Sus cambios de humor en la velada, sus momentos de silencio mientras hablaban, su extraña forma de tocarlo y ahora el chupetón en su cuello. Todo encajó. Y aquello fue lo que más le dolió. Sintió como su corazón caía al suelo y era pisoteado por él—-. JiMin... -su voz se quebró-—. JiMin... cariño, tú... no.

-—YoonGi, YoonGi... yo... lo siento... yo-yo no lo pensé al hacerlo, lo juro. No sé qué pasaba por mi mente y-yo lo lamento tanto.
Por favor, perdóname, sabes que te amo YoonGi, no existe otra cosa que quiera más que solo estar contigo.

JiMin tocó su mano, queriendo entrelazarla, besar de ella, pero YoonGi no sintió nada cálida en ella, se sentía fría y distante, tan fuera de sí.
YoonGi la apartó de inmediato. No. JiMin no podía haberle hecho eso. Era JiMin... ¡Su JiMin! Su niño, su cariño, su cielo, su bebé, su pequeño ser, su todo. La persona más valiosa en su vida. Él no podía creer que...él.

Su corazón se rompió.
Podía sentirlo en el suelo, siendo pisoteado por el niño de 17, del cual él se había enamorado.
-—JiMin, tú no... -—los ojos de YoonGi se llenaron de lágrimas. Su voz estaba rota. JiMin nunca en su vida, en todo lo que llevaran conociéndose lo había visto destrozado. Sus miradas se juntaron, pero esta vez no habían corazoncitos alrededor del otro, ni maripositas en el estómago. Había dolor, traición y sentimientos rotos-—. No pudiste acostarte con TaeHyung...
-—JiMin cerró sus ojos, llorando-—. No, cariño... No con él. No pudiste hacerme esto.

-—¡Pero lo hice, YoonGi! ¡Lo hice! -—gritó-—.¡En verdad lo siento tanto porque soy un idiota y en verdad lo siento!

-—¿¡Y crees que con un lo siento puedes solucionar todo, JiMin!? ¿¡Piensas que solo es de pedir disculpas y ya!?

-—¿¡Y qué quieres que haga, YoonGi

YoonGi ya no gritó.
-—¿Qué quiero que hagas? —-jaloneó de su cabello, tratando de respirar hondo. Procurando no llorar. Queriendo ser fuerte. ¿Pero cómo serlo cuando todo estaba decayendo?—-. Hubiera querido que no lo hicieras, JiMin. Me hubiese gustado que fueras solo mío.

—-YoonGi... yo soy todo tuyo.

Él se negó.
—-No. ¿No te bastaron dos años, JiMin?
¿No te bastó lo que hacía por ti? ¿querías más?
¿Más cariño, más obsequios, más mimos, más palabras bonitas, más amor?
¿Yo no te fui suficiente?

Bien.
YoonGi era más que suficiente.
YoonGi era su idóneo perfecto.
Lo más hermoso.
Él lo era todo...

JiMin quería correr a abrazarlo y reparar todas las piezas rotas de su corazón.
Aquellos ojos felinos estaban débiles y entristecidos. Y lo peor es que era a causa de él.
-—YoonGi... -—susurró, apenas audible—-.Claro, que me bastó. Eres más que suficiente.

—-¿Entonces por qué él? -—hubo un silencio-—.¿Qué hice mal, JiMin

JiMin se enojó .
-—Tus celos, YoonGi. Tu agresividad, tu comportamiento, la forma en que dañas a las personas... eso haces mal.

Y YoonGi se ríe.
Pero no es una risa sarcástica, sino de amargura. Extiende sus brazos.
-—¿Y vienes a reclamarlo después de dos años?
JiMin, no vengas con prejuicios.
Me aceptaste así como tal, con mis cóleras y agresiones. ¿Y te hice algo a ti? No.
No vengas a pedir ángeles cuando ya aceptaste demonios.

-—¡Por eso mismo me cansé de ti!
¡Por siempre vivir haciendo mal a todo el que se me pusiera enfrente! Si tú no hubieses sido así de controlador nada hubiera pasado entre TaeHyung y yo. ¡Estaríamos juntos, YoonGi

—-¿Ahora es mi culpa?
¡TaeHyung! ¡Te dejé ir a un maldito bar con él, permití que fuera tu amigo, no le hice nada solamente porque a ti te agradaba! ¿Y ahora me descuido un poco y me dices que te acostaste con él?
¿¡Es mi culpa eso!? Pero claro, yo soy el del problema.

-—Si tan solo dejaras de ser tan posesivo...

Aquello fue como una abofeteada.
Frente a él no estaba el mismo JiMin.
Era otro. Habían cambiado al suyo.
-—Sí. Sí tan solo dejara de ser tan posesivo...
Y si tan solo tú dejaras de ser tan dependiente de mi, y si solo dejaras de ser tan llorón, de hacer escándalo por todo, de querer mandarme como a un títere, ¡Y si tan solo yo no me hubiera dejado llevar por ti y cumplirte cada estúpido capricho tuyo, quizás así ninguno de los dos estaría pasando por esto! —-JiMin parpadeó—-. Pero así con todas esas imperfecciones, sabiendo cómo eras, yo te amé.
Y todas esas cosas que para otros son defectos, para mí fueron detalles por las cuales me enamoré de ti. Y si tan solo tú me hubieras amado de la misma manera como yo lo hago contigo, no estaría con el corazón destrozado.
Y estaríamos aquí, los dos, haciendo el amor.
¿Porque, cómo un idiota que te conoce hace unos meses pudo obtener más de ti? Mientras yo, comportándome como un caballero ante ti, tuve que esperar un año solo para poder salir contigo. No para tenerte en mi cama.
¿Quién quieres que te ame, JiMin?
Me encanta que estés dispuesto a abrir tu corazón a todo el mundo... pero hay personas que solo quieren ser llagas y no una pieza de puzzle.

Nadie habló más.
YoonGi tampoco continuó, porque no tenía fuerzas para hacerlo.
Sus ojos mantuvieron el contacto visual con JiMin, y el menor en ese momento se sintió aún más estúpido, porque estaba dejando ir a la persona quién más le había amado en la vida y quizás quién más le amará.

-—YoonGi... —-logró decir, pero éste ya estaba buscando su camisa del suelo y lo ignoró—-.
YoonGi, no te vayas. Por favor.

El castaño no quería siquiera escuchar más su voz, de solo saber que lo estaba llamando le daban pequeños dolores de cabeza.
No sólo su idiotez, sino su indiferencia habían sido las dos cosas que más le habían dolido.
Se abotonó el último botón de su camisa y JiMin tomó de su brazo.

—-YoonGi, en verdad, yo... no sé qué acababa de decir. Por favor, no te vayas... podemos seguir pasándola bien, pero por favor...

-—¿Por favor, qué? —-se giró con brusquedad-—.
¿Qué actuemos normal y creamos que nada ha pasado? No soy un estúpido.
No quisiera estar con una persona que oculta lo que le molesta de mí para luego usarlo de contraataque. Y menos si después de tanto decide engañarme. Felicidades, JiMin.
Has hecho de nuestra relación una mierda.-—desesperadamente sacó dos largas tarjetas de su bolsillo, que parecían tener forma de trifoliar y los aventó a la cama—-.
Espero que TaeHyung y tú puedan pasarla bien en París.

Y por más que JiMin le lloró y gritó que no se fuera, YoonGi lo ignoró, porque su corazón estaba muy destrozado como para tener la fuerza de seguir viendo a JiMin.
Por eso, cuando YoonGi azotó la puerta del hotel detrás de sí y salió al pasillo, sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas. Porque había sido la peor noche de todas, el peor aniversario del mundo y su razón de seguir luchando ya no existía.



























I'm cry..ing T.T

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top