Taehyung aventó su celular con violencia en la cama de HyungSik, quién estaba sentado en la silla giratoria de su escritorio mientras miraba a su amigo caminar de un lado a otro por la habitación.

—Estoy tratando de ser una persona paciente, en verdad que sí...

—-¿De verdad? —-preguntó el pelinegro con su voz llena de incredulidad—-. Porque yo no lo creo.

Taehyung pasó sus manos sobre su rostro hasta su cabello, jalando de éste hacia atrás.
Soltó un gruñido, ansioso por el impulso de volver a revisar su celular, el cual en toda la semana no había dejado de vibrar; anunciando con esto notificaciones de que Jimin había subido una actualización en instagram.

Durante el transcurso de la semana, Jimin no había parado de subir fotos a sus redes sociales en las que se encontraba él acompañado de YoonGi, o simplemente de algún lugar hermoso que estaban visitando.

La estaban pasando bien.
Muy bien a decir verdad.

—-¿Estás tranquilo?

No, no lo estaba.
—-Si, lo estoy. —-mintió; porque no es como si a Taehyung le emocionara el hecho de pensar que YoonGi tenía a su disponibilidad a Jimin las veinticuatro horas del día.

—-Que bueno que lo estás.

Taehyung solamente asintió.
Tenía que dejar de ponerse histérico, porque después de todo YoonGi y Jimin eran novios.
Aparte de que ahora YoonGi era su amigo y por más de que quisiera ser alguien especial para Jimin, sabía que éste no lo vería de la misma manera en que ve a su novio.

Su celular comenzó a vibrar, de nuevo.
Ambos chicos se vieron al instante, como si se estuviesen preguntando con la mirada quién iría a revisar la actualización.

—-Ni lo pienses. —-se puso de pie Hyungsik, apuntando al rubio con el dedo y acercándose con cuidado a la cama para tomar el celular y ver la nueva publicación de Jimin.
Pasaron segundos; segundos que parecieron años para Taehyung.

—-¿Qué pasa? —-preguntó, viendo el rostro consternado de su amigo y como lentamente había abierto su boca en un círculo diminuto—-.
¿Sucede algo?

Si, sucedía que había un muy repentino calor por todo el cuerpo de HyungSik.
Quizás hasta se le había subido la presión.

—-No-no...—- sonrió. Saliéndose de la aplicación y tendiéndole el celular a su amigo—-. Era un mensaje de tus tarjetas de crédito.

—-Mierda.

Pero aquello había sido una mentira, porque Jimin en verdad había posteado una foto.

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Mientras tanto, al cabo de unas horas, para la mala suerte de Jimin, se estaba poniendo de muy mal humor al notar que sus compañeras y alguna que otra amiga del colegio le comentaban en su última actualización de si deseaba compartir un poco de YoonGi con ellas.

—-No les prestes importancia. —-repitió por muchísimas veces YoonGi, sin embargo eso no calmó el enojo de Jimin; tanto así que ni siquiera lo dejó entrar a la ducha con él por lo molesto que estaba.

Cuando la puerta se cerró con fiereza frente a la nariz de YoonGi, éste bufó.
—-Pero ni siquiera es mi culpa. —-se secreteó a si mismo, para luego tentar su nariz y sentir un repentino ardor a causa del golpe—-. Auch, pero que fiereza.

Cuando dieron las diez en punto de la mañana, YoonGi bajó las escaleras recién duchado, impregnando su fragante olor a menta por todo el primer piso del apartamento.
Jimin sintió ese aroma al instante, penetrando hasta en lo más profundo de sus pulmones y deseando reprimir el impulso de correr hacia su novio y abrazarlo en un abrazo de oso para mezclar el aroma cítrico de él con el suyo, dulce.

Sin embargo ignoró aquel sentimiento y siguió enviando mensajes en su celular.
—-No Jimin, no... Ignóralo.

Cuando YoonGi entró a la cocina su corazón dio un vuelco repentino al ver al menor sentado en el desayunador con un suéter de lana rosa, unos jeans negros ajustados y aquella nueva coronita que decoraba su cabellera el cual él mismo le compró. Sin dejar pasar por alto en como sus piernas colgaban en el aire, meciéndolas y tocando con la punta de sus converse la mitad de algún taburete.

—-¿Sigues molesto? —-se acercó YoonGi, oyéndose sus lentas pisadas en el suelo para posarse frente a Jimin-.

Éste, a pesar de que su corazón estaba latiendo a mil por hora, no se dignó a verlo.
—-Quizás... —- fue lo único que dijo y siguió texteando-.

—-Cielo...

Habló en tono dulce e intentó rozar sus manos pero aún así éste la alejó.
-—Ni lo pienses, Min. -—sentenció Jimin, elevando su dedo en advertencia—-. No me toques.

«Paciencia, solamente paciencia»
Se pensó YoonGi.

—-¿Si entiendes que no fui yo el quién subió esa foto, cierto? Porque fuiste tú.—- le recordó YoonGi, porque prácticamente le tiraba la culpa de algo que no había hecho. Jimin lo miró, levantando una ceja en arrogancia, diciéndole con esto de que todavía tenía ese descaro de recordárselo—-.Bien, no dije eso.

Pero YoonGi no quería quedarse en el hotel todo el día solamente porque a Jimin le había dado por hacer un capricho. El clima estaba a su favor, tropical y con un aire fresco.
Quería salir, pero no sólo.

Entonces volvió a intentarlo.
—-Jimin... —-esta vez se acercó más; y lo primero que hizo fue, con un deje de permiso, abrir las piernas del menor, para adentrarse entre ellas y enrollarlas alrededor de sus caderas.

Jimin carraspeó y arregló su postura, evitándose en sentir un escalofríos que recorría su cuerpo cada vez que YoonGi le tocaba.
Aunque le era imposible evitarlo, porque la cercanía de YoonGi simplemente le afectaba las hormonas.

—-Dije no, Yoonie... -—reclamó, pero ésta vez en un susurro, como si realmente no le estuviera pidiendo aquello. Luego se escuchó una pequeña risita de su parte, debido a que YoonGi se acercó a su cuello y empezó a repartir pequeños besitos en éste—-.YoonGi... no -—rió-—. Me haces cosquillas.

Y ahí estaba aquella dulce melodía, que hizo sonreír a YoonGi como un tonto sobre el cuello de su novio.
-—¿Sabes? Mejor debería comerte a besos.

Luego las risas de Jimin se convirtieron en carcajadas, contagiándole la risa a YoonGi.
Y después las carcajadas se volvieron en constantes besos, y los besos formaron las suaves caricias, y las caricias dieron lugar a confesiones dulces.
Pero todo esto estaba siendo dado por actitudes coquetas de parte de ambos, coqueteándose entre ellos como si no fuesen nada cuando en realidad lo eran todo.

Y para suerte de YoonGi, Jimin ya no estaba molesto, es más, estaba lo suficientemente feliz con él. En un rápido movimiento tomó de la playera de YoonGi, para apegarlo más a su cuerpo y capturar sus labios en un profundo beso. Suave y lento como a ambos les gustaba.

Aunque lo peor fue cuando llegó el último día de vacaciones para ambos.
Jimin siempre se negaba a irse de Orlando aunque YoonGi le rogara para que empacara sus cosas en la maleta.

El mayor se desesperó por un momento, debido a que Jimin no parecía prestarle la más mínima atención. Al cabo de un rato, cuando YoonGi tuvo que empacar sus cosas al igual que las de su novio -porque a éste no le había dado la gana hacerlo-, se sentó en el borde de la cama; plantándose en su vista la imagen de Jimin de espaldas mientras escuchaba canciones con sus auriculares.

YoonGi se inclinó en la cama, tomando desde atrás las caderas del menor para atraerlo hacia él y rodear con sus brazos la cintura de éste en un abrazo. Los brazos de YoonGi amaban estar en sus caderas, porque así podía sentirlo y poder acariciar su cálida piel para llenarlo de abrazos.

—-Ya empaqué tus maletas. —-besó su cabello y luego reposó su cabeza en el frágil hombro del menor.

Jimin se quitó los audífonos.
—-Que bien... Porque no tenía ganas de hacerlo yo mismo. —-sonrió—-. Sin embargo, sigo sin querer irme, Yoonie.

-—No, yo tampoco quisiera.

El menor tomó las manos de su novio para reposar las suyas sobre ellas y observar como éstas quedaban en un hermoso contraste.
—-La pasamos bien, ¿Cierto?

—-¿Bien? Fue mejor que eso.

Jimin se ruborizó.
—-¿Mejor? Bueno, sí.
Nunca habíamos tenido tanto tiempo para nosotros dos.

YoonGi no dijo nada más, solamente posó sus labios en la piel desnuda de Jimin, en medio de su hombro y depositó un suave beso.
El menor no entendió lo que había significado aquello, pero sintió mucho amor con solo ese simple gesto.

—-Habrá un día —-habló YoonGi, rompiendo el silencio-—. En que tú y yo tendremos todo el tiempo para nosotros desde ahí hasta toda la vida.

—-¿Eso es una promesa? —-sonrió Jimin, girándose poco a poco para quedar frente a su novio, rodeándole sus brazos en su cuello para verlo fijamente—-. ¿Eso implicarían muchos besitos, cierto?

—-Es una promesa. —-reafirmó—-. Y muchos besitos hacia ti de mi parte.

—-Pero, Yoonie... —-bajó su tono de voz éste, jugando con la tela de la remera de YoonGi un tanto inseguro—-. ¿Qué tan seguro estás de eso?

—-Jamás estuve tan seguro de pasar toda una vida con alguien que no sea contigo, cariño.

-—Oh... —-se sonrojó el menor al instante, sonriendo dulcemente hacia su novio y dejándolo admirar su bello rostro—-.Tú siempre siendo tan lindo.

-—Me salió genial, ¿Cierto?
Lo escribiré para mis votos de matrimonio.

Ambos comenzaron a reírse.
Pero luego ambas miradas de perfecto contraste se encontraron y así quedaron por un momento, contemplándose.
YoonGi tomó al menor de las caderas, palpando con sus dedos la piel suave y fina de éste;
y poco a poco fue acercándose hacia sus labios.

Jimin no puso barrera, porque no podía resistirse a aquellos besos que YoonGi siempre le daba, en los que saboreaba sus labios y con su lengua exploraba su boca haciéndolo tocar el cielo con el simple roce de sus lenguas.

El menor elevó su mano hasta el cabello del mayor, para enredar éste en sus dedos y jalonear de él como tanto amaba hacer.
Se fundieron en un beso lleno de amor y delicadeza, en la que sus labios se unían de manera suave y se separaban con lentitud.
Poco a poco YoonGi fue inclinando sus cuerpos hasta quedar acostados sobre la cama, alzando con pudor las blanquecinas piernas de su novio y acariciarlas con sus manos y así rodearlas sobre sus caderas.

Los dos sonrieron en medio del beso;
decidiendo pasar su última noche en Orlando con un acto de amor que les hiciera recordar todo ello.

[...]

Cuando Taehyung se despertó el lunes por la mañana, se levantó de golpe para ir directo a la ducha, debido a que quería llegar a buena hora al colegio.

Jimin, por el contrario, se despertó por un movimiento que se produjo detrás de él, sintiendo como la parte del lado contrario de la cama se hundía, recostándose a su lado y unos brazos rodeaban su pequeña cintura, apegando sus cuerpos.

Pero prefirió no moverse y seguirse haciendo el dormido, porque se sentía encantador el contacto de sus cuerpos unidos, encajando en una posición perfecta que deberían de tener cada mañana al despertar.

Jimin sabía perfectamente que se trataba de YoonGi, porque nadie en este mundo podía poseer un aroma a menta tan exquisito como el de su novio. Aparte de que nadie podía tocarle de esa manera y depositar pequeños besos en sus hombros como justamente lo estaba haciendo ahora.

—-Buenos días, pequeño. —-susurra en su oído, deslizando la palma de su mano debajo de su short de pijama y así brindarle caricias a una de sus nalgas—-. Sé que estás despierto, amor.

Jimin sonrió, se removió entre las sábanas y en un rápido movimiento jaló de estas para cubrirlos a ambos debajo ellas y así subirse al regazo del mayor para besarlo muchísimas veces.
—-Buenos días, Yoonie. —-se inclinó a darle un ruidoso beso en la comisura de sus labios-.Por fin te has aparecido.

Ambos ya se encontraban en Seul, puesto a que habían regresado el día anterior, en la segunda semana de febrero.
YoonGi, a pesar de que Jimin le rogó para que no regresara a su casa y se quedase con él, tuvo que ir hacia ella y después de una semana completa volvieron a dormir solos.

—-Me hace falta dormir mientras te abrazo.—-logró decir YoonGi con dificultad, embobado de los labios que lo besaban y del ser que le hacía alterar su cordura-—.
¿Listo para regresar al colegio?

La sonrisa de Jimin se desvaneció en un segundo. —-¿No estarás hablando en serio, verdad? —-YoonGi asintió—-. Yoonie... Pero tú dijiste que me la pasaría contigo. —-formó un puchero, bajando su autoestima de inmediato—-.
Dijiste que estaríamos juntos hoy.

—-Y así será, cariño. —-suavizó YoonGi cambiando de nuevo a un tono dulce su voz; acariciando la piel blanca de sus brazos de arriba hacia abajo-—. Pero SunHee me mataría si faltas más de lo que acordamos.

—-Pero yo quiero contigo. -—se inclinó Jimin a besarle y con cada palabra le besó los labios—-.
Yoonie. Por. Favor.

Y YoonGi, cegado por su coquetería, contestó:
—-Si vas hoy al colegio, te llevaré a un lugar hermoso a almorzar.

—-¿Lo estás prometiendo, Yoonie?—- dijo esperanzado, mirándolo con tanta alegría que YoonGi no pudo resistírsele-.

—-Todo te lo prometo, cielo.

Jimin pegó un chillido de emoción y luchando por librarse debajo de las sábanas y por los brazos del mayor, logró correr hacia el baño.
YoonGi se fue detrás de él, casi alcanzándolo.
Pero Jimin se puso frente al marco de la puerta, sonriendo para su novio.

—-Yoonie...

-—¿Sí?

El menor se sonrojó.
—-¿Entrarás conmigo?

Aunque YoonGi ya se había duchado en su casa, pero si Jimin llegaba a pedírselo no se opondría. -—¿Quieres que entre?

—-Sí... -—se sonrojó más—-. Pero también no. Es decir, m-me d-duele...

YoonGi sonrió al instante y sus ojos soltaron un brillo enorgullecido; cautivándose por la tímida y sumisa actitud de Jimin.

—-No te preocupes, pequeño.
No precisamente iría a eso.

El menor asiente, acercándose un poco para besar la comisura de su labio inferior y alejarse unos centímetros.
—-¿Me esperas unos minutitos?

-—Tus minutitos son horas, pero sí.
—- afirmó él. Jimin asintió y giró para adentrarse al baño, y en una fracción de segundos sintió como una mano golpeaba en sus nalgas, haciéndolo tropezarse unos cuantos pasos y tomar su trasero en sus pequeñas manos.
Giró hacia su novio, en donde éste le sonreía pícaro y le guiñaba un ojo—-.
Apúrate cariño, o entraré yo a darte un baño.

Luego cerró la puerta.

Al cabo de unas horas, en las que Jimin entró a regañadientes al colegio porque Jungkook lo había arrastrado en él, debido a que no quería alejarse de YoonGi, se dirigieron a la cafetería.

Jungkook no había dejado de contarle lo que le sucedió aquella semana, la cual pasó con Yugyeom y éste le dijo que hace poco había terminado con su novia. -A la cual nunca amó, por lo tanto YoonGi tenía razón-.

—-Aunque... No creo que esté bien darle una oportunidad, ¿cierto? —-preguntó después de un rato, tomando una manzana verde para darle un mordisco.

—-Jungkook.—-llamó Jimin—-. Yugyeom es demasiado atractivo y es tan especial contigo como para que te pongas en ese plan.

—-No te convendría hablar, Jimin.
Total, tú fuiste así con YoonGi.

El menor no evitó sonrojarse, bajando su vista hacia su sándwich y contemplarlo.
—-Me arrepiento de eso, si no hubiera hecho esperar tanto a YoonGi llevaríamos más tiempo juntos.

Jungkook lo pensó.
—-Bueno, sí.
Pero creo que eso fue lo mejor; es decir, que hayas puesto a esperar a YoonGi.
Él tuvo que soportarlo, entonces se notó que en verdad sí te quería.

—-¿Quién te quería? —-se escucha una voz por detrás, interrumpiendo su momento de intimidad. Ambos al girarse notan la presencia de Taehyung con una sonrisa más radiante que nunca—-. Hola, Jimin.

—-¡Taehyung! —-se emociona éste.

Taehyung se sienta a su lado y lo abraza por los hombros, a lo que Jimin le responde el abrazándolo por la cintura. Jungkook gira su cabeza hacia ambos lados, preguntándose si YoonGi estaría ahí para partirle la cara bonita al rubio—-.
Me alegra de verte de nuevo.

—-¿Cómo has estado, pequeño?
Te queda bien el bronceado.

-—¿En verdad? —-se sonrojó—-.
Creí que me vería raro por ser demasiado blanco.

No es como si Taehyung estuviera deseando que Jungkook se fuera, aunque... bueno, si lo deseaba.
Para su suerte la campana sonó, dando por culminado el receso a lo que el castaño sonrió.

—-Bueno, tengo que irme.
Te veré pronto, Jimin. —-se despidió Jungkook, para luego perderse entre la multitud de estudiantes.

—-Nos toca literatura, ¿cierto? -—pregunta el menor, dándole un último sorbo a su cajita de jugo de mango. El rubio asiente y se pone de pie, estirando su mano para que éste la tomase—-. Gracias.

Y luego de ello la retira.
Taehyung evita sentirse mal, porque ese acto frívolo era de esperarse.
—-¿Quieres que te cuente lo que hicimos con YoonGi durante la semana? —-se emociona Jimin, procurando cambiar el tema de conversación y queriéndole contar a alguien lo lindo que había sido su novio con él la última semana.

—-Claro. —-refunfuña éste, aunque en realidad no quería-—. Empieza ya.

Y cuando Jimin inició con entusiasmo, quizás Taehyung quería cubrirse los oídos y tratar de no escucharlo, porque éste no se callaba en ningún momento. Por más de que asentía, reía y daba opiniones se sentía mal por el hecho de tomárselo a pecho.

—-Aunque a mí me gustó más el restaurante chino...— -siguió diciendo-.

Cuando se adentraron al salón y se sentaron en los últimos escritorios del final, Jimin siguió contando con tanto entusiasmo la historia del día martes sobre que YoonGi lo había llevado a un acuario.

Jimin se inclinó hacia su bolsón para sacar su libro de literatura, pero en el momento en que lo hizo su camisa lila bajó unos cuantos centímetros de su cuello, quedando a la vista una parte desnuda cerca de sus clavículas.

Taehyung abrió mucho los ojos.
En una pequeña parte, la cual separaba la clavícula con el cuello de Jimin, habían tres marcas de un color violáceo, las cuales estaban en fila como si hubiesen sido hechas por unos labios.

—-¿J-Jimin?

Éste volvió a reincorporarse, sin siquiera haberlo escuchado y sonriendo hacia él.
—-¿Verdad que es tan lindo?
YoonGi siempre ha sido así de especial conmigo.

—-A-ah sí, claro. —-carraspeó.
Y sin darle vueltas al asunto escupió—-.¿Qué es lo que tienes en tu cuello?

Jimin frunció el ceño, no comprendiendo.
Llevó una mano a su nunca y la deslizó por el entorno de ésta, al llegar a su clavícula sintió una leve punzada de ardor y de inmediato comprendió.

Taehyung jamás había notado tan ruborizado al menor; jamás desde que lo había conocido.
—-Yo... ehm... Bueno, tú sabes.

—-¿Sé qué, Jimin? -—Sus supersticiones podían ser ciertas; el hecho de que Jimin y YoonGi habían tenido relaciones sexuales, de conocer una afirmativa respuesta le daba miedo—-.¿YoonGi te hizo eso?

-—Sí. —-susurró el menor, fue tan bajito que el rubio apenas escuchó—-. Pero me gustan.

Taehyung no dijo nada más.
Solamente asintió y decidió ahorrarse un suspiro cargado de frustración.
Claro, era de esperarse; que en aquella semana por la noche ellos estaban en plena intimidad mientras que éste se la pasaba pensando en cómo sería si Jimin jamás hubiera conocido a YoonGi.

—-¿Tú y YoonGi tuvieron... r-relaciones?

Jimin asintió, tímido.
Y a pesar de su sonrojo logró decir.
—-Fue muy especial. En todos los aspectos.
Creo que jamás nos habíamos entregado tanto como en aquellas noches.

—-Que romántico. -—dijo en sarcasmo, oyéndose más pesado que amable—-.
Aunque hubiera preferido no saberlo.

El mar humor de Taehyung siguió así hasta el final del día, inclusive incrementó más cuando se dio cuenta que Jimin se estaba enviando mensajitos empalagosos con YoonGi.
Hasta tuvo que presenciar el fondo de pantalla en el celular del menor, que se trataba de las piernas cruzadas de Jimin siendo una tomada por la protectora mano de YoonGi.

Taehyung no lo toleró.

Cuando el final de clases llegó a su fin, ambos salieron del colegio y se dirigieron al auto de Taehyung y en éste se produjo un cambio repentino de humor.

Se posicionó frente a Jimin.
—-¿Te digo algo? Es bueno tenerte en Seul.

—-Sí, yo también me siento bien. —-sonrió el menor, sintiéndose mal porque él le había rogado a YoonGi nde que no regresaran y se quedaran juntos en Orlando, o en cualquier otro lugar-—. Ya extrañaba acá.
-mintió-.

El rubio removió sus pies, jugando con éstos en poner uno sobre el otro.
Y para extrañeza de Jimin, Taehyung se sonrojó.

-—Bueno, verás.... -—rascó la parte trasera de su nuca-—. Te extrañé durante el tiempo que no estuviste acá y yo... bueno... te compré algo.

El menor se sorprendió.
—-¿De verdad? ¡Oh, Taehyung que lindo!
No tenías que molestarte, yo...

—-¡Para! —-le interrumpió el rubio, sonriéndole-.—Es un detalle que quiero darte. ¿Me esperas un segundo? —-Jimin asiente-—.Pero cierra tus ojos, pequeño.

Jimin pasó sus manos hacia atrás, entrelazándolas. Cerró sus ojos al instante, sonriendo ciegamente.
Taehyung sintió el impulso de besarlo, en verdad que quería. Solamente de presenciar esos rosados labios a una corta distancia de él le provocaba el querer tomarlos con los suyos y morderlos ligeramente.

Pero se contuvo.
«No lo hagas.
Es novio de tu amigo y su novio también es tu amigo.»
Su conciencia estaba dispuesta a salvarle la vida, pues si seguía sus impulsos sabía que recibiría una tremenda paliza departe de YoonGi.

Taehyung retrocedió unos pasos, asegurándose de que en verdad el menor no estuviese viendo.
Se giró hasta su auto y de la parte trasera sacó el regalo del menor.

Esta vez tenía un buen ánimo; volvió a caminar hacia Jimin. Justamente como estaba hace unos segundos.

—-Puedes abrirlos. —-ordenó-.

Inmediatamente Jimin abrió los ojos.
Lo primero que vio fue una inmensa masa de color blanco, de tela extremadamente suave y de un aroma exquisito.
Un inmenso oso de peluche estaba frente a él, más perfecto de lo que él podía describir.

Su rostro cambió de inmediato, tornándose alegre y sus ojos almendrados brillaron.
Corrió hacia el peluche y lo tomó entre sus brazos, arrebatándoselo a Taehyung y apretándolo contra su cuerpo, aspirando un dulce aroma de vainilla que éste poseía.

Jimin pegó un chillido y a Taehyung se le agrandó más su sonrisa.
Cuando el menor despegó su rostro del oso de peluche, el rubio se dio cuenta que por pocos centímetros casi lograba alcanzar su altura.
Aquella escena gustaría de contemplarla siempre.

-—Taehyung, yo... en verdad no tengo palabras.
Esto es muy lindo de tu parte, gracias.
-—le sonrió, apretando más su agarre contra el peluche-—. Es un muy lindo detalle.

-—Sí, demasiado lindo para ser departe de un amigo. —-dijo sarcástico una tercera voz.

Una que sonaba tan pesada y brusca, siendo ocultada por una pésima actuación de tono amable. Jimin giró hacia su novio.

-—Yoonie. -—sus ojitos brillaron. Hizo un piquito con sus labios, para que YoonGi pudiera inclinarse y besarlos como siempre lo hacía.
Pero el beso no llegó-.

—-Es bueno volver a verte, amigo.
—-le sonrió Taehyung después de darle unas palmadas a la espalda de YoonGi, quién se había interpuesto entre el camino de él y su novio—-.
Los extrañaba a ambos.

—-¡Mira Yoonie lo que Taehyung me regaló!—-. interrumpió el menor, tratando de tener su atención y moviendo el peluche de un lado a otro, en el cual sus patas se mecían y apenas se lograban ver las piernas de Jimin-—.¿No es hermoso?

Sin embargo YoonGi no había perdido el contacto visual con el rubio, y éste último tragaba duro.
—-Sí cielo, es muy hermoso. —-pero Jimin parecía muy absorto con el oso como para lograr escucharlos. YoonGi habló con dureza hacia el otro-—. ¿Qué te estás insinuando?

—-Na-nada.

—-Ya habíamos hablado de esto.
Dijimos que nada de insinuaciones.
¿Acaso te cuesta comprender eso?

Y aunque YoonGi tenía razón, Taehyung se molestó. —-¿Qué acaso regalarle un peluche es malo? ¿Querías que te lo regalara a ti?

YoonGi queda en silencio y tampoco quiere decir algo más. Solamente asiente y levanta su mano hacia el rubio. Bien.

—-Bien.-— Taehyung la estrecha y ambos se dan un fuerte apretón—-. Me alegra que hayas regresado.

—-Sí, lástima que no opino lo mismo.
—-se dirigió hacia Jimin-—. ¿Nos vamos, cariño?

Extendió su mano hacia el menor, para que éste la tocase con su delicada mano y sus dedos se enredaran en los de cada uno.
Cuando él la tomó YoonGi casi suspira con tranquilidad, porque el tacto de Jimin coincidía hasta en como calmarlo.

—-¿A dónde vamos, Yoonie? -—preguntó Jimin ya cuando habían entrado al auto.
El menor no había querido soltar el peluche y ponerlo en los asientos de atrás.
Algo que hizo molestar a YoonGi pero no lo hizo notar.

-—Por algún lugar. -—le contestó cortante, de un humor de perros aunque sabía que el menor no tenía culpa de nada

Después de ello YoonGi siguió manejando y ambos quedaron en silencio.
Jimin no entendía porqué su novio estaba de mal humor, pero supuso que pudo haber tenido un mal día.

—-Yoonie... -—llamó Jimin después de un rato.

—-¿Mmmm

-—¿Te das cuenta que Felpita tendrá un novio ahora?

La pregunta rebotó en su cabeza, haciéndole quitar esa mala rabia en un segundo y provocándole sonreír ante su inocencia.
Felpita era un oso de peluche de color lila que YoonGi le había comprado hace unos meses, exactamente igual de grande como el que éste tenía ahora. El cual Jimin se encargó de decir que era mujer y que su nombre era Felpita.

Junto, mientras él semáforo marcaba en rojo, tomó la pierna derecha de Jimin, acariciando lo suave de su piel con su pulgar y viendo a su novio con ternura.

-—Felpita estará feliz, cariño.

-—Lo sé, se verán muy tiernos juntos.
Como tú y yo.

YoonGi para ese entonces ya estaba levantando el mentón del menor, acariciando su mejilla e inclinándose despacio hacia su novio; para capturar sus labios y unirlos, solamente haciendo presión con éstos.

Jimin soltó un suspiro en medio de éste, sintiendo las típicas maripositas que siempre amenazaban con salírsele del cuerpo.
Jimin tomó de su cuello, abriendo un poco sus labios para que YoonGi pudiera saborearlos y morderlos.

Los cláxones de los carros de atrás los hizo romper el beso, haciendo sonrojar a Jimin y soltar una risa descarada en el rostro del mayor. YoonGi se relamió sus labios, de gustando del sabor de dulce de coco que había dejado el brillo labial de Jimin en él.
Le gustaba aquella sensación.

Pisó el acelerador y continuó en su rumbo.

Shin XiYeon estaba mordisqueándose las uñas nerviosamente, ignorando el desastre que sus dientes causaban en el esmalte rojo que cargaba. Empezó a caminar en círculos frente al edificio de ladrillos, preguntándose si entrar o no, si debería insistir o dejarlo así.

En un segundo paró en seco, acomodó su apretada camiseta y se dispuso a entrar al edificio. Al principio estaba la recepción, pero todo estaba vacío, debido a que ya eran las nueve de la noche y se supone que ya habían cerrado.

Sin embargo; había alguien que siempre se quedaba practicando hasta el final de la noche.
Siempre. Bueno, la mayoría de las veces.
Min YoonGi debía de estar por ahí practicando boxeo.

Solamente quería ir a verlo, saber cómo se encontraba, y si lo lograba; insinuarle un poco.
Se encontraba del todo segura que YoonGi todavía la seguía queriendo y que solamente ponía un carácter de dureza para no hacer sentir mal a Jimin.

Que mal estaba.

Subió las escaleras hasta llegar al cuarto piso, en donde se encontraba el área de boxeo, en la que alguna vez en su vida había ido tantas veces. Cuando estuvo frente a la puerta bajó más su camiseta, haciendo notar más su busto en forma descarada.
De pronto sintió una ola de emoción, un impulso que la incitó a tomar el pomo de la puerta y abrir de ella.

YoonGi siempre se encontraba golpeando el saco de box. Usualmente lo hacía sin cubrirse los nudillos con las vendas y eso quizás era lo más caliente de todo, a no ser también por la camiseta sudada que siempre portaba y por los bufidos que daba con cada esfuerzo.

Ella estaba acostumbrada a eso, a pesar de que de igual manera siempre se quedaba sin aliento. Pero, esta vez no era como las anteriores.

-—Basta, Yoonie...—-se oyó una risita, proveniente de una voz tan aguda que claramente no era del mencionado.—- Pero solo un besito, ¿sí?

No se necesitaba de ser un genio para reconocer de quién se trataba; se escuchó una respuesta de otra voz, más grave y parecido a un murmullo, que al parecer fue tan provocativo que hizo soltar otra risita para el más pequeño. Claramente era YoonGi.

El pulso de XiYeon se aceleró con más fuerza y con lentos pasos se guió hacia los constantes murmullos. Cuando se acercó lo suficiente, casi pega un grito de sorpresa, pero prefiere cubrir su boca y ahorrárselo.

-—Pero si así te ves hermoso.—-coquetea el mayor-.

Esta noche YoonGi no estaba solo, sino acompañado de su novio.
Lo cual era raro porque a Jimin no le gustaba ver a YoonGi pelear; pero como esto no se trataba de una pelea, decidió acompañarlo.
Y al ver que en cada golpiza el cuerpo de YoonGi se tensaba y sudaba, Jimin no pudo resistirse y se acercó a él para tomarlo del cuello y besarlo sin importarle cuán sudado estaba.

Frente a XiYeon, de espaldas, se encontraba YoonGi; acorralando en el área del ring a su novio. Quién se encontraba sentado en éste y rodeaba sus piernas en la cadera de YoonGi, entrelazando sus brazos en su cuello.

Y quizás todo lo que tuviera que ir con su ego se fue al vacío cuando vio la manera en que estos dos se besaban, y que en medio del beso se decían cosas bonitas o soltaban una risa.
No parecían más que disfrutar su momento juntos y quizás XiYeon no pudo tolerarlo.

Mucho menos cuando la camiseta de YoonGi cayó al suelo.