Capítulo:29


¿Cómo se llama aquella sensación que no te deja tranquilo y te carcome por dentro?

Estabas cansado de sentirte tan solo.
Una buena vida, lindas chicas, gastar por el alcohol, sin preocuparse por ninguno, y sin pensar en el futuro.
Vivías la vida tan bien...
muy emocionante al parecer.

—Llámame cuando puedas. —besó su mejilla, para bajar de su regazo e irse con un despampanante contoneo de caderas.

YoonGi sonrió, observando el número que ésta le dejó en un papel.
¿Cómo era que se llamaba ella?
¿EunHee? ¿HeeJin?

Reflejabas tanta despreocupación en tu rostro, tanta felicidad por sí solo, aún puedo verte por los pasillos riendo sobre maldades cometidas. Aún veo la sonrisa en tu rostro, tan radiante, tan simple y tan perfecta.

—¡Hey, YoonGi! —llamó Jicheol desde el otro extremo del salón— ¿Listo para la fiesta de hoy?

—¿Bromeas? ¡Estoy emocionado por ello!

Cuando por dentro no eras más que un hombre marchito. No dejabas que nadie te viese como eres, te escondías bajo un mecanismo de defensa reprimido,
¿Qué era lo que estabas ocultando?
¿Qué era lo que no querías mostrarnos?

—YoonGi. ¿Todo en orden?

—A la perfección.

Pero perfección no era un sinónimo de que todo estuviera bien.
Porque aún las personas duras, sufren.
Aún los que no ves llorar, lloran.
Aún los que encuentras riendo, se deprimen.
Esos que ves acompañados por muchos en realidad están solos.
Él era uno de ellos.
Él comprendía lo que era estar ayudado por todos, pero apoyado por ninguno.

05/09/2011.

«Nombre: Min YoonGi
Edad: 15 años.
Nacido en: DaeGu.»
El director, cuyo nombre era Shighon, hizo a un lado la carpeta del expediente del chico.
Hace media hora que éste había entrado a su oficina y desde entonces no había hablado en ningún momento.

—¿Entonces vienes de DaeGu?

El anciano entrelazó sus dedos, tomando una postura educada detrás del escritorio color caoba de su oficina.
Había pasado casi una hora desde que los padres del chico que tenía frente a él, habían llegado para implorar que aceptara a su hijo para el colegio de C. Judtzy.

Pero en todo ese tiempo el chico no había respondido ninguna de sus preguntas.
Solo se mantenía de brazos cruzados, viendo hacia su pecera sin ninguna mínima expresión.

—¿YoonGi?

—¿Para qué me sigue preguntando si sabe que no voy a responderle? —le dice en seco, pesadamente, pero siendo la primera vez que habla durante ese tiempo.

El director queda perplejo ante su dureza y con torpeza acomoda su corbata, como si con eso llegara a calmar sus repentinos nervios.
El chico tenía carácter para solo tener 15 años.

—B-Bien. Puedes retirarte.

Como despedida; el pelinegro se pone en pie y envés de darle un apretón de manos de forma civilizada, éste desaparece de su oficina, tras cerrar la puerta de un fuerte portazo.

Cuando el anciano vio entrar al Sr. y Sra. Min a su oficina, se reincorporó en su asiento y les sonrió educadamente como comúnmente lo hacía, olvidando por completo lo que hace minutos presenciaba.

—Buenos días, de nuevo. —les sonrió—. Siéntense. Su hijo es... bueno, es un poco difícil.

Entonces Minseo se echó a llorar, como si esa hubiese sido la señal para dar inicio a su llanto. Oculta su rostro entre sus manos y solloza inconsolablemente. El sr.Min Joon Gu se pone nervioso, así que se hace a un lado para que a su esposa no se le ocurra golpearlo en un ataque de ira.
Min comenzó a ponerse nervioso y el director deslizó una caja de pañuelos sobre su escritorio que Minseo no dejó pasar por alto.

—S-Siempre ha sido así. —comenzó ella a hablar.
Pero no se le entendió nada, así que comenzó a sonar su nariz sobre un pañuelo.

—Mi esposa no está de acuerdo con muchas de sus actitudes. —se acomodó Min la garganta—.
Por lo personal, pienso que está bien.

Minseo lo miró incrédula, hablando con voz pesada y doliente. Min se confirma a sí mismo de que ella es una exagerada.
—¿Te parece bien que ande por ahí, metiéndose en problemas todo el tiempo?

Esta vez el anciano se interpuso.
—Es normal en un adolescente, Sra. Min. Los adolescentes quieren vivir tantas aventuras sin importar que no se les sea permitido.
Su hijo está en esa etapa, mejor dicho, solamente está iniciándola.

Min contempló al anciano durante varios segundos, queriendo sonreír de agradecimiento por su comprensión.

—¿La familia se mudará a Seul o solo el muchacho?

—Solo él. —respondieron al unísono.
Minseo miró amenazante a su esposo y luego vio al anciano, reflejando en sus ojos dolor y súplica hacia él—. Mi hermano, Suk y su esposa, no tienen hijos del cuál ocuparse.Él dijo que no tenía ningún problema de aceptar a YoonGi en su casa, así que vivirá con él.

—¿Por qué lo mandarán tan lejos de ustedes?.—volvió a preguntar, esta vez con más intriga.

La pareja quedó en silencio—.
¿No me lo dirán?

Afuera de la oficina del director se encontraba sentado Min YoonGi, completamente aburrido que incluso contemplaba la pared color blanco antiguo y se preguntaba desde hace cuánto tiempo no la habían pintado.
La secretaria no hacía otra cosa más que escribir en el computador y contestar insistentes llamadas, parecía que estaba harta de ello, pues su rostro amargado y cansado lo reflejaba.

La puerta de cristal se abrió, mostrando a un profesor de cabello grasoso junto a una muchacha de cabello liso y de muy buen aspecto. Éste la tomaba del hombro con fuerza y su rostro reflejaba molestia.
Ambos se acercaron hacia el escritorio de la secretaria frustrada.

—¿Está ocupado el director Shighon?

—Sí. —es lo único que dice sin siquiera dignarse a mirarlo. Él tampoco dice nada, solo refunfuña entre dientes un nunca está desocupado y obliga a la muchacha a sentarse.

—Te quedarás aquí hasta que el director se desocupe, luego entrarás a la oficina y le contarás todas las insolencias que has hecho durante mi clase. —y sin decir más se fue del lugar, dejando su apestoso perfume barato en la dirección.

YoonGi no hizo otra cosa más que prestar su atención en ella, contemplando su cabello negro y su piel palida.  Ésta llevaba una falda de lona corta y una blusa con estampado de Ramones.
Viéndola de cerca, también parecía de su edad.

—¿Qué me estás viendo, tarado? —se gira hacia él y el pelinegro puede observar cómo sus ojos negros también se encuentran inyectados de un tono rojizo. Conocía perfectamente ese color—.Deja de verme así.

—Bájale a tu tono que la marihuana te afecta.

El rostro de ella se suaviza, ligeramente sorprendida. Luego de unos segundos, ella suelta una sonrisa.
—Tienes carácter.—pero él no le responde—.Eres nuevo, seguro. ¿Cómo te llamas?

—YoonGi.

—Bien. Éste es el momento en que tienes que preguntarme cómo me llamo yo.

—En realidad, no me interesa.

Ella vuelve a sonreír.
—Me gusta. No eres de aquí, lo noto por tu acento. ¿Por qué vienes a estudiar en este colegio de porquería? Hay mejores lugares.

YoonGi suaviza su ceño, soltando una corta risa con su comentario.
—Mis padres me han obligado.
El colegio es patético. —ella asiente en acuerdo y viéndola bien, decide conocerla—.¿Cómo te llamas?

La pelinegra tiende su mano hacia él.
—XiYeon

YoonGi la toma, estrechándola con la suya.
Ella no suelta su mano, porque no tiene deseo de hacerlo. El chico es lindo, totalmente lindo.
—¿Quieres salir de aquí?
Venden unos excelentes pasteles de arándonos en la cafetería.

YoonGi no contesta.
Gira su vista hacia la puerta de mármol, en el que hay un letrero que dice: "Oficina del Director."
Detrás de ella se encuentran sus padres y hasta esa distancia se escuchan los sollozos de su madre.

Aparta la mirada para ver a XiYeon.
—¿Qué estás esperando?

Entonces, con una risa de simpatía, ella lo jalonea, para así ambos salir de la dirección.

Luego de quince minutos, la oficina del director se abre y de ella sale Minseo, un poco más serena pero con sus ojos bañados en lágrimas.
Min está preguntándose si salir o no del lugar, detrás de él se encuentra el anciano, esperando a que salga.

Cuando está justo por salir, Min se detiene y se gira hacia él.
—Yo...g-gracias por aceptar a mi hijo.
—tartamudea—. Es-es una gran persona.

Él lo mira detenidamente detrás de sus gafas de media luna y suspira antes de preguntarle.
—¿Por qué alejan al muchacho de ustedes?

Min mira a sus costados, viendo si su esposa no aparece por ahí, pero al ver que no, su rostro se entristece y su voz suena dolida.
—Mi esposa no lo quiere durante un tiempo, porque dice que está mal de la cabeza.

—¿Pero qué es lo que tiene?

Los hombros de Min decaen.
—Aparte de problemático, YoonGi se declaró homosexual y Minseo dice que está enfermo. La única manera de que él cambie de opinión es alejándolo de nosotros.

[...]

Mucho antes de que Jimin llegase a C. Judtzy, Min YoonGi estaba ilusionado por alguien a la que le daba igual su vida.
Había encontrado a alguien que le atrajese de diferente sexo y las pocas veces que había hablado a sus padres les había contado sobre ella. Minseo estaba más que feliz por aquello, orgullosa de su hijo, pero el Sr. Min no estaba muy conforme.

Qué lástima que su novia fuera la persona más insoportable de todas.

YoonGi deja caer el cigarrillo, aplastándolo con su pie y exhalando el humo.
Mira de nuevo hacia atrás, en donde encuentra a XiYeon arreglándose frente al espejo de su habitación. Mantiene puesto un vestido negro a gusto con su talla y unos tacones tan altos que YoonGi no supo como lograba caminar con ellos.

Hace unas horas, ella lo llamó para decirle que estaba sola en casa y digamos que tuvieron una buena sesión de sexo. Cuando él se despertó, ella ya se estaba arreglando el cabello, diciéndole que saldría con un chico.
YoonGi pensaba de que se quedarían juntos hasta la noche.

Y siendo sinceros, no era la primera vez que lo hacía. Desde que habían iniciado a ser "algo" ella hacía lo que quería.
No valorando su mismo noviazgo.
Él entra a la habitación.
—¿Por qué no mejor te quedas conmigo? Podemos pedir una pizza, ver películas, hacer cualquier cosa juntos.

Ella lo ve desde el reflejo del espejo, arreglándose el rímel.
—¿Bromeas? YoonGi, no merezco cosas como esas.

Ella nunca quería pasar más tiempo con él.
YoonGi no entiende el porqué, reconocía ser apuesto, atento cuando quería, cariñoso cuando se lo proponía, podía ser todo lo que ella quisiese.
—Puedo llevarte a comer.

Ella se gira a verlo.
—YoonGi... Deja de ser tan estúpido.
Somos pareja, sí. Pero es obvio que yo no te quiero —se ríe—. Solamente... yo... no me gustan las relaciones serias.

—Porque tú no te dejas querer.— YoonGi se sentó en la orilla de la cama, contemplándola.
¿Acaso siempre sería lo mismo con ella?—.¿Qué harás el día en que encuentre a alguien mejor que tú?

Ella pone sus manos en su cintura, pensando lo que YoonGi le ha dicho. Se afirma que es ilógico.
—¿Alguien mejor que yo?
Amorcito, no digas tonterías.

—XiYeon, si sigues así vas a perderme.

Ella se acerca a él, rodeando sus brazos en el cuello de éste para acariciar su pelo y haciendo que la tome de su cintura.
XiYeon no quiere decírselo pero piensa de que es un exagerado y la idea de no estar con YoonGi lo ve muy lejano.

—YoonGi, yo nunca voy a perderte.
Dime cuando encuentres a alguien mejor o que te satisfaga más que yo. —besa sus labios—. Pero que no sea un chico, porque... tú sabes... decepcionarás a tus padres de nuevo.
Mucho más de lo que ya lo has hecho.
—ella da un toquecito a su nariz, ignorando el mal que le hizo al decir aquello—. Pero no importa que pase, tú y yo estamos destinados a seguir juntos.

Luego de ello se escuchó el sonido de un claxon y XiYeon de repente lo soltó, literalmente emocionada. YoonGi se quedó mudo, observando cómo ella tomaba su bolso y se lo pasaba por el hombro. Se iría de nuevo, como siempre.

—¡Ya vino Jay! —gritó. Ella se re acomodó el cabello y luego regreso hacia YoonGi para darle un último beso—. Chau, amorcito. Vístete y cuando te vayas ponle seguro a la puerta.

Y YoonGi la vio desaparecer de la habitación.
Él podía ahora irse a un bar, una fiesta, llamar a unas chicas más si quisiera; pero no estaba de humor. Su relación con XiYeon estaba llena de libertinaje que cada quién hacía lo que quería.
Pero a YoonGi le gustaba así, sin importar cómo ella fuera. Pero ya estaba harto.

Nadie le dijo que el amor podía ser tan mierda cuando quería. Tomó su jeans del suelo y registró los bolsillos para sacar su billetera.
Pero al abrirla, no había ningún euro, ni siquiera unos centavos, estaba completamente vacía.

—¿Pero qué...?— XiYeon. Sin ninguna duda fue ella. Siempre lo hacía. No era más que una desquiciada obsesionada por el dinero—. Maldita sea.

Por mucho de que YoonGi fuera fuerte, no lo estaba por dentro. Porque muy en el fondo, a pesar de que demostraba estar bien, se sentía solo. Quizás necesitaba a alguien que en verdad lo quisiese, alguien que de verdad le correspondiera los sentimientos de una misma manera.

[...]

Año 2013.

El problema fue que él nunca pensó que algo así le pasaría y cuando estaba sucediendo no se sentía totalmente preparado para ello.
Han pasado dos años ya.
Él sigue con XiYeon. ¿Cómo es posible?
Ni siquiera él mismo lo sabe.

YoonGi azota su casillero con fuerza.
Cuando se gira sobre sus talones observa a ese niño de cabello negro  caminando por el pasillo hacia su casillero.
Ese niño lo tiene harto.
No lo soporta.

No soporta no poder tocarlo, ni besarlo.
Detesta que al verlo llorar su corazón se haga pedazos, como si rompieran una copa de cristal contra la pared. Odia la manera en que éste lo debilita cuando lo mira.
Odia que le gusten esos encantadores ojos. Odia que le guste ver cada pequeño detalle de su cuerpo. YoonGi aprieta los dientes con fuerza, ese niño llorón, Park Jimin, estaba siendo como una plaga para su vida.

Llevaba poco de conocerlo, no hace más de un mes. Desde ese entonces ha tenido serios problemas por estar defendiéndolo contra los demás.
No es como si YoonGi fuese un hombre de paz, no. Le encantaba golpear y humillar a chicos estúpidos. Pero cuando se trataba de Jimin dejaba de ser divertido.

—¿Qué titular te parece mejor?.— se acerca Su-yeon, obstruyendo su paso.
Una chica odiosa que dirige el periódico del colegio. Él no se da cuenta cuándo se movió, cuando reaccionó él estaba a unos cuantos pasos de Jimin. Maldijo sus impulsos-.
"Min YoonGi, el mariscal del equipo que gusta de un don nadie"
-agita sus manos al aire, imaginándolo-.
O "Don nadie captando la atención de M.Y"
¡Uf. Lo que se vendería el periódico ese día!

El frunció el ceño.
¿Acaso ella no tenía algo mejor que hacer?
No había alguien más insoportable en C.Judtzy que Lee Su-Yeon, bueno, excepto Seo...
Olvídenlo.

—Cierra la maldita boca, enana.—se desesperó YoonGi, alejándose de ella y retomando su rumbo, dejándola ofendida a mitad del pasillo.

YoonGi se acercó hacia Jimin y al ver su ropa
-que asegura que olía a fresas y estaba exactamente planchada- sonrió.
Éste chico no podía causarle otras cosas más que sonrisas.

—Supongo que has sobrevivido a que no te metan al cubo de basura. —se recostó en el casillero, observando cómo éste organizaba sus libros—. Eso está bien, ¿no?

Jimin apenas siente su presencia y el corazón empieza a latirle muy rápido.
No puede permitirse ser tan obvio, todo el colegio sabe que gusta de YoonGi y eso en parte es vergonzoso. Cuando se trata de discreción, Jimin no es el indicado.

—S-Sí. Bien. —se ruboriza.
No pregunten porqué, solamente pasa. Como siempre—. Gracias... Aunque no era necesario que los golpearas. YoonGi, no tienes que hacerlo.

YoonGi trata de ignorar lo último.
Jimin cierra su casillero, a comparación de él, lo hace despacio, con cuidado.
El menor está nervioso, contempla su casillero y luego se recuesta en él, reposando su rostro en éste y volviendo a ver a YoonGi.

—No los golpeé tan fuerte. —miente, porque en realidad se ganó una detención por ello—. Soy la persona más pacifista que encontrarás en la tierra.

Jimin suelta una risa, totalmente tierna que hasta contagia a YoonGi.
Y aquí viene de nuevo, YoonGi siente el maldito impulso de tocarlo y sabe de que si lo hace, la sonrisa de Jimin se agrandará.
Entonces todos se darán cuenta que le atrae, no podrá reprimir los aceleres de su corazón e ilusionará más al menor.
Aunque YoonGi no tiene idea si le gusta él o no.

—Sí, YoonGi. Y yo soy violento.

—Bueno, lo admito, pero obtuve la ayuda de Namjoon y Jin.

Jimin arrugó su nariz, negando con la cabeza, no estando de acuerdo con la violencia de YoonGi Definitivamente son todo lo opuesto.
YoonGi no resistió su impulso.
Se acercó más a Jimin, permitiéndose rozar con sus dedos su piel suave y blanquezca.
Jimin retuvo la respiración y sus ojos observaron los de YoonGi.

Las mejillas de Jimin estaban hirviendo, pero YoonGi amaba esa reacción.
Cada facción de su rostro era delicada, como si hubiese sido creado con tanta dedicación.

—¿Por qué no salimos a cenar esta noche?.—le propone, completamente cegado por lo que veía—. Di que sí. Si me lo propongo, seré la persona más dulce del mundo contigo.

—¿La persona más dulce? —éste quiere soltar una risita. Ni siquiera se da cuenta en que ésta mordiendo su labio, YoonGi si lo nota, y en verdad quiere estamparlo a los casilleros y besarlo.

Jimin quería decirle que en realidad ya era muy dulce con él, pero cuando quiso contestarle, con su arrebate de emoción, alguien carraspeó frente a ellos.
YoonGi se apartó de inmediato, recobrando su posición. Jimin se quedó ahí, sin moverse.
XiYeon estaba de brazos cruzados ante ellos.

—Por fin te encuentro, amorcito. —le sonríe a YoonGi—. No sabía que andabas... por aquí.—Su voz está tan cargada de disgusto.

Jimin baja su vista hacia sus pies, no queriéndose topar con los ojos de XiYeon, le tenía miedo a personas como ella. Sus ojos también podrían ser negros, pero podía jurar que los de ella no expresaban más que solo odio—.Hola, niñito.

—H-hola, XiYeon. —Oh, sus converse rojos parecen mucho más interesantes que nunca.

XiYeon se abalanza a abrazar a YoonGi y a éste no le queda de otra que sostenerla.
Jimin levanta su vista solo para verlos.
A escuchado muchos rumores de que XiYeon y YoonGi son la pareja perfecta.
Ambos son guapos, así que sí, lo son.

—Amorcito, ya estoy lista para ir al salón.—le sonríe. Ella ha tomado sus mejillas para jugar con ellas, algo que YoonGi detesta que haga—. No podemos llegar tarde.

Oh claro, YoonGi seguro solía pagarle el salón de belleza. Supuso que por ende ella cada vez era más hermosa, siempre se cuidaba bien.
YoonGi no hizo ningún comentario, por más de que trató apartarse de su tedioso abrazo ésta no se dejó.

—Muy bien, ehmmm... JaeMin— dijo ella. YoonGi sabía de que lo hacía a propósito-.

—Es JiMin.

—¡Ah! —rió—. Sí, ya lo recuerdo.
Bien, es una lástima no poder seguir hablando más contigo, pero hablaremos otro día, quizás nunca. Es hora de irnos, YoonGi.

Y sin decir más, con su sonrisa llena de hipocresía, jaloneó a YoonGi de su sudadero para que éste camine junto a ella y así ambos dejar a Jimin solo.

Jimin no dice ningún comentario.
Toda la felicidad que ha sentido ahora se ha esfumado en un abrir y cerrar de ojos.
Él se giró a verlos, XiYeon resonaba sus tacones por todo el pasillo y YoonGi sostenía su mano.

¿Qué oportunidad llegaría a tener él con YoonGi?

[...]

"Quédate con aquel que te haga sentir vivo, no con el que te haga daño."

YoonGi estaba fumando en el parqueo del colegio, escondiéndose de XiYeon, desde que éste había dejado de quererla y dedicarle su tiempo, estaba cada ve más irritante.

—¡Es que ya no me dedicas tiempo como antes, ya no salimos, no me tocas, no haces nada conmigo!

Y en parte ella tenía razón.
¿Pero acaso eso importaba?
YoonGi no lo cree.

—Fumar daña los pulmones. —se escucha una voz por detrás. Él se gira y mira a Jimin, quién mantiene un libro abrazado y su pequeña mochila está sobre su hombro—.
Y mis flores también. —se ruboriza-.

YoonGi contempla la corona que éste porta en su cabello, no son más que pequeñas flores color lila, blanco y rosado. Están combinadas entre sí y éstas forman un lindo contraste, incluso hacen ver a Jimin más pálido de lo usual.
YoonGi no se lo ha dicho pero le encanta que use esas cosas. Se miraba tan tierno.

YoonGi machuca el cigarrillo y le dedica una sonrisa. Él es el que se acerca al menor, quitándose las gafas de sol.
Jimin casi se derrite ahí mismo, él era tan atractivo.

—Puedo comprarte flores si así lo deseas.

Jimin es tan tímido.
—No... por cierto, g-gracias por el racimo de hoy. Espero que no te moleste pero utilicé algunas flores para hacer esta coronita.—sonrió, mostrando tanto orgullo al decir aquello. YoonGi lo amó. Jimin se lo quitó de su cabello y lo contempló—. ¿Te gusta?

—Me encanta. —pero no precisamente hablaba del objeto, sino de él. El menor percató su indirecta y se sonrojó—. ¿Siempre te sonrojas?
Porque eso me gusta.

—¿Siempre eres así de directo?
Porque... bueno, a mí también me gusta.

YoonGi sonríe.
—No quiero ser grosero, pequeño.—Oh, Jimin ama ese apodo—. Pero son las 11:30, ¿no tienes que estar en clases?

—Ehm, sí. Estaba en historia, de hecho. Pero te vi desde la ventana así que... —lo típico, se ruboriza—.
Vine hasta aquí, para preguntarte si seguía en pie la cita de la cena.

YoonGi casi se atreve a gritar. Se emociona.
Jimin se arrepiente de inmediato, se siente un tonto y empieza a hablar mucho más rápido.
—Yo, digo, lo de la cita. O sea, una salida.
Porque no precisamente es una cita, ¿cierto?

A pesar de ello, Jimin tenía miedo de que YoonGi le dijera que no.
—¿Me estás invitando a una cita, pequeño llorón? —se acerca hacia él, dando un paso hacia el frente. Jimin retrocede uno y cierra sus ojos.
Ya basta de ser tan apenado-.
—Si así lo deseas, sí.
Oh... sí. Te estoy proponiendo una cita.

Y YoonGi acorta la distancia, volviendo a acercársele más, pero esta vez Jimin no retrocede. Más bien, le sonríe.

—¿Cómo es de que no me tienes miedo?— toma el libro que éste sostiene en su pecho, quitándoselo con cuidado. Incluso toma su bolsón, para ponérselo él mismo en su hombro, sin importarle cuán ridículo se vea con una mochila de ositos—.Imagina que fuera a golpearte ahorita mismo, no puedes confiar en mí.

-—Tú eres muy dulce. —Jimin pasa sus brazos hacia atrás, jugando con sus manos.
YoonGi frunce el entrecejo—. Por lo menos conmigo. Siempre me defiendes, no creo que me golpees. Y si vas a hacerlo, procura no ser muy grosero.

—Te diré algo obvio, yo no te golpearía.

YoonGi le ofrece su mano, incitándolo a que éste la tome. Jimin se emociona tanto por ello, ama ese nuevo sentimiento de cariño que está sintiendo.
—Entonces lo que digo es cierto, eres muy dulce conmigo. —y luego de ello toma su mano, uniéndolas entre sí. A YoonGi le encanta lo delicada que es ésta en comparación con la suya—. ¿A dónde se supone que iremos ahora?

—Bueno, he escuchado por ahí de que amas los helados.

—¡Oh sí! —da un pequeño salto, jaloneando la mano de YoonGi—. Los helados de mora son mis favoritos.

[...]

Época Actual.

"Pero hay un problema, el mismo que me hace tocar el cielo, es aquel que puede llevarme al mismísimo infierno."

Habían pasado varios años desde aquella época, y ahora, que YoonGi lo recordaba, no le causa más que tristeza y a su vez emoción.

¿Qué hubiese sido de su vida si Jimin nunca hubiese llegado a ella?
¿Qué habría pasado con él?

Jimin llegó en el momento exacto, en el tiempo en donde él se encontraba en lo más profundo de la tierra. Justo cuando necesitaba de alguien que le hiciera ver el mundo de otra manera.
Al principio tuvo miedo de esos sentimientos, ¿pero ahora? Oh, ahora se sentía mucho más dispuesto a experimentar cada uno de ellos.

Gracias a Jimin él enfrentó duras etapas en su vida. Lo mejor fue que Jimin nunca lo dejó batallar solo. Gracias a él, él podía ser feliz.
Gracias a su lindo semblante, hermoso carácter y espontánea personalidad hizo enamorarlo, y no sólo a él, sino a sus padres.
A Minseo

Jimin persuadió a YoonGi para que éste dejara de tenerle rencor a sus padres.
Y es que, ¿cómo no iba a tenérselos?
Si lo habían apartado de su lado por el simple hecho de ser homosexual.
Sin embargo el concepto de ellos (más bien el de su madre) cambió al conocer al menor.
Jimin hacía feliz a YoonGi, no XiYeon.

En todos sus años de conocer a XiYeon ella no hizo más que incrementar el rencor y el odio hacia sus padres, no causando ningún bien.
Sin embargo Jimin, (oh, Jimin) él fue todo lo contrario. Lo ayudó a derrotar esas barreras y a muchas otras más que atormentaban su pasado.

YoonGi al meditar sobre todo esto piensa que Jimin en verdad merece algo bonito como regalo de aniversario, era el momento indicado para recompensarle todo lo que había hecho por él. Bueno, solo unas cuantas cosas.

YoonGi casi estampa el balón en el rostro de Taehyung. Está tan desconcertado en sus propios pensamientos que no se da cuenta de que por poco lastima a su amigo.

—¡Hey, dijimos lanzamientos amistosos!—protestó Taehyung, inclinándose a tirar el balón—. Tú casi quieres romperme la cara.

YoonGi lo atrapa en el aire.
Su semblante se ve tan ido.
—Lo siento, yo... yo... ehm, olvídalo.

YoonGi lanza el balón.
Taehyung lo atrapa de nuevo, pero esta vez no le devuelve el tiro.
—¿Pasa algo? —el mayor no contesta, solo está viendo hacia un punto fijo. Taehyung se asusta por su silencio, mira hacia atrás pero no ve nada anormal que pueda llamarle la atención—.YoonGi...

Su pecho se comprime.
—No pasa nada.

—Últimamente has estado muy distante. Te noto... raro.

—Solo pienso demasiado.
Olvídalo.

Taehyung poco a poco se va acercando, no es hasta algunos cuantos pasos de distancia en el que se da cuenta de que el rostro de YoonGi se encuentra demacrado.
—¿Has dormido bien?

—Sí.

—No te encuentro muy bien...

YoonGi sigue sin contestarle.
Pasan diez, quince segundos, YoonGi no parece reaccionar.
—Taehyung.

—¿Sí?

—Nada. —sonríe, regresando a la realidad y viéndolo fijamente—. Tengo el regalo perfecto para nuestro aniversario con Jimin.

Taehyung se quedó con las palabras en la boca, con ésta entreabierta, sin poder decir nada.
No tenía una respuesta para aquello.
Quiso hablar, pero cuando tuvo el impulso de hacerlo YoonGi ya estaba caminando hacia su motocicleta.

Y desde ese entonces YoonGi ha estado de lo más tranquilo en esta semana, porque ha encontrado el regalo perfecto para su segundo aniversario con jImin.
-que cada vez se aproximaba más-

El problema fue... que él hubiera deseado darle algo más de lo quería.
—Hey, hermano. ¿Qué haces aquí?—Hoseok lo toma del hombro, obligándolo a salir de la joyería a la que éste ha entrado—.
Ni siquiera lo pienses, todavía no está en edad.

YoonGi gruñe.
—Cuánto quisiera que tuviera dieciocho.

—Lo sé, solo espera un año.
Aparte, ya tienes la tarjeta de crédito al tope.

Era cierto.
En parte, YoonGi le agradeció por ello.
Ya no podía permitirse gastar más dinero, en el momento en que compró el regalo de Jimin lo llamó al Sr. Min vuelto una furia, reclamándole por el exceso de dinero que éste había gastado.

—¿¡Pero es que estás loco!? -gritó.
YoonGi tuvo que alejar el celular de su oreja porque sentía quedarse sordo—.¿¡Cómo puedes... Acaso no...!?—no supo qué decir, estaba tan furioso. Respiró hondo—. ¿Sabes qué? Está bien, lo pagaré. Solo porque trata de Jimin. Pero no cuentes conmigo más, te retiraré la tarjeta porque esto es demasiado.

YoonGi cortó y miró hacia Hoseok
—Estoy jodido.

Su amigo había escuchado todo.
—¿Eso significa que esta vez tendré que pagar yo el almuerzo? —YoonGi asiente—.¿Sabes? Esto no me está gustando para nada.

Por el otro lado, Jimin está nervioso.
¡No, que va, demasiado nervioso!
Resultó siendo que el regalo de YoonGi nunca llegaría a su casa, pues la página de internet en el que éste compró era una estafa.
¡Doscientos dólares gastados para nada!
Joy miró a su hermano después de darle una ojeada a la página en la que Jimin compró.
—Bueno, creo que era obvio.
¿Doscientos dólares por un saco de box? Siempre te estafan, hermanito.

Pero a pesar de todo esto, Jimin no ha dejado de pensar en lo que Taehyung le ha dicho desde la última vez que hablaron.
Incluso le ha preguntado algunas cosas a millones de personas.
Sus conocidos, por supuesto.

Llegó corriendo hacia Jungkook, quién estaba sentado en una de las mesas de la cafetería leyendo un libro.
—Jungkook, ¿Crees que dependo mucho de YoonGi?

Prefiere ser directo y no darle más rodeos al asunto, el cual sorprende a su primo.
Éste despega la vista de su celular, viéndolo con asombro.
—A-ah p...pues... —no sabe qué decir—¿A qué viene tu pregunta?

Jimin baja su vista hacia sus manos, jugando con sus dedos. Es un pequeño tic que tiene cuando se pone nervioso.
—Solo es una duda.

—¿Duda? —Jungkook no le cree. Conoce a su primo—.Dime que no fu...

—Es Taehyung.

Jungkook asiente.
—Sí, lo supuse. —murmura—.

—¿Cómo?

—Nada. —sonríe. Pero Jimin no parece convencido y tiene una expresión seria—.
Jimin... ¿Te he dicho que Taehyung no me agrada?

Este parpadea.
La declaración lo sorprende.
¿Mal? Jimin no conoce a alguien que no sea del agrado de Jungkook, excepto la ex novia de YoonGi pero ella es otro punto a tratar.

—Jungkook, ¿Qué te ha dicho YoonGi?
Dime la verdad.

—No es necesario que me diga, Jimin.
Es solo que me doy cuenta de muchas cosas.
Por ejemplo, que da la casualidad de que Taehyung siempre halle un defecto en tu relación con YoonGi. ¿Qué te ha dicho ahora?

—Nada que no sea cierto.—Jimin se siente molesto y decepcionado más que todo. Taehyung quizás tenía razón, YoonGi ya había experimentado demasiadas cosas con otras personas antes que él-.

—Ajá, ¿y qué es? —Jimin creía que su primo estaba irritante, cuando en realidad el irritante estaba siendo él—. Explícamelo.

Es fácil ponerlo tan nervioso.
—Bue-bueno, Taehyung me ha dicho unas cosas...
¡Pero deja de verme así! —acomoda su beanie—.
Me incomoda que hagas eso.

—Lo siento, es solo que me molesta.
—cierra su libro—.¿Quieres venir a almorzar a mi casa?
Irene cocinará hoy, tú sabes que hace un pie de manzana delicioso.

Jimin se remueve en su asiento.
—¿Hoy?

—Sí, hoy. —vuelve a tornarse serio—.
¿Por qué, saldrás?

—Bueno... yo... Taehyung me ha invitado a una fiesta esta noche.

A Jungkook casi le da un infarto ahí mismo.

—¡La universidad de Standford Cardinal estaba en la última yarda para el touchdown pero no logró completar el pase!
Parecía que iba a venir la remontada pero en la universidad de Notre Dame supieron defender. ¡Este chico de Notre Dame, Kim SeokJin sí que sabe ser un defensa!

El tío de YoonGi, Jongsuk, pega un grito al ver la repetición de aquello.
YoonGi se pone en pie y sale de su casa hacia el buzón, porque hace poco ha visto al cartero dejar varias cartas en él.

Hoy era el final del campeonato nacional de la liga de americano universitaria y YoonGi se alegró de ver en la televisión cómo es que SeokJin cada vez iba triunfando más.
¡Dios, jamás en su vida vio correr a alguien tan rápido como él!

Revisó el buzón de su casa, que tenía cuentas a pagar, muchos sobres más que por ahora no quería revisar y alguna que otra carta de sus padres a sus tíos, que YoonGi no leía porque no le interesaba. Justo al final hay un pequeño paquete envuelto en papel manila, rodeado en unos cuantos lazos. El sobre es para él, pues éste tiene los sellos de donde es Jin y con una caligrafía desfigurada dice "YoonGi".

-¡Touchdown de Kim para los Notre Dame!
Se ponen 13-7.
Punto extra y estamos 14-7. 25

—¡Hijo, ven a ver esto! —grita Jongsuk desde adentro de la casa, emocionado mientras ve el partido a todo volumen, tanto así que YoonGi lo escucha desde la calle—. ¡Ven, hijo!

YoonGi desgarra el papel.
—¡Voy en un rato, tío! —grita hacia él, aunque duda que lo escuche porque éste está reclamando por el down de Standford-.

Dentro del paquete hay una carta, una camisola y una tarjeta.
Éste toma la carta y la lee.
La letra de Jin cada vez iba para peor.

"Espero que para cuando hayas recibido esto me estés viendo jugar en el FOX SPORTS.
Hoy es un gran día para mi carrera, deséame toda la suerte del mundo.

Mi padre está orgulloso de mi por lo que he estado logrando, incluso me han nominado para el Trofeo Heisman este año.
Me siento grande, YoonGi.
Estoy subiendo a lo más alto y no me siento feliz por ello.

No me gusta esto y tú me entiendes por ello más que nadie en el mundo.
Amo el golf y no me importa si sea el más aburrido para muchos, yo muero por practicarlo y sabes que por mi padre no lo hago. Me está costando ser feliz.

Bien, espero que hablemos sobre esto más a fondo y muy pronto.
Atte;
SeokJin."

YoonGi arrugó la carta con su mano, por supuesto que comprendía a su amigo, él sabía lo que era estar en algo que no deseas.
Envés de sentirte victorioso, te sientes frustrado.

Introdujo su mano en el paquete y sacó las dos ultimas cosas que éste poseía.
Había una camisola azul del equipo de americano, de la universidad de Notre Dame, que en su lado posterior llevaba el número 98 y en el borde de éste llevaba un autógrafo de Jin.

"Para mi más grande fan,
Min YoonGi:)
de: su más guapo ídolo, KS."

—Que gracioso, Jin. —sonrió al leerlo.
Su amigo lo estaba jodiendo, no podía creer que fuera tan estúpido. Diablos, lo extrañaba—.
Irá junto a los utensilios del baño.

Luego leyó la tarjeta de su mano, que daba la dirección al aeropuerto de Seul, con la hora 13:35 pm del día martes y escribiendo en un espacio pequeño de que lo verá pronto.

—Que maldito. —se ríe YoonGi.
Su mejor amigo viajaría a verlo dentro de cuatro días y se sintió dichoso de ello.

Después de casi un año sin verlo en persona le era necesario ver su melena rubia a pesar de que le repitiera no soportar su color de cabello y éste lo mirase ofendido.

—¡YoonGi, te has perdido el final del partido!.—vuelve a gritar Jongsuk, sacando del trance a su sobrino—. Menos mal que lo he grabado, así podremos verlo más tarde.

YoonGi suelta una risa al escuchar aquello, jamás en su vida ha conocido a alguien tan aficionado por el americano como lo es su tío.

A las 5:30 pm, YoonGi estaciona su van frente a la vereda que queda para la casa de Jimin, sale del auto y revuelve su cabello con cierto descuido, para luego ir hacia la puerta de entrada y tocar en ella.

Jimin está tarareando una canción de The Verve mientras está sentado en su cama limpiándose las uñas con un algodón.
Ha robado un brillo de pinta uñas del cuarto de Joy y espera que esta no sé de cuenta durante el transcurso de la tarde.

YoonGi entra a la habitación sin siquiera pedir permiso y tampoco es algo que le moleste al menor, porque al verlo ha sonreído grandemente y le ha mandado un beso en el aire.

—Hola, Yoonie. —dice éste, inclinándose un poco para bajar el volumen de la radio—.
¿Qué tal el partido?

YoonGi contempla lo que hace.
—Bien. Jin cada vez supera mis expectativas— Jimin sonríe, mientras envuelve el algodón en una ruedita y lo tira al cesto de basura.
YoonGi se sienta a su lado, ve el pinta uñas y lo toma para observarlo—. ¿Esto es lo que se aplican las chicas en las uñas?

Jimin lo mira y se ruboriza.
—Sí y yo también.
Yo-yo voy a aplicármelo —YoonGi le dedica una sonrisa ladeada, que hace sonrojarlo más—.
¿Me lo prestas, Yoonie?

—No. —dice con suavidad, alejando el pequeño frasco y para su sorpresa destapándolo, toma la mano de jimin para posarla sobre su muslo—.Deja que te ayude.
Quiero hacerlo yo.

¿Cómo podía confiar en alguien que nunca había hecho aquello?
Jimin sonríe, contemplando a YoonGi cuando comienza a deslizar despacio la brochita sobre una de sus uñas mientras sostiene su mano como detalle de ternura.

Oh Dios, jImin quería comérselo a besos.
—Ay, procura no pintarme la piel.

—Shhh, silencio cariño. —le calla. —Hey, no soy malo en esto. Podría hacerte esto toda la vida.—ambos se ríen, a YoonGi raramente le encantaba hacer esto—. No bromeo, hablo en serio.

Jimin muerde la parte interior de su mejilla, procurando no soltar otra sonrisa tonta y tratando de tomarlo con calma.
Pero, cuando la persona que amas te dice que quiere hacer algo contigo durante el resto de su vida, ¿Acaso no es motivo para ilusionarse?
Jimin quería saltar sobre la cama de emoción.

—¿Tú crees eso? —esperó una respuesta. Contempló a YoonGi, que parecía muy concentrado en sus uñas—. YoonGi.

—¿Mhm?

—Dije que, que si tú crees eso.

El cuerpo de YoonGi se tensó de miedo, aunque no lo quiso dar a notar y disimuló su sorpresa.
—Sí, ¿tú no lo crees?

El menor se animó.
—¿Estás jugando?
Por supuesto que lo creo.

YoonGi soltó un suspiro de alivio y le miró de reojo. —Eso está muy bien, cielo.
Si decías que no estaría tirándome desde tu balcón.

YoonGi pidió su mano izquierda y Jimin se la otorgó, contempló su mano que había sido pintada y sopló en ésta.
—Yoonie, lo haces muy bien.
¿Qué crees que dirían tus amigos si te vieran haciendo esto?

Él se alza de hombros.
—Seguro se estarían riendo.

—¿Y tú qué les dirías?

_No diría nada.
Pero al siguiente día los verías llorar.

Él sonríe, sin mostrar su preciosa dentadura que enseña cómo sonrisa, sin embargo, se nota en sus ojos como éstos se iluminan, como si imaginar que el hecho de torturar a sus amigos fuese divertido.

Jimin lo vio durante el resto del tiempo; esas facciones duras y frías, que cambiaban por completo cuando estaba con él, su cabello de nuevo negro y rebelde, tal como le fascinaba.
¿Podía encontrar en él algún defecto?

Pensó en Taehyung y en lo que éste le había dicho, ¿Sería posible que YoonGi se aburriera?
¿Qué lo hartara por sus caprichos, sus llantos y su poca masculinidad?

YoonGi termina de pintarle sus uñas y lo saca de su trance. —Tus uñas brillan cariño, significa que soy muy bueno. —Aunque... Si YoonGi estaba haciendo aquello significaba en que no tenía ningún problema en que jimin fuese femenino.

Jimin no va a negárselo, así es que asiente emocionado. —Gracias, Yoonie—A YoonGi le gusta verlo así. Presiona suavemente sus labios en la palma de su mano, dejando al menor completamente sonrojado.

—¿Y bien?

—Ahora hay que esperar a que se seque el brillo.—comienza a agitar sus manos, viéndose gracioso para la vista de YoonGi—.No te empieces a reír.

—Eres tierno, bebé.

—Yoonie, dije que no permitiría que me dijeras así si tú no aceptas ser mi bebé.

—Soy mayor que tú, merezco respeto.

—Y yo estoy creciendo.

YoonGi hace una mueca.
—No repitas eso, me duele.

Cuando Jimin está por contestarle, YoonGi se acerca más a él y toma sus manos para entrelazarlas con las suyas.
YoonGi se inclina para proporcionarle un beso en sus labios, de aquellos profundos y lentos que al menor le gustan, haciéndolos caer en la cama, con un YoonGi arriba y un Jimin acorralado sonriendo en medio del beso como un tonto.

YoonGi posee su boca con su lengua, provocando que Jimin apretase el agarre de sus manos y sintiéndose a gusto con ello.
Él podía quedarse así toda una vida, si eso significara que YoonGi le besaría de esa manera en cada momento entonces no le importaría pasar en esa posición todo un milenio.

—Dios, Jimin, eres tan perfecto.—El mayor no lo dejó contestar, porque su beso estaba volviéndolo loco de una manera literal-.

El beso culminó.
YoonGi se separó por unos centímetros, relamiendo sus labios y viendo a su acalorado novio debajo suyo, completamente agitado.
—Amo el sabor a manzana.

Oh, ahí venía el descaro.
Jimin pasó su lengua por sus labios, sí, su nuevo labial sabía a manzana y ni siquiera él lo sabía. YoonGi volvió a inclinarse, pero esta vez en directo a su cuello, solo para aspirar ese nuevo aroma de dulces que a Jimin le había comprado.

—Jimin...

—¿Sí?

—Extraño dormir contigo.

Jimin sonrió.
—Yoonie, pero la mayoría de las veces te quedas conmigo.

YoonGi se aparta de él, reincorporándose de nuevo a su posición inicial, de alguna manera sus ojos se ven entristecidos, como si quisiera decirle tantas cosas pero algo se lo impidiera.
—Me refiero a dormir y despertar literalmente contigo. Aunque sí, puedo hacerlo cuando quiero.

—YoonGi... —intentó hablarle con calma—.Sé que muy pronto pasará.

Éste sonrió.
—¿Listo para ir al cine?

Pero Jimin tenía otros planes.
—Yoonie, ¿qué tal si vamos a almorzar a ese restaurante al que siempre me llevas? ¡Mi favorito, Yoonie!

YoonGi mantuvo la sonrisa, pero no la emoción.
¿Beagles Low?
Él ya no tenía dinero para eso, es decir, no.
—¿A-ah?

—Sí, Yoonie.
Siempre la pasamos lindo cuando vamos.

—¿Te parece mejor otro día, cariño?
—intentó sonar lo más tranquilo—.
En nuestro aniversario, ¿quizás?

Jimin esbozó una sonrisa alegre, acercándose un poco para besar los labios de Yoonie.
—No, ese día quiero ir a otro lugar.

Ah claro, otro lugar.
Así de sencillo, ¿no?

YoonGi se quedó como estúpido, entonces Jimin se puso en pie, más entusiasmado que siempre.
El mayor sabía de qué si le contaba lo sucedido con su padre y la tarjeta de crédito éste le reñiría por demasiados (incluso tediosos) días.

YoonGi también se puso de pie y entrelazó sus manos junto a las de Jimin, para jalonearlo hacia él e irse hacia su van.
Y durante el trayecto del camino, tampoco es como si Jimin dejase manejar bien a YoonGi, porque éste solía acercársele más y besarle las mejillas, haciendo sonreír a YoonGi y distrayéndolo mientras conducía.

—Si llegamos a estrellarnos, será tu culpa.—lo observa de reojo, en el que en un diminuto movimiento, Jimin, que ésta recostando su cabeza en su hombro, besa sus labios.

—¿Qué decías? —se hace el desentendido.
YoonGi se queda sonriéndole y no reacciona hasta que escucha los cláxones sonar.

Jimin se ríe—. ¿Desconcertado?

YoonGi amaba ese tipo de acciones, esa entrega y ese exceso de cariño en su novio.
Jimin parecía haber recobrado el ánimo, olvidando todo lo malo que Taehyung pudo haberle dicho.

YoonGi siempre sabía cómo enamorarlo todos los días.
—Entonces; supongo que quieres ver una película romántica, cariño. —Jimin asintió—.
Bien, puedo tolerarlo.

Ambos rieron.
¿Sería creíble decir que, durante el trayecto de la película, Jimin y YoonGi no se besaron?

No, no sería creíble, porque sí se besaron.
Demasiado.
Pero a ese demasiado, añádanle muchas "o" para que puedan entender a lo que me refiero.

YoonGi jamás tuvo tanto brillo labial en sus labios como en las últimas dos horas.
Saliendo del cine, Jimin no dejaba de tomarse fotos con el mayor.
O mejor dicho, lo estaba obligando.

Hubo un momento en el que Jimin se sentó sobre el césped, a las afueras del centro comercial, en un pequeño parque.
YoonGi se sentó a su lado y en ambos se produjo un profundo silencio. El mayor no lo encontraba incómodo, porque estaba ajeno quitándose el resto del labial.
Sin embargo Jimin estaba nervioso.

Pensó en lo que Taehyung le dijo.
E incluso, hace unos días, lo invitó a salir.

—YoonGi...

—¿Mhm?

—Es-es un bonito día, ¿no? —YoonGi frunció el ceño. ¿Bonito? Había un calor de infierno-.

—¿Sí?

—Me-me refiero a todo, menos al calor.—YoonGi no le halló sentido y miró al menor-.

—¿Qué sucede, nene?

Jimin comenzó a sudar de sus manos.
Diablos, que asqueroso.
—¿H-has ido a una fiesta, Yoonie?

El menor se siente estúpido.
¿En serio?
¿Preguntarle de ello a Min YoonGi?

¿Fiesta? Aquello no podía ser bueno.
Su voz se tornó más seria y eso bastó para poner más nervioso a Jimin, máxime con inexpresivo rostro que éste tenía ahora.
—Sí... Sé qué es una fiesta.

—Bueno, y-yo-

—Jimin, dilo ya.

Cerró sus ojos.
Dios, sabía que la idea no iba a gustarle.

Él soltó un suspiro.
—Taehyung me ha invitado a una.—se crea un silencio. Jimin espera algo, pero no pasa nada. Abre los ojos. Se llena de valor—. Y pienso ir.

—¿Piensas ir? —YoonGi entorna una ceja. Sus facciones se vuelven duras y a su vez tan llenas de sarcasmo puro—. ¿Tú? —se ríe—.
¿Una fiesta? —pero el menor no se ríe, solo se hunde de hombros. No es una broma.

YoonGi se torna serio—. ¿Qué?

—Sí, yo. Taehyung me invitó no hace mucho.

T a e h y u n g.
Su sangre se hirvió.
Por poco y sentía como esta se evaporaba.

—No.

—¿No? ¿No qué?

—No irás.

—¿Cómo que no iré?

—Sí, exacto. —Jimin se levantó del césped, seguido por YoonGi—. No conoces las fiestas.

—¡Pues por eso mismo iré!
Claro que sé qué es una fiesta.
Hay muchas personas y-y música a todo volumen. Gente vomitando y pe-personas haciendo... eso.

YoonGi negó.
—¡No vale si lo has visto en películas!
Jimin, es peor de lo que crees.
Sí, sí hay gente vomitando, sí hay música a todo volumen. Pero la gente es brusca, se droga, buscan peleas, se roban entre sí, tienen sexo en todos lados.
Si no sabes cuidarte es mejor no ir.

—¡Yo sí sé cuidarme!

YoonGi se jala el cabello.
¿Por qué es tan terco?

—No, no lo sabes.

—¡Pero quiero ir! —pegó al césped con el pie.

¿Cómo un ambiente tan dulce y tierno cambió de repente?—. No sé porqué te estoy pidiendo permiso si tú no eres mi madre.

—Jimin, tu mamá no te dejará ir. No. Si vas a ir, iré yo contigo.

—¡No, YoonGi! Taehyung no te invitó.

Se escucharon sus dedos tronar mientras sus manos se volvían un puño.
—¿Quieres que me invite?

Para YoonGi era tan fácil, claro.
Él ya era experto en ello.
Con solo pensarlo se molestó.
Taehyung tenía razón, YoonGi ya era todo un experimentado mientras que él no sabía nada.

Pero sabía que con enojarse ninguno solucionaría nada.
Así que solamente se calló, suspirando varias veces, cambiando de repente su tono de voz.
—Yoon...

—Basta, Jimin.

No funcionará.

Lo conocía muy bien, así que se dio la media vuelta para dirigirse hacia el estacionamiento.
Si Jimin quería seguirlo, que lo hiciera.
Pero no podía soportar más sus berrinches.
Eso hizo al menor molestarse más.
YoonGi quizás no estaba molesto con Jimin, porque él podía ir a todas las fiestas que quisiera (siempre y cuando fuera con él).
Pero estaba molesto con Taehyung.
Oh sí, sin duda cada día se hacía más estúpido.
Estaba del todo seguro de que él había metido ideas locas en la mente de su novio.

¿Desde cuando a Jimin le ha llamado la atención lugares en donde solo hay perdición?

Para el resto del día Jimin ya se estaba calmando, diciéndole una típica filosofía de
"Confía en mí, por favor", acompañada de abrazos, besos, e incluso labios mordiendo el lóbulo de su oreja.

—Cariño, yo no confío en Taehyung
—a pesar de que ahora sea su amigo, o conocido.
Bueno, como sea-.

—YoonGi, Taehyung es de confianza.
Y yo también, tú lo sabes más que nadie.

"Confía en mí por una vez."

"Confío en ti."

"Entonces si lo haces déjame ir."

YoonGi se odiaría por ello.
Aceptó.

[...]

YoonGi se sintió como en los tiempos de antes.
Él sentado, viendo como XiYeon se iba.
Excepto que esta vez era con Jimin, algo mucho peor, algo más intranquilo.

Jimin estaba hermoso.
YoonGi sonrió.
Podía confiar en él.

—¿A qué horas pasará... ese inepto por ti?

Jimin observó el reloj de la pared.
—En unos minutos. —YoonGi no contestó.

Jimin lo miró por unos segundos. Sintió el impulso de llamar a Taehyung y cancelar la salida, vestirse cómodo y quedarse con YoonGi por el resto de la noche; acurrucados en la cama, hablando de cualquier cosa y dándose besos. Estaba seguro de que YoonGi haría eso si él se lo hubiera pedido. Pero ya todo estaba hecho. Él se acercó al mayor—.
¿Yoonie? ¿Qué tienes?

Acarició su mejilla.
Su tacto era tan suave, tan dulce, tan distinto al de ella. YoonGi la tomó y dio un corto beso en ella, luego tomó a Jimin de su cintura y lo acercó a él. El menor acunó sus mejillas.
Cuando lo hacía él a YoonGi le gustaba.

—Cuídate, cariño.
No aceptes bebidas de nadie, no te apartes de Taehyung Solamente ten... ten cuidado.—mostró una sonrisa, pero no de aquellas deslumbrante—.Diviértete.

Jimin sintió su pecho estrujarse,
¿Cómo podía ser tan tierno?
El menor unió sus labios, dándose un beso lento y suave, sin ningún apuro.

Jimin lentamente se apartó.
Cuando abrió sus ojos, cambió de parecer.
Quería quedarse con YoonGi.
Y quiso decírselo, pero el timbre sonó.

SunHee ni siquiera salió a despedirse de su hijo porque no estaba feliz de que saliera.
Incluso hasta se molestó con YoonGi.
YoonGi abrió la puerta.
Ahí estaba Taehyung, sonriendo, con sus manos metidas en los bolsillos de sus jeans.

—Hola.

YoonGi ni siquiera le contestó.
—¿Estás listo, Jimin? —él asintió—.El auto está abierto, entra si quieres.

Jimin quería despedirse de YoonGi.
En privado, por supuesto.
Se puso de puntillas y besó las mejillas de YoonGi, le susurró un te amo en su oído y se fue caminando hacia el auto.

Había un silencio entre los dos.
Taehyung estaba nervioso.
—Prometo cuidarlo. —le dijo a YoonGi—.Yo... estará bien.

YoonGi cerró la puerta de la casa y puso en alto su casco, para luego ponérselo sobre su cabeza.

—Solo tráelo a casa.
Pero eso sí. —dio un paso hacia él—.
Una lágrima, una queja o siquiera un gesto de disgusto y serás hombre muerto.

Taehyung tragó, pero su saliva apenas si pasó por su garganta. Sentía la boca seca.
En lo que YoonGi se subía a su motocicleta, éste se dio la media vuelta para dirigirse hacia su auto y adentrarse en éste.

Ya adentro su semblante cambió.
Él le sonrió a Jimin.
—¿Listo para divertirte, pequeño?

Y encendió el motor.

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